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Fui directo a donde me indicó. Realmente las personas ciegas son las mejores para dar direcciones. En seguida encontré el bastón de repuesto, estaba doblado por completo y atado con la propia banda elástica del mango. Abrí una pequeña sombra cerca de mi mano y lo introduje ahí haciendo que desapareciera.
-Listo.- regresé nuevamente junto a Duncan.- Ahora estará a tu disposición siempre que lo necesites. Así como lo estaré yo.- mi tono cambió a uno un poco más serio.- Duncan... ¿qué piensas de que yo les ayude con el comité disciplinario...? Creo que podría ayudarlos con los incidentes que pasan aquí...
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- Son accidentes de calibre y posiblemente muy peligrosos... Algunos de ellos requieren un enfrentamiento directo con alumnos que son mucho más poderosos que nosotros mismos.- dije intentando que entendiera que si quería hacerlo, tendría que hacer muchas cosas que no son del todo éticas.- Pero si de verdad quieres ayudar, te lo agradeceríamos mucho, de hecho... Creo que tienes la capacidad de hacerlo.
Y en verdad lo creía, pero para entrar al comité, tendrá que hacer varias cosas primero.
- Antes de formar parte del comité de disciplina... Tendrás que conocer cada rincón de la academia, eso es fácil. Pero lo siguiente no... Porque cuando digo cada rincón, también me refiero a entrar en el ala C. Y tendrás que conocer a Travis cara a cara, no es agradable, pero es la mejor manera de saber a qué te enfrentas.
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De solo escuchar ese nombre nuevamente, mi piel se erizó por completo, y más aún al saber que tendría que encararlo. Bajé la mirada y tragué saliva. Era una gran responsabilidad la que estaba a punto de asumir, pero, al mirar a Duncan nuevamente, sentí que podría hacer eso y más. Él me daba un valor que no sabía que tenía.
-Entonces lo haré. No niego que le tengo algo de miedo... ¿a quién engaño? Bastante miedo... Travis se ve muy agresivo... pero quiero poder ayudarles a poder controlarlos a todos y que haya paz en la escuela.- suspiré al terminar de hablar, como si hubiera dejado salir de mí unas palabras demasiado pesadas y a la vez ingenuas.
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- Serías una insensata si no le tuvieras miedo, es mucho más que agresivo, pero tranquila... No dejaremos que te pase nada. Solo piensa que nosotros también tuvimos que estar allí y que ninguno de nosotros salió herido.- le dije intentando calmarla un poco.- Eso si, te recomiendo no mostrarle a él que le tienes miedo, ya que te huele.
Me levanté con calma y suavidad tendiéndole la mano. Pensé que sería mejor que supiera desde ya a qué debía enfrentarse en el caso de que decidiera hacerse parte del comité.
- Iremos a verlos ahora, no tienes nada que temer... Ya están todos en sus habitaciones, solo... Bueno, te recomendaría que no les vieras o pensaras en ellos como humanos... Pero no es posible, ya que es lo que son. Aún así, intenta no escandalizarte cuando veas el ala C.
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Me levanté también y tomé su mano, sin embargo, lo miré con preocupación y algo contrariada.
-¿Estás seguro de ir ahora? Es decir, no has tenido mucho tiempo de descansar y aún no te has recuperado por completo. ¿Crees que sea buena idea?
Aunque quisiera ir, no me importaba lo que pudiera pasar, lo sacaría de cualquier problema con mis sombras, pero no quería arriesgarme si era innecesario, aunque también consideraba que tener su compañía para encarar a Travis, me hacía sentir muchísimo más tranquila.
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- No te preocupes, ninguno de ellos podrá escapar por el momento, la mayoría de ellos estará más que sedado en estos instantes. Es posible que el que esté despierto sea Travis.- dije con tranquilidad.- Como es el más agresivo, es el que siempre usamos para la prueba, trata de aguantar más de un minuto... El récord está en 40 minutos, es de Alice... Y si logras que hable entras de lleno en el comité.
La llevé a través de los pasillos hasta llegar a una puerta que más podría parecer una caja fuerte.
- Bienvenida al ala C.- dije mientras pasaba la mano hasta un botón que leía nuestras huellas dactilares.- Las celdas son transparentes, pero son del material más fuerte del mundo, así que calma todo nervio que puedas tener.
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Mi garganta se cerró de solo acercarme a ese lugar. El ambiente tenía una tensión que me contrajo por completo. Solté un suspiro nervioso antes de dar unos pasos dentro de ese lugar, por supuesto, sin soltar la mano de Duncan.
-Están tan... prisioneros...- dije al mirarlos encerrados en esas jaulas de cristal.- Duncan, ¿por qué... no hay alguna forma... de que... puedan controlar su poder...?
Temía por el futuro de tantos jóvenes que allí se encontraban. Pero también, por las malas experiencias que había tenido saliéndome de control, no quería verme en una de esas cajas de cristal y siendo objeto de experimentos. Me dio miedo por eso, y por más que intentara calmarme, en ese momento era un manojo de nervios.
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- Claro que la hay... Simplemente no la quieren.- dije más calmado de lo que cualquiera estaría allí.- Estos son los estudiantes que han rechazado los inhibidores o las pastillas.
Tomándola más firmemente, pero con la misma suavidad, caminé hacia la primera celda.
- Ella es la única chica del grupo, tiene el poder de matar todo lo que toca... Tuvimos que pensar en un traje que pudiera repeler su poder... Cuando se escapa, soy yo quien trata con ella, también es la única de aquí con la que se puede razonar... A veces.
Fuimos pasando por las demás habitaciones... O celdas hasta llegar a la última, de máxima seguridad y en la que no se permite ni agua ni metal.
- Travis, segundo año y el más agresivo... Habilidades olfativas, rayos, inhibidor de dolor y fuerza extrema.- dije más serio.- Ciego tardío... Nadie ha escuchado de él nada que no sean gruñidos o gritos de dolor.
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Mi corazón se aceleró al ver al rubio tan nervioso y agitado. Estaba nerviosa, pero, como le había dicho a Alice, lo consideraba un ser humano y como tal lo trataría.
-Duncan... quiero entrar a la celda de Travis... sola.- aclaré ese final para que supiera de mis intenciones.- Por favor, confía en mí...
Solté su mano y me acerqué al cristal mirando fijamente a Travis. Apoyé mi mano en la pared, no sabía si él podría olerme, pero esperaba que ya se estuviera acostumbrando a mi esencia.
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