Capítulo 20
Bajaron del bus admirando los paisajes que le regalaba aquel bosque, sin duda, había valido la pena para los alumnos arrastrarse ante su maestro para conseguir unos días de recreación. Por fin un pequeño descanso de dos días en una cabaña recreativa.
—Vayan acomodando sus cosas, ya todos tienen los números correspondientes de sus habitaciones —habló Aizawa, llamando la atención de los jóvenes—, hombres y mujeres en distintos lados —añadió un tanto fastidiado—. No me hagan arrepentirme de esta decisión, en cuanto vea algo incorrecto, serán llevados a las clases de inmediato —amenazó activando su quirk.
Todos asistieron de forma nerviosa, evitando molestar a su ya irritado maestro quien se prestó a muy duras penas en participar de aquella actividad.
—¡Momo, cúbreme! —exclamó Yui lanzando una pelota hasta el centro de la piscina, siendo posteriormente recibida por la antes nombrada para rematar al equipo contrario—. ¡Sí!
Ambas entre risas se miraron para finalizar chocando sus palmas en forma de festejo al conseguir un punto más en el aqua volley.
—Ustedes son muy buenas —se quejó Uraraka un tanto frustrada—, pero ya verán. ¡Ganaremos!
—Pareces estarte divirtiendo, Yui —comentó Mina con una radiante sonrisa—. Separarte de Todoroki valió la pena después de todo, aunque ni tanto porque sólo está a unos metros de nosotras.
—Bueno, me estoy divirtiendo bastante —comentó tratando de evitar aquella insinuación de su compañera—. Antes no había tenido la oportunidad de jugar.
—Tengo una duda, ¿Todoroki y tú son pareja? —interrogó Mina sin rodeos, totalmente curiosa por qué confirmaran sus sospechas.
—¿E-Eh?
Esa pregunta fue como un golpe seco en el rostro, porque ella no sabía que respuesta dar. No había pensado mucho sobre el tipo de relación que llevaba con el bicolor porque sentía que con solo estar cerca de él era suficiente... aunque ahora no tanto.
—¿No tuvo la oportunidad de jugar? —preguntó Momo un tanto nerviosa, tratando de cambiar de tema. Además de notar la incomodidad de la menor, también se sentía incómoda ella. Porque aún de su mente no salía aquella escena en donde el bicolor había negado a la contraria—, usted parece muy hábil en el juego.
—Creo que se debe más a que tú estás en mi equipo —respondió regalándole una sonrisa a la mayor.
Se sintió un poco mal al verla sonreír, no sabía si debía contarle el hecho de que el bicolor le había propuesto ir a una cita. Había visto que ambos habían retomado su cercanía y mucho menos era su intención arruinar su relación de alguna manera, mas aún así, no querían que jugaran con los sentimientos de Yui.
—Que dilema... —murmulló Momo para sí misma.
—¿Eh? —preguntó Yui al escuchar susurrar algo a su compañera.
—¡Hey! —exclamaron ambas chicas detrás de la red—, también somos buenas.
Las risas volvieron a animar el círculo de las jóvenes y siguieron con varias partidas más hasta que se tomaron un pequeño descanso entre ellas. Aprovechando esa pequeña pausa, Yui se escapó unos minutos para acercarse al bicolor.
—Shoto, ¿quieres ir? —preguntó la menor al llegar junto a él—. Los demás también se unirán, ven conmigo.
Él se encontraba sentado en una de las sillas reclinables, descansando en la sombra. Había estado todo el tiempo sin despegar sus ojos de la menor, vigilando su actividad ya que no tuvo más opción que dejarla ir cuando Mina, Uraraka y Momo habían insistido para llevársela.
Sin duda había lanzado señales de su descontento, pero no fueron captadas por la contraria. Estaba irritado por eso, no obstante, fue entretenido verla jugar un momento.
—No —respondió seco.
—¿Eh?, pero sería lindo que te unas —insistió queriendo su aprobación—. También quiero estar contigo.
—He dicho que no —dijo sin moverse de su sitio y evitando dirigirle su indiferente mirada—, no me hagas repetirlo.
Se mordió el labio inferior con cierta tristeza, ya que se estaba divirtiendo y más que nada quería hacer parte de ello al chico que más quería. Aunque en su interior creció una gran creencia a medida de los días que pasaba a su lado y esa creencia era que nada tenía sentido si Shoto no estaba a su lado.
No sabía porqué comenzó a pensar así, pero basándose en sus experiencias junto al bicolor, quizás podría asegurar de que así era.
—Entonces... me quedaré aquí contigo —dijo sentándose en una de las sillas que se encontraba al lado del bicolor.
En toda la conversación, por primera vez el joven le dirigió la mirada para observarla con atención.
—¿Estás segura?
Se relamió ligeramente los labios.
—Sí...
Ella pudo apreciar como las facciones del contrario se fueron suavizando hasta que en sus labios se formó una ligera sonrisa, que para ella, resultó cálida.
—Ah, ¿sí? —susurró acercando su rostro al de ella.
—Sí.
No faltó mucho para que la distancia fuera acortada y aprovechando que sus compañeros no se encontraban muy atentos a ellos ya que fueron a otro sector de la cabaña, unió sus labios con los suyos en un intenso beso que, por supuesto, tomó por sorpresa a la menor.
—Buena chica.
Pocas eran las veces en que el bicolor hacía ese tipo de actos en un lugar tan visible ya que el mismo prefería la privacidad ante todo y que lo hubiera hecho siendo un beso el gesto de cariño, la hacía sentir especial.
Una de las actividades disponibles en esa cabaña recreativa, era la posibilidad de adquirir unos cuadriciclos y realizar paseos por los alrededores del lugar.
Como se trataba de una entidad vinculada con la UA, todo estaba lo bastante seguro como para permitir que los alumnos fueran por si mismos en un paseo. No obstante, para mayor tranquilidad del maestro de grupo, decidió permitir que vayan con la condición de que fueran mínimo con un compañero, siendo así un grupo de dos.
Así es como Yui y Shoto se encontraban haciendo un recorrido juntos en los terrenos, siendo el bicolor quien estuviera al mando de la máquina. Había muchos silencios entre ambos, pero nada muy incómodo.
De vez en cuando hablaban de temas triviales en medio del viaje y ella, adoraba poder abrazar la fuerte espalda del chico aprovechándose de la situación sin problema alguno. Amaba cuando los dos estaban bien.
Quizás todo siguiera así de no ser por un pensamiento que asaltó la mente de la joven.
—Últimamente los chicos estuvieron preguntando mucho si nosotros éramos pareja —comentó en un tanteo nervioso—, no supe muy bien que contestar... es que no está claro que tipo de relación tenemos y eso...
—Ya —contestó sin mucho interés.
—Yo también quiero saber qué responder... —dijo tratando de conseguir valentía—, sería bueno poder decir que soy tu novia.
Sólo escuchó un suspiro frustrado por parte del chico.
—¿Qué? —cuestionó ella, confundida.
—¿No puedes sólo callarte y disfrutar del paseo?
—¿Eh?, ¿por qué dices eso? —interrogó un tanto molesta— no dije nada malo.
—¿Es que nada es suficiente para ti? —preguntó fastidiado—, está bien como estamos. ¿Acaso con eso no te basta?
—Pero...
—Sólo déjalo ya, ¿quieres? —soltó incrementando la velocidad con la que iban—. Que el resto del viaje no empeore con estas cosas.
Era temprano por la mañana y ya se encontraba recorriendo camino al dormitorio de los chicos, buscando entre ellos la habitación del bicolor. Desde ayer cuando llegaron del paseo, nuevamente él decidió evitar dirigirle la mirada y la estuvo ignorando en lo que siguió la noche.
No tuvo la oportunidad de arreglar las cosas con él, muy a pesar de que no sabía del todo cuál fue el error que cometió. Se sentía irritada por la postura que el mayor estaba tomando, porque muy para sus adentros, algo decía que no había hecho nada malo.
Mas prefería arreglar las cosas con él y estar bien de nuevo. No soportaba la idea de que la ignorara tan abiertamente sabiendo lo mucho que lo amaba.
—¿Nadie? —susurró para sí misma luego de rebuscar por un buen rato—, ¿dónde están todos?
—¡Yui! —llamó Mina acercándose a ella desde otro lugar—, ¿buscas a Todoroki? —preguntó con una sonrisa pícara—. Siento decirte que tu príncipe azul salió temprano con los chicos para escalar, ya sabes, momento de chicos.
—Pero... ¿cómo no me enteré antes?
—Quisieron mantenerlo para ellos, pero Aizawa acaba de decirlo hace unos momentos antes de ir a donde los chicos para vigilarlos.
—¿No iremos también?
—No, claro que no —respondió tomándola del brazo para dirigirla a otro lugar—. Hay que aprovechar y tener nuestro propio tiempo de chicas.
—¿Momento de chicas?
—Sí, las demás están esperando en mí cuarto. ¡Calma, será divertido!
No tuvo muchas opciones más que aceptar la propuestas y pasar tiempo con sus compañeras. La ansiedad de estar alejada y peleada con el bicolor no la dejaba del todo tranquila como para disfrutar de la junta.
Por un momento pensó que quizás estarse divirtiendo a pesar de no estar en armonía con el bicolor, haría que el mismo se molestara con ella aún más. Aunque por el contrario, trató de convencerse de que no estaba haciendo nada malo.
Estaba todo bajo control.
O al menos así fue hasta que una botella de vodka llegó a la reunión.
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