Capítulo VI
Las múltiples preguntas que se había hecho horas atrás mientras observaba a aquellos demonios desvanecerse finalmente tenían respuestas.
«No pierdes la sensibilidad... eres capaz de percibir todo a tu al rededor»
El césped se mantenía firme bajo sus pies, el sonido de las hojas moviéndose al viento, el embriagante aroma proveniente de la cazadora, su sabrosa y cálida sangre... Todos sus sentidos se conservaban intactos.
«No sientes dolor mediante tus fragmentos comienzan a volar por el aire, pero tampoco sientes el aire. Que decepcionante.»
- No puedo... - musitó entre sollozos la pilar que estaba a su lado. El escuchar aquella frágil voz le obligó a abrir sus ojos - no puedo hacerlo... -.
Con su katana casi rozando el pecho de aquel demonio la expresión de enojo en el rostro de Shinobu comenzaba a transformarse por una cargada de aflicción.
Su mano temblaba, no lograba discernir si por el frío, la impotencia o por la perdida de sangre, lo único que tenía claro era que no se movería de su lugar, no podría atravesar el pecho de aquel hombre que cerrando sus ojos se había entregado sin limitaciones a los brazos de la muerte.
- ¿Qué estás esperando Kochou? - preguntó desconcertado, triste y molesto, mientras acercaba su propia mano a la de ella para sostenerla - ¡Apuñálame! -.
Traccionó de esta con la intención que terminara finalmente por clavar en él su katana pero ágilmente la cazadora se resistió dejando caer su nichirinto al piso.
- No puedo hacerlo, Tomioka-san - repitió con su mirada clavada en aquellos brillantes ojos azules que ahora poseían tan peculiar aspecto.
Totalmente frustrado, las rodillas de Giyuu contactaron con el suelo cuando este se dejó caer. Se suponía que este sería el momento en que por fin era liberado del constante sufrir que las últimas semanas habían conllevado.
¿Qué se supone que haría ahora? ¿Qué quedaba para él mas que vivir cada segundo torturándose por la culpa de haber atacado a la hashira que con sus ojos cargados de angustia le juzgaba?
- Me dijiste que estabas enfermo... - reclamó Shinobu aún estática de pie junto a él.
- ¿No te parece esto una horrible e incurable enfermedad? - su mirada se desviaba hacia el mover de la hierba, no era capaz de continuarle viendo a la cara.
- Tomioka-san... - susurró sin saber que más decir.
La verdad todavía no lograba asimilar del todo la idea que el hombre que por tanto tiempo había sido su compañero se encontraba ahora frente a ella convertido en uno de aquellos que cada noche se esforzaban por cazar.
- ¿Desde hace cuanto? - le preguntó finalmente. Estaba completamente llena de dudas en ese momento.
- Dos días antes que me rescataras de la montaña -.
Los ojos de Giyuu poco a poco comenzaban a perder su brillo y la alargada forma de su pupila, sus filosos dientes empequeñecían junto con sus uñas, todos los cambios comenzaban a ocurrir frente a la hashira que le observaba sorprendida.
- ¿Esto.. ocurre de a ratos? ¿Eres o no eres un demonio? - no lograba entenderlo, el monstruo que hacía unos segundos había estado ahí desapareció por completo en medio de su mirar.
- Yo... - ni siquiera acababa de comprenderlo en su totalidad, pero debía intentar explicarlo - Esto es una lucha constante en mi interior, pero cuando mi voluntad simplemente se debilita... pierdo el control de mi cuerpo. No es seguro estar a mi lado - Concluyó para empezar a caminar en dirección al sector mas oscuro de aquel bosque.
- ¡Espera por favor! - llamó Shinobu confundida - ¿Dónde vas? -.
- Reporta mi fallecimiento, Kochou - con el rostro completamente serio dirigió una ultima mirada a su compañera - lucharé cada día por contenerme... Así que no te preocupes, no devoraré a nadie -.
Desató la guarda de su nichirinto y volvió donde ella para entregársela.
- Con esto creerán en tu palabra - dijo mientras la dejaba en las manos de la pilar insecto y se deba media vuelta para internarse en el bosque - no volverán a saber de mi, te lo prometo Kochou -.
El sonido de un arma cayendo al pasto y unos pequeños brazos rodeándole por la espalda detuvieron su andar.
Con firmeza Shinobu sostenía a Giyuu para que este no se marchara, no de nuevo, no como todas las veces anteriores.
- Ne~... Tomioka-san... - dijo al muchacho que con dolor en su alma elevaba el rostro apretando sus ojos, mientras una de sus manos correspondía aquel tacto colocándose sobre las que le aprisionaban - ¿Por qué te has guardado todo esto en silencio? ¿Por qué siempre te encierras con todos tus pesares? ¿Algún día podrás confiar en nosotros?... ¿En mi? -.
Sin entender por qué, lágrimas comenzaron a brotar sin control desde sus violáceos ojos. Giyuu no dijo nada, simplemente se quedó en silencio recibiendo la cálida cobertura que ese cuerpo le brindaba.
- Vayámonos a casa - sugirió Shinobu finalmente.
- No puedo hacer eso - renegó el cazador que seguía entre sus brazos, aun pensando en el crimen que hace unos minutos había cometido.
- Ara~ sé que desde un inicio no querías venir conmigo a la misión - decía a la vez que intensificaba el agarre de sus brazos con temor de que su compañero usara su fuerza para soltarse y volver a marcharse - Pero de seguro Oyakata-sama me envió para estar seguro de que regresarías con todos nosotros -.
- Kochou... -.
Estaba muy sorprendido con las palabras de su compañera. No era la primera vez que le escuchaba hablar de forma tan comprensiva y amorosa, pero se sentía muy diferente a todas las otras ocasiones. Cómo si las veces anteriores no hubiesen sido tan sinceras. Cómo si la honestidad que embebía sus palabras en este momento provocara en él lo necesario para hacerle regresar.
Finalmente se soltó de aquellos brazos y volteándose, observó de forma fija los violáceos ojos que le miraban aún con algo de lágrimas en sus costados.
- Volveremos - mencionó sin romper el contacto visual - pero habrá una condición -.
- ¿De que trata, Tomioka-san? -.
El pilar del agua se agachó levemente hasta poder recoger la particular nichirinto de su compañera.
- Cuando veas que finalmente he perdido el control y Muzan se haya apoderado de mi... - sostuvo una de las manos de la hashira y ubicó la katana en ella a la vez que apegaba el pequeño filo de esta a su cuello - quiero que sin dudarlo nuevamente, acabes conmigo Kochou... -.
- ¿Acabar contigo? - preguntó horrorizada - Ne~ Tomioka-san sabes que no puedo hacerlo -.
- Si no puedes hacerlo entonces yo no puedo regresar - argumentó de forma dura frente a los ojos que de manera afligida le observaban.
Al cabo de unos segundos en silencio, Kochou apartó su nichirinto del cuello de Giyuu y la guardó.
- Ara~ si no queda más remedio - concluyó con una pequeña sonrisa - prometo que prepararé un veneno especial para ti... -.
Tomioka pudo cerrar sus ojos con tranquilidad y suspirar. Saber que ya había cerrado el contrato con su verdugo ideal, por mas extraño que parezca, le brindaba un particular sentimiento de calma y satisfacción.
Recogió su nichirinto de la hierba y en silencio emprendieron el viaje de regreso donde su primera parada sería el hogar del maestro.
[ × × × × ]
Al escucharles entrar juntos, Oyakata sonrió. Sabía que Kochou no le defraudaría.
La más sorprendida era Tamayo, quien se había mantenido en el lugar esperando el desenlace de la situación.
- Ya veo - dijo finalmente el hombre al escuchar el relato de los pilares - entonces la misión ha sido exitosa -.
- Oyakata-Sama.. - todas las miradas se dirigieron hacia la hashira - quería solicitar algo si me lo permite, en privado -.
Sin cuestionar sus palabras los demás se retiraron dejándoles a solas en la habitación.
Giyuu comenzó a caminar hacia los jardines preguntándose que necesitaba hablar de forma tan secreta con el maestro. De pronto sintió una presencia tras él.
- Te alimentaste de tu compañera - dijo seria y sin titubeos la voz de Tamayo.
¿Como es posible que lo haya notado? Kochou se había cubierto más de un área de su cuerpo con vendajes para no levantar sospechas.
Tomioka pensó en alejarse pero las nuevas palabras que emergieron de sus labios le obligaron a detenerse.
- Conoces la gravedad de lo que hiciste ¿verdad? - le recriminaba - ¿Pudiste parar o ella te obligó? ¿Estas claro de lo que hubiera sucedido si la hashira no fuera una mujer fuerte? -.
Cada pregunta rasgaba su alma. Si, sabía lo suficiente de su estado actual como para entender que sí Kochou no le hubiera golpeado lo más seguro sería que él en este momento fuera un asesino, y no de demonios propiamente tal.
- Lo sé - fue lo único que pudo decir.
- Aún no logramos entender el por qué de tu transformación intermitente Tomioka-san - explicó la mujer que había estado apoyando hacía semanas a Oyakata a estudiar el cambio que el pilar había sufrido - pero sí no puedes controlarte será en vano. Eso marcaría una brecha muy grande entre Nezuko y tú -.
- ¿Una brecha? - preguntó algo confundido.
La mujer se dio media vuelta y comenzó a alejarse. Cuando ya estaba por perderse en medio de aquel corredor dedicó una última y entristecida mirada al pilar.
- No podríamos seguir ayudándote... -.
Finalmente desapareció por completo.
- Aquí estas Tomioka-san... - dijo la voz proveniente de la dirección opuesta a donde la demonio se había dirigido - he terminado de hablar con el maestro, gracias por esperarme -.
En silencio el hashira comenzó a caminar junto a su compañera, no podía evitar observar el vendaje que sobresalía de su cuello y recordar todo lo que la mujer le había dicho.
Él realmente pudo haber sido capaz de acabar devorándola por completo.
- Ne~ Tomioka-san - aquella juguetona voz lo trajo de vuelta de sus pensamientos, pero al parecer ella estaba un poco preocupada - ¿no te daña? -.
Con su dedo índice la pilar apuntaba hacia el lugar donde los primeros rayos del sol comenzaban a aflorar. Giyuu negó con la cabeza en respuesta a su interrogante.
- Ya veo, entonces no habrá problemas... - cruzó las manos tras su espalda y continuó caminando a su lado alegremente - ¿iras a dormir ahora? -.
Sus ojos se abrieron a causa de la sorpresa.
En un veloz y ágil movimiento Giyuu le había acorralado contra un muro dejándola sin escapatoria.
- ¿Cómo puedes actuar así a mi lado? - le preguntó desesperado.
- No entiendo de qué estás hablando -.
- Deberías temerme en este momento Kochou, estuve a punto de matarte - su avergonzada mirada cargada de culpa se desvió hacia el suelo.
- Al igual que yo a ti, Tomioka-San ¿Como puedes caminar tan tranquilo junto a una cazadora de demonios? - la actitud de Giyuu le provocaba un extraño sentimiento de ternura al percibir su preocupación.
- Es diferente - recriminó observándole de reojo.
- Soy la mujer que estuvo a segundos de acabar con tu vida - suspiró suavemente mientras elevaba los hombros - Es lo mismo para ambos... -.
Finalmente el hashira le soltó liberándola de su agarre, Shinobu tenía razón. Quizás el hecho de saber que la pilar a su lado estaba capacitada para matarle era lo que le hacía sentir tranquilo de caminar junto a ella. Pero aún así su mente no encontraba explicación lógica para que esta quisiera permanecer trabajando o simplemente caminando junto a él.
- ¿Estás bien? - dijo cuando habían retomado camino. Llevaba mucho tiempo deseando realizar aquella pregunta pero la culpa que embargaba su ser se lo impedía.
- Ara~ ¿acaso crees que esa pequeña mordida me afectaría? - preguntó con su característica sonrisa afirmando una mano en el brazo de su compañero sin dejar de caminar - No te preocupes por mi Tomioka-san, aquello no fue nada -.
A pesar de sus palabras inconscientemente llevó la misma mano hasta los vendajes de su cuello y lo acarició por unos segundos.
Kochou no quería mentir, pero si no lo hacía estaba segura que el pilar a su lado podría llegar a desaparecer sin dejar rastro.
Tenía miedo. Miedo de que sus dientes nuevamente se convirtieran en los de un salvaje animal, que su capacidad de razonar desapareciera completamente y aquella afilada dentadura se clavara en su cuerpo y no se detuviera hasta haber consumido su último aliento. La última vez no pudo matarle, nada le aseguraba que esta vez podría enterrar su katana en Giyuu.
Si, tenía miedo de él, estaba completamente atemorizada.
Pero de una u otra forma, el miedo a que este desapareciera para siempre era aún peor.
Por ello, habló con él maestro para que le convirtiera en la única pareja del pilar al ser enviado a las misiones. De lo contrario estaba segura que sí este sufría aquel cambio frente a otro de sus compañeros ellos no dudarían y en segundos la cabeza de Tomioka estaría rodando por el piso.
- Ne~ Tomioka-san - colocándose en frente de él le obligó a detenerse - tenemos unos días libres ¿Qué planeas hacer? -.
- Nada en particular - respondió con su desánimo característico.
- ¿Te gustaría que intentásemos mejorar la consistencia de tu medicina? - Shinobu realmente quería ayudar a su compañero. Al ser la única cazadora que tenía conocimiento de su secreto sentía una extraña obligación de ayudarle en todo lo que pudiera - Cuando desarrollé el suero no podía probar su efectividad ni sus características, ahora todo sería más sencillo -.
- No es buena idea - a pesar del cálido ofrecimiento, la preocupación de Giyuu no dejaba de hacerse presente - sabes que es peligroso para ti estar a mi lado Kochou -.
- ¡Esa es una extravagante declaración! - exclamó la voz que interrumpía la conversación - ¿Ya han llegado así de lejos? -.
Las incomodas frases de Uzui Tengen provocaron que el pilar del agua se ruborizara levemente y desviara su mirada mientras guardaba silencio. Él jamás se refirió a eso cuando mencionó el ponerse peligroso.
- Buenos días Uzui-San ¿Qué haces tan temprano por la mañana? - Kochou simplemente ignoró aquellas preguntas sin sentido alguno - ¿vas camino a una misión? -.
- Que extravagante forma de ignorar mis cuestionamientos ¡Es característico de Kochou-San! - entre risas el pilar se cruzó de brazos - Así es, llevo prisa así que tendré que retirarme sin respuestas ¡Nos vemos pronto! - finalizó alejándose rápidamente.
Shinobu estaba acostumbrada a que le hicieran bromas referentes a emparejarla sentimentalmente con Giyuu, pero le parecía lógico ya que el maestro solía enviarlos juntos a misiones y además ella era la única que manifestaba interés en acercarsele a pesar de su frialdad.
Tomioka en cambio se preocupaba cuando esto ocurría, ya que creía que de una u otra forma alguien se había enterado de los sentimientos que arrastraba en secreto por su compañera.
- Ara~ ya se marchó... Sayonara Uzui-san - dijo de igual manera, a pesar de que este ya se encontraba bastante lejos - también me retiraré Tomioka-san, no hemos descansado en absoluto, nos vemos hoy a la tarde para trabajar en lo que te mencioné...-.
- ¡Espera! - mencionó de forma veloz pero no lo suficiente. La pilar ya se había esfumado y sus intentos por negarse fueron en vano.
Suspiró profundamente para luego emprender camino a su hogar, la verdad se sentía bastante cansado y agobiado.
En otro lugar no muy lejano, donde ellos recientemente habían estado, una acalorada discusión, la cual no perdía los aires de respeto, estaba cobrando terreno.
- Intentó devorar a tu hashira Oyakata, eso no es tener las cosas bajo control -.
- Pero se contuvo... - respondía calmado y a la vez molesto el hombre - ambos han regresado con vida -.
- No me parece correcto que continúe llevando una frágil vida de apariencias frente a todos, si pierde el control y devora a alguien destruirá el pequeño equilibrio de convivencia con los humanos que Yushiro y yo tanto nos hemos esforzado por establecer -.
-Entiendo tu punto Tamayo, pero la oportunidad que ha sido concedida a Nezuko debe estar dispuesta a la vez para Tomioka-san -.
- Nezuko no se ha alimentado de ningún humano a diferencia del cazador, no sabemos en que circunstancias pudo finalmente detenerse... - suspiró profundamente, ella de verdad creía que la pilar debió de hacer algo para que este cesara - Insisto en que me parece más seguro que se vaya a vivir con nosotros, así no coloca en riesgo a sus compañeros ni su propia vida -.
- Sumimasen, no podré permitir aquello... No mientras tenga la oportunidad de continuar con su vida tal como siempre la ha llevado -.
- Un guardia.. - dijo al cabo de unos segundos la mujer.
- ¿Disculpa? -.
- No ocasionaré más problemas si Oyakata decide colocar a alguien de confianza a cargo de su vigilancia - terminó de decir.
Tras pensarlo por un momento en silencio el maestro finalmente aceptó.
- Está bien, me parece bastante sensato - concluyó - y conozco la persona ideal para esta misión... -.
De esa forma, todos se sentirían mas seguros.
[ × × × × ]
Tarde por la noche, el suave correr del viento remecía las hojas de los arboles que adornaban los jardines de la finca mariposa, su dulce sonido era cual pequeña tormenta, algunos insectos acompañaban el compás con sus característicos ruidos como si intentasen sumarse a la canción que arrullaba a una ansiosa muchacha.
Kochou no podía conciliar el sueño. Recostada hacía horas sobre su futón, con su cuello ahora libre de vendas, no podía dejar de pensar en lo aterrador que aquel momento había sido.
Sus dedos recorrían una y otra vez la marca que Tomioka había dejado en su cuerpo trayendo a su memoria aquel intenso clic que sintió cuando su piel fue atravesada y el sonido del correr de su sangre siendo succionada.
Un denso escalofrío le recorrió, realmente no podía quitarlo de su cabeza. Aunque tenía lógica... No todos los días estas a punto de perder la vida siendo devorada por tu compañero más cercano.
«Me pregunto.. ¿Qué hubiera pasado, si tal como tenía planeado, bebiera cada mañana una dosis de veneno? ¿Tomioka-san estaría muerto?»
A pesar de haber dudado por mucho tiempo sobre su decisión en cuanto a no beber el veneno, por esta vez se sentía conforme. No quería que Giyuu muriera, menos a causa de ella.
- Al parecer todas las cosas en la vida tienen su por qué... - susurró para si misma mientras se acomodaba en la cama incansablemente.
Después de unos minutos volteándose para un lado y para otro decidió colocarse de pie. Con sus dedos aun recorriendo su cuello se dirigió al espejo que yacía iluminado únicamente con la luz de la luna que se filtraba por las ventanas.
Quedó viéndose fijamente mientras se tocaba. Un calor delicado embriagaba su cuerpo y sus ojos de forma lenta se cerraron.
- Tomioka-san... - aquel nombre que tanto repetía a diario últimamente escapó de sus labios sin previo aviso envuelto en suspiros.
Al abrir sus ojos creyó verle en el reflejo, ahí, en su cuarto, tan real parado tras ella. Lentamente se acercaba de nuevo a su cuello igual como lo había hecho la noche anterior.
El asombro mezclado con el miedo le hicieron voltearse mientras su respiración se agitaba, pero al hacerlo, nadie estaba ahí.
Todo fue producto de sus pensamientos.
¿Pero por qué tenía esta clase de pensamientos con su compañero?
Molesta consigo mismo la hashira elevó una de sus cejas mientras apretaba los puños regañándose mentalmente a si misma y a paso firme volvió a acostarse.
De seguro tantas experiencias extrañas vividas aquel día le habían hecho perder la cordura.
Acababa de cerrar sus ojos cuando una fría corriente de aire meció sus cabellos, lo extraño era que se suponía que la ventana estaba cerrada.
Aun molesta volvió a abrir sus ojos y se giró para ir a comprobar por donde se estaba filtrando el aire, pero para su sorpresa, unos azules ojos le observaban.
- Kochou... ¿Estas despierta? - preguntó el hashira que estaba a una escasa distancia de ella.
¿Nuevamente era su mente? ¿Tomioka de verdad estaba a esas horas de la noche en medio de su habitación?
La segunda alternativa carecía de lógica.
Sentándose comenzó poco a poco a acercar su mano al rostro de su compañero que se encontraba agachado con una rodilla en el piso y la otra doblada junto a su futón, como si deseara comprobar mediante el tacto que tan reales podían llegar a ser sus alucinaciones.
Su pálida piel se sentía fría, y para su sorpresa, bastante suave, tan así que su mano podía deslizarse fácilmente por su mejilla. No podía luchar contra aquella intrusa necesidad de acariciarlo.
Este, sin entender el por qué de la reacción de su compañera desvió su rostro hacia la ventana por la cual había entrado.
- Me quedé dormido y olvidé venir durante la tarde... - pudo decir con bastante dificultad debido a lo incomodo que se sentía - Me retiraré si así deseas Kochou -.
Fue recién ahí cuando la pilar pudo darse cuenta de la vergonzosa situación que estaba generando. Aquel muchacho del cual sostenía su rostro en su mano era realmente su compañero. No era una imagen creada por su mente, estaba acariciando la mejilla de nadie mas ni nadie menos que Giyuu Tomioka, el actual pilar del agua.
- Ne~ Tomioka-san - mencionó mientras una vena comenzaba a engrosarse en su frente a la vez que su ceja se alzaba - ¿Desde cuando se ha vuelto algo normal para ti el entrar a estas horas al dormitorio de una chica? - definitivamente él era el culpable de lo que acababa de ocurrir, o eso quería creer ella. El claro rubor en su rostro denotaba que estaba completamente cohibida.
- No era mi intención - musitó cerrando los ojos.
- Ara~ si no era tu intención ¿Por qué entraste por mi ventana? -.
Sinceramente no podía ante aquella lógica, pero el jamás lo hizo con un pensamiento que fuera diferente a cumplir con lo que la hashira le había solicitado, aún cuando se había quedado dormido y no había llegado en el horario señalado.
- ... -.
Sin dar respuesta se colocó de pie y comenzó a caminar en dirección a la ventana que había funcionado como puerta de ingreso.
- Sumimasen... - dijo con voz baja mientras daba una última mirada de reojo a su compañera - Buenas noches Kochou -.
Su silueta desapareció velozmente de aquella habitación dejando a una confundida muchacha en medio de ella.
Shinobu permanecía sentada, sosteniendo la manta entre sus manos mientras la acercaba a su pecho e intentaba controlar su respiración. En su palma, aun podía sentir el frío y la suavidad de la piel de Giyuu.
¿Por qué le había acariciado? fue algo inconsciente, estaba desconcertada.
«Que noche tan extraña.»
Lo mismo pensó el dueño de aquellos ojos que cada segundo se habían mantenido fijos en Tomioka desde la distancia. Jamás pensó encontrarse en aquella situación.
En silencio en medio de las penumbras, esperando la mas mínima señal para cortar su cuello ante la amenaza.
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