devastado
El atardecer está en blanco y negro,
los colores se fueron huyendo.
Mi humor está destrozado
y así también
se rompieron mis ganas de seguir.
Te veo en el espejo
y me doy cuenta
que no sé lo que es vivir.
Empaco mis maletas,
tengo fijado mi camino
pero desconozco mi destino
así como ignoro
a mi propio corazón.
El atardecer ha perdido su silueta
y se dibuja a punta de letras,
letras borrosas sin color.
¿Qué le has hecho a mi vida?
Me pregunto
y me acuerdo de ti.
De tus puntas abiertas,
de tu forma de sonreír.
Siendo más que un amigo
siempre estuviste ahí
y ahora
el delgado «te extraño»
es tan solo otro hilo
que se rompe y hace daño.
Me veo en el espejo
y me doy cuenta
que no estoy aquí.
Soy un fantasma,
un reflejo de mi pasado,
un grito de lo vivido
que vive con miedo
porque no sabe lo que está por venir.
Este enigmático futuro
se pintó de rojo carmín
y sale de sus labios una melodía,
que narra brevemente
el sufrimiento de los soles.
Siempre estuviste a mi lado
cuando mi espíritu estaba atrapado.
Pero no has logrado
sacarme de aquí.
La soledad me carcome y tu
tan solo te quedas a mi lado,
divagando entre lo perdido y lo amado.
Estoy devastado y tu...
Tan solo miras al espejo,
contemplas la monocromía del atardecer
y te mueves al merced
de los hilos rotos del ayer.
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