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-Debería aprender de ti. -levantó la mirada con expresión nostálgica.- Siempre me he preocupado por mi hermana y... aunque no llore por fuera, el dolor que siento dentro de mí es tan fuerte cada vez que la veo triste, que acabaría con el mundo solo por poder hacerla sonreír una vez más...- miró a Clara.- Eres una buena mentora, por lo menos das buenos consejos. Gracias, rubia.
-Sí, y un cajón de metal.- tomó la foto de las manos de Travis y fue en busca de uno de los cajones que tenía un casillero de medicamentos de la celda.
Lo vacío en el suelo y comenzó a moldear el metal con extremo cuidado. Este se fue doblando y tomando una forma cuadrada y sin profundidad, casi parecía una loza de metal. Luego fue tomando en el centro el relieve de la foto hasta quedar casi igual que la original, solo que un poco más grande para que fuera cómoda de ver al tacto. Al terminar, se levantó del suelo y puso la foto en la mano del muchacho.
-Travis... ¿Quieres ver la foto?- dijo con una voz ingenua y escondiendo detrás de su cuerpo la loza de metal como si fuera un obsequio.
-O-oh, vaya... no me ha dolido siquiera...- sonreí más animada.- Gracias, Dudú... ¡Oh! Recuerdo esto... tú... me curaste una vez... Travis me había lastimado cuando se alteró en el ala C. Y tú me curaste... justo como ahora... Yo... te recuerdo...
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- Mmm... Entonces ahí va otro... ¿Ves a tu hermana infeliz en este momento? No, ¿verdad? Entonces ¿a qué tantos celos y odio hacia Travis?- preguntó Clara bastante aguda.- Tu hermana no se va a olvidar de ti solo por pasar tiempo con él. Vamos, mírala, es totalmente feliz y está hermosamente tranquila.
- Claro que quiero... También quiero saber qué era todo ese ruido.- dijo el rubio sonriendo.- Vamos, ¿pretendes hacerme esperar mucho? Soy como un niño para las sorpresas, déjame saber... Por favor.
- De... De... ¿De verdad? - dije tartamudeando debido a lo imprevistas que habían sido sus palabras.- Tú... Me... Me... ¿Me recuerdas?
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-Mientras sea solo porque sea su mentor, está bien supongo...- dijo encogiéndose de hombros.- Oye, rubia... digo, Clara... ¿Cómo hago para que me den esos medicamentos que dices y controlar mi poder?
-Entonces... será mejor que busques un buen lugar para guardar esto...- respondió sonriendo y le dio la loza en sus manos para que pudiera tocar el relieve.- Es la primera vez que hago algo así, pero quedó idéntica.
-Escasamente... pero sí... recuerdo eso... tú me curaste antes... ¿verdad? Fuiste tú... como lo hiciste ahora...- lo miré con asombro.- ¿Qué más hemos hecho? ¿Qué más has hecho en mí?
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- Mañana iré contigo a la enfermería, te harán dos pruebas muy sencillas que te aseguro que no duelen en absoluto, y te harán las pastillas que solo puedes tomar tú... Cada uno de nosotros es diferente y sus pastillas son diferentes a las de los demás. El medicamento es gratis, así que no te preocupes por eso, y ya está... Después de eso y un día más, serás libre.- dijo Clara haciendo un gran gesto con sus manos como si fuera una niña pequeña.
Travis, al tocar la loza que ella le acababa de dar y darse cuenta de que era el mismo contorno que el de la foto, apenas pudo recuperar la entereza para no llorar allí mismo. Sólo pudo abrazar a Iris con suavidad.
- Gracias Iris, de verdad, no sabes cuánto te lo agradezco.- dijo sonriendo ampliamente aunque algunas lágrimas caían de sus ojos.
- En realidad, Belly... Normalmente eres tú quien cuida de mí... En mis malos momentos que quizás son muchos. Bueno... También intercedí por ti con Orión para que fueras la supervisora del ala C... Presenté la autorización la vez que saliste con Travis sin permiso... Algunas cosas sin importancia alguna.
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-Bien. Ya es de noche. ¿Mañana a primera hora pueden venir Travis y tú para llevarnos a hacer esas pastillas a los dos? Quiero que mi hermana también tenga sus medicinas listas para cuando salga, aunque tenga que ser bajo la supervisión de Travis...
Iris lo abrazó con cariño y, al sentir que estaba llorando, le dio unas palmaditas en la espalda.
-No llores, Trav, no es nada. Es un regalo para ti. No se compara con lo que has hecho por nosotros. Solo quiero que lo tengas y lo disfrutes siempre que quieras recordar el rostro de tu hermanita.
-Dudú... ¿en serio... has hecho eso por mí...?- dije conmovida apretando sus manos.- No importa si me das problemas, si no lo hicieras, la vida perdería su diversión. Así que no te sientas mal si tienes malos momentos.
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- Por supuesto, hablaré con él cuando nos vayamos. Mañana será todo rápido y dentro de muy poco tú y ella seréis libres, te lo aseguro. Eso sí, Iris no es la única que estará bajo supervisión, tú estarás bajo la mía. Por muy fuerte que seas, recuerda que tengo más experiencia que tú en combate.- dijo Clara sonriendo como si no lo hubiera amenazado.
- No digas eso, esto que acabas de hacer es el mejor regalo que nadie me ha hecho jamás.- dijo el rubio sonriendo a pesar de que sus ojos aún tenían restos de lágrimas.- Eres la mejor... Lo digo muy en serio.
- Bueno... Mis malos momentos no son como los de la mayoría.- dije sonriendo.- Aunque hace tiempo que no paso por uno gracias a que siempre estás ahí para mí... Por eso siempre intento estar ahí cuando me necesitas.
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-No soy capaz de golpear a una chica.- dijo haciendo una mueca con los labios.- Quien haga eso, es poco hombre o necesita una muy buena razón. Y si no la tiene, se las vería conmigo.- dijo tronando sus dedos.
-Oh, vamos, Trav.- sonrió y le secó las lágrimas con delicadeza.- No llores. Es un regalo. Pero estoy segura que tú me darás cosas que valen mucho también. Me diste la oportunidad de vivir.
-La verdad, aunque pases por una de tus peores crisis, solo quiero que sepas que puedes contar conmigo... Estaré aquí para ti siempre... - lo abracé por el cuello.- Cuenta siempre conmigo.
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