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06- "¿Quién es él?"

Se subieron a la camioneta del abuelo y en cuestión de veinte minutos ya estaban internados en la carretera del bosque. Nicole observaba el exterior completamente nevado; después de todo hoy no había sido un mal día, ¡hasta quizás se hacía un amigo y se sacaba a ese par de viejos de encima!

Poco a poco fueron llegando y el abuelo estacionó en la entrada del garage de la cabaña de madera.

—Mejor no lo guardo porque después tal vez tenemos que salir de nuevo—comentó al aire, mientras salía de su camioneta y se dirigía a abrirle la puerta a su esposa y a su nieta.

Ambas bajaron y entraron a la casa. El cálido calor los recibió a los tres, el abuelo subió las escaleras casi corriendo para dirigirse a su despacho con la excusa de que tenía que esperar una llamada; la abuela a la cocina para realizar "las mil cosas que debía hacer" y Nicole se fue a acostar a uno de los sofás con su teléfono celular en la mano. Se colocó ambos auriculares que había dejado en la mesa ratona y puso música clásica, ya que era su favorita. También cerró los ojos para descansar, pero sorpresivamente le llegó un mensaje que suponía que era de sus padres. Estaba en lo cierto.

El mensaje era de su madre y le preguntaba por qué no le había atendido a la llamada. No se molestó en contestarle, total cuando volviera a molestar le diría que su celular no tenía batería.

La relación de Nicole con sus padres no era la más agradable. Desde niña tuvo que aprender a cuidarse sola, a pesar de que siempre iba una vecina a prepararle la comida. La verdad, ella no sabía si sus padres la querían o no, porque si era lo primero ellos no lo demostraba. Eran tan fríos como la nieve que había en todo el pueblo y para nada cariñosos.

Cualquier persona normal hubiese estado deprimida por un largo tiempo, pero eso a Nicole no le sucedía. En vez de verse necesitada de atención, simplemente lo dejaba pasar y había dedicado todo su amor a su querido perro Dagan, el Dóberman negro.

La adolescente no era para nada rencorosa con su madre y padre, pero aun así les hacía ver que no los quería.

Como ahora estaba con dos ancianos bastantes cariñosos, agradables y dispuestos a verla feliz no se acostumbraba. Varias veces, durante estos tres días en los que había estado con sus abuelos, pensó que exageraban. Después de ver que la apreciaban verdaderamente, se dio cuenta que no era así, aunque igualmente no podía ocultar su mal humor y su cara de aburrimiento.

Otro mensaje llegó y pudo ver que era de un número desconocido. Recordó que le había pasado su número a Fabián para así acordar cuando se iban a juntar, así que revisó el mensaje. Simplemente preguntaba lo que había pensado Nicole.

La chica tecleó rápidamente y le puso que cuando él quisiera, ya que ella tenía bastante tiempo libre.

Esperó unos tres minutos para que el chico contestara, pero no lo hacía. Supuso que era una de esas personas que tardaban en contestar porque se olvidaban o simplemente no sabían qué poner.

El tan esperado mensaje llegó veinte minutos después y, como una desesperada, Nicole le contestó de inmediato. Lo que decía el mensaje era que mañana no tenía problema de pasar por su casa y que le dijera la dirección. Ciertamente, Nicole no tenía ni la más mínima idea de cuál era la dirección, así que fue a buscar a su abuela.

Buscó principalmente por la cocina, pero no se encontraba allí. Estaba bastante cansada de nunca encontrar a alguien cuando la necesitaba, ¡ni que la casa fuera enorme!

Incluso subió las escaleras y se dirigió al despacho de su abuelo, pero nuevamente estaba cerrado y a pesar de los golpes que le dio a la puerta mientras preguntaba si había alguien allí, nadie le contestó.

Esperó unos diez minutos, pero parecía que la casa estaba desierta. Se dio media vuelta para bajar nuevamente las escaleras y escuchó como la puerta se habría tras de ella, se trataba de su abuelo.

—Nena, ¿qué te pasa que golpeas así la puerta? —A pesar de que le había dicho "nena", no estaba enojado. Aunque Nicole pensó que sí porque su voz era más grave— Estaba hablando con el organizador del concurso para la entrevista.

Nicole estaba por disculparse cuando la interrumpió el timbre de la entrada. No sabía quién podía llegar a ser, así que seguida de su abuelo fue hacia allí y abrió la puerta.

Era ni más ni menos que Fabián, quien con su abrigo y su bufanda tapándole hasta las orejas, estaba parado en la entrada mientras pateaba la nieve. La adolescente se sorprendió un poco con la visita inesperada, y su abuelo estaba asustado porque no lo reconocía.

— ¿Quién eres?

Fabián alzó la vista ya que estaba mirando el escalón de la entrada, el cual estaba tapado de tanta nieve que había.

—Y-yo... este... Soy Fabián, señor—Le extendió la mano que estaba protegida por un desteñido guante negro—. El Fabián del concurso, señor.

El pobre chico estaba demasiado nervioso y se tropezaba con sus propias palabras, no esperaba que en su visita a la casa de Nicole fuera a tener que hacer el ridículo.

— ¡Ah, cierto! El que se llevó el primer puesto, ¿no? —Preguntó, aceptando el saludo del chico y poniéndose delante de Nicole.

—S-sí, ¡el mismo, señor!

El abuelo sonrió y le guiñó un ojo. Había escuchado la historia que el chico relató y quedó maravillado, además no podía creer que lo había escrito con sus propias manos.

—Deja de llamarme señor—rió—. Ven, pasa. Ahí fuera te vas a helar.

Nicole se corrió a un lado para dejar pasar a Fabián y luego cerró la puerta. Esto tenía pinta de que el chico se llevaría mejor con su abuelo que con ella, ¡y justo que pensaba que iba a hacer una amistad!

Los tres se sentaron en el sillón de la sala de estar y se pusieron a charlar, mientras que el chico se sacaba su abrigo.

— ¿Qué traes en esa mochila? —Preguntó el hombre, quien había visto como el chico la apoyaba en el sofá.

—Con Nicole teníamos pensado leer los libros que elegí por lo del concurso—Mientras decía esto, abría la mochila y sacaba todos los que la chica había elegido.

"The Silence of the Lambs"—leyó el abuelo en voz alta, acercándose al libro que sostenía Fabián—. ¡Qué buen libro es ese! Recuerdo cuando lo leí, se podría llegar a decir que es mi favorito—exclamó con exagerado entusiasmo.

Por la puerta de la cocina, Nicole vio cómo su abuela se asomaba para ver qué era lo que estaba sucediendo con tanta charla. Llamó a su nieta casi susurrando, y la joven la obedeció.

— ¿Quién es él?

—Fabián, el que ganó el concurso—le contestó un poco irritada. Ya estaba cansada de tantas preguntas.

Dejó a su abuela para que siguiera haciendo lo que tenía que hacer y volvió a la sala de estar, buscó a su abuelo y al chico, pero ya no se encontraban allí.

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Nota: Si quieren que les dedique un capítulo, díganmelo y lo colocaré.

PD: Hay palabra oculta.

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