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Capítulo XVII

- ¿Tomioka-Sama? ¿Está bien Tomioka-Sama? - preguntó preocupada una kakushi tras verlo desmayarse.

El dolor había sido horrible, sinceramente, desde lo profundo de su corazón, él hubiera preferido un daño físico antes que sufrir tal injuria en el alma.

Recordaba todo lo que había pasado desde el momento en que el llanto de su hijo inundó la habitación.
Estaba completamente desgarrado, se sentía incompetente y sin fuerzas para lo que se venía.

Lentamente comenzó a abrir sus ojos. Al menos su pequeño ya había dejado de gritar.

¿Como podía explicar lo que sentía en ese preciso momento?

Por unos segundos lo había tenido todo, recuperó lo que hacía tanto tiempo el destino le había arrebatado.

Pero así como perdió a sus padres, luego a su hermana y después a Sabito, ahora nuevamente la vida le demostraba que aquello, llamado familia, no era un plan diseñado para él. Si no que en el mismo momento que se había conformado en su realidad... Se desvaneció dejando consigo solo el recuerdo de la mujer que amaba.

La kakushi le extendia una mano para ayudarle a levantarse, pero Giyuu no la quería tomar, sentía que su lugar era ahí, echado por tierra, sin propósito alguno.

«¿Puedes... Puedes c-cuidar a Yuki sin mi por un momento?»

Las últimas palabras de su amada viajaban una y otra vez a su mente.

«Kochou... ¿Cómo esperabas que entendiera que al decir por un momento te referías a toda la vida?»

Traviesas lágrimas brotaban nuevamente de sus ojos y él, con un brazo, las cubrió.

No se sentía capacitado para cuidar un bebé, ni siquiera sentía que podía cuidarse a sí mismo. Si bien, era su hijo, creía que cualquier persona, sobretodo una chica, podría hacer mejor aquel trabajo.

Por su mente no dejaba de pasar la idea de pedirle a Aoi o Kanao que se encargarán de criar a Yuki y le ocultaran de por vida que tenía un padre que no se había atrevido a jugársela por él.

Tras unos segundos negó con la cabeza.

No.

A pesar de todo el dolor y la frustración que sentía en este momento no podía dejarse llevar por ella. Él quería estar con su hijo, amaba a ese pequeño, y no podía imaginar una vida lejos de él.

Lo último que le quedaba de Shinobu.

El grito del amor de ambos.

Sacaría adelante a su familia cueste lo que cueste. Porque si, las familias de dos también existen.

- Ne~ Tomioka-san ¿planeas vivir botado en aquel rincón? -.

Sus ojos se abrieron a la par que aquellas palabras entraban por sus oídos. Eran tan amables y tan venenosas, agrias pero cargadas de dulzura. Con un tono revoloteante como las alas de las mariposas.

No lo pensó dos veces, casi arrastrándose y de forma torpe se colocó de pie.

Sobre la camilla estaba ella, bañada en sudor tras el tremendo esfuerzo que había hecho, sosteniendo a Yuki entre sus brazos mientras esté disfrutaba del primer amamantamiento, aquel que tantos lazos genera con su madre.

- Te pedí que fueras el primero en cargar a Yuki ¿Pero que hiciste? Te desmayaste en el mismo instante que nació tu hijo - afirmó con voz cantarina y risueña - ¡por eso todos te odian Tomioka-san! -.

En cosa de segundos, tras haber corrido la pequeña distancia que le separaba de ella, la estrechó entre sus brazos a la vez que las lágrimas no cesaban de brotar de sus ojos.

- No vuelvas a dejarme Kochou... - musitó mientras besaba su cabeza.

Ella estaba algo anonadada, pero tras sentir aquella sincera muestra de afecto, correspondió con una mano su abrazo y acarició su espalda.

- Qué cosas más extrañas dices... - susurró mientras refugiaba su cabeza en su pecho - estamos aquí... Tu familia está aquí Tomioka-san -.

Giyuu se alejo un par de centímetros para poder contemplar el bello panorama frente a sus ojos.

Si, ahí estaban...

Con dulzura acarició la cabeza del pequeño que se alimentaba como cualquier niño normal.

Su familia..

[ × × × × ]

Los días eran cálidos y tranquilos tras la victoria contra los demonios. Bueno, tranquilos para todos excepto para un joven hombre que se estaba enfrentando por primera vez en su vida a misiones que jamás había estimado.

- Ne~Tomioka-san - decía algo molesta la ex-pilar insecto a la vez que reía - no puedo creer que estés haciendo tanto alboroto -.

Con una pinza especial que sacó de la enfermería colocada en su nariz, Giyuu lentamente intentaba seguir las indicaciones de Shinobu para conseguir cambiar aquel paño de tela que hacía solo unos minutos el bebe había ensuciado.

- Es... Está tibio - aclaró después que sus manos viajaron al traste del pequeño.

- Claro que está tibio - río - ¿qué esperabas? -.

Con dificultad, producto de que a cada segundo apartaba su mirada tras ver las manchas cafés trasluciendo por la tela, comenzó a desatarlo.

- Bluagh!~ - una arcada escapó de sus labios en el momento que descubrió su cuerpo y el olor emanó hasta su nariz, obligándole a volver a cubrirlo - no puedo hacerlo Kochou... No puedo -.

Shinobu no pudo contener su risa, Giyuu era adorable.

- Ara ara~ creí que querías aprender a ser un buen padre - dulcemente volvió a descubrir el cuerpo del pequeño - Moo~ quizás las niñas o Tanjiro-kun quieran aprender para poder ayudarme -.

Con una mirada seria, Tomioka recuperó su posición para poder continuar con la misión que estaba llevando a cabo.

- ¿Qué debo hacer ahora? - suspiró.

- Retira el pañal y usa aquellos trozos de tela con agua tibia que he dejado a tu lado para asearlo... - indicó Kochou.

Mirando fijamente aquel cuerpo embarrado una expresión nauseabunda se dibujó en su rostro.

Juntó ambos pies del bebé y los levantó.

- Bluagh! - se apartó cuando al moverle, el olor nuevamente se infiltró por su nariz - yo.. N-no puedo hacerlo con una mano -.

Tenía razón, no era capaz de hacer ambas cosas a la vez, aquello no era una simple excusa para escaparse.

- Sumimasen - se disculpó su amada - yo lo sostendré por las piernas y tu sacaras el paño y le limpiarás -.

Una mirada fulminante atacó a la mariposa, más su venenosa sonrisa fue su defensa.

Con los pies de Yuki elevados fue mucho más sencillo el retirar el paño, aunque claro, acompañado de un par de arcadas por parte de su padre

- ¿Como puedes aguantarlo? - le preguntó.

- Ara~ creí que estabas bromeando Tomioka-san - continuó riendo, al igual que como lo había hecho muchas veces durante aquel momento - ¿Realmente no puedes hacerlo? -.

- ... -.

Con una mirada decidida tomó uno de los paños de tela, y sumergiendolo en el agua tibia, comenzó a limpiar.

Todo iba bien hasta que parte de lo que estaba retirando ensució su mano.

- Bluagh!~... Bluuuagh!~ - se alejó un poco mientras soltaba el trozo de tela - Yo no.. Bluagh!~ -.

Cubriendo su boca con su codo opuesto al del brazo que estaba utilizando abandonó corriendo la habitación en dirección al baño.

Lo único que se podían escuchar eran las múltiples arcadas y la risa de Shinobu.

- Ara~.. Entonces hay cosas más difíciles para tu padre que sociabilizar, Yuki-kun - le dijo al pequeño que jugaba con sus manos mientras hacía burbujas con su saliva.

Podía sentir como Giyuu estaba oculto tras la puerta observándola, pero ya había sido suficiente tortura por hoy.

No insistiría.

[ × × × × ]

Dos años habían pasado lleno de aventuras para la joven pareja. Y no, ya no eran esa clase de misiones en las que su vida corría peligro noche tras noche. Estas eran dulces, cargadas de risas y de abundante amor. Pero también bañadas en insomnio, olores desagradables y comida volando de un extremo a otro.

Una fotografía reciente de la familia decoraba el pequeño mueble junto a la cama.

- Ser padres... Es agotador - susurró Giyuu.

- Y eso que al final jamas cambiaste paños Tomioka-san... - acostada sobre su pecho, ella sostenía al pequeño entre sus brazos, quien yacía dormido al fin - ¿Será que tus pinzas antiolores no resultaron? -.

- ... - suspiró mientras sentía su estómago revolverse - no me lo recuerdes -.

Tras una débil risa, acallada contra el cuerpo de su amado para no despertar al pequeño, guardo silencio.

- Kochou -.

- ¿Sucede algo Tomioka-san? -.

- ¿Cuando me dirás Giyuu? - preguntó afligido.

El rubor cubrió automáticamente sus mejillas como si fuera una pequeña niña enamorada.

- ¿Cuando me dirás Shinobu? - preguntó sin saber que más responder.

No entendía por qué se sonrojaba tanto de sólo pensarlo.

Él apartó su mirada a pesar de la oscuridad de la habitación.

- Él día que no tenga otra forma de llamar tu nombre -.

- ¿A qué te refieres? - preguntó sin entender, más este no le respondió.

- Buenas noches, Kochou - susurró y cerró los ojos ante los regaños de la mariposa quien había quedado totalmente intrigada con su respuesta.

[ × × × × ]

Al otro día el sol brillaba en medio de la finca, con sus rayos decorando íntimamente cada rincón.

- Tomioka-san ¿Puedes cuidar a Yuki? - preguntó mientras lo dejaba en sus brazos - necesito ir a comprar unos alimentos para la comida del bebé -.

- Hoy quedé de reunirme con Tanjiro e Inosuke, Kochou - mencionó colocando al pequeño en su brazo sano para sostenerlo firmemente.

- Tendrás que postergarlo, la alimentación de un hijo es más importante - sentenció.

Giyuu la quedó observando a la vez que planeaba algo en su mente.

- ¿Mamá se irá y dejará solo a Yuki? - preguntó con una expresión afligida en el rostro, la cual fue captada por su hijo.

Kochou le observó indignada.

- ¡Maaaami! - gritó el pequeño entre sollozos a la vez que extendía sus brazos para que Shinobu lo sustuviera.

Una sonrisa victoriosa se dibujó en el rostro de Giyuu.

- Ara~... - una vena se comenzó a marcar sobre su frente a la vez que recibía y abrazaba a su pequeño - ¡Es por eso que todos te odian Tomioka-san! -.

- A papá nadie lo odia - argumentó el pequeño mientras abrazaba a su madre que quedó boquiabierta.

Giyuu se volteó y movió su brazo en señal de victoria. Sus múltiples esfuerzos enseñando y sobornando a su hijo habían funcionado.

- ... ¿Ara~? -.

De pronto el pequeño estiró una de sus manos en dirección a su padre.

- Dulce - exclamó.

Ahí estaba, pidiendo su premio tal cual lo había recibido las otras veces que lo había hecho con él en secreto.

Pero Giyuu no tenía uno en ese momento.

- ¿De qué está hablando Tomioka-san? - preguntó confundida Kochou.

Este simplemente elevó sus hombros en señal de no tener idea. Era humillante reconocer que entrenó a su propio hijo para que le defendiera.

- Ya voy saliendo - aclaró Giyuu mientras llegaba al marco de la puerta y se colocaba el calzado.

Un potente grito resonó en el corredor de la finca.

- ¡PAPA MALO! - la voz chillona de Yuki le hizo detenerse por completo - ¡por eso todos te odian! -.

Ahí estaba, con aquella frase dejaba más que en claro de quien era hijo.

Como un muerto viviente se volteó para dirigirle una última mirada antes de abandonar el lugar.

- A mí nadie me odia, Yuki -.

A paso lento desapareció prometiendo volver pronto para que Kochou saliera.

Con el pequeño entre sus brazos la madre se dirigió al jardín y se sentó en la hierba junto al estanque lleno de nenufares.

Colocó a Yuki sobre el piso y afirmando sus brazos, cerró los ojos y se relajó.

Su mente viajaba por todo lo que habían vivido con el cazador que tanto había amado hasta llegar al momento perfecto en el que se encontraban.

Estaba completamente relajada, él sonido del cantar de unas aves y el revoloteo de unas mariposas inundaban sus oídos. El día era tan cálido y reconfortante. O eso pensaba hasta que unas gotas de lluvia mojaron la punta de su nariz.

Yuki rió alegremente lo cual hizo que su madre abriera sus ojos.

Frente a ella se encontraba una pequeña y extraña mariposa, su cuerpo y sus alas se veían peculiares, como si fueran...

- Agua... - susurró asombrada cuando esta estalló frente a ella y le mojó nuevamente.

Yuki volvió a reír de forma dulce.

- ¡Sorpresa, mamá! -.

*・゜゜・*:.。..。.:*・*:゜・*

Konnichiwa ❤️

Aquí van dos capítulos juntitos debido a que el anterior era solo para que me odiaran un poquito jeje.

Se suponía que el XVI y el XVII eran un solo capítulo, pero para darle algo más de suspenso lo dividí en el momento en que Giyuu descubrió que se había desmayado.

Tienen derecho a odiarme, igual los seguiré amando ❤️

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