UN VIAJE DE TELEFONÍA
En un paseo casi en el medio del desierto, el auto donde se estaba viajando se detiene abruptamente.
Juan:¿Por qué nos detuvimos?
Sara: ¿No que habías recargado por lo menos hasta la próxima semana?
Juan: Exacto, el teléfono
Sara: ¿Cómo que el teléfono?, ¿Y la gasolina?
Juan: Pensé que podía alcanzar hasta llegar. Además había una promoción, decía que si regargaba en ese momento me multiplicarian el paquete para unos días más. Así que hay que aprovechar las promociones que me ofrecen
La histeria de la joven era evidente, después de todo, se encontraban en medio de la nada por una promoción se teléfono.
Sara: ¿Que haremos? —gritó la joven.
Juan: Lo obvio, esperar a que alguien venga por nosotros.
Sara: ¿Eres consciente de que estamos en medio de la nada?
Juan: Si, claro. Pero tampoco quiero caminar así que yo esperaré, aquí —. Se sentó en el suelo—. Los años no llegan solos mi querida Sara —espetó con ironía.
Sara: Hijo de tu... Tienes 20 estúpidos años y hablas como si hubieras tenido cuatro divorcios, tres demandas por alimentos y 5 pensiones esperando por ser reclamadas
Juan: Para mí 20 años son una eternidad. Sabes que llévame a un asilo —exclamó con un tono de mártir.
Sara: Cállate anciano estúpido —. Le dio una patada en uno de sus muslos.
Juan: No golpees ancianos, te puedo demandar por golpear a los hombres de tercera edad —se echó en el piso y fingió sollozar.
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