Capítulo 18
Ya había transcurrido una semana. Una maldita semana desde que la joven del cual estaba interesado, se fue y dejó de asistir a las clases sin saber muchas noticias de ella.
No solo él se preguntaba su paradero, muy a pesar de su indiferencia, sino también toda la clase ansiaba saber algo más. Pero nada.
Estaba impaciente y lo peor de todo es que nunca se preocupó en el pasado en saber más de ella, si lo hubiera hecho, al menos ahora sabría en dónde buscar.
Una vez más, otro día de clases iba a dar inicio siendo la evidencia más grande de su ausencia el único asiento vacío. Suspiró silenciosamente con frustración y sólo trató de concentrarse para evitar estresarse más de lo necesario.
Todo parecía que seguiría así de no ser por la interrupción que se dio momentos antes de iniciar, unos ligeros golpes a la puerta lograron hacer que las actividades pausaran momentáneamente y que los alumnos dirigieran la atención a su maestro Aizawa que se adelantó para corroborar quién había tocado.
Todos miraron expectantes cuando se visualizó a dos personas paradas frente al docente, siendo una más conocida por todas. Todoroki clavó su tajante vista en ella y de inmediato se percató de que algo no estaba en su lugar.
—Por fin decide traer a su hija —habló Aizawa frunciendo ligeramente el ceño—, este no es un hotel. Ella debe asistir a clases, es por esa razón que se construyó los-
—Sí, profesor —interrumpió el mayor de ojos grises con una ligera sonrisa—. Entiendo su punto, pero por eso avisé a la institución de las ausencias que tendría esta semana... pero si desea más explicaciones, con gusto se las daré.
Aizawa no podía estar de un peor humor, por alguna razón, aquel hombre le daba un desagrado descomunal y su instinto gritaba que algo no andaba bien. Éste bajó la mirada fijando su atención en la menor que iba a un lado de su padre, no había dicho palabra alguna desde su llegada y su vista estaba ligeramente gacha.
—Yui, ¿todo bien?
Ella al oír la pregunta de su maestro, no lo pensó mucho para contestar ya que la respuesta, era automática.
—Claro, estoy bien —respondió generando una sonrisa sin despegar los labios—. Siento las molestias.
—Comprendo —dijo no muy convencido y frustrado—, pasa a sentarse. Yo hablaré con tu padre.
Ella sin más sólo avanzó ante la orden de su profesor y procedió a tomar su lugar mientras ambos adultos abandonaban el aula, dejando solos al grupo de alumnos.
La mayoría de ellos se acercaron a la joven con la emoción e intriga de su regreso, soltando miles de preguntas a las que la chica respondía sin problema, adornando su rostro con una imperturbable sonrisa. Claro, siendo algunos quienes no se unían al grupo de curiosos: Katsuki y Todoroki.
Katsuki al ser un chico orgullo que en ese momento no quería involucrarse con sus compañeros y Shoto que, a pesar de no acercarse para hablar, su vista seguía colgada en ella, analizándola.
Ella parecía un robot que fingía a la perfección.
《Qué aburrido...》
—Yui.
Cuando esa voz monótona pronunció su nombre, de inmediato dejó caer su cuchara en el plato de su almuerzo. Estaba nerviosa, él le ponía nerviosa. Porque él sabía ya muchas cosas de ella y al estar sola, porque quería disfrutar de su almuerzo en soledad, era una presa fácil para él.
No quería arriesgarse a fallar nuevamente. Volver ahí... ya no aguantaría.
—Todoroki, hola —saludó queriendo volver a su postura—. ¿Cómo estás?
El chico no respondió a su pregunta y solo se mantuvo en silencio, mirándola fijamente. No sabía porque lo hacía pero de cierta forma disfrutaba ver como las personas se inquietaban por el silencio y muchas veces, decían más de lo que deberían.
—Eh... ¿Todoroki? —preguntó la joven, bastante inquieta— ¿qué sucede?
—¿Te hicieron algo? —interrogó ladeando ligeramente su cabeza, incrementando la tensión en el aire en cuando sus ojos brillaron con la intensidad del fuego—. Habla.
Ella en el momento que notó el giro en la conversación, desvió su mirar rápidamente al suelo para así evitar que su insistente mirar la consumiera. Sus manos puestas en sus muslos, dejaban paso a que sus uñas se incrustaran en su piel causándole un ligero dolor que por leves instantes lograban tranquilizarla. Trató de coordinar y concentrarse en su respiración para evitar que ésta se acelerara, queriendo con ello no llamar la atención con su reacción.
—No —respondió aún en su posición y ya sintiéndose mejor, levantó la mirada sonriendo ligeramente—. Tuve suerte, no me hicieron nada.
El chico no habló ante la declaración que la joven dio y una frustración comenzó a invadirlo, porque esa respuesta no era la que él esperaba. La forma en que la chica luchaba para fingir bienestar le daba náuseas y el hecho de que no confiara en él, le enfurecía. Pero solo suspiró.
—Como sea.
Sin decir nada más se retiró del asiento para desaparecer entre la multitud que aguardaba su almuerzo. Dejándola con una gran inquietud.
Es verdad que el chico ya sabía demasiado como para pretender ocultarle ese detalle. Pero estaba aterrada, su padre al parecer aún seguía rondando por las instalaciones y arriesgarse a confesar esas cosas le ponían en un gran peligro. Aunque el hecho de pensar que quizás el bicolor se hubiera enojado con ella, la ponía ansiosa.
Si él se iba de su lado después de todo lo que habían avanzado, ¿qué le quedaría?
Ya era tarde y la mayoría de los alumnos iban de regreso a sus edificios y habitaciones para descansar después de un día duro de clases.
Todoroki no era la excepción mientras caminaba en solitario en uno de los pasillos de la UA. En esta ocasión el heterocromatico tomó un camino diferente, no quería ver a la muchacha que había estado buscando hablar nuevamente con él en todo el día.
Odiaba que le ocultaran cosas y ella deberían entenderlo de una vez por todas.
Su adorado silencio fue interrumpido por otros pasos que venían en sentido contrario frente a él, siendo una figura masculina la que se acercaba a paso despreocupado y teniendo en descanso sus manos en los bolsillos de su negro pantalón.
Ya estando a punto de cruzarse, el hombre habló. Haciendo que con ello el bicolor frenara en seco sin girarse a verlo aún si estaba al lado de él.
—Tú debes ser Todoroki, ¿no? —dijo el hombre de ojos grises mientras que con una de sus manos despeinaba sus negros cabellos a la par que sonreía con tranquilidad—. Yui me habló mucho de ti, hijo.
Al notar algo de similitud entre la antes nombrada y el mayor, pudo suponer que se trataba de un pariente e incluso, su padre. Mas para asegurarse, decidió preguntar.
—¿Usted es?..
—Que tonto —dijo sobre si mismo soltando suaves risas—, soy el padre de Yui. No es necesario que sepas mi nombre.
Nadie estaba al rededor, solo él y aquel hombre en medio de un abrumador silencio. Es verdad que aquel sujeto de a primeras daba un mal presentimiento. Como la peste.
Como su padre.
E incluso cuando tuvo ganas de hacerlo cenizas con sus propias manos, mantuvo la calma. Aunque claro, no pudo evitar que su mandíbula se tensara del coraje.
—Mucho gusto, señor —contestó el bicolor, tratando de controlarse—. Yui y yo...
—No me interesa —habló interrumpiendo al joven—. Sé que estás fingiendo, conozco a las personas como tú. Todo... lo que hacen, lo que desean —explicó abriendo sus ojos un poco más de lo normal, así dejando ver sus brillantes ojos grises— y como lo sé todo... te agradecería de que no vuelvas a acercarte a mi hija —expresó por último tomando el hombro del menor con una de sus manos en modo de palmada antes de despedirse.
Ya cuando dijo todo lo que debía, pretendió seguir con su camino al dejar una clara advertencia al menor, porque la mayoría de los de su clase, con ese tipo de avisos solían hacerse a un lado y dejar sus mierdas para otras personas.
Pero Todoroki no era la mayoría.
Antes de que su mano se separara de su hombro, éste lo tomó rápidamente con firmeza y evitó que siguiera su camino. El mayor lo sintió, girando su mirar con lentitud hasta el rostro contrario que por fin decidió encararlo pero con una ligera sonrisa, una falsa sonrisa.
—Entonces si sabes como son los tipos como yo, sabrás de lo que soy capaz —dijo mientras que iba congelando la mano contraria—. Como sabrás, soy el hijo del héroe número 1 y se perfectamente que tipos de trabajos realizas. Por eso estás aquí, ¿verdad?
El hombro no decía palabra alguna y solo se mantuvo quieto mientras escuchaba el sonido helado del hielo formándose en su brazo.
—Aunque eso realmente me importa una mierda —expresó seguido el menor—, pero si vuelves a joderme de alguna manera... yo mismo me encargaré de buscarte —dijo presionando la mano, haciendo que comience a fisurarse hasta que en un momento el hielo reventó dejando liberado al mayor— y te haré saber de lo que soy capaz.
Dicho eso, Todoroki empujó por fin la mano contraria con agresividad. Dándose paso para avanzar y seguir su camino, dejando al otro en medio del pasillo sin emitir una sola palabra.
Esto no era bueno.
Sus nervios estaban en punta, pero no por haberse enfrentado al hombre sino porque quería hacerle añicos. Se contuvo como pudo y ya sus instintos gritaban por más. Quería llegar a su cuarto y encerrarse para enfrentarse a ellos una vez más.
Con los demonios de su pasado.
Pero al momento de lograr sus objetivos, nuevamente fue interrumpido por alguien que se acercaba a él.
Justo ahora... no.
—Todoroki, te estuve buscando...
Éste evitó responder y sólo llegó a su puerta, buscando entre sus cosas la llave que abriría su puerta.
—Todoroki, ¿por qué me ignoras? —preguntó Yui un tanto inquieta—, ¿Todoroki?
Tampoco dijo nada y ya para ese instante abrió la puerta con intenciones de entrar, no estaba para juegos en ese momento porque sabía que si no tomaba control de sí mismo de inmediato, las cosas no serían buenas.
Para nadie.
—¡Todoroki! —exclamó la chica tomando el brazo del joven e impidiendo que avance. Ya estaba lo suficientemente alterada— no... no me ignores por favor. ¿Por qué me ignoras?
El chico se mantuvo quieto y aguantando cada uno de los impulsos que lo alentaban a hacer cosas que prefería no pensar. Suspiró con profundidad y decidió mirarla de reojo. La notó desesperada.
"Que gracioso."
—Porque eres aburrida.
Y esa fue la gota que derramó el vaso, terminando por completo con su cordura y su autocontrol. Ya cuando se quiso dar cuenta, abrazó con fuerza el brazo del chico para evitar que éste avance. Todoroki no pudo ocultar su sorpresa.
—¡Shoto yo te amo! —exclamó la joven con sus ojos colapsando en lágrimas—, ¡No me dejes sola! Te quiero a ti conmigo... siempre...
El chico todavía seguía impactado, sin imaginarse que esas serían las palabras que la menor diría. Pensó que por su falta de confianza, al momento de decirle eso solo se iría y lo dejaría en paz. Eso sin duda lo sorprendió.
—Entiendo —respondió por fin el bicolor, sonriendo ligeramente con ternura a la joven—, te creo.
Ambos se encontraban disfrutando el calor del otro en medio de aquella habitación solitaria. Por fin la tranquilidad llegó a ella y los demonios de él ya no parecían querer más.
Había armonía.
Ella abrazó con confianza el torso del chico, apoyando su cabeza en el pecho desnudo que subía y bajaba con una verdadera calma. Para su suerte, él también correspondió al gesto con un abrazo.
—Yui.
—¿Hum?
—Te creí con respecto a lo que sentías por mí, pero no es tan fácil —explicó haciendo que la joven dirigiera su mirar hacia él—, las condiciones para estar conmigo... es que solo seas para mí y solo de esa manera yo lo seré de ti.
Por un momento, ella se había asustado por las condiciones que quería para estar con él. Pero al terminar de oír, una sonrisa iluminada adornó su rostro.
Ella era más suya de lo que podía admitir.
—Me parece bien.
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