CAPÍTULO 23: DEJAR IR
Masen no se daba por vencido conmigo, a pesar de mis desplantes, de la manera tan directa en que lo ignoraba y mis intentos por evadirlo siempre conseguía estar cerca de mí y de un par de compañeros con los que hice amistad en el taller.
Cuatro meses después de que fui recluido, las cosas empezaron a cambiar. Lo noté una mañana cuando luego de salir del baño, me interceptaron dos sujetos que apenas había visto llegar los días anteriores. Uno me empujó sobre el otro y luego ambos empezaron a golpearme repetidas veces hasta que caí al suelo. Todo pasó en unos segundos, no entendía nada, apenas reaccioné ganándome unas buenas patadas en la cara, en el momento no sentí dolor, las cosas sucedieron tan rápido que cuando intenté levantarme volví a caer, de mi boca y nariz sentí la caliente sangre brotar, mis costados empezaron a doler era difícil respirar pero las punzadas en varias partes del cuerpo apenas me dejaban arrastrarme.
Algunos compañeros no tardaron en encontrarme y llamar a los custodios, me llevaron a la enfermería donde Masen llegó una hora después.
—¿Quiénes fueron?— me preguntó inmutable. Había aprendido a conocerlo en este tiempo que se mantenía cerca de mí, era alguien muy cerrado que no mostraba emociones.
—Nuevos— alcancé a decirle porque mi mandíbula dolía cuando intentaba hablar.
—Son gente de Aro— dijo sin dudar. La verdad no me importaba en ese momento sólo quería dormir para no sentir mi cuerpo tan adolorido. Así lo hice, me dejé llevar por las sombras rogando por no ser despertado en un par de días.
Nuevamente al despertar me encontraba en el mismo lugar, solo. Uno de mis compañeros con los que acostumbraba trabajar en el taller llegó horas después.
—Hola Cullen— me saludó. –Me quedaré aquí si no te molesta—sacó un libro y empezó a leer ignorándome. No entendía que hacía en la enfermería, a mi lado pero en fin, es su tiempo, si quiere perderlo al lado de un enfermo no es asunto mío. Lo que sí quisiera saber es donde se metió Masen, necesito que me explique más a cerca de la gente de Aro.
"¡Rápido! ¡Sólo morfina! ¡Lleven a este primero!"
Me desperté al escuchar gritos, sonidos de calzado repiqueteando contra el suelo. Aun cuando me dolía los costados, me estiré para poder ver de qué se trataba. Había dos camas con heridos y llegó otro más en una camilla improvisada. No podía saber de quienes se trataba, apenas enfocaba la vista.
A la mañana siguiente me extrañó tener un policía al lado de mi cama, pensé que quizás estaba resguardando a los otros presos heridos de anoche pero me miró y se acercó a mí. Tenía la boca estaba pastosa y mis ojos algo brumosos.
—Señor Cullen, vengo a llevarlo, que bueno que ha despertado— se presentó.
—Hola... ¿Llevarme dónde?— pregunté apenas incorporándome.
—Sus abogados están afuera, ellos le explicarán. Lo ayudaré a cambiarse— me señaló un maletín grande al lado de mi cama.
Con su ayuda logré llegar al baño, enjuagarme la cara y mi boca. A pesar que mi pudor me gritaba que no pidiera más ayuda tuve que doblegarme para que me ayude con los botones de la camisa y con el abrigo. Apenas pude peinarme, mi ojo hinchado había bajado bastante pero aquel color verdoso en mi pómulo, mi labio partido y los dolores en los costados, tardarían un poco en sanar.
Solté un quejido cuando apenas cerraron la reja tras de mí, alguien impactó en mi cuerpo.
—¡Edward! ¡Edward! Maldita sea ¿Qué te hicieron hermanito?— escuché los chillidos de Alice.
—Con cuidado— me queje soltándola de mi cuerpo.
—Apenas lo supimos volvimos a insistir para que termines tu condena en otro lugar. No sabes todo lo que nos han obstruido la gente de Aro. Si no fuera por Masen...
—¿Masen?— pregunté.
—Nos ayudó mucho, proporcionó evidencia sobre lo que tramaban los Vulturi para matarte dentro de prisión, espero que se recupere— me miró afligido. Esperen ¿Qué?
—¿Dónde está él?— pregunté.
—Lo sacaron de prisión esta madrugada, está en terapia intensiva en el hospital central. ¿No lo viste en la enfermería?— preguntó Alice.
—¡No! Bueno vi que llegaron varios heridos anoche pero no pude identificarlos.
—Lo apuñalaron— Mike me tomó del brazo para que los siguiera. Ya había firmado muchos documentos pensé que no tendría que hacer nada más pero estaba equivocado. Demoramos alrededor de dos horas hasta que me pusieron aquel aparato de monitoreo electrónico en uno de mis tobillos, me explicaron que por unos días no podrías salir del domicilio donde se suponía que debía vivir. Intenté mirar la dirección consignada pero no me fue posible.
—Eso es todo señor Edward Cullen, está bajo libertad condicional, será rastreado satelitalmente por una semana hasta que la corte indique a la estación central la agenda de permisos y las salidas autorizadas— me dijo finalmente uno de los policías encargado del papeleo. Lo miré aún sin poder creérmelo. ¡Estaba libre! Bueno, no completamente pero mi estadía en prisión había concluido.
—Quisiera que fuéramos directamente a la clínica para que te revisen pero no es posible— comentó Alice mientras viajábamos. –Pero ya le dije a papá, te están esperando en casa junto con otros médicos, lo más importante es estar seguros que no tienes algún problema interno.
No contesté, estaba en silencio, procesando lo que pasaba. No sabía que esperar de ahora en adelante. Cuando ella dijo "casa" asumí que estábamos por llegar a la casa de mis padres.
¿Y mi propia familia?
¿Y Bella? ¿Y mi hija?
Apenas bajé del auto me sorprendió un flash directamente en el rostro. Cerré los ojos aturdido, Mike empezó a vociferar y algunas personas nos impidieron el paso, al parecer eran reporteros, en busca de un buen chisme.
"¡Señor Cullen!" escuché repetidas veces. Me concentré en mirar mis pies para no verles los rostros. Odiaba todo el circo que se arma cuando hay periodistas cerca, no me gusta que me traten como el mono de su circo, es como una maldición haber tenido un pasado del cual no tengo ni idea.
"Señor Cullen ¿Se reunirá con su esposa ahora que está libre?" escuché que preguntó una voz femenina. "¿Su libertad condicional no le permitirá estar con su familia?" preguntó otra de ellas. "¿Piensa viajar a Canadá en los próximos días?" escuché decir antes que los brazos de Alice las apartaran de mí. ¿A Canadá?
Entré a la casa, casi a rastras, podía sentir que alguien me sostenía y casi me levantaba del piso.
—Son una plaga— suspiró, me gire a ver a Emmett, le sonreí de pronto, no me había dado cuenta que, concentrado en escuchar las preguntas y comentarios de los periodistas, no había caminado por mi propia cuenta.
—¡Hermano!— le dije apenas cerraron la puerta.
—¡Tiburoncín! Oye te han arreglado esa nariz— se burló de mí.
—¡Edward!— era mamá, la busqué con la vista, corrió a mis brazos teniendo cuidado en no lastimarme.
—Bienvenido— papá se nos unió al abrazo, me sentí realmente bien recibido.
—Tienen que revisarlo, miren como está— se quejó Alice. Rápidamente me condujeron a una habitación preparada como la de un hospital.
Carlisle y otros dos especialistas me pidieron cambiarme, obedecí sin rechistar, quería que el tiempo pase rápido para poder preguntar por Bella y Nessie, quienes obviamente no estaban allí.
—¿No estás enterado de nada verdad?— preguntó mi padre en cuanto hubo despachado a sus colegas.
—Nada— dije sin dudar. No he leído diarios, ni he visto el internet, ni llamado a casa en estos meses. —El único contacto que he tenido es con ustedes y con Mike. Y no he preguntado por ellas a ninguno. Asumo que al no verlas es porque...
—Porque están bien— me cortó. Asentí, era lo que iba a decirle de todas formas. –Bella está en Vancouver, con Nessie— me confirmó.
—¿Solas? ¿Ninguno de ustedes las acompañó?
—No. Bella no quiso. Se fue un mes después que ingresaste a prisión.
—¿No ha llamado o se ha comunicado con ustedes?
—Sí, con tu madre. Han hecho videoconferencia con Nessie. La niña está bien, en otra escuela, se ve que está contenta.
—Está con... ¿Está con Black?— me animé a preguntar para confirmar mis más oscuros temores.
—¿Qué? Bueno, no que yo sepa.
—¡Edward! Tenemos mucho de qué hablar— mamá entró rápidamente.
—Edward debe seguir descansando, le hemos colocado otro vendaje, tiene algunas fisuras en sus costillas pero nada grave o ya habríamos tenido un indicio, de todas maneras volveremos a solicitar unas pruebas en la clínica— sentenció mi padre.
—Eso no importa, yo necesito hablar con él— insistió Esme.
—Está bien, yo también necesito hablar con mamá— dije abrazando a la mujer que si bien no me dio la vida, me amó como si fuera suyo.
Nos dejaron solos, ella acarició mis heridas, se le veía cansada y mortificada mientras me examinaba.
—¡Maldito Aro!— susurró.
—¿Dónde está Bella, mamá?— pregunté sin poder contenerme. Me miró sin perder su sonrisa.
—Ella está bien hijo, muy bien. Nessie apenas se está acostumbrando a su nueva escuela, tiene nuevos amigos...
—¿Por qué se fueron?
—Bella necesitaba salir de este ambiente tóxico, no le hacía bien ni a ella ni a la niña.
—No se fue con él ¿Verdad?— necesitaba oír que al menos no se marchó con aquel hombre por el cual purgué condena.
—No. Hay cosas que no puedo decirte, Edward. Debes tener paciencia hijo...
—¿Paciencia? ¿Mas? He pasado cuatro meses contando los minutos de cada día.
—Lo sé pero cuando te levanten el arresto domiciliario podrás... ir a verlas...
—No lo creo— susurré. –Si ellas están bien, si han iniciado una nueva vida, tal vez yo deba ser... comprensivo.
—¿Qué dices? Tienes que ir con ellas pero ten calma, todo a su tiempo. Vas a ver que las cosas se van a arreglar.
Me quedé allí en la habitación que me acondicionaron, en el primer piso, tomé un largo baño y me acosté para poder ponerme al día de las cosas que se decían de mí. Estaba seguro que en las noticias podría informarme mejor ya que mi familia por alguna razón no me estaba diciendo toda la verdad.
Pedí a Mike que me facilitara mi vieja notebook, dispuesto a conseguir respuestas. Apenas googlee mi nombre, saltaron en noticias, los informes de mi excarcelación. Algunos medios aseguraban que había salido de prisión en una ambulancia, directamente hacia un hospital por mi delicada salud. Otros afirmaban que había sido blanco de un atentado perpetrado por el consorcio al que pertenecí años atrás. Sea como fuere en ninguna de las noticias los Vulturi salían bien librados. Al parecer había un proceso contra ellos por intentar asesinarme.
Me atreví a googlear al nombre de Bella, "Isabella Swan" puse, no Cullen porque ella ya no era mi esposa, nunca lo fue en realidad, mientras estuvimos juntos aunque no lo sabíamos, estábamos divorciados.
"El nuevo libro de la escritora Bella Swan ha conseguido posicionarse entre los más vendidos de este mes" decía un titular. Lo abrí para leer la noticia.
Bella había publicado un libro llamado "Amanecer" de corte romántico, policial Busqué la página donde lo vendían, costaba 17 dólares más gastos de envío. Maldije mi suerte, no tenía una sola tarjeta de crédito activa para poder comprarlo pero de seguro podría buscar algún lugar de donde descargarlo, aunque quizás llene mi notebook de virus. Valdría la pena intentar por el método "pirata" para no molestar a mi madre o a Alice.
Busqué la reseña del libro de todas formas, debía saber de qué trataba.
"Amanecer, primer libro de la escritora estadounidense Isabella Swan. ¿A dónde se van los recuerdos que perdemos? Una periodista de Seattle, debe desentrañar el crimen de su jefe y amante, donde el principal acusado es un hombre sin recuerdos de quien se enamoró en su juventud. Descubre el secreto que guarda Anthony Phillips, un Romeo moderno que está haciendo delirar a más de un millar de mujeres en el mundo"
Me quedé perplejo al intentar obtener una reseña objetiva, busqué incluso los comentarios de sus lectoras y en casi todos obtenía el mismo denominador. Todas estaban enamoradas del protagonista.
También me enteré que Bella estaba de gira, promocionando su libro, las fotos de ella en Toronto, eran de hace una semana. Se le veía bastante bien, su sonrisa era genuina. Se había dedicado a aquello que tanto amaba y yo le negué, dejó atrás aquella mujer sumisa y temerosa que conocí. Estaba brillando, era feliz y... debía dejarla ir.
Algunas veces debemos elegir entre luchar por la persona que amamos o dejarla libre, me doy cuenta ahora que mi presencia en su vida solo fue un enorme impedimento para su bienestar. Ella merece lo mejor del mundo y se no soy yo en definitiva.
*****************************
¡Nuestro Edward ya está fuera de prisión! ¿Dónde está Bella? ¿Creen que Edward debería renunciar a ella?
Gracias por leer y por la espera, esta historia no está abandonada solo que esta loca autora actualiza lento.
PATITO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro