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Capitulo 4

Continuando nuestro avance usamos un pedazo de la armadura de Borrg para cubrirnos de los dardos, para muestra suerte las arañas robóticas ya habían sido completamente aniquiladas y ya solo faltaban los tiburones eléctricos.

Fue en ese momento cuando algo nos envolvió, era una mano negra como una sombra.

—Hombres pequeños, ¿Porqué se meten en mi camino?

Quien dijo eso fue un hombre envuelto en una armadura negra robótica marca Black Hat que volaba en el cielo cubierto de libros y símbolos arcanos.

—¿Quién eres tú? —gruñí.

—Destiny, el mago del caos primordial... —susurró Spyci.

—Así es, ese soy yo.

—Que nombre tan cringe. —Me quejé.

—Mira quien lo dice. —respondió.

—¡En primer lugar ni siquiera conoces mi nombre!

—Oh si lo conozco, Damiel Reekan, los astros me han hablado de ti.

—¡Tú! ¡¿Cómo?!

—Es un tabú entre los villanos hablar de sus identidades, pero así te mostraré que meterse conmigo no es ningún juego, yo- —Destiny se calló y de inmediato formó un escudo negro, sin embargo un ataque convirtió su escudo en blanco antes de hacerlo desaparecer—, ¿¡Argh?!

Destiny volteó su mirada en dirección al lugar del que provenía el ataque, ahí se encontró con una mujer envuelta en símbolos arcanos.

—¡¿Bruja del vacío?!

En respuesta un relámpago blanco le fue disparado a Destiny quien hábilmente lo esquivó, el relámpago golpeó uno de los soportes de una de las lámparas de techo, ésta se puso de color blanco y desapareció.

La lámpara se precipitó a la cabeza de Destiny sin embargo él lo previno y creó una mano negra que tomó la lámpara y se la arrojó a la bruja.

En respuesta ella disparo un rayo hacia la lámpara haciéndola perder su color y desaparecer antes de golpearlo.

La bruja comenzó a disparar rayos hacia Destiny pero éste bloqueó todos con sus escudos.

—No te dejaré eliminar mi narrativa, bruja. —gritó Destiny mientras que comenzaba a lanzar rayos negros que golpeaban con los rayos blancos y ambos se neutralizaban mutuamente.

Entonces la mano gigante nos arrojó lejos de esa batalla.

Rodé por el suelo junto a Spicy.

—Mierda, ¿Estás bien? —preguntó.

—¡Hmm! ¡Hmm! —grité pidiendo ayuda desde la boca de un tiburón eléctrico.

—¡Mierda, Damiel!

—¡No me llames por mi nombre! —grité aunque seguramente solo se escuchó "Hmm!, Hmm!"

Sin tener mi lanza en mis manos golpeé al tiburón que soltó una descarga eléctrica, todo mi cuerpo se sacudió.

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Spicy comenzó a disparar su sangre picante hacia el tiburón pero era inútil, éste ni se inmutaba, al ser un robot no sentía dolor.

Sin embargo no podía dejarlo así, tenía una misión que cumplir y más importante aún consideraba a Damiel como un compañero, como un amigo.

Lanzó tanta de su sangre que llenó por completo al tiburón, pero era inútil, solo logró sentirse fatigado.

—Pensé que al menos lo volvería más resbaloso. —gruñió.

Cuando estaba por atacar al tiburón otro tiburón se lanzó contra ella, tomandolo por abajo dobló su cintura y lo golpeó en el suelo en una llave de artista marcial.

Se alejó rápidamente y el tiburón entonces se desenterró, la vió y rugió.

¡Scrash!

Fue entonces que el tiburón fue aplastado, el responsable fue... Un carrito de payaso.

Cuando la puerta se abrió desde el pequeño carrito comenzaron a salir una docena de payasos, de todas las estaturas y colores.

—Vaya, vaya, ¿A quien tenemos aquí? —preguntó el líder, el payaso vestido como presentador de circo.

—Ronald... —susurró Spicy.

Ella intentó retroceder pero uno de los payasos, de más de tres metros de alto y muy delgado estiró su brazo para tomarla.

—No, no, no, no te puedes ir así como así, tenemos cosas pendientes. Tu heroica madre nos ha traído muchos problemas, ahora le haremos ver lo que enemistarse con "El circo" (The circus).

—¡Sueltenme! ¡Sueltenme chistes andantes con caras pintadas!

—Nononono, así no es como se actúa el papel de víctima, parece que debemos darte clases. Penny.

El payaso más mórbido, Penny, con un traje lleno de brillantes puntos coloridos dio un paso adelante y alzó un gigantesco cuchillo de carnicero con el filo de un cerrucho.

Con una risa grasienta dejó caer el cuchillo. Todos los payasos que hasta el momento estaban aclamando comenzaron a gemir de dolor cuando todo su rostro fue machado de rojo.

—¿¡Ahg?! ¿¡Pero que mierda?!

—¡Duele!

—¡Pica, picaaaaaa!

—¡¿Acaso ésto es jalapeño?!

Penny de inmediato abrió sus ojos aunque eso era extremadamente dolorosos, él había blandido su cuchillo infimita cantidad de veces, él conocía de pies a cabeza su arma y el sentimiento de usarla, y eso, eso que sintió no fue el sentimiento de cortar carne.

Penny observó a Spicy quien había detenido su cuchillo con su antebrazo, a diferencia de lo que debería haber pasado normalmente su brazo no fue cortado, eso fue por los cañones de sangre en sus antebrazos, y no cualquier parte del cañón, Penny había cortado justo el tanque provocando una explosión que derramó todo el líquido carmesí sobre sus compañeros que ahora agonizaban de dolor.

Spicy aprovechó para soltarse del agarre del payaso largo.

—¡Ésto es por lo que me hicieron de niña! —gritó mientras tomaba el brazo del payaso largo, dobló su cintura y lo estampó en el suelo con una llave de artista marcial.

—¡Muere, mocosa!

Penny intentó atacarla de inmediato pero Spicy usó los cañones en su otro brazo para dar dos disparos directos, uno en los ojos del payaso gordo y otro en sus piernas.

El payaso gritó de dolor antes de resbalarse y caer.

Fue en ese momento cuando el presentador payaso Ronald pudo aguantar el dolor y abrir sus ojos.

—¡A ella! —ordenó.

Todos sus payasos saltaron sobre Spicy. Ella observó el tanque medio vacío en su antebrazo.

—Bien, parece que aún me queda para todos ustedes.

Ella saltó, soltando disparos a los ojos y pies de los payasos, el primero fue el payaso fornido Bobble quién quiso golpearla con unas pesas de ejercicio que fueron convertidas en nudilleras, sin embargo después de perder el equilibrio Spicy esquivó su golpe y saltando sobre su pequeña cabeza lo tiró al suelo. Los siguientes fueron los gemelos acrobáticos Zo y Bo, quienes tirados por el payaso malabarista atacaron a Spicy desde el aire empuñando dos dagas cada uno.

Aun en el aire ella agarró a uno de los payasos y lo usó para golpear al otro, luego, en un movimiento rápido los pateó hacia el payaso malabarista a la vez que daba una voltereta hacia atrás.

Los tres payasos chocaron y cayeron al suelo, sin embargo lamentablemente para Spicy, El Circo aún tenía mucho que mostrar.

Spicy sintió algo de frío en su pierna, pero lo ignoró.

—¿Qué tal si comenzamos la segunda función —preguntó el presentador payaso esbozando una gran sonrisa—? ¡Ve a por ella Lulú!

Un león con el rostro maquillado y con un vestuario de payaso rugió y saltó contra Spicy.

Ella esquivó sus poderosas mandíbulas y soltó un disparo en su rostro, aunque le dio de lleno el león aguantó el ardor y lanzó un zarpazo.

Spicy no esperaba eso, tuvo que protegerse sacrificando sus cañones en buen estado en el proceso.

El león arrancó los cañones y después se abalanzó sobre Spicy que perdió su método de defensa. Ella retrocedió, pero fue lenta su pierna la había traicionado en el peor momento, eso por culpa de una cortada que Zo y Bo le habían hecho cuando ella los pateó. Las dagas de los gemelos tenían un veneno paralizante que estaba comenzando a afectarle.

—No, no es solo el veneno. —Con su cabeza sintiéndose mareada ella observó a la persona detrás de los payasos, un hombre vestido como un bufón medieval con cascabeles por todo su cuerpo y que tocaba una flauta.

—¡Vamos, Lulú, acaba con ella!

Viendo su final Spicy comenzó a recordar, muchos ven su vida en flashbacks, sin embargo ella recordó un único momento.

De pequeña ella quería ir junto a sus amigos a un circo que recientemente se había puesto a las afueras de la ciudad. Sin embargo su madre se lo prohibió.

En un momento de rebeldía infantil ella escapó mientras su madre no estaba y junto a sus amigos fue al circo.

Al llegar vio que muchos niños se estaban reuniendo ahí, no había ni un solo adulto.

Aunque al principio disfrutaron con los espectáculos de los payasos y los caramelos gratis en algún momento el cansancio se apoderó de ellos y uno a uno se quedaron dormidos. Spicy no fue la excepción.

Lo siguiente que recuerda es que despertó en una jaula para animales junto a un montón de niños.

Unos payasos escalofriantes estaban cuidando las jaulas. Los sollozos de los niños eran bajos, casi inentendibles.

Cuando un niño comenzó a llorar más alto los payasos usaron sus porras para electrificar la jaula. Los niños circundantes también sufrieron.

Spicy lloró y gimió de dolor, pero se contuvo.

—¿Mamá? ¿Dónde estás mamá?  —se lamentó entre llantos.

Entonces el recuerdo terminó. Spicy pudo oler el apestoso aliento del león, cuando pensó que sus mandíbulas se cerrarían sobre ella algo la empujó.

Quién se interpuso fue Aqueronte, el león arrancó su cabeza.

_________________________________________

Me sacudí intentando safarme mientras el tiburón seguía apretando sus mandíbulas. Lo único que me protegía era el brazo armadura que obtuve de ese villano sin nombre, con la cual mantenía la mandíbula medio abierta.

El choque eléctrico del tiburón me sacudió lo suficiente como para comenzar a convulsionar, pero mi cuerpo se mantuvo firme, mi factor curativo no me dejaría morir tan fácil.

Después de mucha lucha finalmente logré sacarmelo de encima, lo mande lo más lejos posible de una patada. Agarré mi lanza del suelo y la volví a su estado compacto, lo que me permitió meterla en mi bolsillo.

Entonces lo vi, a pocos metros de mi un extraño león payaso estaba atacados a Spicy. Ella, a diferencia de mi, no tenía un factor curativo, si moría, moría.

Gracias a la pelea que antes tuvimos había demostrado su utilidad, por eso no podía dejarla ahí, además, que ella me había ayudado y de cierta forma tenía que pagarle el favor.

Lanzándome al frente con un plan en la cabeza empujé a Spicy en el momento justo para que no fuera devorado, en su defecto fue mi cabeza la que fue arrancada por el león, pero no dejaría que las cosas terminaran ahí.

Presionando mi cuerpo al límite, sintiendo un dolor inimaginable similar a romperte todos los huesos al mismo tiempo al punto que sentí que caería inconsciente del dolor, me forcé, forcé mi cuerpo para que al momento en que el león arrancara mi cabeza esta se volviera a unir a mi cuerpo, y así pasó, mi cabeza volvió a mi cuerpo.

Entonces, agarré la lanza de mi bolsillo, colocándola boca arriba dentro de la boca del león y presionando el botón que la abría.

La lanza se abrió atravesando el cráneo del felino, la punta manchada en sangre salió por encima de su cabeza y la parte inferior decorada con una punta de pequeño tamaño también emergió atravesando su mandíbula.

El cuerpo del león se desplomó sobre mí, fue pesado, pero en la caída logre moverlo de lado para que no me aplastara.

Saqué la lanza y me puse de pie mirando a los payasos. Spicy de inmediato se puso de pie, aunque con una expresión dolorosa y se colocó a mi lado.

—¿Quién sigue? —pregunté.

Pocos eran los payasos que seguían en pie, por lo que deberían rendirse.

Fluuuuu, rururu~.

Un sonido agudo pareció llenar mis sentidos, incluso mi sentido del gusto se deleitó por esa melodía que se sentía, de cierta forma, dulce.

Spicy colapsó de nuevo y yo apenas pude ponerme de pie apoyándome en mi lanza.

El que parecía ser el líder, un payaso presentador nos vio con la sonrisa de una fiera frente a su presa.

Tragué saliva.

—¡A por ell-...!

En el momento en que la batalla estaba por comenzar algo golpeó el suelo entre nosotros, un rayo blanco que creó una mancha la cual comenzó a destruir el suelo y extenderse.

Sabía quien era poseedor de tal poder.

Observé hacia atrás. La así llamada Bruja y Destiny seguían luchando, parecía que ella había comenzado a atacar más descontroladamente disparando en todas direcciones. Ahora numerosas manchas blancas se estaban extendiendo destruyendo el suelo, el techo y más, todo aquel villano que pudiera comenzó a volar, pero los que no podían, eran lentos o simplemente tenían mala suerte, comenzaron a caer al abismo sin fondo debajo de nosotros, a una oscuridad eterna que parecía una boca llena de dientes que ansiosamente esperaba para devorarnos.

Sin embargo aún así al payaso presentador parecía querer continuar la pelea, estaba por dar la orden cuando una mano fue colocada sobre su hombro.

Un flautista, vestido como un bufón susurró algo al oído del payaso presentador.

—Tch, se salvan por ésta vez, ¡Vámonos!

Recogiendo a sus compañeros caídos todos los payasos entraron al pequeño carrito de no más de un metro de alto y se alejaron lo más rápido posible.

Ella habían roto la regla #42, no dejes de atacar hasta que el corazón de tu enemigo deje de latir, y, ese error les costaría en nuestra próxima pelea.

Tomé a Spicy y alejándome más de la mancha el efecto de aquella flauta parecía persistir. Ambos estábamos hechos añicos y en nuestro peor momento, por lo que andábamos a paso cojo. Para nuestra suerte estábamos en línea recta a pocos pasos de la meta.

Tropezamos cada pocos pasos, mis músculos gruñían de dolor y todo mi cuerpo me pedía rendirme, sin embargo no lo haría.

Regla #22. Un villano nunca se rinde.

Seguí avanzando, el suelo atrás y a nuestro alrededor se caía, pero avanzamos y finalmente cruzamos la línea meta, el otro lado de la meta parecía en buen estado por lo que que apenas cruzamos y mi cuerpo cayó al suelo llevándome a Spicy conmigo.

—Muy bien hecho ustedes dos, son los últimos en llegar. —comentó el Dr.Flug.

Escuché una mezcla de decenas de gritos detrás mío, pero no tuve la fuerza de voltear. Supuse que lo peor había ocurrido.

—Pero déjenme decirles a todos que la prueba no ha terminado aquí. Aunque pasaron la prueba física aún falta la prueba de campo y claro la prueba escrita, pero esa es para los que tomaran las clases extras de ciencia malvada.

—Cierra la boca cabeza de bolsa —se quejó la hija de la casa Hairley aún en su silla con su bebida en mano—. Solo dinos ya cual es la prueba.

—Esquincla engreída, no te digo nada nomas porque tu estas por herencia y no por recomendación—se quejó el dr.Flug—. Su prueba de campo será sencilla, atacaran, la escuela de héroes.

Esas palabras fueron impactantes, me puse de pie y quise acercarme para escuchar detenidamente la información de la prueba, sin embargo por estar distraído accidentalmente pise una trampa, la baldosa bajo mis pies se hundió y una sombra me cubrió.

Lo último que recuerdo ver es una roca gigante que caía del techo.

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