Capítulo 32
El juicio había sido todo un desastre.
Desde llantos, gritos, insultos, insinuaciones y todos ellos por parte de su madre que obviamente había llegado a declarar en favor de su esposo, pensando que su palabra sería suficiente para que ambos salieran impune de ello; pero las pruebas eran muchas y no había forma de salirse de ello. Alguien inteligente en esa situación solo buscaría no salir salpicado por los crímenes, pero realmente la madre de Yui pensaba que saldrían totalmente libres de ello.
Por la cara del padre de Yui, la joven pudo notar que su padre se moría por callar a la mujer que no paraba de decir estupideces sin sentido. El hombre sabía que la mujer no estaba ayudando en nada en su caso y poniendo los ojos en blanco, pedía que alguien la sacara de ahí para que no fuera él quien estampara su cabeza contra el piso.
Bonita relación, ¿cierto?
Por supuesto la cara de ambos progenitores se descompuso aún más cuando la menor llegó a declarar en contra de los dos acompañada de su actual tutor; Aizawa y su pareja Todoroki Shoto.
El segundo no debía de estar ahí, pero de alguna forma logró permanecer al lado de la muchacha para que esta relatara todos los sucesos sufridos en su hogar, con sus padres y los negocios ilícitos que fue obligada a participar.
Yui había tenido varios pequeños ataques de ansiedad cuando sin querer volteaba a ver a su padre, puesto que el mismo estaba esposado con un material especial que bloqueaba el quirk de la persona. Este lo miraba sombrío, como si no pudiera creerse que la contraria estuviera ahí, delatandolo. Parecía querer matarla con la mirada y eso sumaba aún más la presión que Yui había sentido sobre sus hombros durante tanto tiempo.
Cosas que había guardado dentro ahora tenían que salir a la luz ante los ojos de los demás que la juzgarían...
Ella se sobresaltó en su asiento al sentir un tacto en su mano que estaba debajo de la mesa y al ver de quién se trataba, había quedado en desconcierto.
Todoroki había puesto su mano sobre la suya para darle un leve apretón que increíblemente había logrado reconfortar a la fémina en un momento tan crítico para su persona.
—Lo harás bien, no temas —habló a lo bajo con su rostro serio. Este al igual que ella se habían estado preparando para esta situación y él se había encargado de entrenarla para decir las palabras exactas ante las autoridades para deshacerse de cualquier castigo por su complicidad. Este al ver lo frágil que se encontraba la contraria, no pudo evitar sentir su corazón vibrar ante ello. Para completar las cosas, su pulgar había acariciado ligeramente la piel de su mano—. Estaré contigo en todo momento.
Yui asintió ligeramente con el corazón latiendo dolorosamente en su pecho, sus ojos ya le ardían demasiado por haber llorado tanto en sus relatos y eso que aún había más cosas que debía decir. Pero por un momento se sintió más liviana de la carga que había llevado durante toda su vida.
Ella lo sabía. Ya no podía seguir ignorando ese hecho.
Todoroki disfrutaba de su sufrimiento. Eso le causaba satisfacción y el chico era tan manipulador y retorcido con sus pensamientos hasta el punto de estremecer su alma del miedo.
Pero era extraño.
Su mente quería irse pero no podía por alguna razón. Como si estuviera encadenada. Y aceptaba cualquier crítica que pudiera llegar a su persona si la cuestionaban del por qué no abandonaba la relación, es que ni ella misma podía explicarlo en ese momento. Era un sentimiento que la tenía atada a él.
Yui lo amaba, pero posiblemente Todoroki no a ella.
Pero ahora, estaba confundida. Él la miraba ciertamente diferente y ahora, no entendía en que le estaría beneficiando el hacerla sentir mejor. Mas aún así, lo agradecía.
Era un ligero consuelo que le servía hasta que finalmente decidiera que iba a hacer con su vida de ahora en más, que camino debía seguir y si realmente valía la pena quedarse al lado de Todoroki hasta el día en que pudiera cambiar a mejor.
Aunque diciéndolo ahora de ese modo, para Yui... sonaba estúpido.
Realmente estúpido... y doloroso.
—Gracias, Shoto...
Todo. Todo había terminado.
Una vez que su padre fue declarado culpable, se le colocó otro aparato en la boca para impedir que hablara, pero que en realidad servía para bloquear su quirk por completo.
Su quirk; "manipulación".
Yui sonrió sin gracia al recordarlo, ese poder le quedaba tan bien a él... lo había usado siempre a su beneficio logrando que las demás personas siguieran su voluntad siempre, pudo haber llegado a tantas cosas con ello pero no supo usarlo de forma tan eficiente.
—No eres tan inteligente como dices, ¿eh? —habló la joven consigo misma mientras se mantenía sentada en su cama, a oscuras. Su cabeza se mantenía mirando al suelo y en una de sus manos que reposaban en sus rodillas tenía sosteniendo una botella de vodka que había podido ingresar dentro de los internados de la UA—. Mírate, ahora estás preso.
Rompió en carcajadas amargas al recordar como su padre y madre eran llevados por las autoridades para que fueran adecuadamente procesados. Todo era muy extraño ahora, Yui no se sentía ella misma y por algún motivo los dolores de cabeza se hicieron más intensos hasta el punto en que el beber nuevamente había logrado calmar un poco esa sensación.
Beber.
Yui, al tener que declarar en contra de sus padres había recordado muchas cosas... cosas que había querido seguir ignorando.
Una de ellas es que ella, en su estadía en la casa de sus padres, había caído en la adicción de la bebida. Bueno, aquello era de esperarse gracias a su madre.
Una alcohólica sin control que se hundía en la bebida cada dos por tres, que mientras su marido no estaba aumentaba su consumo haciéndole la vida imposible a la menor.
Incluso Yui recordó la primera vez que había probado de esa droga autodestructiva. Una vez más su madre y padre le habían causado problemas, conflictos que ella a su corta edad debía de arreglar para evitar que los mismos fueran detenido o muertos, y todo como centro el alcohol. Ella estaba juntando las latas de cerveza que se repartían por toda la casa con los ojos cuya expresión era vacía.
Había quedado hueca de tantos golpes y heridas que había recibido. Estaba exhausta.
Había, extrañamente, una lata que no fue abierta y que estaba llena de su líquido. Ella se había levantando mirándolo detenidamente y su rostro se fue arrugando por la ira, al igual que sus ojos se iban llenando de lágrimas nuevamente.
"¿¡Por qué esto les tiene tan locos!?"
En un arranque de impulso y en un intento de comprender el por qué de que las cosas estén de esa manera, ella se había tomado de lleno esa lata de cerveza. Y así comenzó todo.
Uno se había tornado a dos. Dos en cuatro, cuatro en diez y así hasta que verdaderamente había perdido el control.
Pensó en las noches de abstinencia que había pasado en agonía la querer consumir aunque sea una gota de alcohol, porque en ese momento era su único amigo y consuelo. Lo necesitaba...
Duró dos años sin deber hasta la vez en donde entre todas habían traído una botella de vodka en el campamento, ahí también se había dejado llevar y hasta le tuvieron que detener para que no siguiera bebiendo.
Y ahora también estaba en lo mismo, solo que nadie la iba a frentar. Eso le agradaba.
Estaba teniendo una crisis, finalmente todo había acabado para ella, ni siquiera sabia que iba a suceder a continuación; había tantas cosas en su mente y recuerdos que de repente llegaban como si ella misma los hubiera enterrado.
Era jodido. Todo.
"Decide, Yui".
Gruñó del dolor llevándose la mano a la cabeza por la repentina puntada que había atravesado su cerebro de repente. Definitivamente había algo que seguía olvidando y no podía traerlo de nuevo a sus recuerdos. Sus manos comenzaban a sentir cosquillas del entumecimiento que se hacía cada vez más fuerte sin saber a qué se debía.
Si la ansiedad o el alcohol. Quien la mate primero está bien.
Quiso volver a tomar otro trago puro de vodka pero de repente cayó en cuenta de que se había acabado por completo la botella. Aquello la hizo ponerse de mal humor, pero antes de que siquiera pudieran empezar sus quejas, alguien llamó a la puerta.
Sin importarle mucho quien pudiera ser, ya que estaba demasiado ebria como para pensar en consecuencias, fue tambaleándose hacia la puerta. Había cerrado con llave, por lo que le costó más de lo usual abrirla ya que simplemente no podía meter la llave a la cerradura, así había estado unos segundos hasta que finalmente lo logró.
Al abrir la puerta, quien estaba parado frente a ella era ni más ni menos que su novio.
Supuestamente ella iba a ir a tomar una ducha y volvería con él, pero una vez entró a su cuarto ya no volvió a salir de ahí, dejando plantado al mayor.
—¿Qué se supone que haces, Yui? —cuestionó el bicolor con una expresión fría. Había empujado ligeramente a la contraria para meterla nuevamente a la habitación junto con él, cerrando tras de si la puerta—. ¿Cómo se supone que conseguiste esa botella?
Yui no había dicho nada. Solo se mantenía parada frente a él sin una expresión en particular, simplemente trataba de mantener el equilibrio aún sin hacer nada en particular. La joven notó como el chico, al no recibir respuesta suya, había puesto su rostro aún más sombrío.
La menor sonrió ligeramente antes de llevar su mano hasta la mejilla contraria.
—¿Acaso no te gusto así? —bufó ella con diversión. Se alzó ligeramente de puntillas para apegarse a él y cortar un poco más la distancia de sus rostros—. Hay muchas cosas que no sabes de mí, Shoto.
Dicho eso, la muchacha juntó sus labios con las del bicolor de forma ciertamente torpe gracias a los efectos del alcohol. Todoroki se había quedado inmóvil y tampoco había dicho nada en tanto, solo que seguía manteniendo su rostro gélido hasta que finalmente la muchacha se separó de él.
—Me das asco, Yui.
La joven había abierto sus ojos a más no poder ante las palabras de su pareja, que la había mirado directamente a los ojos para decirle aquello.
Aquello era tan parecido... tan parecido a lo que su padre solía decirle a su madre siempre...
Enfurecida y con una sensación de sentirse profundamente herida, levantó la botella vacía que había mantenido en su mano con intención de estamparla contra la cabeza del bicolor, aunque no sirvió de mucho ya que el mayor fue más rápido al detener su brazo y quitarle la botella sin mucho esfuerzo. Apenas lo hizo la lanzo lejos de ella.
En tanto Yui, seguía hecha una furia. Porque para ese momento, finalmente había explotado.
—¡¿Quién te crees para decirme algo asi, eh?! —exclamó torpemente con sus ojos llenos de lágrimas, acercándose nuevamente a él para golpearlo en el pecho con sus puños cerrados. Y ni aún así, el chico ni siquiera se inmutó—. ¡¿Sabes cuántas personas también podrían estar interesadas en mí como para que tú vengas y me digas que doy asco?! ¡Eres un imbécil!
Al haberle dicho lo último, la expresión de Todoroki se hizo más rígida.
—Sí te vieran ahora, como yo, también les darías asco y pena —expresó cortante—. Ridícula.
—¡No me hables de esa manera!
Ella volvió a golpearlo en el pecho y a empujarlo cada vez más fuerte, ya cuando así lo estaba llevando en contra de la pared, Todoroki la detuvo sosteniéndola de los hombros con fuerza mientras que ella lloraba fieramente.
—¡Solo me estas usando, como él! —gritó enrabiada— ¡Como todos ellos! Mi valor está en hasta donde le puedo ser útil a alguien... y una vez que yo... ya no les sirvo —expresó a medida que su voz se iba rompiendo—. Tú también me dejarás... y yo...
El silencio se sumió en la habitación oscura, Yui temblaba a la par que soltaba sollozos silenciosos. Todoroki no había dicho nada mientras le veía llorar y la seguía sosteniendo.
Se sentía extraño.
Porque no se sentía bien verla llorar así, ya que Yui ahora verdaderamente se veía rota. Y muy al contrario de lo que pensó que sería, en realidad, no estaba a gusto con ello.
Y si se quisiera arriesgar a describir ese sentimiento... era como si el verla en ese estado hiciera que una sensación amarga inundara su pecho.
—Te había hecho prometerme que estarías a mi lado sin importar qué —habló dejándose llevar por ese sentimiento.
El sentimiento de querer proteger a Yui.
De no verla llorar tan amargamente.
De que... no sufriera.
—Y mientras cumplas esa promesa, yo... —murmulló soltándola para finalmente tomarla entre sus brazos hasta. Fue hasta la cama y se sentó en ella teniéndola como él, regalándole en el proceso un reconfortante abrazo— me quedaré contigo hasta el final.
Yui se aferró lo más que pudo a Todoroki mientras lloraba, como si el fuera su único soporte en el mundo. Y Shoto amó la sensación de ser el único centro en la vida de su amada pareja.
—Ya no necesitas de nadie... solo yo soy suficiente para ti, Yui. Nadie más...
Ahora me di cuenta de que esta historia es de el 2018 .-. Y todavía no lo termino JAJAJAJAJ perdón la irresponsabilidad
En fin, si no se entiende algo, no me culpen. Andaba astral como Yui con su botella de vodka mientras escribía
En fin, que disfruten este pedazo
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