
Capitulo doce: negocios peligrosos
Jeongin se acomodó en el sofá, observando el vaivén de la multitud cuando un chico de aspecto rudo se acercó a ellos. Con un movimiento brusco, sacó un arma y la colocó sobre la mesa, su sonrisa era tanto amenazante como confiada.
—Es hora de hacer unos negocios —soltó el sujeto, su mirada fija en Hyunjin.
Hyunjin sonrió de lado, como si ya supiera lo que venía.
—Necesito información sobre Seo —dijo Hyunjin, su tono casual contrastando con la tensión que se cernía en el aire.
El chico arqueó una ceja, y su sonrisa se desvaneció.
—Quiero su cabeza —respondió, señalando a Hyunjin con un gesto despectivo.
Jeongin alzó una ceja, sorprendido por la audacia del sujeto. La atmósfera se volvió eléctrica.
—No puedo hacer eso —replicó Hyunjin, con una calma que desafiaba la situación—. Necesito la información primero.
El tipo bufó, cruzando los brazos con desdén.
—Los ricos siempre quieren hacer lo que les plazca. Pero tú no eres diferente.
En un movimiento rápido, Hyunjin jaló a Jeongin de la corbata, acercándolo a él mientras sonreía con una mezcla de desafío y protección.
—Este es de mi pertenencia —dijo Hyunjin, su voz baja y amenazante—. Mis cosas, nadie más las toca.
El chico lo miró con desprecio, pero su expresión cambió cuando sintió que la situación se tornaba más peligrosa.
—Entonces no daré ni una información —declaró, con una mueca desafiante.
Hyunjin soltó a Jeongin de la corbata en un gesto de frustración. Sin embargo, en un movimiento inesperado, Jeongin desenfundó su propia arma, apuntando al sujeto con firmeza. La sonrisa que apareció en su rostro era fría y calculada.
—¿Conoces la historia del niño que fue secuestrado y salió ileso? —preguntó Jeongin, acercándose peligrosamente al chico—. Todos sus secuestradores murieron.
El tipo sintió cómo el sudor comenzaba a brotarle en la frente al escuchar el clic del seguro siendo retirado.
—¿Qué quieren saber? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
Hyunjin se recostó hacia adelante, su sonrisa ahora más amplia.
—Solo Seo.
El chico negó con la cabeza, su expresión cambiando a una mezcla de temor y resignación.
—No sé mucho. Seo es astuto; no deja rastros así de fácil. Solo sé que tiene un contacto militar... un capitán. Se apellida Lee. De ahí no sé nada más.
Hyunjin se levantó lentamente, como si hubiera ganado una partida de ajedrez.
—Gracias por tu servicio —dijo, su tono ligero y burlón mientras se giraba hacia Jeongin.
El chico los miró con incredulidad mientras se retiraban. Jeongin sintió una mezcla de adrenalina y alivio. Habían conseguido algo valioso, pero el peligro aún acechaba en cada esquina.
—¿Un capitán Lee? —murmuró Jeongin, procesando la información—. quizás sea fel,-
—¿Sabes que Felix no es el único que se apellida Lee? Me pregunto... ¿Cual es el otro capitán que se apellida Lee?
—Minho jamás haría eso... El...
Hyunjin lo miró, su expresión seria ahora.
—Ahora tenemos un punto de partida. Pero debemos ser cuidadosos; Minho o Felix...
—El...
—Si tuvieras que dispararle a alguien y tuvieras que escoger, pero resulta que esas dos personas son Minho y yo... ¿A quien le dispararias?
—Yo...
—No respondas, la dejo como tare-
Un grito resonó detrás de ellos, seguido del sonido de pasos apresurados. Jeongin giró su cabeza justo a tiempo para ver a varios hombres salir del club, con el chico liderando la carga.
—¡Corre! —gritó Hyunjin, y ambos comenzaron a correr, sus corazones latiendo al unísono.
Las luces de la ciudad parpadeaban a su alrededor mientras zigzagueaban entre las calles, buscando una ruta de escape. Jeongin sintió cómo la adrenalina corría por sus venas; nunca había estado en una situación así, y el miedo lo empujaba hacia adelante.
Un disparo resonó en la noche, y el sonido del plomo silbando hizo que Jeongin se congelara por un instante. Pero no hubo tiempo para pensar. Hyunjin se detuvo brevemente, mirando hacia atrás cuando sintió el roce de una bala que pasó peligrosamente cerca de su brazo.
—¡Hyunjin! —gritó Jeongin, viendo cómo el chico se tambaleaba un poco por la sorpresa, jeongin sacó su arma y comenzó a disparar..
—¡Sigue corriendo! —respondió Hyunjin, su voz tensa mientras apretaba su brazo adolorido.
Jeongin no podía dejar que su coronel se quedara atrás. Con un impulso repentino, lo tomó del brazo y continuaron corriendo. La calle se volvió un laberinto de sombras y luces parpadeantes, cada esquina parecía estar llena de peligros.
Finalmente, llegaron a un edificio de apartamentos que Jeongin conocía bien. Sin dudarlo, empujó a Hyunjin hacia el interior.
—¡Rápido! —dijo, cerrando la puerta tras ellos con un golpe sordo.
Ambos respiraban pesadamente mientras se deslizaban por las escaleras, tratando de mantener el silencio. Jeongin sabía que los hombres los seguirían; no podían perder tiempo. Subieron hasta el tercer piso, donde estaba el pequeño departamento de Jeongin.
—Aquí —dijo mientras abría la puerta y empujaba a Hyunjin adentro.
El lugar era pequeño y desordenado, pero era un refugio. Jeongin cerró la puerta con llave y se giró hacia Hyunjin, que estaba apoyado contra la pared, su rostro pálido.
—¿Estás bien? —preguntó Jeongin, acercándose con preocupación.
—Solo un rasguño —respondió Hyunjin, intentando sonreír pero frunciendo el ceño al tocarse el brazo—. Necesitamos salir de aquí.
Jeongin frunció el ceño. No tenía idea de cómo lo harían; los hombres estaban cerca y probablemente buscarían en el edificio. Sin embargo, sabía que debían actuar rápido.
—Voy a buscar algo para limpiar esa herida —dijo Jeongin, dirigiéndose a la pequeña cocina donde guardaba un botiquín.
Regresó rápidamente con el botiquín y se arrodilló frente a Hyunjin.
—Déjame ver —dijo, abriendo el botiquín y sacando una gasa y desinfectante.
Hyunjin extendió su brazo, revelando una herida superficial pero preocupante. Jeongin comenzó a limpiar la herida con cuidado.
—¿Donde estamos?
—Mi departamento de soltero? Vivía aquí cuando mis padres viajaban mucho es por huella la puerta...
Hyunjin asintió y ambos se miraron por un momento en silencio. El coronel tomó a Jeongin del cuello atrayendo lo para plantar un beso, aquella pregunta retumbaba en su cabeza y se alejó.
—Ahora no es un buen momento...
—Siempre es un buen momen-
—¿Como sabes lo de Foxy?
—Te investigue...
—Eso fue borrado de mi expediente por que mis padres no debían saberlo.
—no lo diré, ya te lo dije no me importa tu vida personal, pero si puedo usarlo a mi favor estaré bien con ello —jeongin bufó y se alejó para ir a la ventana, cuando sintió como hyunjin se posaba detrás plasmando besos en su cuello haciendo que el menor gima —Yang Jeongin... Desearía que fueras solo mío.
Jeongin sin entender aquellas palabras se dio la vuelta y lo besó nuevamente haciendo un choque electrizante entre sus labios.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro