Capítulo 23
Yui fue abriendo lentamente los ojos al recobrar la consciencia luego de unos segundos de haberse desmayado por el fuerte impacto que se dio. Tanto así, que a los pocos segundos de despertar sintió un dolor agudo en la cabeza, formando una expresión dolorosa en su rostro.
Llevó una de sus manos para palpar esa zona, sintiendo una humedad tibia la cual miró confirmando que era sangre, sin faltar el dolor que se produjo cuando había tocado esa parte de su cabeza. Cuando finalmente cayó en cuenta de lo que pasó, miró como pudo a su alrededor con desespero buscando a sus compañeros y profesores.
Para su suerte, todos estaban con ella ya fuera del autobús el cual estaba volcado. Si no se equivocaba, posiblemente había quedado sin conocimiento unos minutos y mientras eso la mayoría se había salido del bus, llevándola a ella también, por supuesto.
Lo primero que vio fue el rostro preocupado y algo magullado, junto a Ochako que también estaba a un lado de la fémina.
—¡Me alegro tanto de que hayas despertado! —expresó Momo con alivio, dejando salir gran parte del aire que había guardado en sus pulmones por la preocupación. Con cuidado había ayudado a la menor a sentarse de forma correcta, aunque atendiendo que esta no se sobreesfuerce apenas despertara—. Por favor, no se mueva mucho. Tiene una herida en la cabeza.
Yui no entendía lo que se acontecía, pero lo claro era que los habian atacado. Y cuando se refería a no "entender" era cuando sus manos sintieron arena en vez de pavimento una vez que se apoyó del suelo para levantarse. Miró a su alrededor y encontró que por varios metros de toda esa avenida principal estaba totalmente subiera de arena, evitando de alguna manera que los autos siguieran su transcurso.
—¿Qué fue lo que sucedió? —interrogó la menor de forma inconsciente—. ¿De dónde salió esta arena?
El rostro preocupado de Momo se había puesto más serio que antes y para mostrarle directamente la razón de todo lo acontecido, la mayor miró hacia el frente haciendo que Yui también dirija su atención a ese lugar. Cuando lo hizo, lo primero en lo que se había centrado, era en unos profundos ojos verdes avellana que se habían conectado a ella de forma imponente.
Y cuando finalmente divisó bien lo que ocurría, notó que habían tres sujetos desconocidos sobre lo que sería un camión de gran tamaño que también había sido inmovilizado. De esos tres sujetos, dos eran mujeres y un chico.
Una de las jóvenes, porque eso eran, tenía el cabello rubio y ojos azules cielo que aunque podrían parecer angelicales, en realidad eran perversos teniendo en cuenta la expresión de sadismo que la misma se cargaba.
Por otro lado, el chico que parecía relajado e incluso divertido de lo que se estaba dando. Tenía los cabellos oscuros como la noche misma y unos ojos rojo sangre que sin duda eran como ver el mismo infierno pero con la diferencia que estos te invitaban a probarlo.
Aunque lo que realmente llamó la atención de Yui, fue la chica que parecía haber centrado su atención por completo hacia ellos. Y si quisiera arriesgarse, podría pensar que se sentía observada hasta el punto de sentirse incómoda. Porque esa joven de ojos avellanas y cabello marrón, parecía más que interesada en los alumnos o eso se daba a entender por su insistente mirada.
—Quédense atrás —ordenó Aizawa preparándose para una posible batalla, puesto que obviamente esos sujetos no se veían con buenas intenciones. Gruñó a lo bajo al notar su clara desventaja pues en ese momento no contaba con algún compañero que lo apoyara, pero sin duda su mayor objetivo sería poner a salvo a sus alumnos y descubrir rápidamente cual eran las habilidades de aquellos que los habían sorprendido para realizar una estrategia lo antes posible hasta que más refuerzos llegaran. Le preocupaba bastante esos tres sujetos, ya que lo mismos daban ese aire de que no se los podían tomar a la ligera.
Antes de lo previsto la joven del medio se había impulsado de lleno hacia el frente en dirección a los alumnos y por supuesto, el azabache no permitiría que la mujer los alcanzara. Activó su habilidad para asegurarse de que la misma no pueda activar su kosei e iba a proceder a inmovilizarla, aunque eso no pudo ser posible porque la arena que se encontraba en el suelo se elevó con rapidez, atrapándolo como una manta que lo hizo perder de vista a la fémina.
Los alumnos se pusieron en alerta cuando vieron que su maestro fue atrapado de repente por la arena que se encontraba literalmente por todos lados y aunque se habían asustado al ver que su profesor estaba en aprietos, no pensaban quedarse sin hacer algo al respecto.
Pero los contrarios no parecían dispuestos a que los menores reaccionaran ya que sus pies hasta sus rodillas habían sido atrapadas con la arena y aunque estos trataron de liberarse en los primeros segundos, no fue posible ya que para gran sorpresa aquella arena parecía el mismo metal por la fuerza que ejercía.
Aunque claro está que eso no podría detener a varios de ellos.
Pero, ¿quién dijo que aquellos sujetos querian inmovilizarlos?
Pronto la arena se comenzó a mover de forma automática llevándose como un rio a la mayoría de los alumnos que por la sorpresa no pudieron hacer más que tratar de mantener el equilibrio.
Y fue la mayoría porque alguien no se había movido como los demás; Yui.
Ella quedó igual de inmovilizada que los otros, pero con la diferencia que la arena no se la llevó con los demás. Miró con pasmo a sus amigos que ya no estaban cerca de ella para rápidamente volver a mirar al frente a donde deberían estar esos desconocidos, pero cuando lo hizo, la castaña que antes se había lanzado hacia ellos flotar en el aire siendo sostenida por una ventisca, o más bien, un cúmulo de aire.
—Tú vendrás conmigo —habló la fémina con seriedad dejándose caer de lleno en dirección a la joven que repentinamente había sentido una presión indescriptible al oir de cerca la voz de aquella persona. Eso la había dejado helada y ya para cuando quiso hacer algo, la contraria estaba a punto de alcanzarla.
Pero al final no pudo hacerlo ya que la arena había atrapado una de sus piernas y la había estirado lanzándola del lado contrario de la menor ya que para la sorpresa de Yui, unos picos de hielo se habían formado entre ella y la atacante, obligándola a retroceder.
El piso en el cual antes estaba la arena se fue congelando, escuchándose el sonido de unos lentos pasos que se iban acercando más y más hasta que finalmente la menor pudo ver la amplia espalda de el bicolor colocándose frente a ella.
La castaña no tuvo más opción que impulsarse nuevamente para quedar a un lado de sus otros compañeros y observar con altanería al mayor que también la miraba con superioridad.
Era obvio que el joven no dejaría que se la llevaran con tanta facilidad.
Porque ella era suya y nadie tenía el derecho de sacarla de su lado.
—Yui, ¿estás bien? —preguntó el bicolor sin girar a mirarla, pero al no recibir una respuesta, giró ligeramente a mirarla para sorprenderse en el proceso—. Yui.
La muchacha parecía estar teniendo un ataque de pánico en esos instantes, pues se la veía sudando ligeramente a pesar de que la temperatura a su alrededor estaba baja por el hielo. Su respiración era errática y sus ojos estaban a punto de colapsar en lágrimas.
—Yui, calmate —pidió el bicolor retomando su vista al frente cuando notó que los contrarios finalmente habían avanzado hacia ellos.
Por suerte Izuku, Katsuki y Kirishima, junto con otros alumnos, ya se habían liberado para ayudar con el combate que se daba por inicio. Pero cuando eso, la vista de la menor se fue nublando a medida que sufría una hiperventilacion.
Y de repente todo se puso oscuro.
"Cierra los ojos y cuenta hasta diez."
Una luz blanca iluminaba con fuerza desde el techo mientras que lejos de esa luz, todo era oscuro y confuso. No podía ver más alla que lo que esa luz iluminaba y sólo ella era iluminada.
Por alguna razón ya no se sentía asustada por esa situación, quizás era porque ya había pasado por lo mismo tantas veces que ya le daba igual; o estaba tan cansada que aparentaba indiferencia.
Pero no todo pudo permanecer así, ya que pronto otra luz apareció a unos metros alejado, frente a ella.
—Oh, eres tú —murmulló Yui notando que la pequeña niña de sus sueños-pesadillas volvía a aparecer de espaldas, llorando—. No puedo ayudarte si no me dices que te sucede... —murmulló con un suspiro cansino.
Los llantos incontrolados de la pequeña niña seguían y la menor no supo por cuanto tiempo siguió así; escuchándola. Tanto fue su irritación que podía jurar que ya no podía pasar ni un solo segundo más escuchándola llorar y se sintió frustrada la no saber de quién se trataba, por qué lloraba o por qué la perseguía siempre en sus sueños.
—Vamos, ya dime quién eres —habló molesta, llevando sus manos hasta sus oidos para ya no oírla—. ¡Estoy cansada, ¿No lo entiendes?! ¡Déjame en paz de una buena vez!
Silencio.
Lo único que Yui podía oir a parte de sus pesados latidos, era el tenso silencio que se había formado una vez que esa niña había dejado de llorar. La menor alzó la vista con confusión al ver que la niña seguía dándole la espalda pero que por primera vez había dejado el llanto de lado.
Había silencio; claro, hasta que la misma habló helando incluso los huesos de la contraria.
—Estás equivocada si piensas que te dejaré en paz —habló la voz de la pequeña—. Traidora...
Los ojos de Yui se abrieron par a par a medida que la pequeña se iba girando lentamente hacia su dirección, por primera vez, vería el rostro de esa niña que la había estado atormentado por tanto tiempo. Y si bien siempre quiso saber de quién se trataba, ahora mismo, estaba más que cagada de miedo.
Trató de retroceder cuando la menor estaba a punto de mostrarse por completo, pero su espalda había chocado con algo duro y frío haciéndola sentir un desagradable escalofrío que le quitó todo el aliento y más aún cuando una mano oscura de repente se había puesto en su boca impidiéndola escapar y gritar.
Cuando intentó mirar hacia arriba para mirar de quien se trata, ya que era obvio que esa persona era más alta que ella, con lo único que se había topado, fue con unos siniestros ojos bicolores.
—No puedes escapar de mí.
Despertó sobresaltada y con el corazón casi saliéndose del pecho. Miró por todos lados nuevamente buscando a las personas de su sueño, pero sólo se encontró con un ambiente blanco, estando ella en una cama que olía a medicamentos.
Ya cuando estaba a punto de saltar de la cama para salir con prisa del lugar, producto de su confusión, una mano sostuvo su brazo impidiendo su movida.
Como era de esperarse, ese gesto no fue bien recibido por la menor que al sentir el frio tacto, soltó un chillido de terror tratando de alejarse de la persona que la había sostenido. No obstante no fue del todo posible ya que el mismo pronto la sostuvo de los hombros para que la menor no saliera corriendo de la habitación.
—Yui, soy yo —habló la voz estática de el bicolor que miró con cierta sorpresa a la chica y su asombro fue tal que le fue difícil no embelesarse por la expresión de pánico que la misma mostraba.
La chica, cuando finalmente entró el razón, se había quedado tensa mientras lo miraba atónita. Estaba tan fuera de si aún que le costaba reaccionar de forma correcta y eso no pasó de ser percibido por el joven que intentó acercarla más a él, pero en respuesta la joven sólo intentó alejarse del mismo.
—¿Qué sucede? —cuestionó este en un suspiro complacido. No podía negar que verla de esa manera era algo extraordinario.
—No... No me siento bien —contestó tratando de no mirar directamente a los ojos al chico que buscaba su mirada, haciéndola sentir cohibida.
—Es normal después del ataque que tuviste... ¿se puede saber que pasó ahí? —interrogó el muchacho haciendo más suave su agarre para tratar de amansar a la chica—. Parece que te afectó de más, teniendo en cuenta de que aspiras a heroína...
Aquello había sido como un golpe en el abdomen y la chica prácticamente se había quedado con las palabras atascadas en la garganta. Ni ella sabia lo que le había ocurrido en esa ocasión y sin duda tenía algo que ver con aquella chica de cabellos castaños y ojos avellana. Pero lo cierto era que su reacción la había dejado bastante mal teniendo en cuenta de que ella debía de haber reaccionado de otra manera ante ese ataque.
—Creo que tuviste la misma reacción cuando la Liga de villanos los había secuestrado a ti y Bakugo, ¿no? —afirmó el chico de forma calmada, pero ciertamente maliciosa. Recordar ese dia siempre será encantador para él—. ¿Estás segura que ser héroe es para ti?
—No fueron buenos momentos... la próxima vez no será lo mismo.
—Quizás así sea, o de lo contrario... —soltó el chico llevando una de sus manos para acariciar la mejilla ajena— quizás sea mejor buscar otro oficio para ti...
La menor mordió ligeramente su labio inferior con impotencia, porque aquellas palabras le habían pesado más de lo que habría esperado y ahora mismo un sentimiento amargo inundó su pecho, logrando que todas sus palabras quedarán atrapadas en el nudo que se formó en su garganta.
Estaba harta que dudaran de ella.
Ella quería ser una heroína.
—Te ves muy mal, Yui —habló el bicolor formando una pequeña sonrisa en sus labios, que para cualquiera podría parecerle una encantadora, pero eso estaba muy lejos de ser verdad si se trataba de Todoroki Shoto—. Tengamos una cita mañana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro