Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VIII

- Jamás creí que llegaría el día en que empuñaría mi nichirinto para eliminar a uno de mis mejores discípulos - declaró el hombre mientras seguía atravesando el cuello del actual hashira - Viviré cargando con tu rencor, demonio.. -.

- Maestro - susurró el joven mientras su mente, ahora un poco mas clara, viajaba por sus recuerdos, remontándose a los primeros días que vivió con el sujeto que ahora estaba acabando con su vida.

[Flashback]

- Maestro - susurraba un infante que hacía dos días había sido llevado donde Urokodaki, actual pilar del agua - ¿Por que los demonios hieren a las personas? -.

- Es por ello que me compadezco de esos seres pequeño... estos no pueden evitar sus instintos - le respondía mientras acariciaba su cabeza con dos toques - Esa es la razón por la que los cazamos -.

- ¿Los cazamos? - preguntó confundido.

- Los cazadores de demonios existimos para esto... lo entiendes ¿Giyuu? - el hombre se arrodilló frente a él y colocó la mano en su hombro - desde ahora tu también serás un cazador -.

[Fin Flashback]

- Un demonio que muerde a su compañera no puede volverse otra cosa mas que un enemigo - declaró mientras le observaba fijamente a los ojos.

Kochou estaba realmente asustada con todo lo que sucedía a su al rededor. 

- ¡Tomioka-san! - grito desesperada cuando escuchó como un sonoro quejido escapaba de los labios de Giyuu al momento en que la katana bajaba desde su cuello hasta su pecho.

- Aunque por su capacidad de regeneración no lo pareciera, el corte de la nichirinto es sumamente dolorosa ¿Verdad Tomioka? – Su mirada ahora se dirigió por unos segundos hacia la pilar insecto y luego, al ver que los ojos del muchacho perdían aquella forma y brillo característico, quitó el arma de dentro del él – Tomioka.. si sientes sed de sangre ¿Tienes la suficiente capacidad de raciocinio para detenerte cuando llegue ese momento? -.

Los ojos de Giyuu se abrieron por el impacto de sus palabras para luego cerrarse levemente a causa de lo deprimido que se sentía. De la mano de Kochou la sangre brotaba sin parar, y aquello, nuevamente era su culpa. No podía soportar aquel sentimiento, por mas que lo intentara siempre acaba hiriendo a su compañera.

Entendiendo a lo que el maestro quería llegar con su pregunta decidió dar una ultima mirada a Shinobu quien estaba a unos metros de él. Como deseaba que las circunstancias fueran diferentes... Pero ya no había marcha atrás.

-No la tengo – respondió con dificultad, sabía lo que su respuesta significaba, por ello, se preparó para recibir el corte final.

Al ver la katana del ex-pilar elevarse Kochou entendió lo que estaba pasando entre ellos, aquel lenguaje cómplice entre discípulo y maestro.

La respuesta de Giyuu lo estaba condenando.

El roce de la nichirinto jamás llegó, con una mirada desafiante la hashira había envuelto en sus brazos a su compañero, ocultando la cabeza de este en su hombro. No permitiría que el hombre le hiciera daño.

-Urokodaki-sama, no se que clase de misión te hayan encomendado pero no puedo permitirte que decidas por tu cuenta los pensamientos y futuras acciones de Tomioka-san... - Estaba completamente decidida, a pesar de que sus piernas aun temblaban de miedo y de su mano aquel liquido color rojizo no cesaba de brotar, no estaba en sus planes el hacerse un lado ni apartarse de aquel demonio - ¡No voy a dejar que Tomioka-san muera! -.

- Entiendalo pilar, Tomioka aun no se ha convertido completamente - insistió Urokodaki - No ha visto su peor forma -.

Aquellas palabras hicieron eco en la cabeza del actual pilar del agua.

«No ha visto su peor forma»

No podía permitir que aquello sucediera, sabía que de ser así habría alguien que pagaría las consecuencias, y tal como marchaban las cosas, todo indicaba que esa persona sería la hashira que le sostenía entre sus brazos.

- Kochou – musitó finalmente mientras le apartaba – esta bien -.

El ex-pilar nuevamente empuñó su arma y la acercó a Giyuu dispuesto a matarlo, por lo visto su discípulo había cedido frente a sus palabras.

-Urokodaki-san, detente por favor – el momento fue acallado por la calmada voz que interrumpía – el peligro ya ha pasado y no es necesario que ataques a nadie -.

En el momento preciso, Oyakata-sama llegaba hasta aquel lugar acompañado de su esposa.

Con un golpe de su nichirinto, Shinobu hizo volar el arma que estaba en la mano del hombre arrojándola a unos metros de donde se encontraban. En su rostro no estaba aquella cínica sonrisa. Solo había odio en sus ojos.

-Kochou-san, aun sabiendo que estuviste a punto de ser el alimento de Tomioka le proteges y a la vez me haces tu enemigo.. - Urokodaki llegó junto a su katana y la recogió para poder guardarla.

- Déjame esto a mi Kochou, por favor regresa a la reunión.. - intervino el hombre que hace poco había marcado presencia - Los pilares comienzan a notar tu ausencia -.

- Entendido maestro - Shinobu realizó una pequeña reverencia con su cabeza y se retiró, no sin antes dirigir una ultima mirada a Giyuu quien se encontraba con la vista clavada en el suelo.

[ × × × × ]

Al llegar donde el grupo se encontraba las cosas seguían normales, aunque ahora la mayoríase encontraba en estado de ebriedad. Nadie notó la ausencia del pilar, o al menos, de haberlo hecho, nadie mencionó ni cuestionó nada. Era bastante triste, pero en cierta medida por aquella noche era lo mejor. 

Cogió un paño de la cocina y rasgándolo fabricó un pequeño vendaje para su mano, así los demás no podría observar sus heridas. 

Aun si Oyakata-sama le dijo que no se preocupara, le era una tarea imposible. Sobretodo mientras observaba la tela blanca teñirse de color rojo a causa del hambre del cazador.

«El cuerpo de giyuu no está respondiendo bien ante la medicina, ni siquiera pueden controlar sus ansias por devorar humanos. El maestro y Tamayo-sama intentan contenerlo, y Urokodaki-san estuvo a punto de matarlo...» pensaba mientras observaba por la ventana en dirección al jardín donde la situación había tenido lugar.

«El corazón de Tomioka-san está siendo completamente ignorado, en este punto.. en este punto inevitablemente se terminará transformando por completo» llevó una mano a su boca, sentía como si quisiera gritar. Sus ojos se volvieron vidriosos, estaba a punto de romperse.

Aquello no pasó desapercibido para una de las personas que se encontraban en aquella habitación.

- ¿Kochou-san? - Pregunto Kanroji rodeándola con sus brazos - te ves muy frágil... Se que lo más probable es que no haya nada que alguien tan torpe como yo pueda hacer... pero puedes contarme lo que te está aquejando.. -.

«No hay nada que pueda hacer» de cierta forma aquellas palabras solo consiguieron aumentar la frustración que sentía de no poder ayudar a su compañero.

¿¡Cómo es posible!?¿¡Realmente no puedo hacer nada!?

Estaba completamente sumergida en la impotencia. Al final no lo soportó más, y en medio de los dulces brazos que le acogían se volvió un mar de lagrimas. Salados mares de frustración.

[ × × × × ]

Al otro día se levantó temprano por la mañana, necesitaba asegurarse que después de todo lo ocurrido Tomioka se encontraba sano y salvo.

Llegó hasta su casa y tras mucho llamar a la puerta pudo comprobar que no estaba ahí. A pesar de eso, se coló por una ventana al hogar de su compañero, no podía dejar la menor cabida a las dudas.

Pero nada.

Con mucho temor en su cuerpo emprendió un veloz viaje a la casa del ex-pilar del agua. Algo era seguro, si Giyuu no estaba ahí, al menos ese hombre sabría donde se encontraba.

- ¿Qué ha pasado con Tomioka-san? - increpó apenas Urokodaki abrió la puerta - No está en su casa ¿Le ha hecho algo? -.

- Claro que no está, lo he puesto en aislamiento - respondió mientras terminaba de abrir la puerta.

-¿Aislamiento?-.

-Así es la forma mas segura - extrañamente estaba respondiendo con claridad todas las dudasde la hashira - Ya no sería algo extraño que aflorara su instinto en cualquier momento. Mientras yo disponga de Tomioka él no podrá dañar a nadie - Lentamente comenzó a cerrar la puerta sin pasar a ser irrespetuoso.

Eso debía significar que Giyuu estaba vivo, escondido en algún lugar pero vivo. De seguro le tenían atado, atrapado en alguna celda donde nadie pudiera encontrarle.

Necesitaba rescatarlo.

- En cualquier caso.. ¿Él esta bien verdad?- antes que el hombre desapareciera lo sostuvo con firmeza de su manga - ¿Dónde esta?-.

-¿Podrías dejarme ir Kochou-san?- preguntó este observándola de reojo - No estoy interesado en responder eso por el momento -.

Suavemente soltó su agarre y Urokodaki siguió su camino.

- ¡Espere por favor! -. 

- Haz tu propio trabajo Kochou-san - fue lo último que dijo antes de desaparecer tras aquella puerta.

Pero Shinobu no se rendiría, haría una parada más antes de volver a aquel hogar por respuestas. Ahora tenía claro que Urokodaki conocía la ubicación del calabozo donde tenían cautivo a Tomioka.

No demoró mucho en llegar a la casa del maestro. Por lo visto estaba en reunión con alguien así que decidió esperar tras el shoji sin hacer ruido. Pero fue imposible no perder el respeto y escuchar la conversación al oír sobre lo que estaban hablando.

- Sabes que ya no es seguro, de no ser por Urokodaki-san las cosas no estarían tan bien el día de hoy ¿verdad? - la conocida voz de una mujer se notaba preocupada.

- Tenemos todo bajo control, no hay de que preocuparse - Oyakata en cambio sonaba bastante tranquilo.

- Oyakata-sama ¿No sería buena idea... enviarlo a vivir con nosotros? - Finalmente le reconoció, se trataba de Tamayo-sama.

Nuevamente conversaban sobre la idea de enviar a Giyuu a vivir con ella. Aunque en esta ocasión, si aquello servía para liberarle de su encierro le parecía la mejor opción posible.

«Ara~ ¿De verdad no hay forma en la que pueda ayudar?» suspiró.

[ × × × × ]

- ¿Has vuelto? - Urokodaki no podía creer que después de horas la hashira volviera a encontrarse  fuera de su casa.

- No me detendré hasta que me diga donde esta Tomioka-san - argumentó con total determinación, la cual al parecer, conmovió el corazón del hombre.

- No hay nada que una buena muchacha como tu pueda hacer por él - le respondió como si fuera capaz de leer su pensamientos, aquella pregunta que durante toda la tarde había cruzado por su mente - de todas formas, te recomiendo pasearte por las habitaciones de huéspedes de Oyakata-sama-.

¿Había conseguido respuestas al fin? 

Aunque solo haya sido un plan para deshacerse de ella no lo dudo y a toda velocidad se dirigio de vuelta a la casa del maestro. Cada pequeña pista podía acercarle a él.

Recorrió todas las habitaciones y ya solo le quedaba una, que a diferencia de las demás, tenía la puerta cerrada.

- ¿Tomioka-san? - llamo por su nombre un par de veces,  al cabo de unos segundos Giyuu se asomó cuando esta se hubo deslizado un par de centímetros.

- Kochou.. - Sus ojos se abrieron enormemente por la sorpresa de encontrar a su compañera en aquel lugar, por un momento creyó que se trataba de la esposa del maestro - ¿Por qué? -.

En la dolida expresión de sus vidriosos ojos azules se podía apreciar lo deprimido y arrepentido que se sentía.

- ¿Ne~ Tomioka-san, por qué estas tan silencioso en este lugar? - preguntó un poco molesta sosteniendo la puerta e intentando abrirla - Ni siquiera hay cadenas o cerraduras aquí que te retengan -.

- Vete - respondió de forma fría mientras forzaba para cerrar.

- Ara~ ¿por qué siempre actúas así cuando alguien te habla o intenta acercarse? - colocó su pie en la puerta, no permitiría que la cerrara.

El muchacho frente a ella suspiró profundamente.

- No puedo escapar de este infierno Kochou.. Lo intento y lo intento pero sigo enjaulado dentro -al parecer se iba a abrir un poco después de todo. Su expresión era lamentable, partía el corazón de cualquiera, incluyendo el de Shinobu - No puedo controlarme, cada día estoy mas cerca de ceder por completo y perderme a mi mismo... Por eso me alejo, por eso te aparto, cada segundo que estas a mi lado corres peligro -.

- Eso no es así - intentó intervenir la cazadora, pero en un brusco movimiento Giyuu sostuvo en lo alto su mano vendada.

- ¿Segura? - dijo enseñándole las heridas que él mismo le había provocado - Lo mejor será seguir las ordenes de mi maestro... Urokodaki-sama me acogió cuando perdí todo, cuando estuvieron a punto de llevarme donde un familiar con conocimientos en medicina creyendo que yo era un niño que había enloquecido. Sin conocerme me dio un lugar para vivir y me enseñó todo lo que sé -.

Shinobu le observaba atentamente sin entender a que punto quería llegar.

- Ese es el porqué a tu pregunta, si él decide matarme, lo aceptaré Kochou - concluyó aclarando todo.

- Está equivocado, está sumamente equivocado - dijo ella finalmente - Ne~ Tomioka-san ¿Ya olvidaste nuestra última misión? A pesar de todos tus cambios, cuando uno de los demonios me acorraló tu me defendiste. No eres un asesino, no como ellos... A diferencia de Urokodaki-san sé que puedes resistir a esto -.

Giyuu permaneció en silencio observándola por unos segundos, su lamentable expresión no había cambiado para nada, al contrario, ahora incluso sus ojos brillaban más, como si en cualquier momento aquellas azules fuentes fueran a romperse y la sutil agua desbordaría por sus mejillas.

- No me iré - finalizó Shinobu, y después de todo aquello, el pilar cedió liberando la entrada.

La hashira ingresó y tras asegurarse de cerrar tomó la mano de su compañero y le arrastró consigo hacia el armario que se encontraba desocupado. Por fin tenía claro lo que quería hacer.

- Kochou... - Musito Giyuu mientras le veía cerrar también la puerta de aquel pequeño lugar sin entender los propósitos de la pilar insecto.

- Ara~ no me mires así - rápidamente se quitó su haori y lo hizo un lado - Si estamos aquí nadie lo notará, por favor, continúa con lo del otro día Tomioka-san.. -.

- ¿A q-que te refieres? - preguntó desconcertado retrocediendo el único paso que aquel estrecho apartado de la habitación le permitía.

- Lo he estado pensando, y me di cuenta que solo hay una cosa que puedo hacer – dijo mientras a ojos cerrados desabotonaba su chaqueta y camisa para exponer de mejor forma su cuerpo.

La mano de Giyuu viajó hasta su boca para cubrirla.

- ¿Qué haces? -.

De forma bastante atrevida la pilar colocó sus manos sobre el pecho de su compañero y suavemente se fue deslizando entre sus piernas para finalmente arrinconarle contra el muro que delimitaba uno de los extremos de aquel armario. Aunque Tomioka intentó evitarlo, no pudo contener el rubor que cubrió su rostro, estaba completamente atrapado.

- Hacer esto es la mejor forma de evitar que tengas hambre - con una de sus manos colocó sus cabellos que caían por el costado de su mejilla tras su oreja y de esa forma ofrecer su cuello al hombre que estaba frente a él, igual como lo había visto en el reflejo de su espejo hacía una semana - Ne~ Tomioka-san, no devores mi piel, solo limítate a beber mi sangre por favor.. Incluso si es solamente como una bebida para ti, si te ayuda a guardar la calma frente a los demás y puedes estar bien... yo lo soportaré -.

Giyuu estaba completamente descolocado con la situación que estaba ocurriendo. No podía creer que la pilar se estaba ofreciendo para servirle de alimento.

- Detente... - susurró a la vez que se agachaba intentando escapar de sus impulsos - Si lo hago no podría perdonarme a mi mismo, Kochou -.

- Entiendo - dijo ella a la vez que se agachaba junto a él para quedar de rodillas entre sus piernas, frente a frente.

La transpiración comenzó a correr por el rostro del pilar del agua y su respiración se agitaba, podía sentir como la herida en su pecho comenzaba a arder y la picazón en su boca indicaba que su dentadura ya había cambiado.

- Lo siento, Tomioka-san... - musitó.

Sus afilados colmillos parecían brillar al igual que sus azules ojos.  Suavemente sus manos viajaron hasta la espalda de la pilar, clavándose en sus ropas y atrayendo su frágil cuerpo hacia si.

- La única cosa por la que no podemos ser perdonados es por hacer esto - continuó diciendo Kochou en una especie de monólogo, Giyuu ya no estaba en condiciones de responderle.

Su boca se acercaba y se alejaba del cuello de su compañera, ella podía sentir su cálida respiración chocando contra su piel, aún en su estado se veía dubitativo, cómo si su mente no le hubiera abandonado del todo.

Eso parecía, hasta que finalmente se clavó profundamente en su carne. El dolor que aquellas múltiples perforaciones produjeron le obligó a cerrar sus ojos. Podía sentir su propio pecho subir y bajar de forma irregular debido a su respiración.

Kochou apretó su mandíbula para intentar concentrarse en otra cosa que no fuera el punzante dolor que aquellos colmillos ejercían en su piel. Suavemente, sin estar segura del por qué, sus manos viajaron hasta la espalda de su compañero y le abrazó firmemente. 

Podía sentir como parte de su sangre abandonaba su cuerpo. Podía sentir también la lengua de Giyuu deslizándose por su cuello para movilizar la sangre hasta su garganta. Aquellos labios que intentaban de manera desesperada que ninguna gota se desperdiciara tampoco pasaban desapercibidos. La sensación de sus dientes clavándose más y más en ella mientras un cálido hilo de sangre comenzaba a descender por su pecho le dejaba en claro que no estaba en los planes de su compañero el soltarla.

- Tomioka-san... detente - le susurró con dolor.

La única respuesta que obtuvo fue el sonido de su garganta al tragar su sangre.

- Si no te detienes me matarás... -.

«¿Por que los demonios hieren a las personas?» aquella infaltil voz resonó en su cabeza.

Finalmente, mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla, se apartó y desvió su mirada.

- Ne~ Tomioka-san ¿estás bien? - preguntó al verle llorar.

-¿Es vergonzoso verdad? - le respondió él sin dirigirle la mirada - Aunque odio a los demonios que no dudan en asesinar a las personas no puedo detener mi hambre -.

Su compañera le observaba en silencio a escasos centímetros de él.

- Abandónenme Kochou - suplicó - ¿Lo comprendes verdad? Esto es igual que con el suero... Antes de que vuelva a sentir tu sangre yo.. -.

- Ara~ , dices cosas muy horribles - Lentamente la pilar comenzó a abotonar su camisa - ¿Cómo podríamos abandonarte? -.

Giyuu le observó fijamente, su rostro estaba cargado de culpa y arrepentimiento, las heridas en su piel aun sangraban y comenzaban a empapar unos mechones que caían sobre ellas.

- Incluso si no te gusta que lo haga... Calmaré la bestia que esta dentro de ti - continuó diciendo - Se que no te estas rindiendo, y eso es lo importante -.

Se levantó de entre sus piernas y colocándose su haori, deslizó la puerta de aquel armario.

- Nada cambiará entre nosotros, Tomioka-san. Por favor, olvida este aislamiento y ve mañana a la reunión -.

Fue lo último que dijo mientras le guiñaba el ojo para luego desaparecer de aquella habitación. Giyuu aún desconcertado le escuchaba alejarse. De pronto pudo observar como la mano que Urokodaki le había cortado la noche anterior finalmente terminaba de sanar. 

De seguro era a causa de la sangre que había ingerido de su compañera.

Aunque todos sabemos como funciona esto, hay algo que no podemos explicar con palabras. Ver a una cazadora actuar como alimento para un demonio.. simplemente es hundirse en un pecado.

«Estamos haciendo algo que no puede ser perdonado... si los demás pilares se enteraran..» pensaba Kochou mientras caminaba por los jardines en dirección a la salida.

- No podemos ser descubiertos por nadie - susurró.

[ × × × × ]

Ya habían transcurrido unos minutos desde que la reunión entre los pilares actuales y los ex-pilares que aún se mantenían con vida debía de haber comenzado. Faltaba solo que Oyakata-sama llegara. Bueno, él y dos personas más.

«¿Dónde estas Tomioka-san? Se que podrás hacerlo»

Su mirada se paseaba por los asistentes, realmente no quedaban ex-pilares.. Urokodaki-san era uno, pero tampoco llegaba.

«¡Tiene que estar con Giyuu! ¿¡Cómo fui tan ingenua!?»

Se colocó de pie y velozmente echó a correr por el hogar del maestro. 

«¡Desde siempre fue una trampa! ¡Por ello me lo dijo!»

Por lo visto, desde un inicio el ex-pilar estuvo esperando que Kochou hiciera lo que tenía en mente.

- Cerrando las ventanas ¿Qué es esto Tomioka? - dijo el hombre que acababa de entrar a la habitación donde Giyuu yacía recostado en la oscuridad. Sin previo aviso las abrió de par en par - ¿Acaso ya has llegado al punto en que no resistes el sol? -.

El cazador se incorporó y cubriendo su rostro con su brazo se mantuvo mirándole en silencio.

«¿Cómo pude distraerme, Tomioka-san debe de estar solo con ese hombre, tengo que apresurarme» pensaba Kochou mientras corría a toda velocidad, ya casi llegaba.

- Vaya... ¿Cómo está tu brazo? Incluso si no es un órgano vital ha sido dañado por un arma anti-demonios - preguntó cínicamente al ver como se resguardaba bajo él - A pesar de tu fuerza regeneradora tardará un tiempo en sanar del todo.. mientras no te alimentes de un ser humano claro -.

El rostro de Giyuu lo dijo todo. Sus ojos se abrieron completamente denotando su asombró.

Urokodaki-sama lo sabía todo.

- ¡No! - gritó la pilar al entrar a la habitación y ver al hombre katana en mano frente a su compañero que yacía en el piso - ¡Tomioka-san! -.

El sonido de la carne siendo cortada y las gotas de sangre cayendo inundaron la pequeña habitación.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro