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CAPÍTULO 13: PROYECTOS Y AMENAZAS

Mi relación con Bella marchaba muy bien, me había mudado a su habitación ya que la mía no me gustaba. Podía tenerla todas las noches, amarla y recorrer su cuerpo. Al principio pensé que mis modales eran muy bruscos en la cama pero ella me seguía el ritmo con mucho ímpetu, fantaseaba con unas vacaciones solos en algún lugar lejos de todos.

Pasé algunos días en relativa calma, firmando papeles y escuchando los balances de las inversiones Cullen para el presupuesto de la fundación. No entendía nada de cifras, me concentraba en las mejoras que se podían hacer.

El director del orfanato aceptó  verme en casa en el despacho de mi padre antes de la reunión general. Era un tipo delgado con anteojos muy gruesos, no parecía mala persona pero su mirada de águila estaba puesta en mí.

No supe que decirle, sólo nos presentaron, él estaba desconfiado, medía sus palabras, pude notar que más de una vez estuvo a punto de preguntar más insistente. Yo me limitaba a contestar con monosílabos.

Casi no hablé en un principio, él me miraba con desconfianza, yo asentía a cada cosa que mi padre decía.

—Señor Cullen, su padre me había anunciado que usted estaba más dispuesto a colaborar  que en el pasado pero no sé cómo tomar su actitud. Verá, no quisiera hacerme falsas ilusiones, cuento con el donativo de su familia para la mantención de los niños, no quiero pisar en falso o que después usted se arrepienta— debía darle confianza a este hombre.

— ¿Entonces no me cree si le digo que he cambiado?— pregunté.

—Los milagros existen señor Cullen, sólo que yo no he sido testigo de ninguno hasta ahora. Pero le doy mi palabra, si mis niños vuelven a quedarse sin cena navideña y sin juguetes como el año pasado usted sabrá de mí. No lo estoy amenazando porque podrí demandarme, es una simple advertencia.

—Créame cuando le digo que de ahora en adelante velaré porque no les falte nada, les restituiré lo que les he quitado, sólo quiero enmendar mis errores— le dije con sinceridad, pareció dudar y luego me ofreció su mano.

—Cuento con usted entonces, tengo un proyecto especial para este año, claro que demandará un poco más de dinero pero es por el bien de los niños. Creo que la música es vital para su desarrollo, por eso quiero abrir una academia musical que funcione en el orfanato— se veía muy feliz.

—Entonces, tómelo como un hecho, será mi obsequio por haberles fallado el año pasado, a nombre personal. Me gustaría acompañarlo a adquirir los instrumentos y contratar a los profesores.

—Señor Cullen, estaré en contacto con usted— me dio su tarjeta y una gran sonrisa. Había avanzado algo, al menos tenía su confianza, la cual no pensaba defraudar.

Luego de eso tuvimos una reunión con todos los miembros de la familia, dónde se vieron otros muchos problemas y casos personales.

— ¿Qué le dijiste Lalo para que se ponga tan feliz?— preguntó Emmett que recién llegó cuando estábamos terminando.

— ¿Lalo?— pregunté ya que no sabía que Emmet se llevara así de bien con el director del orfanato.

—Lalombriz— mi hermano soltó una gran carcajada. —Es que el pobre hombre parece que no comiera, debería engordar un poco para verse saludable sino todos pensarán que en el orfanato los niños pasan hambre. Es buen tipo, ¿Ya le caes bien? Antes te quería matar.

—Tiene un proyecto para hacer una escuela de música en el orfanato, le dije que contara conmigo, donaré los instrumentos y buscaremos los profesores.

—Pero esto es insólito, te has convertido en un tiburón vegetariano, me caes súper bien Eddie, eres mi héroe desde el Ashton Martín, si supieras como mi Rose y yo lo gozamos.

—No me des detalles por favor.

—Con la sonrisa de complicidad que tienen tú y Bella seguro que ya están juntos. Bueno, no quiero molestarte, sabes que no me gustan los temas serios pero Jacob Black me demandó y necesito un abogado. ¿Qué dices aceptas?— preguntó.

— ¿Te demandó? ¿Por qué?— pregunté, había oído que fue a buscarlo después de lo del video pero no supe nada más.

—El otro día fui a reclamarle por Bella y como no entraba en razón lo sacudí un poco a ver si se le acomodaban las neuronas.

— ¿Lo golpeaste?

—Bueno, no lo acaricie precisamente. Tal vez sí se le marcó un poco mi puño derecho pero no lo golpeé realmente. Es un llorón.

—Emmett no puedo representarte, no sé cómo hacerlo, no sé nada de leyes, ahora.

—Ese no es problema, tu solo fírmame algunos papeles y me encargaré de llevarlos. Te aseguro que una sola firma tuya hará temblar a cualquiera.

— ¿En serio? ¿Tan bueno era?— pregunté entusiasmado.

—No, yo diría lo contrario eras más malo que el hambre, parecías la sucursal del infierno.

—Eso no suena bien. Pero te ayudaré en lo que pueda, cuenta conmigo.

La reunión con los donantes de la fundación y los directores fue al siguiente día en un hotel muy imponente. Un hombre alto muy preocupado me alcanzó apenas llegué.

—Al igual que el año pasado me veo en la necesidad pedirle señor Cullen, que no ponga más trabas. Hace dos semanas hubo una inundación en las afueras de la ciudad, el albergue está completamente lleno, necesitamos con premura el donativo, tengo a mi cargo más de 80 familias que lo han perdido todo prácticamente. Vine con el afán de reclamarle pero ahora sólo le pido, no, le ruego que sea clemente, que piense en los demás— se veía a todas luces que le costaba inclinar la cabeza ante mí. Lo admiré por ello, este hombre no pedía para sí mismo, sino para muchas personas necesitadas. Eso es admirable.

—No tiene que rogar, he venido con la mejor intención de apoyar en lo que pueda— dije poniendo una mano en su hombro.

— ¿Lo dice en serio?— dijo muy reticente.

—Sí. Ahora quiero oír sus proyectos ¿Qué tiene en mente para ayudar a esas familias?— pregunté.

—Me sorprende señor Cullen pero ahora no estoy para dudar, debo tener fe. Verá, a menos de un kilómetro del albergue hay extensos terrenos donde podríamos acomodar a todas las familias, he conseguido un donativo de materiales, no es mucho pero podríamos construir varias casitas. Necesitamos ingenieros y arquitectos para llevar a cabo la obra y es muy urgente. El invierno se acerca, no podremos albergar a tantas personas con un clima tan frío. Estamos trabajando ya para conseguir que nos vendan los terrenos a un precio rebajado y conseguir donativos para más materiales, con la ayuda de la fundación podremos pagar a los que desarrollaran el estudio de suelos y a los arquitectos.

— ¿Tiene el nombre de la persona o empresa propietaria de esos terrenos?—pregunté.

—Si aquí traigo una copia— me alcanzó un papel dónde figuraba como única propietaria a Emily Uley.

La reunión comenzó, aunque no entendía sobre cosas legales o contables, se expusieron los problemas más importantes en el albergue y en el orfanato, me parecieron adecuadas sus tentativas de presupuesto debido a las necesidades que tenían.

—Bien, creo que la adquisición de las propiedades para el asilo debería ser nuestra principal preocupación— opinó mi padre.

—No podemos hacer ningún estudio de suelos ni edificación sin tener la certeza de dónde construir— agregó Jasper.

—Y creo que el proyecto para la escuela musical en el orfanato puede esperar un año más, debemos evaluar si podemos dar un plus de dinero para adquirir esos terrenos— dijo Carlisle mirando al director del orfanato.

—Bueno ya conseguí un donante para la educación musical de mis niños, les daremos la sorpresa pronto— dijo conteniendo una sonrisa el delgado funcionario.

Escuché el resto de la reunión pero apenas entendí. Se destinó un presupuesto para la compra de los terrenos pero según Jasper no sería suficiente.

Cuando llegué a casa Nessie ya dormía, Bella estaba viendo televisión, corrió a recibirme.

—Tengo tu cena en el horno, ¿Ya comiste amor?— me dijo haciendo puchero.

—No hay comida más deliciosa que la que tú me prepares. Tengo hambre— le dije, sabía que estaría esperándome por eso casi no había comido en el hotel.

Le expliqué cómo me había ido.

—Tengo que averiguar quién es Emily Uley y conseguir que nos venda los terrenos a buen precio— le dije.

— ¿Emily Uley? Yo estudie con ella en la universidad antes era Emily Young, se casó hace unos años con Sam Uley.

— ¿La podrás contactar? Necesitamos esos terrenos para los damnificados de las inundaciones y no sería mala idea poner a funcionar allí mismo algún taller o algo para que esas familias tengan un trabajo y puedan sustentase. Que vuelvan a comenzar, tal vez se queden en esta parte de la ciudad.

—Me encanta que pienses así. Mañana mismo la llamaré, no fuimos amigas muy cercanas, pero conversamos algunas veces— me sonrió.

—Ven aquí preciosa— la subí a la mesa de la cocina mientras le sacaba el camisón.

—Edward, tu cena— me dijo mirando el horno.

—Déjame comer el postre primero— apenas tuve uno de sus pechos en mi boca, ella empezó a gemir, abrió sus piernas y yo gruñí al darme cuenta de que no traía ropa interior.

—Me esperabas lista— dije mientras le acariciaba sus nalgas redondas, suaves, apetecibles. Me deshice rápidamente de mi pantalón y de mi boxer, la tomé nuevamente y entré en ella con ganas, nos movimos con sincronía, con ritmo. Poco a poco fui perdiendo el control y llegué a un orgasmo delicioso,  demoré un poco más que Bella, que estaba derrumbada en mis brazos.

—Oh Edward eres, magnífico nunca antes... bueno... nunca lo hicimos aquí— dijo con timidez, hasta ahora ella no había querido hablar sobre nuestra vida sexual de antes. La llevé a la habitación en mis brazos y la deposité en la cama.

—No quisiera ser grosero Bella, pero ¿Tú disfrutabas antes del sexo conmigo?— pregunté, era algo que me daba vueltas en la cabeza, quizás antes yo era mejor en esto.

—Bueno no teníamos mucho sexo que digamos, desde que te marchaste de nuestra habitación sólo me tomaste un par de veces ebrio— dijo girando su rostro. La acerqué y le di un beso suave.

—Lo siento.

—No tienes que sentirlo, no recuerdas.

— Igual debo decirlo ¿fui un tonto verdad?

—Siempre decías que no te complacía, que era muy tímida. Tú te estabas volviendo... un poco... salvaje, te gustaba experimentar con cosa raras, me amarraste una vez. Fue horrible— dijo recordando.

—Amor yo no te haré eso, si no quieres. Aunque no me molestaría que me ataras a mí— dije volviendo a besar su cuello.

—Pues no lo sé, ahora la verdad si me provoca dejarme ir contigo. Te controlas más, eres tierno.

— ¿Antes no lo era?

—Para nada, eras muy rudo, en tu trato, cuando hablabas, cuando lo hacíamos.

—No volverá a pasar, sólo quiero que te sientas bien. Te quiero tanto— le  confesé, lo que me hacía sentir ocupaba gran parte de mí. Era como si quisiera construir un mundo nuevo para ella, bajarle las estrellas y la luna.

—Yo también te quiero Edward— me abrazó, minutos después estaba dormida.

La observé descansar un buen rato antes de dormirme. Sus sueños eran tranquilos, su respiración acompasada. Bella estaba feliz y eso me hacía feliz a mí también.

Desperté con una enorme sonrisa, era domingo, teníamos un almuerzo familiar, preparé el desayuno para las dos hermosas mujeres con las que vivía.

—Papi, ¿Podemos ir a patinar?— preguntó mi princesa.

—Claro, me tendrás que enseñar cómo— sonaba divertido.

—No tienes patines papá, pero podemos alquilarlos, yo te enseñaré— dijo saltando.

—Oh tenía la esperanza de haber aprendido antes— me quejé.

—Edward, alguien te busca— Bella entró en la cocina.

— ¿Lo conozco?— pregunté sonriendo, ella apenas sonrió a pesar de haber entendido mi broma.

—Creo que es... la verdad no estoy segura, sé que lo he visto antes pero no lo recuerdo. Será mejor que hables en tu estudio, no parece tener buena cara.

—Pues si tú no sabes quién es, yo menos. ¿Qué hago?

—Sal, salúdalo fríamente y espera a que te diga algo, iré contigo— dijo. –Nessie ve a tu habitación, puedes ver la televisión— le indicó a nuestra pequeña.

Salimos a la sala, el hombre que estaba allí sentado se puso de pie, era alto y fornido, muy rubio y algo mayor. Su rostro se me hizo familiar. Puse mi gesto más serio y apenas los saludé con una inclinación de cabeza.

—Me gustaría decir que es estoy complacido de verte pero sería mentir. Necesito hablar contigo en privado Edward— dijo mirando con desdén a Bella.

—Podemos pasar a mi despacho pero lo que tenga que decir puede hacerlo delante de mi esposa— dije, algo molesto.

—Como gustes, yo sólo quería evitarle un disgusto— sonrió altaneramente.

Lo guié hasta el despacho que casi nunca usaba. Lo invité a sentarse. Bella se acercó a mí.

—Edward, creo que mejor me voy ya recordé quién es. Es Eleazar Denali, el padre de Tanya— me susurró mi esposa al oído.

—No, quédate. Por favor, necesito tenerte cerca— le pedí, ella no respondió pero se quedó. Me senté en mi sillón de cuero. Lo miré fijamente invitándolo a hablar.

—He venido hoy no como socio, ni cómo abogado. Pero procederé legalmente si no asumes tus responsabilidades. Mi hija está esperando un hijo tuyo ¿Es eso cierto?— preguntó tratando de parecer tranquilo.

—De comprobarse la paternidad, lo siento pero necesitaré una prueba, yo asumiré mi responsabilidad. Designaré una pensión y me aseguraré de que nada les falte— le dije serenamente, lo había pensado y era lo menos que podía hacer por mi hijo.

— ¡Yo puedo hacer eso Edward, no necesito tu dinero! ¡Hazme el favor!— gritó.

—Entonces no sé a qué te refieres con asumir mi responsabilidad ya que soy un hombre casado— le dejé claro.

—No me interesa de qué modo quedes libre, si echas a tu mujer o si te divorcias. Te lo advertí cuando descubrí que tenías un amorío con Tanya. No voy a tener una hija abandonada. Tengo muchas cosas con las que puedo obligarte. Mo me hagas proceder legalmente— amenazó.

—Pensé que no venías como abogado. Pero si así están las cosas, creo que no tenemos más que hablar, has lo que quieras y no te permito que vuelvas aquí a ofender mi hogar. Tengo una familia que no pienso destruir.

—Tanya tenía razón, estás muy extraño, no contestas mis llamadas, ni las de Aro. La unión de los bufetes quedó suspendida hasta que firmes pero parece que no piensas hacerlo. Siempre fuiste un maldito embustero pero ahora los Volturi están de mi lado Edward, ten mucho cuidado con lo que dices y haces o estarás fuera del juego— volvió a amenazarme.

—Tal vez ya no quiera jugar con ustedes. Pero no soy tan canalla para olvidarme de mi hijo, cumpliré con él, estaré cerca, nada le faltará.

—El paquete sale completo, no podrás ver al hijo sino quieres a la madre. Le diré a Aro que estás fuera de esto. Reorganizaremos todo sin ti, vas a quedar con una mano delante y otra atrás yo mismo me cobraré hasta la colegiatura de mi nieto.

—Si es sólo dinero lo que quieres, adelante, pero es una pena que veas a tu hija y a tu nieto como un paquete.

—No es sólo dinero lo que me cobraré puedes estar seguro— se levantó furioso y salió del despacho muy molesto. Bella lo siguió parte del camino y luego volvió conmigo.

—Tengo miedo— me susurró.

—Yo no, si estás conmigo no tengo miedo de nada— la abracé.

—Sé que harán algo contra ti.

—Entonces creo que tendré que aprender a jugar su juego. Mañana me presentaré en la oficina, desde aquí no hago mucho. No me quedaré de brazos cruzados, les daré batalla— Nessie apareció sonriendo.

—Papi ya me aburrí de la televisión, ¿Podemos ir a pasear ya?

—Si pequeña, vamos, necesito diversión— le dije cargándola y haciéndole cosquillas.

No hay nada como una tarde en familia para alejar los problemas. Yo disfrutaba como un niño al lado de mi hija. Me sentía bien conmigo mismo pero temía por los que amaba. 

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Pobre Edward, lo están acorralando.

Gracias por leer

PATITO

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