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Capitulo dieciocho: una decisión.

-voy a rezar por qué nos encontremos en el futuro... Yang jeongin...

Con un sobresalto, abrió los ojos, encontrándose con la penumbra de la habitación, otra vez había soñado con eso, suspiró.

El humo de un cigarrillo se elevaba en el aire, y allí estaba Hyunjin, sentado junto a la chimenea, con su mirada perdida en las llamas. Jeongin se incorporó, sintiendo cómo el corazón le latía con fuerza.

-Me sorprende que fumes -dijo, intentando romper el silencio que envolvía el lugar.

Hyunjin giró la cabeza hacia él, una ceja levantada en sorpresa.

-a mí me sorprende que duermas tanto? -respondió con un tono burlón, pero sus ojos reflejaban algo más profundo.

Jeongin bufó, cruzando los brazos.

-¿Cuánto tiempo estuve durmiendo?

-¿Crees que llevo un registro de tus horas de sueño? -Hyunjin se encogió de hombros, pero había un destello de diversión en su mirada.

Jeongin rodó los ojos, sintiéndose frustrado. La chimenea crepitaba suavemente mientras ambos se sumían en un silencio incómodo. El calor del fuego contrastaba con la tensión palpable entre ellos.

De repente, Jeongin sintió que su nombre era llamado con suavidad. Hyunjin lo miró con una intensidad que lo hizo estremecer. Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, Hyunjin se inclinó hacia él y lo besó con suavidad.

El mundo se detuvo por un momento. Jeongin quedó confundido, pero algo dentro de él respondió al beso, cerrando los ojos y dejándose llevar. Cuando Hyunjin se alejó, la mirada del coronel era intensa.

-No eres el único con los sentimientos hechos un lío -dijo Hyunjin, su voz casi un susurro.

Jeongin sintió que su corazón latía más rápido. ¿Qué significaba eso? Antes de que pudiera formular una respuesta, Hyunjin se levantó y le dijo:

-Sube cuando te dé sueño.

Y así, lo dejó solo en la penumbra. Jeongin se quedó allí, sintiendo una mezcla de confusión y frustración. Quería entender a Hyunjin, pero sus constantes cambios de humor comenzaban a molestarlo. La atracción que sentía por él complicaba aún más las cosas.

Sin pensarlo dos veces, se levantó y se adentró en la habitación donde se encontraba Hyunjin. La puerta crujió al abrirse, y no pudo evitar notar cómo el coronel giró la cabeza al escuchar el sonido.

-¿Te arrepentiste de dejarme solo? -preguntó Hyunjin, una sonrisa juguetona en sus labios.

Antes de que pudiera responder, Hyunjin lo tomó de la cintura, acercándolo a él con una firmeza que le robó el aliento. El abrazo era cálido y reconfortante, y Jeongin sintió cómo su corazón se aceleraba nuevamente.

-¿Qué está pasando entre nosotros? -murmuró Jeongin, su voz apenas audible.

-¿Por que debe pasar algo? -respondió Hyunjin, mirándolo a los ojos-. Solo disfrútalo y ya, no lo pienses tanto no intentes avanzar simplemente déjalo como está.

-¿Por qué?

-Solo déjalo como está, está bien así.

Jeongin sintió una chispa de esperanza mezclada con incertidumbre. Tal vez no necesitaban tener todas las respuestas ahora mismo. Quizás lo único que importaba era estar juntos en ese momento.

Con el corazón latiendo desbocado, Jeongin se dejó llevar por el instante.

(...)

Jeongin abrió los ojos lentamente, la luz del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un suave resplandor en la habitación. Al girar la cabeza, se encontró con la mirada cálida de Hyunjin, quien sonreía de manera despreocupada.

-Buenos días -dijo Hyunjin, su voz era como un susurro que llenaba el espacio con una sensación de familiaridad.

Jeongin no pudo evitar sonreír de vuelta. Ñ

-Sabes... desde hace mucho siento que te conozco -confesó Jeongin, frunciendo el ceño mientras se estrujaba los ojos-. Tu rostro siempre me ha parecido familiar...

Hyunjin lo miró con curiosidad, como si estuviera intentando desentrañar un misterio.

-Quizás si nos hubiéramos visto antes, lo recordarías -sugirió Hyunjin, su tono ligero y juguetón.

-Tienes razón -Jeongin asintió, aunque una parte de él dudaba. Tal vez lo estaba confundiendo con alguien más. Sin embargo, antes de que pudiera profundizar en sus pensamientos, Hyunjin se inclinó y le dio un corto beso en los labios.

-Vamos a desayunar -dijo, levantándose con un aire despreocupado.

Después de un desayuno lleno de risas y miradas cómplices, decidieron ir a la piscina. El agua era refrescante y ambos disfrutaron de un rato agradable, riendo y jugando en la superficie cristalina. Sin embargo, en un momento, se encontraron sentados al borde de la piscina, sus piernas colgando sobre el agua.

-El mundo se está quemando -dijo Jeongin de repente, mirando hacia el horizonte-. Y nosotros estamos aquí, sin preocuparnos por nada.

Hyunjin lo miró intensamente, como si pesara cada palabra que Jeongin decía.

-Mientras tú estés bien, no me importaría que el mundo se queme -respondió Hyunjin con sinceridad.

Jeongin sintió una mezcla de calidez y confusión en su pecho. Se giró hacia Hyunjin y le preguntó:

-¿Crees que debería terminar mi relación con Minho?

Hyunjin frunció el ceño, su expresión se tornó seria.

-Eso es un problema tuyo -dijo finalmente-. No puedo meterme en eso. Pero quizás sí sería lo mejor...

Jeongin bajó la mirada, sintiéndose perdido.

-No sé qué hacer... -murmuró.

Hyunjin le tomó la mano suavemente.

-Si decides dejarlo, hazlo por ti y no por mí.

Sin decir más, Hyunjin se levantó y se adentró en la casa. Jeongin lo observó alejarse, sintiendo un nudo en el estómago. Estando dentro de la casa, el coronel escuchó el sonido de su teléfono vibrando en la mesa. Se acercó y vio que tenía una llamada perdida del comandante Chris.

Atendió la llamada rápidamente.

-¿Qué es tan importante? -preguntó Hyunjin.

Chris respondió con voz grave:

-Tenemos un pequeño problema.

Antes de que pudiera preguntar más, un grito desgarrador rompió el aire.

-¡Hyunjin! -gritó Jeongin, y su corazón se detuvo al ver cómo un sujeto enmascarado atacaba a Jeongin.

Sin pensarlo dos veces, Hyunjin corrió hacia ellos. Pero dos hombres más aparecieron de la nada, bloqueando su camino. Hyunjin también se encontraba luchando, sus movimientos eran ágiles y precisos.

La pelea estalló en un torbellino de golpes y gritos. Jeongin esquivó un puñetazo y lanzó una patada a uno de los atacantes, pero pronto se dio cuenta de que estaban superados en número.

Mientras tanto, Hyunjin logró derribar a uno de los hombres, pero otro lo tomó por detrás y lo arrojó al suelo. Jeongin gritó su nombre mientras intentaba liberarse del agarre de su oponente.

Fue entonces cuando todo sucedió muy rápido. Uno de los atacantes logró acercarse a Jeongin y lo sujetó con fuerza. A pesar de sus esfuerzos por liberarse, fue incapaz de zafarse mientras el hombre enmascarado lo arrastraba hacia una camioneta que había llegado a toda prisa.

-¡Hyunjin! -gritó Jeongin desesperadamente mientras era empujado hacia el vehículo.

Hyunjin se levantó rápidamente y corrió hacia ellos, pero fue demasiado tarde. La puerta de la camioneta se cerró justo cuando él llegó. Con un impulso frenético, comenzó a perseguirla mientras esta se alejaba rápidamente.

Su corazón latía con fuerza en su pecho. Sin embargo, cuando finalmente logró alcanzar la esquina donde había desaparecido la camioneta, vio al secuestrador quitarse la máscara y sonreírle.

El rostro era familiar; una mezcla de rabia y reconocimiento llenó a Hyunjin. Sabía exactamente quién era.

-¡Mierda! -gritó Hyunjin, furioso al darse cuenta de que este encuentro no era una coincidencia.

🖤.

Jola soy yo de nuevo, les dejo un especial porque aún sigo enferma y no he podido terminar de editar los demás capitulos, probablemente actualice mañana, todo depende de cómo me sienta.

¿Pero si les gusta la historia o nel?

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