
04- "Animales del bosque"
*Por razones que desconozco, el capítulo 3 y 4 se intercambiaron de lugar, así que primero lean el 3 (que se encuentra en la parte siguiente) y luego este.
Perdón por las molestias*
Se fueron a sentar para esperar el turno del abuelo y vieron como la mujer que antes los había recibido se les acercaba con la misma sonrisa en el rostro.
—El siguiente es usted—Señaló al abuelo—. ¿Qué tipo de misterio relatará, señor?
Fausto se tronó los dedos en un acto de nerviosismo y miró fijamente a la mujer.
—Yo-yo, cambié de opinión. Voy a contar una historia infantil, ¿puedo cambiar? —Preguntó aún más nervioso— No me siento cómodo narrando algo de misterio, la verdad.
La mujer lo escuchó atentamente sin su sonrisa en el rostro, pero cuando fue el momento de responderle le volvió a sonreír. Le dijo al abuelo que estaba todo bien y que podía cambiar de género cuantas veces quiera, pero que tuviera en cuenta que cuando subiese al escenario ya no habría vuelta atrás.
Fausto parecía ya estar más tranquilo. Miró hacia un lado y vio la cara de aburrimiento de su nieta Nicole. La adolescente miraba hacia el suelo, como si hubiese descubierto una mínima manchita y tratase de averiguar de qué era.
La idea de venir al pueblo había sido de ella y suponía que si lo había pedido era para salir a ventilarse y no estar en esa casa con olor a viejo. A lo mejor, no tenía ganas de estar con esos dos ancianos aburridos.
Absorto en sus pensamientos, el abuelo no notó que uno de los jueces lo llamaba para subir al escenario.
—Abue—lo llamó Nicole tocándole el hombro—. Ya es tu turno.
El anciano se levantó del asiento y se acomodó la ropa. No se trataba de que quería estar presentable, solamente trataba de hacer tiempo. En su larga vida, había escuchado varios cuentos infantiles, pero había uno que le marcó toda su infancia. Sí, estaba seguro de que si lo narraba iba a ganar el concurso.
Repartidos por el mundo hay millones y millones de bosques, algunos que son bastantes conocidos y visitados por turistas y otros en los que los únicos habitantes son los animales. En el bosque "Feliz" vivían muchas especies de animales pacíficamente, sin ningún conflicto. Animales que ya se habían descubierto y animales que serían considerados monstruos, pero en ese lugar todos eran iguales.
No eran animales comunes y corrientes, estos animales se comportaban como humanos.
Una completa comunidad se formó durante miles y miles de años. Varias generaciones murieron, pero pudieron dejarles sus pertenencias a los próximos que iban a llegar.
Nadie en ese lugar conocía la palabra conflicto, odio y otras palabras horribles. En vez de estos malos conflictos, abundaba la felicidad, el amor y la amistad.
Era un lugar habitado por muchísimos animales y sorprendentemente todos se conocían.
Pero un día, mientras se celebraba el festival de la amistad y cuando los animales bailaban felizmente la danza natal de la comunidad, una tragedia muy poco común sucedió.
De la fogata enorme que habían encendido, una pequeña chispa cayó en la ropa de Crispy, un pequeño hipopótamo que estaba de la mano de su padre.
Se preguntarán qué hacía un hipopótamo en un bosque, pero hasta unos cuantos leones vivían allí, ¡incluso cocodrilos! Porque había un lago de aguas bastantes claras por muy cerca y no importaba el hábitat de cada animal.
El pequeño hipopótamo de un año de vida gritó al percibir como la llama le recorría el cuerpo. Su padre le soltó rápidamente la mano y se apartó. A los gritos pidió que alguien trajera un balde con agua para poder echarle a su hijo, pero todos estaban petrificados como roca por el miedo que tenían.
Y a partir de ese día, en la comunidad toda la amistad y el amor se desvanecieron. El pobre animalito murió, porque nadie fue a ayudarlo. Los pocos conocimientos que había no bastaban, debían hacer algo pero ese algo implicaba convertirse en humanos.
Lo que menos querían era eso. Los humanos eran un asco, habían destruido su mundo y provocado la contaminación; nadie cuidaba el medio ambiente ni a los demás; la cacería nunca paraba y por esa razón los animales tuvieron que alejarse.
Alejarse y arreglárselas ellos mismos.
Hubo más muertes en la comunidad, porque gracias al accidente que sufrió el hipopótamo Crispy todos se alteraron y empezaron a comportarse como si fueran humanos: matando, robando y lastimando.
Pero hubo un par de animalitos, que eran familia, que se escondieron para no sufrir ningún daño.
Las casitas estaban desechas, puesto que algún loco había ido con un encendedor bastante peligroso... y ya se imaginarán lo que pasó.
Volviendo al tema de estos dos animalitos, eran el panda Luan y su amigo Black, quien era un gato. Escondidos en una cueva no muy alejada de la comunidad, trataban de esperar a que todo volviera a la normalidad.
Estuvieron en ese lugar por dos semanas, pero la falta de alimentos hizo que tuvieran que salir.
La realidad los golpeó. El lugar que siempre había sido tan colorido ahora solo era de color gris y el suelo estaba cubierto de cenizas por los incendios que se habían provocado. Trataron de localizar a alguien que aún siguiera vivo, pero no; allí todos estaban muertos.
Muy temerosos avanzaron poco a poco, ya que como mencioné antes, tenían algunos comportamientos humanos.
El lugar daba un poco de miedo, ya que todo había perdido la felicidad y se había convertido en sufrimiento e incluso muerte. Si nadie se encontraba en la comunidad, lo más probable era que todos hubiesen pasado a una mejor vida.
—Cuidado—indicó el panda, ya que Black era más pequeño y lo consideraba su responsabilidad—. Me parece que esa zona todavía está caliente...
Black asintió y siguió los pasos del panda, que iba bastante lento supervisando con la vista cuáles zonas estaban ya frías.
Llegaron a una zona donde la vegetación restante del bosque ya estaba de color verde y no se veían rastros de cenizas, así que ya pudieron caminar más tranquilos.
— ¿Qué habrá pasado? —Preguntó Black, con un tono de voz melancólico.
—No lo sé, amiguito. Espero que podamos encontrar a alguien.
El panda se detuvo porque escuchó que alguien pisaba unas hojas secas. Black se detuvo igual que él, conteniendo la respiración. Ambos se voltearon y vieron como a uno de los perros se le veía la carne al rojo vivo. La mitad de su rostro también estaba quemado y en la otra parte solamente tenía el pelaje chamuscado.
— ¿Qué le ha pasado, señor perro? —Preguntó Black, impactado por ver al perro en aquél estado.
—El lobo ha incendiado todo y a todos. Creo que ya escapó, solo unos pocos logramos sobrevivir pero en estas dolorosas circunstancias—se detuvo un momento y los analizó con la mirada a ambos—. ¿Cómo es que están en buen estado?
El perro apenas podía hablar y lo lograba haciendo mucho esfuerzo. Parecía no darse cuenta de la horrorosa apariencia que tenía.
—Cuando todo se descontroló—empezó el panda—, nosotros huimos hacia una de las cuevas que hay por aquí cerca. Tuvimos que salir porque el hambre ya nos estaba atacando.
—Nosotros nos estamos refugiando en una de las casas más alejadas que quedó a salvo. Tenemos varios recursos, si quieren pueden venir a ayudarnos, ¡hay tantos que están heridos!
Ambos animales aceptaron seguir al perro, quien en cuestión de menos de media hora los guió hasta la casa que había mencionado antes.
Al entrar en la casa se encontraron con el triste escenario que allí había: la mayoría de los animales tenían quemaduras graves y solo uno o dos estaban en buenas condiciones para ayudar a los que más lo necesitaban.
Y a pesar de estar en momentos lamentables, Luan y Black trataron de ayudar a todos con una sonrisa en el rostro, porque en momentos así lo mejor que uno puede hacer es sonreír.
Una vez, cuando se había caído un árbol gracias a una gran tormenta, todos se unieron para reparar una casita que se había derrumbado. Ese había sido un gran día y, quizás, el mejor de la vida de Luan. Ahora también se sentía a gusto, pero le daban ganas de derramar algunas lágrimas. Black iba de aquí para allá trayendo agua fría y toallas para poner en las zonas donde había heridas. No sabía nada sobre medicina, en realidad nadie tenía conocimientos del tema, así que lo más probable era que todos murieran.
Después de todo, la muerte era la mejor salida. Tanto sufrimiento para después abandonar el mundo no tenía sentido.
Algunas veces, durante la semana en que ambos estuvieron escondidos, Luan pensaba que no iban a sobrevivir. La cueva no era extensa y no tenían espacio para circular por ahí, además de que no tenían nada. Por lo menos habían sobrevivido, sí, pero no estaba muy contento con ello.
Pasaron unos cuantos minutos desde que habían llegado, cuando alguien tocó dos veces la puerta, preguntando si podía pasar.
El señor perro, quien de inmediato escuchó y reconoció la voz de quién pedía pasar, fue lo más rápido que pudo hacia Black y Luan.
—Es el lobo, ¡es él y vino a matarnos!
A Luan se le ocurrió de inmediato una idea. Le indicó a todos que salieran por la puerta trasera lo más silencioso que puedan y él hablaría con el lobo.
Todos lo obedecieron sin chistar, y lentamente fueron saliendo.
— ¿Quién es? ¡Ya voy! —Dijo cuándo todos ya estaban fuera.
Abrió la puerta y se encontró con el lobo, el cual parecía estar sonriendo.
— ¿En qué te puedo ayudar? —Preguntó cortés.
—Estaba buscando a alguien...
No pudo terminar decir la oración porque Black apareció detrás del oso panda y se abalanzó sobre el lobo para poder atacarlo. Lo rasguñó con sus largas uñas y lo mordió, haciendo que este sangrara.
Fue una pelea muy dura, porque el lobo era mucho más grande y le estaba ganando. Pero de un momento a otro, Black trató de alejarse de él y volvió a entrar en la casa, ya que por la pelea se habían internado más en el bosque.
Mientras tanto, el oso panda también había huido para adentro de la casa, pero justo cuando entró, Black salió con un encendedor. Fue corriendo hacia el lobo que estaba de espaldas a él porque había oído un ruido, y lo encendió.
El pelaje se le empezó a quemar, y luego la fuerte llama recorrió todo su cuerpo. Black y Luan se fueron corriendo a buscar a los que estaban heridos.
Se escuchaban los gruñidos del lobo, que estaba sufriendo tanto como lo habían hecho los demás animales. Se lo tenía bien merecido.
Cuando Black y Luan encontraron a los demás animales, se dieron cuenta que habían tardado mucho. Ya estaban muertos.
-o-o-o-o-o-o-
Nota: Hay una palabra escondida a lo largo del capítulo. El que lo encuentre será el nuevo Sherlock Holmes.
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