Soy los hombros anchos que nunca tendrás,
la barba que nunca adornará tu cara,
la labia que presumes pero que nunca harás.

Es el lado seco de mi almohada
y también
la parte húmeda del pijama.
La libido que nos expondrá.
Ah...
Que vacío me siento.

No hay bulto entre mis piernas.
Si lo hubiera,
esto sería más fácil.
Pensar en sexo sería más fácil.

Venga, que la vida no viene con manuales.
La vida no da tregua ni a sus propios animales.
Por eso
deja que frote mi entrepierna
mientras te relato con versos
el lado amorfo de esta moral,
que me consume día y noche
pero no me permite razonar
sobre lo que hace una niña
con la masculinidad.

¿Intersexual?
No, no es algo biológico.
Es miedo crónico.
Son ganas de más.
Son ganas de sostener agua entre mis dedos.
Son ganas...

Aaron es el impulso,
es lujuria y lascivia escasa.
Mientras que Teresa,
ay, Teresa,
ella es sólo un objeto sexual.

Si los pongo en la balanza,
Aaron siempre gana.
Así es más fácil.
Así, pensar en sexo es más fácil.
Abrir las piernas es más fácil,
aún llevando puesta una falda.