vi. las gemas del infinito
EL HIMNO DE LOS CAÍDOS,
capítulo seis: las gemas del infinito!
MORGAN REALMENTE DESEABA QUE STEVE ROGERS ESTUVIESE AQUÍ CON ELLA. Sin embargo, las cosas que estaban ocurriendo en este mismo momento eran muchísimo más importantes. Al cruzar el portal, el cual se cerró detrás de ellos, dejando a Pepper Potts sola, Irina Morgan se encontraba admirando de nuevo el Santuario de Artes Místicas de Nueva York. Ella reconoció que nada había cambiado desde que ella se fue, desde la última que la rubia realmente estuvo allí. Sintió aquel calor familiar envolverla y decir que aquel era un segundo hogar. Pero, para su propia desgracia, era volver al segundo hogar en aquellas circunstancias. Había algo incierto en la voz de Bruce Banner, añadiendo que él volvió de donde Dios sabe dónde estuvo. Había algo completamente misterioso entre sus pensamientos, algo que Irina no lograba descifrar de manera fácil pero sabía que una gran fuerza se estaba acercando a ellos y el tiempo se estaba acabando.
Roman Rogers, por su parte, miraba con gran y absoluto asombro aquel magnifico lugar desde los pies de su madre. También escondiéndose de la imponente forma de Stephen Strange, quien abrazó a Irina con fuerza, agradeciendo – de alguna forma – al cosmos por haberla reunido con él. Roman caminó despacio, intentando de alejarse de Stephen – y Kyle lo sabía muy bien – ya que ella le tenía miedo. La pequeña rubia corrió hacia las escaleras del vestíbulo para subirse de a poco, pero al intentar subir el segundo escalón, la niña tambaleó pero Stephen fue rápido en atraparla con un simple hechizo. Ver a la niña de 3 años con un chupete en su boca, extrañamente, le trajo curiosidad y se acercó a ella.
Roman intentó escapar de él pero Stephen la atrapó entre sus brazos—De acuerdo, creo que necesitaré una explicación de esta cosa.
Kyle soltó una carcajada—Esta cosa, como tú la llamas, es una niña de tres años.
Roman tocó el rostro de Stephen para familiarizarse con sus facciones y Stephen frunció el ceño, asustando a la pequeña. Irina se cruzó de brazos, mientras miraba a Strange—Estás asustando a mi pequeña, Strange.
—Así que, ella es tu hija—replicó Stephen mirando a Roman con sus ojos verdes—. Diablos, han pasado muchas cosas en dos años. ¿Cómo te llamas, pequeña?
Belkova alzó una ceja, mirando a Stephen como si estuviese esperando una respuesta—¿Realmente crees que ella te va a responder verbalmente? Es muy pequeña.
Morgan sonrió—Ella habla, solamente necesita un poco de práctica. Su nombre es Roman. Roman Isabella Rogers.
Stephen sonrió e hizo un movimiento con su mano, generando un poco de magia para la pequeña. Roman soltó una risilla y rebotó en los brazos del hechicero, intentando de tocar aquella luz que Stephen había producido para ella.
—Creo que tenemos cosas más importantes que atender—declaró Wong bajando las escaleras y observando a Tony sentado en el sillón. Stephen dejó a Roman en el suelo, sentada de manera dispareja y la pequeña caminó hacia sus piernas para abrazarlas. Morgan y Stephen sonrieron—. ¿Me escucharon?
—Claro que escuchamos, Wong, solo que decidimos no prestarte atención—dijo Kyle sonriendo de lado a lado mientras que el oriental rodaba los ojos—. Ha habido movimiento de las gemas.
—¿Qué gemas?—preguntó Tony.
—En los albores del universo, no había nada. Luego...—dijo Wong moviendo sus manos, creando magia para que el resto siguiera la historia. Una explosión mística envolvió la habitación, creando un mapa estelar lleno de estrellas—. El Big Bang lanzó seis cristales elementales al universo inmaculado—las Gemas del Infinito se hicieron presentes en la habitación, de diferentes colores, cada una mostrando diferentes aspectos. Irina conocía bien algunas de ellas pero no todas en su totalidad – pero ella provenía, o al menos su poder, de la Gema de la Mente.
Kyle movió sus manos, generando así más magia genuina—Cada una de esas Gemas del Infinito controla un aspecto de la existencia—señaló la gema azul—. Espacio—luego la roja—. Realidad—luego la violeta—. Poder—señaló una anaranjada—. Alma—y miró a Irina cuando señaló la gema amarilla—. Mente—procedió a mirar a Stephen, quien comenzó a abrir el Ojo de Agamoto—. Y Tiempo—el hechicero supremo mostró la gema verde en su pecho.
Stephen miró a Kyle mientras esbozaba una sonrisa socarrona—Haz estudiado bien, aprendiz. Ese es mi chico.
Tony miró a Morgan, luego a las gemas y permaneció pensativo por un momento. Él procedió—Repíteme su nombre.
—Thanos—respondió Banner mirando a Irina y a Tony al mismo tiempo, observando como el millonario se acercaba—. Es una monstruosidad, chicos. Invade planetas. Toma lo que quiere. Mata a la mitad de la población. Él envió a Loki—Tony e Irina miraron confundidos al doctor—. El ataque a Nueva York, fue él.
—Eso es—murmuró Tony asintiendo y miró al resto—. ¿Cuánto tiempo tenemos?
—Nadie sabe. Tiene las del Poder y del Espacio—replicó Bruce mientras que le miraba perpleja.
—¿Estás diciendo que ya tiene dos gemas de las seis que existen?—preguntó Irina aún con los brazos cruzados—. Eso lo está volviendo poderoso.
—Podemos detenerlo—anunció Kyle mirando al resto y cómo Tony se agarraba de una vasija para estirar su pierna, mientras que Stephen fulminaba al millonario con la mirada—. Si llega a poseer esas seis gemas...podría destruir la vida a una escala aún insospechada.
Stark cambió al otro pie, sin mirar a Strange—¿En serio dijiste "aún insospechada"?
—¿En serio te apoyas en el Caldero del Cosmos?—inquirió Stephen intentando de no sonar enojado pero Irina y Kyle lo conocían tan bien. Tony hizo otra pregunta pero la capa roja de Stephen golpeó la mano de Tony, claramente apartándolo y la rubia sofocó una carcajada.
Kyle se inclinó hacia Irina—Ver a Stephen así es algo muy normal.
Irina Morgan no tenía que mirar dos veces dentro de la mente de Kyle para saber que había algo entre Strange y él con el paso de estos dos años—Pero sé que lo disfrutas, ¿verdad?—Kyle se ruborizó y meneó la cabeza.
—Voy a permitirte eso—declaró Tony mirando seriamente a Strange. Luego, miró al resto del equipo, abriendo sus manos—. Si precisa las seis, ¿por qué no escondemos esta?
—Suena fácil decirlo, Stark—acotó Morgan mirándolo fijamente, alternando su mirada con la figura de Roman tocando la túnica de Stephen—. Pero no es sencillo.
—No puedo hacerlo—murmuró Stephen, su mirada fija en el millonario.
Wong se adelantó antes de que Kyle hablara—Juramos proteger la Gema del Tiempo con la vida.
—Yo juré dejar los lácteos y luego ponen mi nombre en un sabor de helado—reclamó Tony e Irina intentó de no alzar sus manos y lanzarle una almohada en la cara. Stephen mencionó el nombre del sabor como "Avellanas Locas Stark"—. No está mal.
—Un poco duras—acotó el hechicero.
—Preferimos el Caramelo Hulk—anunció Kyle esbozando una sonrisa de lado e Irina lo fulminó con la mirada—. ¿Qué? Es delicioso, deberías probarlo—y terminó con un golpe de almohada en su rostro.
Bruce frunció el ceño—¿Eso existe?
—Da igual. Todo cambia—insistió Tony.
—Nuestro juramento de proteger la gema no puede cambiar—replicó Strange mirando nuevamente a Tony—. La gema es nuestra mejor chance contra Thanos.
—Creo que Tony tiene un punto—dijo Irina mirando al resto—. Porque también es su mejor chance contra nosotros. Debemos hacer algo con esa gema, Stephen.
Tony aplaudió—Y aquí, con ustedes, la verdadera respuesta de la Vengadora más poderosa de todo el mundo.
—Si no hacemos nuestro trabajo, Thanos obtendrá la gema—dijo Kyle mirando a la rubia.
Stark enfocó su mirada en él—¿Cuál es? Además de hacer animales con globos.
Irina sentía que la paciencia de Strange estaba llegando a su punto de quiebre y eso estaba siendo detonado hacia el comentario que hizo Tony a Kyle, provocando que la sangre del Hechicero Supremo hirviera—Proteger tu realidad, idiota.
—Chicos. ¿Podemos posponer esta discusión?—preguntó Bruce intentando de cortar las aguas turbias.
—Aquí el hecho es que tenemos la gema. Sabemos dónde está—añadió Irina señalando el Ojo de Agamoto—. Visión tiene la Gema de la Mente, donde quiera que esté ahora mismo y debemos conseguirla—Tony se cruzó de brazos e Irina entró en su mente, descubriendo que Visión estaba desaparecido hace varios días. Ella paró a Tony antes de que el millonario hable—. Y ya sé cuál es el problema. No sabes dónde está Visión, ni Wanda. ¿O me equivoco?
—¿Cómo dices?—inquirió Bruce mirando a la rubia.
—Hace dos semanas Visión apagó su transmisor. Está desconectado—declaró Tony haciendo una mueca.
—¿Qué?
—Sí.
Bruce Banner no podía creer lo que estaba escuchando y siguió a Tony—Tony, ¿perdiste otro súper robot?
—No. Él es más que eso. Evoluciona—dijo Stark caminando hacia la pequeña rubia para tomarla en sus brazos.
—¿Quién podría hallarlo?—preguntó Stephen.
Tony permaneció de espaldas al grupo y miró a Roman Rogers. Él tenía una muy buena idea pero sabía que eso comprometería la seguridad de Irina y su hija—Maldición—murmuró en voz baja—. Probablemente, Steve Rogers.
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