Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33

—Que bueno que finalmente te hayas recuperado por completo, Momo —expresó la menor quien sonreía ligeramente a un lado de azabache que iba agarrada a ella para caminar—. Aunque está estrictamente prohibido que hagas esfuerzos aún.

—Solo usted dice eso, Yui —soltó la más alta con una ligera risa. La contraria había insistido en llevarla a su habitación para descansar en cuanto llegó a la academia después de su temporal retiro por herida. Yui le había dicho que estaría dispuesta a ayudarla en todo lo que pidiera a pesar de que Momo en teoría ya casi estaba curada por completo, solo sentía ligeros estirones en la zona de impacto de la bala. Pero fuera de eso estaba perfectamente bien.

Ahora mismo también la menor se encargaba de ayudarla a caminar, haciendo que Momo sonriera divertida ante el esmero que ponía la más baja en cuidarla, logrando que de alegrara por ello.

—Hazme caso, Momo. Recién te recuperaste y será mejor que te cures por completo antes de volver a hacer algo arriesgado —expresó convencida.

—¿Algo arriesgado? —cuestionó la azabache volviendo a reir— ¿Cómo caminar sola a mi cuarto?

—Es por tu bien... —murmulló Yui, algo avergonzada.

Desde que sucedió todo lo de sus padres, se había ocupado en mantenerse activa en todo momento. Trataba de buscar cosas que hacer para no darse ni un momento a solas como para que su mente comenzara a maquinar pensamientos que había comenzado a evitar.

Porque se sentía rara.

Desde que su padre se fue a prisión, era como si algo se hubiera desestabilizado en su persona, haciendo que llegara al punto de querer evitar quedarse sola con sus pensamientos.

Porque aquello le generaba cierto miedo, por algún motivo.

Una de sus actividades favoritas fue visitar frecuentemente a Momo con Kirishima en el hospital. Era prácticamente todos los días en que iba para verla y pasar tiempo, logrando que finalmente las dos féminas se hicieran mucho más cercanas. Después de todo había momentos en que Kirishima no podía ir por lo que quedaban las dos hablando de distintas cosas por horas.

Incluso las pláticas con Momo llegaron además a ser casi terapéuticas. Porque se sentía cómoda hablando con ella y gracias a su persona llegaron a tocar cosas que a Yui le contaba sacar a la luz. Pero estaba agradecida con Momo porque ella finalmente era su amiga y por su causa, muchos de los dolores que pensó que pasaría desde el día en que se desataron todos o la mayoría de sus secretos en el tribunal, se hicieran más llevaderos.

Definitivamente Momo se convirtió en un soporte y amiga especial de Yui. Porque pocas veces fueron las que la menor pudo sentirse sin la necesidad de estar en alerta constante, y con la azabache eso era posible.

Claro, sin olvidar al buen Kirishima.

Kirishima...

Yui también no paraba de pensar en él desde hace unos días, porque el mismo llegó a actuar en una ocasión de una manera algo irregular.

Una vez salieron del cuarto de Momo en una de sus tantas vistas al hospital, Yui y Kirishima iban caminando con tranquilidad por los pasillos mientras que la fémina le iba comentando al contrario una de las cosas que tenía planeada para traerle a Momo en su próximo retorno, pero esta, había notado que el chico se mantenía extrañamente callado y serio, como si estuviera dudando si decir o no algo.

La joven no tuvo más remedio que preguntarle directamente.

—¿Pasa algo, Kirishima? —preguntó ella, un tanto incómoda por el aspecto serio del carismático pelirrojo. No estaba siendo él mismo.

Este finalmente dejó escapar un suspiro deteniendo su andar, logrando que ella también parara la marcha para verlo extrañada. Este se posicionó frente a ella y un tanto serio, habló de repente.

—Yui, ¿tú recuerdas lo que pasó el día en que fuimos a esa misión? —preguntó serio—. ¿Recuerdas lo que pasó cuando nos derribaron a Momo y a mí?

Yui alzó ligeramente una ceja de forma inconsciente ante su pregunta. Ella no recordaba casi nada de lo que sucedió una vez que fue inyectada con el veneno, pero según le habían dicho, ella fue la que se encargó de esos villanos. No se lo terminaba de creer del todo e incluso llegó a pensar que Kirishima fue quien se hizo cargo pero había dicho que fue ella para que se luzca.

Pero ante la convicción del pelirrojo al contar los hechos, no le quedó de otra que intentar creérselo.

—Bueno, sabes que no recuerdo casi nada. Todo lo que sé me lo relataste tú —contestó finalmente la menor.

—Sí... —dijo este bajando ligeramente la cabeza con duda, como si estuviera pensando en algo detenidamente— pero hay algo que no mencioné.

—... ¿qué cosa? —preguntó ella un tanto inquieta.

No sabía a qué quería llegar el chico con esa conversación, pero de algún modo, no le estaba gustando del todo.

—La forma en la que acabaste con ellos fue impactante, Yui. Fue como si de repente hubieras cambiado para ser otra persona que los hizo añicos en un pestañeo —expresó el chico con algo de exaltación. Quería que Yui el diera alguna explicación de lo que había pasado.

Porque era realmente extraño todo, ciertamente si había estado observando todo este tiempo a su compañera por el cariño que le tenía. Pero hasta el momento solo la había visto como una chica tímida, reservada e insegura pero con una grandes ganas de avanzar a pesar de todos los tormentos que pasaban en su interior.

Pero en ese momento, no vio a esa misma joven. Realmente le pareció ver a otra persona y de alguna manera quería convencerse de que nada malo estaba sucediendo.

Porque tenía un mal y amargo presentimiento...

—No recuerdo lo que sucedió ahí Kirishima. Tu dijiste que fui yo quien se encargó de ellos —dijo esta algo irritada por la insistencia de su amigo—. Si eso es cierto, entonces solo fue quizás una explosión de adrenalina producto de lo que estaba sucediendo o algo así.

—Tus ojos estaban rojos.

—¿Qué?..

—Tus ojos también estaban rojos en esa ocasión, Yui. Lo juro por lo que quieras, hombre —soltó con angustia— pero en ese momento no eras tú. Sentí como si fueras otra persona a la cual no conozco y temo de que algo malo te suceda o te llegara a suceder.

Yui había quedado muda ante su confesión, haciendo que el contrario se pusiera más ansioso.

—Vamos, hablemos con Aizawa de esto y así quizás podremos sacarnos de cualquier dud-

—¿De qué estás hablando, Kirishima?

Yui había sentido de repente un revoltijo en el estomago que no supo explicar, pero como un sistema de alarma, su mente le gritó que debía frenar al mayor ante tales disparates. ¿Ojos rojos? Que estupidez, era simplemente una locura y no pudo hacer más que sonreír ciertamente irónica e incrédula de sus palabras.

—Quizás te confundiste y viste mal, Kirishima —añadió esta con irritación—. Todo está bien, no es necesario hablar con nadie.
 
Desde ese entonces fueron contadas las veces en que lo vio, pero al parecer le pelirrojo trataba nuevamente de acercarse a ella como siempre y en parte lo agradecía demasiado. No quería seguir con esa incómoda sensación que se formó luego de esa conversación con el chico.

—Llegamos, gracias por ayudarme Yui —agradeció Momo con una cálida sonrisa a la menor que correspondió de inmediato al gesto.

—Sabes que lo hago con gusto —soltó con alegría—, y como todavía no hay nada importante que hacer en las clases, quisiera pasar más tarde por aquí para hacer tarea juntas, ¿está bien?

En ese momento, los ojos de Momo habían brillado con emoción ante la proporción de la menor. Era un sueño el hacer tareas con amigos y a la azabache era algo que le encantaba sin duda, especialmente si se trataba de Yui quien prontamente se convirtió en una amiga sumamente especial.

—Con gusto —contestó emocionada—, te estaré aguardando.

—Yui.

Ambas habían parado en seco al oír aquella grave voz que resonó en el pasillo haciendo que el ambiente repentinamente cambiara.

—Shoto... —murmulló Yui algo sorprendida por la repentina aparición del bicolor.

Momo de repente se había comenzado a sentir incómoda por la imponente presencia del chico en aquel oscuro pasillo. Pues antes no se había dado cuenta la penumbra del mismo hasta que le tocó ver el oscurecido rostro de Todoroki que hacía solamente resaltar sus excéntricos ojos que brillaban en la oscuridad, dándole un toque intimidante que la había hecho sentir nerviosa.

Ella miró de reojo a la menor que no había dicho algo más por la aparición del chico, pero Momo se sentía aún preocupada por su amiga. Después de todo, el chico desde hace un tiempo, le daba una vibra extraña.

—Yui... —murmulló la azabache.

—Está bien, Momo —contestó ella dedicándome una pequeña sonrisa, queriendo calmar a la contraria—. Me tengo que ir, pero nos veremos sin duda después.

Ambas luego de despedirse, cada una tomó su respectivo rumbo en silencio. Momo antes de entrar a su cuarto, vio la espalda de Yui que se iba alejando hacia la sería presencia de su pareja que la esperaba al final del pasillo. Era una escena un tanto intranquilizadora, porque veía algo extraño el comportamiento del mayor hacia Yui y en todo en general.

Finalmente tuvo que entrar a su habitación al no poder hacer demasiado siendo que su amiga no le había dado razones para intervenir. Pero ciertamente el bicolor, había fijado momentáneamente su mirada en la azabache de forma afilada, pues era una persona que repentinamente le había quitado parte de la atención de Yui.

Los dos estaban en solitario en la habitación de la chica mientras que ella acomodaba unos cuantos libros que había dejado en desorden, siendo que el chico se mantuvo parado en silencio viendo la espalda de la joven ordenando sus cosas.

Eso fue así hasta que finalmente él se acercó hasta ella haciendo que la menor chocara con él, impidiendo que ella siguiera con sus acciones.

—¿Shoto?

—¿Qué te sucede? —soltó de repente.

—¿Eh? Nada... ¿por qué? —cuestionó confundida—. Solo estoy ordenando mis...

—Últimamente te la haz pasado haciendo todo menos estar conmigo, Yui —expresó gelido—. ¿Acaso ahora que me deshice de tu padre y de la basura bajo el tapete ya no te importo?

—¿Qué? —dijo atónita.

—¿Al final quien usa a quien, Yui?

La menor puso sus manos de repente sobre los hombros del chico, haciendo que este se callara de repente por la sorpresa. Yui tenía un rostro serio haciendo que el bicolor no supiera en que estaba pensando.

—Solo pasé menos tiempo contigo porque Momo estaba en el hospital e iba a visitarla para hacerle compañía en un momento difícil —expresó con calma.

—Ella ya está sana, no entiendo el propósito de seguir pasando más tiempo del que deberías con ella ahora —reprendió el chico, molesto—. Ya estuviste demasiado tiempo con ella.

La joven suspiró con cansancio ante la conducta del chico que de algún modo ya la estaba fastidiando. Algo raro sucedió luego de que había cortado el lazo con sus padres y era que cualquier mínimo conflicto o problema la cansara hasta el punto de hacerla querer deshacerse de cualquier cosa que lo provocara.

Shoto desde hace un tiempo, o más bien luego de lo que pasó con sus padres, había cambiado bastante. Ahora era mucho más cariñoso y apegado a ella, pero también mucho más posesivo y celoso con respecto a los demás quienes se acercaban a ella. Haciéndole este tipo de escenas bastante seguido.

Quizás haber sido tantas veces pisoteada y destrozada con diferentes cosas al fin y al cabo la estaban dejando sin tacto. Aburrida. Hasta el punto que poco a poco deja de importar.

Amaba a Shoto, pero era cansador.

—Sé que estás preocupado por mi, Shoto. Pero lo que dices ciertamente es algo verdadero —soltó ella formando una ligera sonrisa, llevó su mano hasta la mejilla ajena y la acarició ligeramente con cariño—. Ahora que Momo está mejor, pasaré más tiempo contigo. Ya está todo bien.

Todoroki había quedado impactado por el acto de la mujer, logrando dejarlo mudo. Hace un tiempo que notaba algo extraño en la personalidad de la fémina que lo había dejado intranquilo.

Ella estaba más indiferente y relajada con respecto a todo. Tenia un aire que a veces lo dejaba sin habla con las cosas que hacía y decía, era enloquecedor.

Porque descubrió que había algo que le encantaba más que ver esas lagrimas caer de sus asustados o desesperados ojos... y era el verla así. Como si supiera la receta perfecta para dejarlo tranquilo con solo unos pocos gestos y palabras.

Pero a parte de ser terriblemente satisfactorio, también lo era de aterrador. Porque intuía que ella poco a poco se iba desapegando de él y el mayor miedo de Todoroki es que Yui llegara a no necesitar de él.

De no quererlo.

De no amarlo.

Quería y debía asegurarse de que Yui siempre permaneciera a su lado, porque de lo contrario podría caer en la completa locura y no quería llegar al punto de tener que hacer cosas, no muy agradables, para que ella se quedara con él.

Porque sí, Yui iba a estar por siempre junto con él.

Lo desee o no, ella ya no tenía forma de escapar de él porque a este punto realmente era capaz de hacer locuras con tal de sentir sus cálidas manos sobre sus frías mejillas.

Incluso si es a voluntad o si es encadenada a su persona...

—Tengamos otra cita, entonces.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro