Capítulo XVIII
Shinobu no podía quitar los ojos de encima de su pequeño hijo — Yuki-kun... — susurró mientras se acercaba y le sostenía ambas manos, revisándolas por cada rincón, todo se veía completamente normal.
El niño no entendía que estaba sucediendo, parecía que la sorpresa no le había gustado a su madre, por ello, de forma tímida, escondió sus manos tras la espalda.
— Ne~ Yuki ¿Cómo hiciste eso? — preguntó intentando sonar lo más dulce posible al ver que estaba provocando en su hijo un sentimiento que no deseaba — ¿Puedes hacerlo de nuevo para mamá? —.
Un poco más tranquilo se volteó hacia la fuente y moviendo alternadamente sus dedos de forma lenta, unas gotas de agua comenzaron a ascender y se unieron en el aire. Tras otros cuantos movimientos se transformaron en una transparente y pequeña rosa.
— No puede ser... — Kochou extendió su mano para arrebatarla, pero cuando hizo contacto con ella su palma comenzó a sangrar. No era algo suave y deforme, sus espinas eran realmente filosas, igual que una flor real las tendría.
Preocupado por ver a su madre con algo de sangre, Yuki apretó su puño y la rosa se esfumó en un pequeño salpicadero — ¿Mami? ¿Mami estas bien? — ella asintió con su cabeza mientras le abrazaba.
— No es nada mi amor... — susurró acariciando sus cabellos.
Giyuu se acababa de ir, pero lo necesitaba en la finca ahora ya, de inmediato. Se suponía que las cosas no debían darse así para el pequeño, ambos habían recibido la medicina que Yushiro preparó para Tomioka hacía años atrás. Esto era completamente anormal.
— Tía Mitsuri... — susurró Yuki provocando que Kochou se diera vuelta para encontrarse con la antigua pilar del amor, cuyo dotado cargo ahora se resumía a uno más simple y mejorado, su mejor amiga.
— ¡¡Kyaaaa~ Yuki-kun ya puede decir bien mi nombre!! — exclamó completamente alegre mientras elevaba al pequeño por los aires.
— Ara~ por fin dejarán de decir que Inosuke-kun es quien le enseña a hablar a Yuki — mencionó en un suspiro Shinobu para luego sonreír al verles juntos — ¿Vienes a realizar tu control Mitsuri-chan? —.
La pelirosa la miró un segundo para asentir y luego seguir jugando con el niño. Aquello provocó que la mariposa le observara cargada de aflicción.
«— Arigatou, Shinobu-chan... Venir a los controles no es una molestia — mencionó mientras sostenía a Yuki y acariciaba sus cabellos, un año había pasado ya desde la batalla final — Gracias a ti Iguro y yo hemos conservado la vida —.
Kochou terminó de guardar los implementos en un cajón y se afirmó en el mesón junto a ellos — No te ves feliz, Mitsuri-chan — mencionó por voz baja — ¿Las cosas no han ido bien en el matrimonio? —.
Ella negó con la cabeza suavemente — No es eso... es solo.. — su voz se quebró — desearía poder tener un hijo... — con una lagrima resbalando por su mejilla besó la frente del pequeño en sus brazos.
—Mitsuri... — susurró segundos antes de abrazarla.
— Soy envidiosa verdad ¿Shinobu-chan? — lentamente refugió su cabeza en el pecho de su amiga — Me quedan cinco años de vida... Sería egoísta si le pidiera un bebe a Iguro... —.
Ella guardó silencio sin saber muy bien que decir. No podía entender como se sentía la ex-pilar respecto a ello debido que a causa de su embarazo ella no participó en el entrenamiento especial, al igual que Tomioka a quien se había dado por muerto, y luego en batalla, ninguno desarrolló la marca que había condenado a los compañeros restantes.
—Miguri... — la dulce voz de Yuki le hizo subir sus verdes ojos bañados en lágrimas para encontrarse con su sonrisa — ¡Miguri! —repitió extendiendo sus brazos para que ella acercara su rostro.
— Esa... ¿Esa soy yo? — preguntó correspondiendo su sonrisa — ¡Esa soy yo Shinobu-chan! —.
La risa del niño inundó la enfermería al recibir las caricias y los juegos de la mujer.
— ¡Miguri siempre estará aquí para hacerte reír Yuki-kun! — exclamó secando sus lágrimas y abrazando al pequeño. »
[ . . . . ]
— ¿QUE HIZO QUÉ? — gritó completamente sorprendida, casi derramando el té que Shinobu le había servido — ¡Shinobu-chan!¡Otra vez lo está haciendo! ¿Que dijo Giyuu-san de esto? —.
Kochou comprobó la hora, ya habían pasado tres desde que el hombre se había marchado de la casa — No me lo recuerdes, se suponía que Tomioka-san debería haber vuelto hace bastante tiempo — reclamó molesta — Detente con eso Yuki-kun —.
Su venenosa mirada se posó sobre su hijo que estaba jugando a hacer animales de té. Él colocó unos ojos traviesos y huyó por el corredor.
Verlo utilizar su técnica simplemente alteraba un poco a su madre que ya estaba preocupada.
— ¿Aún le llamas por su apellido? — preguntó de forma pícara su amiga, provocando que el rubor cubriera el rostro de la muchacha de mechas moradas.
— Ne~ Mitsuri-chan ¿Puedes cuidar a Yuki un momento? — desviando completamente el tema, aprovecharía la presencia de la pelirosa — Necesito ir por unas comprar y pasar a un sitio no muy cercano —.
— ¡Sabes que amo cuidarlo! —colocándose de pie se dirigió hacia la puerta para ir a buscar al niño — No te preocupes por nosotros Shinobu-chan, ten un buen viaje —.
Ella asintió con una sonrisa y fue por su lista de compras.
—Vaya casi lo olvido... Te traeré algo de granos fortalecidos — acariciando la cabeza de Kanzaburo colocó sus zapatos y se marchó.
La tarde había pasado sin prisa y Kochou ya había comprado la mayoría de las cosas cuando escuchó que alguien mencionaba su nombre — ¡Shinobu-san! —.
En un par de segundos Tanjiro llegó corriendo a su lado — Ara ara~ Que sorpresa encontrarte aquí ¿Ya terminaron lo que debían hacer con Tomioka-san? — el rostro de Kamado demostró su confusión.
— Hoy salí con Kanao-chan... — mencionaba a la vez que se ruborizaba completamente — No he visto a Giyuu-san hace un par de días... ¡Quizás te has confundido Shinobu-san! — sonriente se acercó a ella para ayudarla con las bolsas.
«¿Ara~?¿Me he confundido?» No, estaba segura de que había escuchado bien aquella mañana.
— Tanjiro-kun ¿Podrías llevárselas a Kanao en la finca? — preguntó de forma dulce para convencerlo — Necesito ir a visitar a Yushiro-san —.
Él le observó confundido — ¿No es muy tarde ya? Escuché que ahora hay que tomar el tren para ir a visitarlo —.
— Debo ir ahora Kamado-kun — tras dejar las cosas con el muchacho, acomodó su kimono que ahora solía vestir y sin responder mas preguntas, se alejó.
[ . . . . ]
El camino había sido largo y la debían de rodear las ocho de la noche, pero finalmente podía divisar el nuevo hogar de Yushiro al fondo de un callejón.
— ¿Shinobu-san? — el demonio apareció tras él un poco confundido, por lo visto andaba comprando algo para cenar — ¿Que le trae por aca? — haciendo un gesto sacó las llaves de su vivienda y le invitó a pasar.
— Sumimasen, no quería ser inoportuna Yushiro-san — a paso lento ingresó para que él pudiera guiarla, no conocía aquel lugar — te agradezco por siempre estar en contacto con nosotros —.
— Le noto preocupada — colgó su abrigo en un perchero y puso a calentar una tetera — ¿Está todo bien? —.
Kochou se sentó junto a la mesa a donde el demonio le indicaba — No... Es Yuki... —automáticamente Yushiro dejó de lado lo que estaba haciendo y se acercó a ella. Desde el incidente ocurrido el día del nacimiento que no podía dejar de sentirse responsable de lo que pudiera ocurrirle al pequeño.
— ¿Que sucede con Yuki-kun? — sentándose a su lado se colocó completamente serio.
Kochou suspiró — No estoy segura de cuanto tiempo lleva pasando esto, pero... él esta controlando el... ¿Fluidos? —.
Sus ojos lilas se veían confundidos — la... ¿respiración de su padre? —.
— No es eso.. Usa sus dedos y controla no solo el agua, cualquier cosa que sea liquida le obedece — aquello provocó que el muchacho se concentrara en sus pensamientos — es mas bien una técnica de sangre... ¿Pero como? Me dijiste que sus pupilas alargadas serían los únicos vestigios que demostrarían su ex-naturaleza demoníaca —.
Ambos guardaron silencio y él fue por la tetera para servir un par de bebidas, de las cuales Kochou sorbió intentando calmarse y el por fin habló.
— Variabilidad genética — sentenció.
— ¡Pero usamos el antídoto de Tomioka-san! — reclamó Shinobu a sus palabras.
—¿Ese hijo sólo es de él? —.
Una vena se marcó en el rostro de la mujer — Ne~ Yushiro-san ¿Qué estas insinuando? — preguntó a la vez que elevaba un puño.
El sorbo de té del demonio voló por los aires — ¡No me refiero a eso! No digo que haya estado con otro hombre, pero ese hijo también es suyo. El material genético de ambos se ha mezclado y formado nuevos alelos que no se vieron afectados por el antídoto ya que no eran 100% genoma de Tomioka-san —.
Para ella como médico, tenía sentido.
— ¿Entonces aquella habilidad....? —.
— Debimos haberlo sospechado antes, desde que vimos las pupilas del pequeño — esta vez Yushiro suspiró — No quiero ser descortés Shinobu-san, pero está anocheciendo... Prometo visitar mañana vuestro hogar para evaluar a Yuki en conjunto —.
Ella asintió, no se había dado cuenta de como pasaba el tiempo.
Terminó de beber su té y acordar unos detalles con Yushiro y se marchó a su hogar en el último tren que unía los pueblos.
La noche estaba extrañamente fría y la ex-pilar tenía un mal presentimiento, quería llegar luego a la finca.
—¡Okaeri! — gritó Yuki desde los brazos de su amiga que le observaba un poco preocupada.
— Ara~ Mitsuri-chan ¿Por que aún no has vuelto a casa? — preguntó confundida de verle aún en aquel lugar — ¿Querías pasar mas tiempo con Yuki-kun?—.
— No...No es eso — comenzó a decir ella de manera un poco torpe — ¡O sea claro que quiero estar con Yuki! Pero Kanao-chan volvió a salir y ... y Aoi-chan tampoco estaba.. entonces no quise molestar y bueno... —.
— ¿ Y Tomioka-san? — a paso firme se ubicó junto a ella y tomó al pequeño que estiraba sus brazos.
— Él... aún no ha vuelto — mencionó preocupada por voz baja, intentando que el niño no notara lo que estaban hablando haciéndole cariño a la vez que cubría sus oídos — Vi a Tanjiro-kun en la tarde cuando trajo tus bolsas, le pregunté por Giyuu-san pero me dijo jamás haberlo visto... ¿Que está pasando Shinobu-chan? —.
Los violáceos ojos de la ex-pilar insecto se clavaron el la ventana mientras mecía al pequeño.
— Mami ¿Dónde está papá? — susurró mientras la abrazaba al percibir el nerviosismo de su madre.
Kochou no respondió a ninguno, la preocupación le estaba nublando. Giyuu podía ser muchas cosas, retraído, antisocial, callado, serio, muchas. Pero él no se marchaba sin avisarle donde estaría, al contrario, era muy responsable con sus palabras y deberes, sin dejar de destacar que evitaba a toda costa que Shinobu se enojara para que no lo atacara con sus actitudes venenosas.
El presentimiento era correcto, algo malo estaba sucediendo.
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