1. ¿Cuánto dura el primer amor? /Final
Yoongi no sabe cuánto dura el primer amor o si el amor realmente puede medirse con exactitud. Pero al suyo con Kim Seokjin le ha puesto un plazo. Un periodo de "hiatus", donde ni él ni Seokjin se buscarán.
—¿Seis meses? —quiso estar seguro Seokjin y Yoongi le dio una palmada en la espalda desnuda.
—Ya sabes que sí, ahora mata a esa araña que bien que se nos pudo haber trepado por la cara mientras dormíamos y puesto huevos en nuestras orejas.
La imagen mental de eso estremeció a Seokjin que estiró el brazo con el que sostenía una pantufla. Blandió su arma de RJ como un guerrero que protege a su caballero. Justo al momento, la araña decidió moverse por lo que toda gallardía se perdió y se hizo hacia atrás gritando. Tropezó con su novio que, a su vez, tropezó con el colchón.
Cayeron los dos juntos.
La araña se escapó.
Quedaban horas para que Seokjin se fuera.
Yoongi las contó.
—¿Qué hiciste? ¡Ahora estará furiosa y buscará vendetta!
—Podemos armarnos de más pantuflas para defendernos —propuso tranquilo Seokjin saliendo de encima de Yoongi y sentándose a su lado—. O mejor tener sexo.
—Eh, bueno.
Por lo que se dispusieron a hacerlo otra vez. Lo habían hecho apenas llegó Seokjin anoche, de madrugada; al amor y al sexo. Yoongi contó orgasmos.
Cuando Seokjin le besaba un hombro volvió a mirar al techo, distraído. Le había pedido a Seokjin que no fuera; Seokjin apareció de todos modos.
Era la última noche juntos, última mañana y mediodía.
—¿Si una araña pone huevos en tu oído eres nido o padre de esas arañitas bebé?
Seokjin se rio con ganas. La ocurrencia era divertida y oportuna. Él tampoco estaba de ánimo para hacerlo. Aunque él no contaba.
—Supongo que podemos solo recostarnos y besarnos.
Yoongi no pudiendo soportar estar quieto, se levantó y empezó a arreglar el departamento.
Debía devolver la llave; volver a casa.
Llamar a Jimin y Taehyung.
Despedirse de Seokjin.
Eran 14:47. Habían dormido hasta la una.
El desvelo les robó horas despiertos. Juntos.
Cuando Seokjin se levantó fue hasta donde Yoongi para notarlo ocupado en su teléfono. Interrogó qué hacía, bostezó junto a su oído y le pellizcó el abdomen —dos veces— para que le contestara.
—Te quitaré de mejores amigos en Instagram. Hay historias que no tienes derecho a ver —Yoongi tomó su celular y eso hizo justamente. Luego se tomó una foto con Seokjin y luego lo besó otro rato más—. ¿Por qué nunca subimos fotos juntos a nuestras cuentas?
Yoongi tenía ciento cincuenta fotos juntos. De Seokjin tenía más del doble de ese número; las contaría cuando las borrara.
—No quisiste porque dijiste que tendrías atención de gente idiota. Me prohibiste hacerlo por lo mismo.
—Verdad. Y no me quejo, ahora que te vas seguro estarían esperando a que elimine toda evidencia.
—¿Vas a hacer de cuenta que no existo? Digo, ¿al menos estos primeros seis meses?
—Tu nombre será una palabra silenciada, entiende. Te amo, pero te vas y me dejas —Razonó.
—¿Y esto es todo?
—¿Qué esperabas? —Se peinó nervioso—. Mírame, parezco entero aquí charlando con mi primer amor que se va y casi ni se nota que en cuanto te des vuelta voy a mostrar mi lado menos bonito. Ya sabes, ese que se identifica con cualquier frase o con cualquier canción. Incluso las del tipo conejo... ¿cómo se llama?
—¿Bad bunny? —aventuró Seokjin.
—El mismo. Así que no te atrevas a juzgarme —Le acarició el rostro—. He pensado en ti también, que no creas que esto lo hago por mí.
Seokjin sonrió. Yoongi había perdido la cuenta de cuantas veces la sonrisa de Seokjin se debía a algo que él hacía o decía.
—Quisiera meterte en la maleta y llevarte conmigo, Min Yoongi —Tampoco contó cuánto fue nombrado por el primer amor de su vida. Ahora era tarde.
—No quepo en una maleta aunque me veas así —sonrió.
La alarma sonó y era tiempo de que Seokjin se fuera a su casa para de allí irse a la terminal. De viaje a casa tendría casi cuarenta minutos. Más de trece canciones, contó Yoongi.
—Bien. Adiós —El último adiós de Seokjin sería el primero que contara para Yoongi—. Te amo.
—Te me cuidas —Yoongi no iba desperdiciar un te amo en quien se marchaba. Porque no era necesario; se gastó todos durante los últimos días.
Se miraron con sonrisas genuinas. Desdramatizar lo que les hace daño era parte de querer al otro.
—¿Seguro de que no quieres acompañarme? Piensa que si estás aquí solo la araña vendrá a reclamar su padre nido.
Yoongi no le recalcó que le daba jodidamente igual una araña. El nudo en su garganta era todavía más ponzoñoso que eso.
Sus labios decididos a sellarse incluso cuando el beso de Seokjin le reclamó entrada.
No lo hizo, pese a que fue el último beso. Y se acabó, ¿eh?
Quedó solo —por casi dos horas— en lo que Jimin llega a hacerle compañía.
*
Park Jimin abrió la puerta esperando ver un desastre típico de las películas de desamor. No lo halló, en su lugar, solo vio a Yoongi escribiendo.
—¿Qué haces? —preguntó sin saludar.
Yoongi se masajeó la frente porque le dolía la cabeza.
—Estoy atascado en el puente de esta canción —comentó mientras Jimin se sentaba a su lado en la cama para curiosear—. No me convencen los últimos arreglos que hice.
—Bien, entiendo. Canción, no Seokjin.
Yoongi miró la hora. 16:34. Seokjin salía de viaje a las 17:00.
—¿Vas a portarte como el gran amigo que eres y pretender que no se está yendo el chico que amo y que en realidad me importa una puta canción? —Jimin lo abrazó, pero lo dejó ir enseguida—. Gracias, ahora, necesito que cantes esto.
—A la orden, men.
Cuando Taehyung llega una hora después, tampoco hace comentario alguno. Menos que menos porque él sí fue a despedir a Seokjin junto a Jungkook.
YoonGi agradece el gesto de no mencionarlo.
El día pasa en calma. Horas sobrevuelan el reloj y se burlan de Yoongi; a la noche no puede evitarlo y enciende su teléfono para descubrir que Seokjin no le ha escrito. No lo ha llamado ni una vez. Eso habían acordado.
—¿Está mal si ahora mismo lo odio un poco? —susurró para no despertar a Taehyung que lo usaba de almohada—. ¿Jimin? ¿Sigues despierto?
—Aguanta, está llegando la parte donde se quita el sostén —dijo en el mismo tono. Dormía solo porque perdió en el piedra, papel y tijeras de nuevo.
Yoongi arrugó la nariz por el comentario.
—¿Estás viendo porno?
Jimin se rió.
—Nah, estaba leyendo un fanfic Drarry y prefiero que creas que es porno. Ahora —dejó el teléfono bajo la almohada y miró a Yoongi— ¿qué decías?
La penumbra del cuarto provenía de una lámpara ridícula que Seokjin le obsequió a Yoongi. Había sido una de esas manualidades que obligaban a hacer en una asignatura de taller. Yoongi, en cambio, le regaló un baúl chueco. Lo suyo no eran las artesanías.
—Me siento extraño, ahora mismo odio a Jin.
—Yo igual —Jimin estiró el brazo para pellizcar el trasero de Taehyung que sobresalía del colchón; siguió conversando como si nada—. Es como un odio contagioso, ¿entiendes? Si tu lo amas, yo también. Y si lo odias, pues lo mismo. Lastima que no aplicó al romance completo este contagio, podríamos haber explorado el basto mundo del poliamor ¿imaginas?
—Lo siento, pero no podría con Seokjin.
—Yo sí, su atractivo me hace temblar el asterisco. Lo juro. Se lo hubiera dado sin problemas.
Yoongi rodó los ojos y sonrió. Quería mucho a su amigo. Extrañaba a Seokjin.
Taehyung masculló algo entre sueños. Yoongi concluyó que estaba de lado de lo que dijo Jimin. Lo del asterisco tembloroso era un efecto Seokjin.
—¿Crees que hice mal por no despedirlo? Es que no quería hacer esa escena absurda del que se queda. Lágrimas, besos, manos saludando como payasos. Nosotros no somos así, no lo fuimos.
Taehyung suspiró tembloroso; claro, pensó YoonGi que este dijo que hubiera sido lindo que fuera.
Jimin estuvo de su lado:
—Hiciste lo que querías y punto. Seokjin me escribió —Levantó su manito regordeta para aclarar—: perdón, hablé con él cuando venía hacia acá. Me dijo que se alegraba de que no fueras, sus padres harían una escena y quería quedar como alguien genial.
—Es muy genial.
Taehyung manoteó y le golpeó en la frente; de seguro confirmando la genialidad de Kim Seokjin.
—Ajá. Y lo amas, aunque lo odies ahora.
—Luego dejaré de odiarlo y lo amaré.
—Y luego lo amaras menos.
—Y menos y menos.
Taehyung arrugó la frente, su barbilla tensa. Al parecer, a él también le dolía saber que eso pasaría eventualmente.
—Hasta que ya no quede nada y al fin me des chance a que salgamos. Yoonie, soy el novio perfecto ¿no te enteras?
—Te amo, Minie.
—Te amo, YoonYoon.
Taehyung tosió; por supuesto, los tres se amaban.
Cuenta regresiva: ¿Seis meses para olvidar a Kim Seokjin?
Taehyung roncó; Yoongi le dio la razón: basta de contar.
Se la pasó haciendo cuentas regresivas, contando los días juntos, los días que les quedaban, las horas para que se fuera, las horas en las que se amaron y... ¿Debía realmente ponerse a tachar en el calendario los días que extrañaba a Seokjin hasta que, o se le gaste el marcador o se le gaste el corazón de tanto pincharlo con recuerdos?
—Sería absurdo —Concluyó Jimin, de acuerdo con Taehyung que masculló algo mientras se rascaba el trasero.
Yoongi asintió. Así era.
Absurdo.
Fin.
N/E:
Los tres extras que quedan están fuera de la cuenta regresiva.
:)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro