✬ 17 ✬
— Grita si necesitas apoyo —comentó Henry, ganándose una mirada de desagrado por parte de James.
Todos siguieron con la mirada a Torunn Thorsdottir mientras bajaba por el desnivel en dirección al lago donde Rosalie Lokisdottir estaba.
Walter no se sentía del todo cómodo estando allí, sobre todo porque sentía que él y su hermana Altaír estaban sobrando, pues verdaderamente no eran amigos de la rubia, ni de ninguno de ellos, y aunque Altaír estuviera feliz por ayudar a Francis, él no quería estar allí, no mientras viera la preocupación de James sobre la hija de Thor.
— ¿Crees que sea buena idea dejarla ir sola? —le preguntó el pelirrojo a Francis, quien estaba armando su arco.
— Puedo dispararle desde aquí. —Estiró la cuerda para reforzar su punto, y se encogió de hombros—. Además, Ricitos sabe defenderse.
— Les recuerdo que no tiene su espada —comentó Azari, cruzado de brazos. Henry rio.
— Sabemos que oculta una daga asgardiana en su bota, puede defenderse bien con eso.
Aun así, James frunció el ceño, todavía preocupado por lo que pudiera pasar con Torunn y Rosalie, y a Walter eso le dio el último golpe que necesitaba.
Realmente está enamorado de ella.
Antes de que pudiera alejarse de la deprimente situación, alguien le tocó el hombro para llamar su atención y al volverse vio a la hija del Hechicero Supremo sonriéndole. Walter podía estar triste por su flechazo imposible, pero no sería descortés, así que le devolvió la sonrisa de inmediato.
— Oye, no nos hemos presentado correctamente. —La chica le extendió la mano y la aceptó gustoso—. Soy Samantha Strange.
— Walter Maximoff. Mi hermana es Altaír.
— Es todo un gusto. —Observándola de cerca, tenía cierto aire encantador, un poco espeluznante, pero no por eso menos hermoso—. Quizás cuando todo esto termine, puedas enseñarme alguno de tus poderes, seguro eres muy hábil.
Antes de que él pudiera comprender el doble sentido en las palabras de la joven hechicera, Altaír soltó una estridente carcajada y se dirigió hacia la pelinegra.
— Ni te esfuerces, Samantha. Mi hermano batea para el otro lado.
— ¡Altaír! —gritó Walter, mientras el color se le subía a las mejillas.
— ¿Qué?
— Voy a matarte.
Extendió las manos antes de lanzarse sobre la menor de los Maximoff, pero ella fue más rápida y se escabulló para ocultarse detrás de Francis. En otra ocasión hubiera usado sus poderes para hacerla salir, pero se acobardo viendo que las miradas de los demás estaban sobre él, con esa expresión de sorpresa que lo incomodaba, incluso el hijo del Capitán América y la Viuda Negra.
— No me molestaría si fueras bisexual ¿Sabes? —Los demás desviaron la vista por un segundo hacia Samantha, quien se encogió—. ¿Qué? No estoy en contra, sólo quería asegurarme.
Los demás negaron, y Altaír le confirmo que no tenía esperanzas, cosa que hizo enojar al mayor, pero como aún era el centro de las miradas, se dirigió hacia la joven Strange.
— ¿Puedes abrir un portal al fondo del océano? Quiero ahogarme —Samantha hizo un mueca, aunque a Walter no le importaba pues ya se había vuelto en dirección a Altaír— y te llevare conmigo.
Su hermanita sonrió, encogiéndose detrás del peliblanco.
Los demás aún lo miraban, y él estaba a punto de salir corriendo, o volando, en ese momento no le importaría usar sus poderes para escapar, pero para su sorpresa Harold le dio unas palmadas en el hombro, como consuelo.
— Vamos, hombre, no es para tanto —le dijo el joven Stark, dejando a todos impactados—. Te gustan los chicos, nada fuera de lo normal.
— ¿No les incomoda? —inquirió Walter, aún incómodo.
— Para nada.
La sonrisa de Henry y la afirmación de Azari, le quitaron un peso de encima. Samantha y Harold ya habían dejado claro su punto y Francis rio levemente, encogiendo los hombros.
— Yo lo sabía desde hace mucho. —Cuando Walter atravesó a Altaír con la mirada, ella aseguro que no le había contado a nadie, hasta ahora—. Eres pésimo para ocultar cosas.
Walter medio sonrió, ese secreto era sólo sabido por la familia, y ya había soportado muchas burlas de su hermano gemelo por eso, así que había preferido no comentarlo nunca más. Sin embargo, le agradaba el hecho de que parecían aceptarlo, aunque la verdadera opinión que le importaba no había dicho nada, es más ya ni atención estaba prestando, y Francis tuvo que golpear a James en las costillas para que volviera su atención al grupo.
— Eh… No, todo está bien.
Le dedicó una leve sonrisa, y volvió a mirar al lago, o más específicamente a Torunn.
Walter pensó que al menos sabía que no le molestaba, pero que no había ninguna posibilidad con él, no mientras estuviera enamorado de otra persona. Se conformaba con ser simplemente su amigo, o eso pensaba al menos.
— Quizás debamos bajar ¿No? —inquirió James, con el ceño levemente fruncido.
Los demás se volvieron a mirar al lago, Torunn y Rosalie estaban sentadas en el suelo, simplemente hablando, y se veían casi como si fueran amigas.
Walter estaba bastante confundido, quizás como todos, la urgencia con la que Torunn había buscado a la hija de Loki parecía ser verdadera, pero ahora hasta parecían verdaderamente primas.
— No creo que esa tal Rosalie sea malvada —comentó Altaír, y Samantha le dio la razón.
— Si no es ella —comentó Azari, medio para sí mismo. Miró a la joven Maximoff con el ceño levemente fruncido—, entonces… ¿Quién provocaba esas cosas que viste en tu visión?
Aunque Samantha y Harold no estaban enterados de la visión fruncieron el ceño, con visible preocupación. Por otro lado, mientras Henry, Azari y Altaír pensaban en la visión, Walter y Francis estaban medio fastidiados puesto que ambos habían sufrido las consecuencias de las visiones incompletas de Altaír y no eran muy buenas.
Ajeno a todo, James chasqueó la lengua, llamando la atención de todos. Se le notaba lo inquieto.
— No me importa lo que digan, voy a ba…
Sin previo aviso una sombra negruzca arrojó a James, varios metros más abajo mientras el grito de él rompía el silencio de Central Park. Walter no vio dónde cayó, puesto que la sombra se volvió hacia ellos y fue su hermana quién lo frenó con sus poderes.
La criatura era negruzca hecha de sombras, con ojos rojos y una dentadura filosa. Altaír lo arrojó lejos, mientras el miedo se apoderaba de Walter, pero en menos de dos segundos más de aquellos demonios aparecieron rodeándolos.
— ¡Nos atacan! —gritó Henry, quizás para advertir a Torunn, aunque le pareció innecesario.
El joven Lang se encogió, al parecer llevaba el traje debajo de la ropa normal y sus pequeños piquetes apenas molestaban a las criaturas, pero de inmediato Francis con su arco convertido ya en bastón o Azari con sus garras de vibranium los hacían esfumarse en la oscuridad.
Por otra parte, Samantha y Altaír parecían moverse como si hubieran entrenado juntas toda su vida, utilizando armas mágicas y energía rojiza para repeler a las criaturas.
Walter salió de su aturdimiento, por mucho miedo que sintiera ante aquellas cosas sombrías, no podía quedarse sin hacer nada. Así que ayudó a cubrir los puntos ciegos de Harold, quien sólo se defendía con un guante similar a la armadura de su padre y el rayo repulsor de este no parecía ser suficiente, no entendía porque no tenía un traje completo, pero realmente en ese momento lo que le interesaba era no quedar entre los dientes de esos demonios de sombras.
Parecían llegar de la mismísima nada, pero en cuanto se deshacían de uno, otros dos llegaban para suplantarlos, sin importar lo mucho que se esforzaran llegaban más y más, todos dispuestos a acercarse peligrosamente con sus colmillos y garras negruzcas.
Sin siquiera tener la necesidad de hablar, Altaír, Samantha y Walter acumularon suficiente energía mágica para provocar una mini explosión, suficiente como para alejar y esfumar a la mayoría de las criaturas. Las restantes, fueron esfumadas por los zarpazos de Azari y el pulso de energía del guante de Harold, y de la nada dejaron de aparecer, pero no por ello la calma había vuelto al lugar.
Walter sentía como si el aire estuviera cargado de terror, una sensación pesada, como si estuviera a punto de ocurrir un desastre masivo. Intentó no estremecerse mientras los demás intentaban recuperar el aliento después del repentino ataque, no obstante fueron demasiado confiados y tres criaturas se lanzaron sobre ellos, pero fueron derribados antes de que llegaran a herirlos, todo gracias a dos dagas, una de energía verdosa que desapareció al impactar contra las sombras y otra con grabados extraños, además de un pulso de energía electrostática, todos viniendo de una misma dirección.
Walter no sabía si sonreía porque Torunn, Rosalie y James los habían salvado en último minuto, o por ver al pelirrojo sin ninguna herida, ya que de verdad se había preocupado por él cuándo lo lanzaron con tanta fuerza.
— ¿Están todos bien? —inquirió James, con el mismo ceño fruncido de antes.
Walter estaba a punto de asentir, Samantha, Harold y su hermanita estaban sin un rasguño, pero Henry y Azari ayudaban a mantener de pie a Francis, que tenía un zarpazo profundo en el hombro y una herida horrible en la pierna.
Era el único que había resultado herido y la sangre se esparcía por el suelo. James corrió para ayudar al peliblanco mientras Torunn y Altaír ahogaron una exclamación de horror, sin embargo Rosalie se adelantó.
— Permíteme.
El joven Barton la miró con desconfianza, pese al dolor, pero Torunn le hizo un ademán para que estuviera tranquilo.
La asgardiana acumuló energía verdosa en su mano y con un rápido movimiento la arrojó en dirección al peliblanco, quien se echó para atrás de inmediato, aunque Azari y James le ayudaron a no terminar cayendo.
La energía que había lanzado se esfumó, quizás adsorbida por el cuerpo y en menos de un segundo las heridas y la propia sangre desaparecían con lentitud, hasta dejar la piel y la ropa como si no hubiera pasado nada.
Walter fue el primero en silbar en señal de admiración, y Samantha le acompañó junto a Altaír, los tres estaban impresionados y Francis aún no se lo creí, incluso ya podía sostenerse sin ayuda de sus dos amigos.
— ¡Fue increíble! —saltaron tanto Harold como Henry, y Rosalie sonrió de forma orgullosa.
— Es un hechizo muy simple.
— ¿Qué son estas cosas? —llamó la atención el más joven del grupo, mirando con el ceño fruncido a una de las únicas tres criaturas que no habían desaparecido.
Torunn le pidió a Henry que se apartara, mientras ella se agachaba para sacar la daga, que Walter suponía era asgardiana, del cuerpo negruzco de la criatura. En cuanto el arma estuvo fuera el cuerpo volvió a hacerse sombras y desapareció, como si fuera un interruptor los otros dos también se desvanecieron sin dejar rastro.
Los cinco que poseían el poder de la magia fruncieron el ceño, eso les confirmaba todo, incluso la razón por la cual se sentía el aire tan pesado y Walter estaba realmente preocupado.
— Demonios de pesadillas —comentó la hija de Loki, repentinamente seria.
Harold exclamó algo sarcástico y Henry rodó los ojos, poniéndose de acuerdo para hablar al unísono.
— Eso no nos lo tienes que recalcar.
— Son literalmente pesadillas —aseguró Altaír, al momento en que Torunn guardaba la daga en su zapato—. Nightmare tuvo que estar detrás de esto.
Walter se estremeció, odiaba a ese ser con toda su alma, aunque no lo hubiera visto en persona, pero le aterraba profundamente lo que esa cosa fuera capaz de hacer.
Samantha soltó una exclamación de improvisto y retrocedió como si le hubieran dado un golpe. Se veía horrorizada.
— Necesito ir al Santuario —exclamó la hija de Stephen, pero antes de poder caminar Torunn la detuvo tomándola del brazo.
— ¿Por qué? Debemos volver a la Academia. Nightmare será el responsable de la visión de Altaír.
— Suéltame.
La rubia no lo hizo y la pelinegra entrecerró los ojos. Se mantuvieron la mirada mutuamente, y era más que evidente como las chispas saltaban entre ambas. Walter podía tocar la tensión en el aire, y sabía que era por la magia oscura restante. La joven hechicera movió una mano justo en el momento en que Harold decidió interrumpir, para evitar que se atacaran.
— Quietos todos. —Ambas chicas le miraron con cierto odio—; El padre de Samantha estaba en el Santuario.
Torunn la soltó de inmediato, con una mueca.
— Pero el Hechicero Supremo es el encargado de mantener a las amenazas como Nightmare a raya —comentó Altaír, jugando con sus manos nerviosamente—. Eso significa que…
Samantha se mordió el labio inferior con una expresión realmente desconsolada, y Harold le tomó el brazo de la forma más dulce para apoyarla, algo que quizás nadie podía creer que fuera capaz de hacer. Walter no la conocía, pero no le pareció ser alguien quien se echara a llorar por todo, y sin pensarlo mucho, ni viendo primero si su hermana estaba de acuerdo, el mayor de los Maximoff se adelantó.
— Déjanos ir contigo.
Altaír tomó el brazo de su hermano para mostrar que estaban juntos en eso, y las dos asgardianas se adelantaron también, después de compartir una mirada, asegurando que harían lo que estuviera en sus manos para ayudarla.
— Nosotros vamos también —se adelantó Azari, hablando por James, Francis y Henry, que se habían quedado bastante apartados de la situación—. Pero que alguien me diga quién rayos es Nightmare.
Harold se encogió de hombros, y Walter quiso golpearse la frente. Ninguno de ellos tenía ni la menor idea de a lo que estaban a punto de enfrentar y aun así se lanzaban al peligro ciegamente. ¿Héroes o tontos? Era difícil medir la diferencia.
— Después —saltó Rosalie, haciendo un ademán para que Samantha se apresurara.
Una fuerte corriente de aire helado los recorrió, y el miedo en el interior de Walter no hacía más que aumentar cuando Samantha abrió el portal hacia un vestíbulo con una escalera ascendente de madera.
Atravesaron el portar después de la joven hechicera y todos se quedaron bastante sorprendidos.
El lugar era completamente un caos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro