xl. la absolución
RUINAS,
capítulo cuarenta: la absolución!
IRINA MORGAN-ROGERS CORRIÓ CON TODA LA VELOCIDAD QUE PODÍA. Sintiendo arder cada músculo de su cuerpo como una llamarada celestial, la energía corría entre sus venas y su respiración se volvió más y más agitada. La muchacha observó que Thanos alzaba su espada, indicándole a su ejercito que atacase sin piedad – esperando un choque de mundos inevitable. En cuanto convergieron ambas fuerzas, rayos y fuego comenzaron a surgir a sus anchas, iluminando el campo de batalla con su gracia y violencia roja. Irina lanzó pequeñas esferas de energía y se impulsó frente al ejército para destrozar sus filas. Scott golpeó a una bestia gigante, provocando que esta colapsara en el suelo, aplastando a varios enemigos.
Irina observó como Tony y Pepper se deshacían de varios enemigos voladores al mismo tiempo, trabajando como equipo y ella sonrió. Erika Barton soltó una flecha para derrotar a un enemigo que estaba detrás de su compañera y ella le miró.
—Deja de distraerte, Morgan—dijo Erika con aire divertido y ayudó a su amiga a golpear a otro soldado con su pierna. Ambas pegaron sus espaldas—. Extrañé ver tu patético trasero.
—Créeme, yo extrañé el tuyo más—declaró antes de sacar su arma y disparar.
Erika lanzó dos flechas explosivas y arrastró a Irina a un lado para esquivar la explosión, cayendo a un lado donde Steve y Thor luchaban. Al ver que Steve sostenía el martillo de Thor sin problemas, Erika abrió los ojos y gritó—¡LO SABÍA!¡ÉL ES DIGNO!
Steve, al haber lanzado el martillo, recibió otro, el cual resultaba ser Stormbreaker – mientras que Thor tenía el más chico. Ambos hombres se miraron por un momento y Thor extendió su mano—Dámelo. Tú toma el pequeño.
Irina decidió correr para volver a impulsarse, lanzando otra bola de energía y perforando el suelo, haciéndolo temblar. Una pequeña horda estuvo a punto de pasar, pero se crearon dos portales, engañando a las criaturas para distraerlas. Kyle Belkova lanzó discos de magia gigantes, partiendo a todos a la mitad – dejando a Irina sin palabras.
—Gracias, pero ya los tenía—declaró la rubia.
—Han pasado cinco años y aún sigues siendo testaruda—replicó el hechicero antes de abrazarla—. Gracias.
—Tenía que traerlos de vuelta—murmuró Irina abrazándolo—. Es genial verlos aquí.
—¡Los abrazos para más tarde!—exclamó Stephen lanzando más discos de magia.
Irina y Kyle se separaron, el Hechicero Supremo miró fijamente a Kyle, guiñándole un ojo antes de salir volando con su capa hacia otro sector. Irina soltó una carcajada mientras que Kyle lanzaba otro disco de magia—¿Sabes que significa eso?
—¿Qué?
—Una buena promesa de sexo—añadió el hechicero antes de correr a una escalera invisible gracias a su magia.
A su lado, Clint Barton corría con el guantelete y las gemas entre todo el caos desatado, Sam Wilson asesinando a un monstruo que venía detrás de él para cazarlo. Irina tomó carrera para seguirle y Clint se sintió aliviado de ver a su compañera bien. Irina limpiaba cualquier obstáculo que había en su paso, mientras que Barton miraba hacia atrás—¡Cap!¡¿Qué quieres que haga con esta cosa?!
—¡Lleva las gemas lo más lejos posible!—respondió Steve por el comunicador.
—¡No!—dijo Banner en otro canal—. Las necesitamos para regresarlas.
—¿Qué diablos ocurrió con la máquina?—exclamó Irina siguiendo a Clint.
—Thanos destruyó el túnel cuántico—añadió Tony.
—¡MIERDA!—gritó la rubia antes de levantar dos pedazos de tierra con soldados antes chocarlos contra ellos—. ¿Alguna idea?
—¡Esperen!—dijo Scott antes de volverse pequeño—. No era nuestra única máquina del tiempo.
Los dos Vengadores se detuvieron y, repentinamente, una bocina extraña resonó en el campo – con el tono de una canción para niños. Irina miró hacia el horizonte, buscando aquella horrible camioneta donde Luis, amigo de Scott, dijo una vez: "Sí, viejo. Mató a DiCaprio".
—¿Alguien ve una camioneta horrible por ahí?—preguntó Steve por el comunicador.
—¡Sí!—exclamó una mujer que pasó volando con un caballo—. ¡Pero no te va a gustar donde está estacionada!
Clint, al verla pasar, frunció el ceño—¿Eso es...un Pegaso?
—A Roman le encantaría ver uno de esos—respondió Irina maravillada, hasta que un gruñido se escuchó detrás de ellos y eso fue suficiente para que la rubia empuje al arquero—. ¡Vamos, corre!
Los dos corrieron, evadiendo y destruyendo soldados y monstruos que se interpusieron en el camino. Irina se hizo a un lado y libró el camino por otro, siendo atacados por más y más enemigos pero el rey de Wakanda aterrizó haciéndolos apartarse a un lado. Irina se levantó y se encontró con Clint dándole el guante a T'Challa. La rubia lanzó una granada para correr y hacer explotar una horda completa. Kyle lanzó discos que se convirtieron en escaleras mientras ella seguía el rastro del rey, quien corría a máxima velocidad para llegar rápido a la máquina. Thanos intentó quitárselo una vez, pero Wanda se lo impidió, desarmando su traje y dándole una golpiza que lo alejó del guante por unos minutos.
T'Challa le entregó el guantelete a Peter, quien pasó para agarrarlo y evitar que Maw, uno de los soldados de Thanos lo consiguiese.
—¡QUE LLUEVA FUEGO!
Irina aterrizó en un lugar y vio que los cañones de la nave se calentaban, antes de disparar contra el campo infestado de vida y muerte. Morgan se impulsó hacia arriba juntando sus manos para alzarlas y crear un escudo de fulgor azul, el cual detuvo la catástrofe que se estaba creando en el entorno. Peter viajó hacia la camioneta gracias al impulso que le dio Steve con el martillo, luego con el pequeño aventón que Pepper le dio, terminando en aquel. Irina gritó con todas sus fuerzas, intentando cubrir toda el área, pero el repentino dolor de cabeza era demasiado grande y desistió. Pepper voló hacia ella, mientras que las explosiones hacían temblar el suelo, para llevarla hacia el guantelete, donde Peter corría. Ella aterrizó y corrió junto al niño, hasta que fueron sorprendidos por una explosión. Irina tomó el cuerpo de Peter y ambos cayeron juntos en un pequeño hueco – cubriéndose las cabezas gracias a los sonidos fuertes de las explosiones.
Pero todo se detuvo, por un segundo.
Los cañones cambiaron de dirección y comenzaron a disparar hacia el cielo.
—¿Qué diablos es esto?—preguntó Sam por el comunicador.
—¿A qué le disparan?—insistió Irina mirando al cielo.
Un fulgor amarillo y blanco se vio en el cielo, bajando a gran velocidad e Irina gritó de alegría al ver que se trataba de una de las personas más poderosas del universo: Carol Danvers. Ella atravesó sin problemas la gran nave, destruyéndola para quitar los cañones, dando una vuelta para dirigirse a la cámara principal, destruyéndola por completo. Aquella misma figura vio como la nave se estrellaba y dejaba de estar funcional, hasta ver el guantelete brillando a un lado.
Y en cuestión de segundos, Carol Danvers aterrizó junto al guantelete, el cual estaba en brazos de Peter Parker. Carol ayudó a la rubia a ponerse de pie—¿Estás bien?
—Ahora que estás aquí, claro que si.
Ella miró a Peter, quien se veía emocionado y asustado al mismo tiempo.
—H-Hola...soy Peter Parker.
Carol sonrió de lado—Hola, Peter Parker. ¿Tienes algo para nosotras?
Peter se puso de pie y miró al frente, observando como el ejercito venía a su posición. Irina respiró hondo antes de apretar sus puños. Peter, por su parte, estaba dudando de la siguiente acción a realizar.
—No sé cómo cruzarás todo eso.
Wanda aterrizó a su lado—No te preocupes.
—Ella tiene ayuda—dijo Erika colocándose a su lado, mientras otras mujeres se unían al grupo.
Irina miró a sus nuevas compañeras de grupo y alzó su puño—¡ATAQUEN!
El grupo de mujeres gritó, abriéndose paso a la nueva lucha contra los enemigos restantes, así permitiéndole el paso a Carol, quien salió volando en dirección a la camioneta. Irina golpeó, hundió y aplastó a todos los enemigos que pudo, ayudando a sus compañeras, Erika disparaba flechas y provocó grandes explosiones, Nébula y Gamora descuartizaron cuerpos alienígenas sin cesar, Shuri disparó con sus guantes sin piedad alguna mientras Okoye danzaba con su lanza de un lado al otro, asesinando a cualquier enemigo que se le acercase. Pepper libró el camino para todas, quienes siguieron corriendo para acompañar a su hermana Carol. Irina lanzó una lluvia de bolas de energía, destruyendo a más y más enemigos.
Steve miró a Thor en ese momento—Esa es mi chica.
Thanos estuvo a punto de intervenir, pero el grupo de mujeres lo apartó, logrando que se desplomase en el suelo, para darle más segundos extra a Carol en su trayecto a la camioneta. Sin embargo, el Titán Loco lanzó su espada rota – gracias a Wanda – la cual terminó incrustándose en la máquina, produciendo una explosión gigante. Todos salieron volando a diferentes direcciones, Carol fue la última en encontrar el suelo, perdiendo su agarre en el guantelete.
Ahora debían pensar el nuevo Plan B.
Tony fue el primero en ver el guantelete, pero en cuanto Thanos entró en su campo de visión, él corrió para empujarlo, generando que el titán lo apartase de un golpe, siendo Thor el siguiente en intentar matarlo con su hacha. Steve se trepó a sus espaldas, ejerciendo más presión con él. Ambos terminaron siendo abatidos en cuestión de segundos y Thanos recobró el guante, colocándoselo y concentrando su poder – a punto de chasquear los dedos.
Carol golpeó su pierna, para luego dirigirse hacia su mano pero fue interrumpida por la otra mano de Thanos y este la lanzó a un lado – para luego intentarlo otra vez permaneciendo con su mano abierta. Irina corrió lo más rápido que pudo para ayudarla, Carol estaba a punto de doblegar a Thanos pero este agarró la gema del poder y la colocó en su propia mano antes de golpear por última vez a Carol. Irina aceleró, mientras Thanos acomodaba su guante y ella se impulsó hacia arriba, intentando una última vez.
Irina golpeó a Thanos con sus puños, sintiendo como el dolor era más y más fuerte que ella, pero la rubia nunca dejó de pelear. Lanzó patadas, esquivó golpes de Thanos y utilizaba todo lo que tenía en su poder para doblegarlo. Irina se sentía fatigada, cansada, sin embargo, ella no se rendiría hasta que el titán la matase otra vez. Thanos estuvo a punto de agarrar su cabeza con el guantelete y ella lo detuvo con sus manos, con sus propias manos, ejerciendo fuerza hacia arriba. Irina no escuchó a nadie a su alrededor, ni a los gritos de Steve, ni los de Stephen, ni los de Tony.
Era solo él y ella.
Irina apretó sus dientes, aplicando más fuerza en su agarre, venciéndolo con sus propias manos, soltando un grito desquiciado que pronto acabaría con su mera existencia. Gritó y gritó, hasta que Tony vino para ayudarla, intentando de quitarle el guantelete pero ambos sin éxito, siendo apartados por el gigante morado.
Ambos se levantaron con pesadez e Irina miró a Thanos, quien volvió – una vez más – a ajustar su guantelete.
—Soy inevitable.
Y chasqueó los dedos.
Irina se quedó sin aire.
No pasó nada.
A su lado, escuchó un quejido a modo de protesta y ella giró su cabeza, observando como Tony Stark portaba las seis Gemas del Infinito en su propio guante. Irina no lo comprendió por un segundo, pero luego se dio cuenta de que Tony había dicho algo antes sobre sus trajes: "En tu traje y en mi traje tenemos un modelo retractor para poner las Gemas del Infinito en nuestras manos. Hacer de nuestras manos un guantelete, por si las cosas salen mal".
Él tenía el verdadero guantelete en sus manos.
—Y yo...—declaró el millonario con el poco aliento que le quedaba—. Soy Iron-Man.
Con tan solo eso, Tony Stark chasqueó los dedos.
Repentinamente, toda alma que Irina podía sentir en aquel campo de batalla, toda alma enemiga...simplemente desapareció. Todos los monstruos, todos los enemigos, se convirtieron en polvo, desapareciendo en el cielo. Irina sollozó mientras veía a todos morir en los cielos, mientras que Thanos, el que más resistía, se sentó. La rubia caminó hacia él, mirándolo fijamente y él, resignado y derrotado, simplemente la miró.
Irina sonrió—Debiste haberme matado cuando tuviste tu oportunidad. Gran error—se acercó un poco más a él—. Esto...como tú lo llamas, esto es piedad.
Irina vio como se reclinaba hacia adelante y el polvo salía de su cuerpo, desintegrándolo hasta hacerlo diminuto y luego, él dejó de existir.
Realmente había terminado.
Aquella era la absolución de Irina Morgan.
Tony Stark fue a recostarse a un lado, captando la atención de la rubia mientras el resto de los guerreros se unían a ellos. La muchacha se acercó, ayudándolo a sentarse para poder recuperar el aliento, pero aquella no era la razón por la cual Tony quería recostarse. Irina sabía perfectamente que su cuerpo no podía tomarlo, tomar ese poder y dejar que él siga con su vida como antes – aquella acción, el chasquido, no lo dejaría vivir como él quería.
Tony Stark estaba muriendo e Irina sabia que ella no podía hacer nada al respecto.
Luego de que Rhodes se acercó, acariciándole el cabello una última vez, Irina caminó lentamente hacia él, conectando sus mentes en un vínculo simple para poder hablar. Ella sentía la agonía y la tristeza en la mente de Tony, sintiéndose miserable pero aliviado por haber recuperado lo que él quería. Irina se agachó frente a él y tomó su mano.
—Tienes que dejarme ir—dijo una voz a su lado.
Irina ladeó su cabeza, encontrándose con la figura de Tony, vistiendo ropa formal, con aquellos lentes tan característicos de él – se lo veía sano, rebosante de vida. Irina no tardó en soltar un par de lágrimas.
—Me dolerá si dejo que te vayas—respondió la rubia desde su lugar—. Hace cinco años tú dijiste que no querías despedidas, que querías formar parte de la vida de mis hijos y...¿ahora que tienes todo eso decides irte?
—Cueste lo que cueste.
—No quiero que te vayas.
—Irina...
—¡No!—bramó Irina mirándolo fijamente—. ¡Me niego a aceptarlo!¡Me niego a dejarte ir!
—Cuando te conocí...eras una niña insoportable—dijo Tony acercándose a ella—. Esa primera noche que te quedaste en mi casa a dormir, cuando mis padres seguían vivos, me pregunté...¿qué diablos tiene esta niña que yo no tengo?—Irina soltó más lágrimas—. Sus padres la aman, la cuidan, la protegen...y cuando supe lo que le pasó a tus padres cuatro años después...lamenté haberte tenido envidia. ¡Rayos! Incluso me divertía mucho cuidarte toda una tarde, llegué a agradarte. Y después de años más tarde, regresas a mi vida otra vez—se quitó los lentes—. Y nosotros dos terminamos teniendo esa amistad que tanto odiaba. Fue inevitable no quererte, Irina Morgan—la señaló con un dedo—. Cuando quites esa mano de la mía, te pondrás de pie, te harás a un lado y dejarás este campo de batalla con la frente en alto. Tienes una vida para vivir, tienes una familia a la cual cuidar y tienes amigos que te quieren tanto como yo—su voz se quebró—. ¡Y...!¡Y me dejarás ir!
Irina no dijo nada.
—Gracias...por todos estos años—dijo él, finalmente—. ¿Me dejarás ir?
—Eres demasiado insoportable, ¿lo sabías?—sollozó ella—. Te quiero, tonto.
Tony se inclinó para besar su frente—Yo también lo hago, Ojitos Diabólicos.
Irina separó su mano, poniéndose de pie y Tony desapareció de su lado. Todo el mundo se puso alrededor del ellos, Peter se acercó a él, indicándole que habían ganado – pero el Vengador no le respondió nada. Rhodes lo apartó, al ver que comenzaba a llorar e Irina se sorbió la nariz, mientras que Steve, a su lado, le tomó la mano.
—Vamos a estar bien—dijo Pepper mirándolo—. Ya puedes descansar.
Tony miró al vacío y Morgan pudo ver como su reactor se apagó. La rubia soltó un sollozo, antes de abrazar a Steve con fuerza, mientras que él soltaba lágrimas en silencio – ante la pérdida de un gran héroe, pero también un gran amigo.
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El funeral no fue nada fácil.
Una parte de Irina realmente quería gritar mientras la otra quería luchar contra aquel dolor. Explicárselo a James y Roman fue la parte más dura, ya que ellos realmente querían a Tony, explicárselo a la pequeña Morgan también fue lo más complicado – también. Ese día, la familia Rogers vistió de negro, los dos niños acompañaron a su amiga Morgan hacia el muelle – los tres tomados de la mano mientras que Irina y Steve los seguían detrás. Steve no dudó en mostrar lágrimas en sus ojos, sintiendo un firme pero acogedor apretón por parte de su esposa.
Todos estaban allí.
Los Guardianes, la Familia Barton, Peter Parker junto a su tía, Stephen Strange, Kyle Belkova, la Familia Pym, James Rhodes, Happy Hogan, Bucky Barnes, Wanda Maximoff, Sam Wilson, María Hill, el secretario Ross, Carol Danvers y, por último, Nick Fury.
Pepper y Morgan dejaron la corona de flores con un reactor que Tony llevaba guardado, empujándolo hacia el lago. Todos observaron en silencio como la última muestra de Anthony Stark se alejaba de ellos rápidamente, llevando su alma a las estrellas. Irina abrazó a sus hijos, manteniéndolos cerca mientras veían el lago con tanta tristeza.
Cuando se dispersaron, Irina buscó a Erika Barton en la multitud, recordando que ella debía darle algo – pero la joven arquera la encontró primero. Ella la abrazó y no pudo contener las lágrimas que cayeron por sus mejillas.
—Erika...
—No lo digas—replicó ella—. Papá me contó lo que pasó.
—Lo lamento—sollozó Irina abrazándola con fuerza.
—Yo también lo lamento.
Cuando se separaron, Irina rebuscó en sus bolsillos, encontrando la carta doblada que Natasha Romanoff le entregó antes de partir y se la tendió a Erika—Tu madre me pidió que te diera esto, antes de morir. Ella realmente te amaba y estaba dispuesta a sacrificar su vida por ti.
—Mi madre siempre fue una mujer testaruda—replicó la muchacha de cabellos largos antes de abrirla—. ¿Podrías leerla tú? Yo ya empezaría a llorar al principio.
La joven sonrió de lado y tomó el papel en sus manos, abriéndolo delicadamente, encontrándose con la escritura a mano de Natasha Romanoff:
"Sé que esto es ridículo y sé que se me dan de pena las cartas de despedida. Pero...si es que lees esto ahora y no estoy allí, significa que ya he estirado la pata (mi sarcasmo es el escape para esto).
Erika, aún recuerdo cómo llorabas esa noche que te trajeron a la base, estabas asustada – demasiado asustada a mi parecer, pero eso no detuvo mi misión de cuidarte y protegerte. Cuando me dieron la opción de ponerte bajo mi tutela, tuve mis dudas, por un segundo, ya que no me entrenaron para criar niños, pero supe que tú eras especial para mi – por eso te elegí. Sé que no soy tu madre biológica, sin embargo, sé que tú siempre alardeabas en la base de que eras mi hija y en un principio eso me afectó, me afectó hasta que dejé que pasaran los años y realmente te vi como la hija indicada. También sé que no estoy allí contigo, pero el dolor de perderte dos veces fue demasiado para mi, maldita niña, así que decidí que esta vez sería la última, por que cuando todo esto termine (si es que ganamos), me retiraré y seré una madre más...presente en tu vida. Siempre miro ese dibujo que hiciste en tu cuaderno de bocetos y me impresiona el talento, además de que me tatué uno de tus dibujos en mi espalda – espero que no te moleste.
Y, para finalizar, cuando dije que me retiraré, lo dije en serio y si no estoy ahí cuando regreses, quiero que tú sigas con mi legado: sé una Viuda Negra – lo harás mucho mejor que yo. Busca a Yelena Belova, ella te enseñará lo que yo no llegué a enseñarte.
Buena suerte y gracias por aparecer en mi vida.
Te quiere mucho,
— Mamá."
Irina le entregó la carta cuando terminó de leerla, la rubia agarró la hoja entre sus manos antes de asentir y volver a abrazar a su amiga. Irina sintió que aquel momento se detenía y podía sentir la presencia de Natasha en las estrellas. Aquello era perfecto. Durante la jornada, cuando volvieron a los escombros de la base, Steve y Morgan volvieron a encogerse en el tiempo, dejando las gemas, mientras que Roman y James se quedaban con Bucky y Sam, quienes estaban bastante confundidos de ver no solo a uno, si no a dos Rogers. La pareja volvió sana y salva, quitándose sus trajes para abrazar de nuevo a sus hijos.
—Así que...¿Roman no era suficiente?—preguntó Sam Wilson con diversión.
Steve miró a Irina, con una sonrisa ladina—Creo que no.
—Él es el último, cerré la fábrica—respondió Morgan golpeando a Rogers sutilmente.
—¿Y que harán ahora?—preguntó Bucky con James sentado en sus hombros.
Irina permaneció en silencio, antes de mirar a Steve y él no tardó en asentir con ella. Ambos ya habían terminado su tarea aquí. Su historia, francamente, no había terminado. Pero ellos estaban más que felices con continuarlas. Steve encontró otro escudo, en el garaje de Tony – Irina siempre supo que él mentía – y lo guardó en una funda, la cual le tendió a Sam Wilson.
—Irina y yo nos retiramos del campo—respondió Steve y Morgan sonrió—. Ahora tú podrás seguir lo que nosotros dejamos—Sam estuvo a punto de protestar—. Pruébatelo.
Sam se quedó atónito por un momento, pero obedeció, abriendo la funda para colocarse el escudo en su brazo. Irina no podía sentirse más orgullosa por su compañero y aplaudió levemente, mientras que James y Roman también lo hacían. Irina caminó hacia el lago, donde una vez se encontraba el muelle donde los originales estuvieron juntos. Las risas de Roman y James iluminaban al fondo, quienes jugaban con Bucky y Sam. Steve caminó hacia Irina y tomó su mano, mirándola antes de fijar su vista al frente.
—Cueste lo que cueste—dijo Irina.
Steve frunció el ceño—¿Qué?
—Cuando estuve en el espacio—declaró la rubia antes de mirarlo—. Miré a la Tierra por última vez y dije algo en voz baja. Cueste lo que cueste.
Steve apretó su mano, alzándola para plantar un beso delicado en ella—Cueste lo que cueste.
Ambos miraron de nuevo al lago, sin olvidar lo ocurrido en el pasado, pero sin olvidar el nuevo futuro que les esperaba.
Irina Morgan-Rogers estaba ansiosa por vivir en aquel futuro.
Y lo haría.
él no estaba asustado de morir con ella,
por fuego o de cualquier otra manera -
solo para vivir sin ella.
EL FIN!
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editado ✓
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