Capítulo XII
Con algo de paciencia, ya que era su primer intento, y mucho bambú, Kochou fabricó un dǒulì para su amado hashira. Aquel típico sombrero cónico campesino lucía extremadamente bien en su oscura cabellera, y su tamaño algo exagerado servía de forma ideal para cubrir su cuerpo completo de los rayos solares. Esto había sido gracias a la inexperta habilidad de la cazadora como fabricante de sombreros, quien al nunca haber hecho uno utilizó mas del bambú necesario y no se detuvo hasta haberlo ocupado todo.
- Tomioka-san... no es necesario que lo uses - dijo algo apenada al ver al cazador sentado fuera de su hogar mientras bebía té - de seguro tu cuello ya debe doler -.
- Está bien así... - sorbió un poco de su cálida bebida y en un intento fallido quiso mirar el cielo - Kochou lo hizo para mi -.
Aquellas palabras conmovieron el corazón de Shinobu provocando que un leve rubor cubriera sus mejillas.
- Ne~ Tomioka-san ¿Que te gustaría almorzar? - preguntó mientras se afirmaba en el marco de la puerta cruzando sus brazos.
Él solo sonrió, la respuesta era obvia...
[ × × × × ]
Hacía ya cinco meses que Kochou Shinobu y Tomioka Giyuu habían comenzado su secreta relación, y para ellos, era mejor así. Aunque la verdad ya la mayoría de sus compañeros lo sospechaban, incluso los niños.
Pasaban cada instante juntos, claro, dentro de lo que les era posible. La pilar solía estar ocupada en asuntos de la finca y el cazador servía en misiones secretas al maestro por las noches, pero eso no fue un impedimento para poder disfrutar de la compañía del otro.
Como aquella vez que Kochou, completamente agotada por el trabajo, se quedó dormida sobre el mesón y cuando abrió sus ojos un vaso de té caliente acompañado de bolas de arroz le saludaban junto a un dulce mensaje en una nota.
No decía mucho, solo un par de kanjis con tinta aún fresca brillaban bajo la escasa luz permitiendo que un "Te amo", con una caligrafía bastante familiar, reluciera en medio del papel.
- ¿Ara? ¿Tomioka-san? -exclamó.
Rápidamente se puso de pie al notar como su dedo había desplazado parte de la negra tinta y corrió camino a la puerta, donde divisó aquella conocida figura caminando en dirección a lo que de seguro sería su hogar.
Tanta era la agilidad y velocidad de la hashira que le bastaron solo un par de segundos para saltar desde el muro y aterrizar elegantemente en sus brazos.
- Kochou... - musitó el pilar mientras sonrojado le sostenía y desviaba su mirar - lamento haberte despertado -.
- No debiste haberte marchado - susurró ella mientras escondía su rostro en el bien formado pecho que estaba a su lado - Ne~ Tomioka-san, me alegra que hayas vuelto sano y salvo de tu misión -.
Él cerrando sus ojos se limitó a abrazarla. No lo decía, pero la mujer entre sus brazos era su única motivación a luchar cada noche y cada día, contra sus propios instintos y contra los demonios que el maestro le pedía que enfrentara.
El simple hecho de aun tener la conciencia para poder disfrutar del cariño que tanto sus manos como sus palabras le brindaban era lo que para muchos significaba un hogar, un hogar celestial que no creía merecer pero que no quería abandonar jamás.
- Vamos a casa, Tomioka-San - la pilar levantó levemente su mirada y con sus brillantes ojos le extendió la cálida invitación - tengo té recién hecho y unas cuantas bolas de arroz -.
- Ya debe de haberse enfriado - mencionó Giyuu con una leve sonrisa con el único fin de molestar a su compañera - Kochou no valora mis atenciones -.
Consiguiendo el efecto de sus palabras, la ceja que refugia uno de aquellos violáceos ojos se elevó y una vena se asomó en su frente.
Apretó su puño y luego suspiró. Sin pensarlo cogió la mano del hashira a su lado y en la oscuridad de la noche que recién caía le encaminó de vuelta a la finca.
Las pálidas mejillas bajó los azules zafiros se colorearon de carmesí inmediatamente.
Era la primera vez que caminaban tomados de la mano, y Giyuu, quien creía que no sería la gran cosa, ni siquiera pudo reaccionar.
Shinobu sonreía victoriosamente, ella había ganado.
[ × × × × ]
También les era muy sencillo el poder recordar aquella noche después de una ajetreada misión. Un demonio bastante bueno para ocultarse llevaba una semana entera atemorizando a los aldeanos de un pequeño pueblo entre las montañas y por su puesto, Oyakata-sama no se quedaría de brazos cruzados.
Fue difícil, demasiado. Inclusive Giyuu terminó siendo partido por la mitad en medio de un ataque sorpresa de aquella bestia, haciéndole resoplar el cómo había acabado con un pilar y Muzan le recompensaría.
Con lo que este no contaba era que al cabo de unos minutos sería el mismo hashira quien acabaría el trabajo que empezó su compañera haciendo rodar su cabeza por el piso.
- ¿C-cómo es posible? - chilló desde el piso - ¿Eras un demonio? -.
Los brillantes ojos del cazador se lo confirmaron, pero este no le dio importancia a sus palabras y cayó de rodillas completamente agotado. Llevaba días sin alimentarse y el haber tenido que recuperarse de una lesión como la que acababa de sufrir le conllevó demasiadas fuerzas que no tenía.
- Ne~ Tomioka-san ¿Estás bien? - preguntó preocupada la hashira que había llegado a su lado lo mas veloz que una herida en su pierna le permitió - ¿Puedes levantarte? -.
Con varios intentos fallidos asistidos por la mariposa finalmente pudo incorporarse. Debía permanecer firme, su instinto se alteraba al percibir el aroma de aquella piel desgarrada que asomaba de un costado del pantalón del uniforme de la pilar insecto.
Fue dificultoso pero lograron llegar a una cabaña abandonada donde se estaban quedando durante aquel tiempo. No estaba en las mejores condiciones, pero al menos les brindaba el cobijo de un techo y suelo para pasar las noches.
- Debemos curar nuestras her... - Shinobu había sacado un pequeño bolso donde siempre cargaba lo necesario para brindar primeros auxilios y colocándose junto a una chimenea que permanecía apagada observo a Giyuu, cuya ultima lesión visible estaba terminando de sanar - Ara~ a veces aún me olvido de que ya no me necesitas Tomioka-san -.
El rostro de su compañero entristeció pero ella no lo notó, debía controlar la hemorragia de su pierna cuanto antes. Descubriendo un poco su herida primero la limpió, era un rasguñó bastante profundo.
- ¿Nueva cicatriz a la colección? - dijo en tono de burla para si misma - yo no podría usar un uniforme como el Kanao o Kanroji-san -.
A pesar de decirlo con una sonrisa aquello le afectaba. Su piel no era el de una bella figura de porcelana, y aunque lo haya dicho como si nada, Giyuu no era tan descuidado como para no notar su aflicción.
Por fin comenzó a moverse desde el lugar donde se había quedado estático meditando en el último comentario que la pilar había dirigido completamente a él.
De forma algo brusca se colocó de rodillas junto a la mujer que permanecía sentada con su pierna herida estirada. Le costaba medir su fuerza en ese estado, por ello, con la misma brusquedad le arrebató la vendas de las manos.
Sin querer pasó a rasgar el extremo de estas con una de sus garras y un gruñido frustrado escapó de sus labios.
- Espera Tomioka-san... - sugirió la cazadora siendo ignorada, no entendía los propósitos de su compañero.
Siendo lo más delicado que aquella demoniaca forma le permitía, Giyuu con cuidado comenzó a envolver la pierna apretando el vendaje para cesar con aquella vertiente de sangre por completo.
- Yo... jamás he dejado de necesitarte Kochou - susurró frente a los ojos que le observaban atentamente.
Cogió un paño blanco que la pilar había usado para secarse y limpió sus manos de aquel rojo líquido que le manchaba.
Sus miradas se cruzaron. Aquellas pupilas alargadas flotando en medio de unos brillantes mares azul profundo parecían algo desconcertadas.
Poco a poco Tomioka comenzó a acercarse a ella hasta quedarle asechando por completo, sin escapatoria.
- ¿Estás hambriento verdad? - lentamente la hashira comenzó a desabotonar su camisa en el sector de la manga y a descubrir su antebrazo para que Giyuu pudiera alimentarse - Debe haber sido difícil regenerarse de esa forma... -.
De la manera más gentil que pudo rechazó su brazo y lo colocó hacia abajo para que afirmara la mano en el piso.
Él si tenía hambre, por supuesto. Pero al decir que la necesitaba, no fue de la forma que ella había entendido..
Con delicadeza sostuvo su pequeño rostro desde la barbilla y lo elevó unos cuantos centímetros. Podía sentir claramente como el corazón de la hashira comenzaba a latir cada vez más rápido frente a él a la vez que, deslizando dulcemente su lengua, humedecía levemente sus labios.
En ningún momento perdían el contacto visual. La respiración de Shinobu se agitaba bajo los amenazantes ojos que estaban frente a ella. Aquellos que hace tantos meses atrás estuvo a punto de apagar para siempre, hoy brillaban a escasos centímetros de los suyos.
Podían sentir sus respiraciones golpeándose al escapar libres de sus cuerpos.
Un pequeño y dubitativo roce entre sus labios bastó para que sus ojos se cerraran, pero no para separarlos.
Otro diminuto roce entre aquel par de cálidos labios le siguió al primero, y luego un tercero, un cuarto, cada vez mas seguidos y mas rápidos.
Giyuu tenía miedo, no quería dañarla con sus afilados dientes, un monstruo no estaba hecho para besar ni mucho menos para amar.
Pero ahí estaban.
Un demonio y una cazadora que lentamente y poco a poco se unían cada vez más. Hasta que sus respiraciones fueron una sola.
Un beso que iba en contra de muchas normas.
Pero que a ellos les había hecho sentir mas completos que nunca.
Un primer beso que realmente marcó sus vidas.
[ × × × × ]
- Ne~ Tomioka-san ¿Te ha gustado la comida? - preguntaba Kochou mientras recogía los platos del almuerzo, con un pequeño gruñido este asintió - Pero no creas que no me aburriré de comer salmón con daikon tan seguido ¡Ya es la tercera vez en la semana! -.
Con firmeza cogió a la mujer entre sus brazos y la elevó obligándola a dejar de lado lo que estaba haciendo.
Depositó un pequeño beso en su frente y comenzó a caminar con ella hacia la habitación dejándola suavemente sobre el futón.
- ¿Ara? ¿Donde ha quedado el chico tímido de aquella vez? - preguntó burlona con una sonrisa mientras Giyuu se acomodaba sobre ella para hacerla callar a besos.
Inevitablemente recordó la primera ocasión íntima que compartió con el cazador, ambos eran unos completos inexpertos, y eso quedó mas que reflejado en la vez que se entregaron finalmente el uno al otro.
[ × × × × ]
(Esta parte puede contener lemon)
PD: si tiene 🤷♀️
- ¿Puedo acostarme contigo? - Giyuu alzó una de sus cejas ante esa inesperada petición de la cazadora que había aparecido en su habitación.
Hacía un momento atrás habían terminado con otra de sus misiones, y al encontrarse bastante lejos decidieron alojar en una posada para retirarse antes que amaneciera.
Al ver que esta simplemente se había colado en su futón, trató de caminar hacia la puerta para dirigirse a la habitación contigua que correspondía a la de Shinobu, pero esta lo detuvo jalándolo desde la manga de su haori.
- Ne~Tomioka-san - sus ojos brillaban dulcemente - ¿Por favor? -.
El hashira intentó resistirse nuevamente pero al final terminó por ceder y se recostó junto a la pilar insecto, quien un poco temerosa se acercó a él y posó su mejilla sobre aquel cálido pecho, sospechando que en cualquier momento Giyuu le apartaría bruscamente, pero jamás sucedió, al contrario, incluso pasó uno de sus brazos al rededor de su cintura acercándole aún más a si mismo depositando un tierno beso en su frente.
Sus corazones comenzaron a latir rápidamente contra sus propios pechos al sentirse tan cerca el uno del otro, pero por lo visto, no parecía incomodarles. El silencio se hacía presente entre ambos, pero era algo completamente grato y valioso.
- ¿Tomioka-san? - preguntó la pilar acabando con el momento al cabo de unos minutos.
- ¿No se supone que ya deberías estar dormida Kochou? Dijiste que temías a los truenos pero estos ya cesaron hace media hora - cuanta ingenuidad, aquello solo había sido una excusa para poder estar con él.
Suavemente la cazadora se separó de su pecho y se sentó a su lado, él cubrió sus brillantes ojos con su brazo libre, pero luego lo subió un poco para poder verla.
- Quería preguntarte algo... ¿Puedo? -.
- ¿Si accedo dormirás? -.
- ¡Lo prometo! - respondió enérgicamente.
El silencio nuevamente reinó en la habitación. Giyuu había callado por unos segundos cerrando sus ojos, eso le hizo creer a la hashira que este se negaba a responder, pero su opinión cambió cuando le vio abrirlos nuevamente, viendo la impaciencia por recibir la pregunta en su brillante mirar. Por lo visto llevaba todo ese tiempo esperando.
- Siempre he querido saber... El por qué de la frustrada expresión en tu rostro cuando te ofrezco mi cuerpo para alimentarte Tomioka-san ¿Hay algo más que quisieras? Ne~... ¿Mi sangre no es suficiente? - cuestionó al fin mirándolo a los ojos.
Otro momento de silencio. Parecía que Giyuu entre que no comprendía la pregunta y a la vez se sentía al descubierto. Con el paso de cada segundo Kochou entendía que su pregunta no tendría una respuesta.
«Que idiota fui, Tomioka-san claramente no respondería aquello»
Decepcionada frente a la ausencia de respuesta se volvió a acostar en el futón y tomando todas las tapas se cubrió con ellas hasta el rostro intentando que el cazador no escuchara sus ahogados sollozos.
Le dolía profundamente, creía que después de todo este tiempo juntos y la cercanía entre ambos él podría ser un poco mas abierto con ella. Pero se había equivocado.
«¿Por qué siempre tiene que reservarse tanto las cosas?»
Comprendía que quizás tenía miedo de dejar al descubierto sus inseguridades o sus miedos, pero aún así creía que él también tenía que expresar su sentir, no podría simplemente reprimirse y callarlo todo.
De pronto pudo percibir unas afiladas y un tanto inseguras manos deslizándose por sus costados, aquella sensación tensó por completo el cuerpo de la hashira obligándola a cesar su llanto. Las manos también se detuvieron. Por lo visto, Tomioka esperaba alguna señal de aceptación o negación, pero ante la nula respuesta de Kochou estas siguieron su camino hasta finalmente enredarse a su alrededor en forma de abrazo.
El pecho de Giyuu se afirmaba en la espalda de la hashira y ella podía sentir claramente como su respiración golpeaba en su nuca, tan cerca de su cuello, haciéndole erizar completamente la piel.
- ¿T-tomioka-san?... -.
- Tú... -.
«¿Yo que?»
- Tú eres lo que quiero Kochou - confesó susurrando en medio de un suspiro mientras depositaba un beso en la curva de su pálido cuello.
Finalmente ahí estaba la respuesta a su pregunta.
Pudo sentir como el cazador se removía debajo de las mantas y luego, tomándole por los hombros se ubicó sobre ella.
- Desde hace mucho tiempo, tú eres lo único que quiero Kochou - sus brillantes ojos en los que se veía reflejada le dejaban en claro el deseo que inundaba aquella mirada - pero temo dañarte si llegara a perder la conciencia frente a estos instintos asesinos - culminó.
Separándose un poco hasta quedar sentado sobre sus piernas agachó su cabeza.
Kochou seguía algo agitada con las palmas apoyadas sobre el piso hasta que finalmente se sentó con sus piernas aún aprisionadas bajo él. Demoró unos segundos en hacer conexión en su cabeza de todas las cosas que Giyuu había querido expresar a través de sus acciones y palabras.
Abrió completamente sus ojos sintiendo sus mejillas arder, parecía que su corazón latía tan fuerte como si estuviera a punto de abandonar su pecho.
- Así que eso era... - musitó al hashira frente a ella - es un alivio que me hayas dicho algo tan importante como esto Tomioka-san... -.
Sus azules ojos le miraban fijamente, como queriendo descubrir algo de veneno entre sus palabras.
- No deberías temer - continuó - yo estoy segura que tu fuerza de voluntad es mucho mayor que la de Muzan -.
Finalizó dejando nuevamente un silencio, que esta vez era algo incómodo, la mirada de Giyuu la seguía analizando mientras la hashira se limitaba a mirar hacia otro lado para que él no notara su nerviosismo junto con el rubor que había inundado su pálido rostro.
Firmemente con una de sus manos tomó su barbilla para obligarle a verle a los ojos, y bastó solo un segundo para poder encontrarse con una mirada completamente diferente, como cargada de emoción.
Antes de que pudiera formular alguna pregunta sobre aquel extraño cambio, sus labios chocaron tomándola por sorpresa, era tan ansioso y desesperado.
Giyuu se sintió algo culpable por lo que acababa de hacer, pero al momento de separarse de su compañera pudo percibir como aquellos húmedos labios se posaban sobre su mejilla hasta llegar a su frente, se sentía tan delicado, como el revolotear de las alas de una mariposa.
-Por favor no digas nada más... -.
Fueron sus últimas palabras antes de que sus manos se escabulleran por el cuerpo de la cazadora hasta llegar a su blanco cinturón para poder desabrocharlo y proseguir de la misma forma con su chaqueta y camisa. De la misma forma comenzaron a recorrer sus piernas hasta que finalmente aquellas prendas le abandonaron por completo.
- ¡Tomioka-san! - exclamó sorprendida tratando de cubrirse con sus manos totalmente avergonzada.
Giyuu en cambio comenzó a desnudarse, y Kochou veía como sin pudor alguno se quitaba el cinturón, la chaqueta, su camisa y las dejaba caer sobre el haori multipatrón que yacía doblado junto al futón.
Su pecho era pálido y bastante trabajado, Shinobu no pudo evitar que su mirada se paseara un poco por su piel expuesta detallando sus marcados músculos al igual que sus brazos.
Cuando vio como sus manos se posaban sobre el borde de su pantalón con claras intenciones de desaparecerlo de su cuerpo cubrió sus ojos rápidamente con sus manos, sentía que su corazón se iba a salir en cualquier momento frente a aquella escena. De pronto pudo escuchar como la prenda era arrojada junto con todas las demás.
«Jamas creí que Tomioka-san se atreviera a..»
Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir como una de sus manos se posaba suavemente sobre su vientre para comenzar a subir recorriendo cada una de sus marcadas costillas, como si de un juego se tratase, hasta que se encontró con uno de los pechos de la cazadora, el cual intentó tomar con sus manos abarcándolo por completo.
- Tomioka-san... - susurró al sentir como era apretado y estrujado por esos curiosos dedos.
«Tú eres lo que quiero, Kochou»
Sus ojos se encontraron, aquellas miradas cargadas de amor y ternura se conectaron. Ante eso no pudieron combatir mas contra sus propios pensamientos, así que finalmente dejaron que sus sentimientos se liberaran por completo.
Giyuu comenzaba a recorrer aquel cuerpo sin tener ningun camino trazado, simplemente sus labios se posaban sobre su piel de forma tan suave que le hacía erizar la piel a la cazadora, la cual dentro de si, a pesar de todo, temía que aquel delicado contacto llegara a herirle con la fuerza sobrehumana que ahora poseía al ser demonio.
Pero todos los miedos se disipaban con aquellas caricias que parecían decir a grandes voces que él que estaba allí era Tomioka Giyuu y que jamás la dejaría caer, si no que siempre le protegería.
- Los defectos pueden ser las mas grandes virtudes - susurró él mientras uno de sus dedos recorría de inicio a fin cada una de las cicatrices en el cuerpo de la cazadora.
- ¿Ara~? - sus miradas se encontraron en medio de la tenue luz de la habitación que brindaban la luna y los astros a través de la ventana.
- No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza - susurró mientras nuevamente su vista se posaba en ellas, recordando la vez en que vio como la hashira se deprimía por las marcas de su cuerpo - en ellas están contadas todas las historias de la valiente y poderosa mujer que eres Kochou... - culminó mientras depositaba un beso en cada una de ellas.
Shinobu de forma temblorosa movió sus manos hasta la espalda del pilar dejándolas descansar ahí. Unos lágrimas querían escapar de sus vidriosos ojos.
- Te amo... Tomioka-san -.
Los ojos del hashira se cerraron y su corazón parecía paralizarse por la felicidad de oír aquellas palabras.
- Te amo, Kochou -.
Al terminar su exploración se volvió a posar sobre ella y remarcó sus palabras con un tierno beso en su hombro. Pasaron nuevamente unos cuantos segundos en silencio hasta que sin decir más el pilar le envolvió aún mas con sus brazos. Shinobu podía sentir como su cuerpo temblaba sobre el de ella, como algo dubitativo, hasta que en un rápido movimiento se separó un poco besando su frente y sin más sintió como se iba abriendo paso en su cuerpo.
Aferrando sus manos con firmeza en la espalda del hashira intentó soportar el dolor producto de su intromisión, mientras que Giyuu se limitaba a abrazarla con uno de sus brazos a la vez que posaba su otra mano sobre su cabeza y unía sus frentes en señal de estar ahí para protegerla.
Unas lágrimas brotaron de sus violáceos ojos en el momento que finalmente se habían hecho uno. Dolía, dolía de forma indescriptible, pero todo era mitigado con las caricias que Tomioka se había propuesto en darle con sus manos o labios para evitar que ella siguiera llorando.
De pronto el pilar sintió como un cálido líquido se deslizaba por su entrepierna.
- Kochou.. ¿Estas bien? - preguntó preocupado al ver que se trataba de sangre - ¿Te he dañado? -.
Él no tenía la menor idea de lo que acababa de ocurrir, realmente creyó haberla herido.
- Ara~... - Shinobu rió en medio de su dolor, la ingenuidad de Tomioka realmente le daba calor a su alma - Es algo completamente normal Tomioka-san, aquella es la prueba de que finalmente nos hemos hecho uno -.
Despacio, Giyuu comenzó a moverse dentro de ella, atento a cualquier sonido de parte de la pilar. Cuando ella gemía de dolor él se detenía y esperaba unos segundos hasta asegurarse que ya no dolía mas, y depositando un beso en su cuerpo, volvía a moverse.
Poco a poco comenzaron a sincronizar hasta adoptar un ritmo que les pareció placentero. Ella ya no sentía ninguna incomodidad o ardor, sólo podía sentir el placer que su compañero le brindaba.
De vez en cuando un pequeño suspiro o gemido escapaba de sus labios haciendo que Tomioka aumentara su ritmo para que más placer le inundara.
Sus varoniles labios comenzaron a besar su cuello y su hombro en las marcas que el mismo le había hecho desde la primera vez que había intentado devorarla. Su lengua comenzaba a pasearse por la zona haciendo que inconscientemente sus afilados dientes se clavaran de nuevo provocando que la sangre corriera de ella.
El cuerpo de Kochou se tensaba al sentir aquellas mordidas que Tomioka le regalaba, y al parecer, de forma inconsciente, la intensidad de sus embestidas aumentaban.
- Ahh ahh~ , Tomioka-san - gimió al sentir que perdería la cordura frente al placer.
Su vientre se contrajo al ser victima de la culminación de su unión, sus dientes se incrustaron en su pecho haciendo que la sensación del orgasmo de la hashira se prolongara hasta que él sació su hambre por completo.
Completamente agotada Shinobu se desvaneció en la cama sintiendo como su cuerpo se tensaba de vez en cuando, Giyuu rompió su unión recostándose a su lado y atrapándola entre sus brazos contra su pecho.
Cuando sus miradas se cruzaron supieron que algo había cambiado en ellos. Ya no eran los mismos que antes. Ya no habrían secretos ni inseguridades.
Un lazo se había creado al rededor atándolos de por vida, haciéndoles creer que jamás podrían dejar de amarse pasara lo que pasara.
Estarían juntos hasta el final...
[ × × × × ]
«Ara~ Me pregunto donde se habrá metido el ingenuo y temeroso Tomioka-san de hace meses atrás»
Completamente doblegada ante él, las pupilas de sus violáceos ojos se dilataban y se contraían al ritmo de sus embestidas.
Aquel desagradable sentimiento de inconsciencia invadía el ser de Giyuu y lo hacía vibrar enloquecedóramente, casi como un animal, una de aquellas bestias sin raciocinio. La imagen de ese hermoso cuerpo bajo suyo, bañado en sudor, temblando y retorciéndose entre sus brazos con el rostro colmado de placer y excitantes sonidos de delirio brotando de sus deliciosos labios entreabiertos, con esos venenosos ojos violeta mirándolo únicamente a él, con esas perfectas y pequeñas piernas abrazándose cada vez más a sus caderas y espalda mientras sus manos empuñaban las mantas del futón en un vano intento de autocontrol de sus gemidos, le hacían sentirse simplemente en otro mundo.
Kochou le pertenecía a él, y él era únicamente de ella, jamás podría escapar de lo que sentía por la cazadora, no se iría de su lado, era su razón de vivir.
Desde aquella primera vez que se habían entregado en cuerpo y alma frecuentaban un poco más seguido sus encuentros pasionales, el deseo que les embebía al estar separados solía amortiguarse por las noches, pero cuando pasaban mucho tiempo distanciados por misiones y trabajos no podían evitar ceder ante el fuego que ardía en sus pechos.
Y aquella misma sensación era la que desataba por completo los hambrientos instintos del demonio que habitaba en el interior del hashira.
Con mas fuerza golpeó su pelvis contra la cazadora, la cual con un pequeño grito exclamó su nombre y tensó su cuerpo, estrechando deliciosamente el miembro que se encontraba dentro de ella y múltiples descargas eléctricas recorrieron de forma intensa el cuerpo del pilar, quien tampoco podía evitar que los graves gruñidos escaparan de sus labios mientras embestía mas rápido.
Se levantó con el pequeño cuerpo entre sus brazos aún dentro de ella y le apegó contra una de las paredes, un sonoro gemido se fugó de la boca de la hashira. Él comenzó a elevar su pelvis sin bajar la intensidad, permitiendo que su miembro entrara aún más profundo mientras era apretado por los músculos de la húmeda y ardiente cavidad. Los morbosos sonidos del choque de sus cuerpos inundaban la habitación.
Tomioka abrazó con más fuerza aquel delgado cuerpo, acercando su rostro a su pálido pecho besando y lamiendo con devoción las marcas que había dejado sobre uno de ellos la primera vez que habían consumado su amor. Y luego, casi al instante, volvió a perforar su carne.
El placer que le producía la piel desgarrándose era equiparable al que experimentaba al penetrarla. No podía evitarlo, estaba embebido por sus salvajes y asesinos instintos.
Hacer ambas cosas a la vez simplemente multiplicaban el placer al punto de enloquecerlo.
- To...mioka - gimió la pilar insecto inmediatamente en su oído, quien tampoco era capaz de soportar tamaña cantidad de satisfacción que su compañero le producía.
La sensación de plenitud al oír su nombre en aquellos labios lo embargó por completo y una potente energía lo recorrió acumulándose en su vientre hasta hacerlo venirse con fuerza, con furia, con el aire asesino característico de los de su especie, con tanta intensidad como era lo que sentía por Kochou.
Poco a poco la mariposa depositaba juguetones besos en la frente que estaba cubierta por aquel oscuro cabello. Giyuu salió de su interior y la cogió firme entre sus brazos para sentarse con ella en el futón y terminar de lamer la sangre que escapaba de sus heridas.
- Tu cuerpo está lleno de marcas Kochou - musitó con arrepentimiento mientras le acariciaba.
Los violáceos ojos siguieron la trayectoria que sus masculinas manos trazaban.
- Son huellas de nuestra victoria Tomioka-san... -.
Él le observó algo desconcertado y confundido.
- Aquellas me han permitido conservarte a mi lado hasta este punto... - susurró con una sonrisa en sus labios.
- Pero a cambio de que me entregues parte de tu vida cada vez que muerdo tu cuerpo -.
- Tú... - el rubor cubrió automáticamente su rostro - Tú eres mi vida Tomioka-san -.
Giyuu escondió su rostro entre los cabellos con detalles morado que ahora caían libremente para poder susurrar sin ser visto y de ese modo ocultar su vergüenza.
- Eres mi razón de vivir, Kochou -.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro