CAPÍTULO 12: ES DIFÍCIL EMPEZAR DE NUEVO
Esa noche llegamos temprano a casa de mis padres, Bella seguía preocupada.
—Vamos, quiero que estés feliz, no temas— le dije tomando su mano. Apenas sonrió. A pesar de no decir nada yo sabía que aún estaba avergonzada por las acusaciones de su amigo. Por mí, la familia no lo sabría.
—La familia del tiburón en pleno— saludó Emmett soltando una risotada al vernos entrar. Mi hermano solía jugarme muchas bromas y a veces no las entendía hasta que me las explicaba.
— ¿Tiburón?— pregunté con cara de duda.
—Por las mordidas— volvió a reírse. No le entendía –Por decirte eso casi me demandas una vez. No aguantabas los chistes de abogados.
—Ah, bueno ¿Entonces me enseñas algunos?— le sonreí.
—Claro. ¿En qué te diferencias de un vampiro?— preguntó.
— ¿Yo? Pues no lo sé— dije confundido.
—En que los vampiros sólo chupan sangre de noche y los abogados durante todo el día — se volvió a reír. La verdad no entendí, supongo que también se refería a las mordidas.
—Emmett deja de molestar a tu hermano— le llamó la atención mi madre.
Pasado un rato y varias bromas nos sentamos a cenar, mi padre me explicó los manejos de la fundación, lo admiré más que nunca, no sabía que gran parte del ingreso de la clínica eran destinadas a tantas instituciones.
—El próximo fin de semana tendremos una reunión con los demás socios para analizar el presupuesto anual. Y creo que deberías estar presente Edward— me dijo duramente, algo no andaba bien.
—Por favor, díganme que fue lo que hice— ya me había acostumbrado a preguntar eso cada vez que notaba las miradas incómodas. Siempre por algo que el antiguo Edward había hecho.
—Bueno, nuestros padres obtienen mucho del dinero destinado a la fundación de la clínica, el alquiler de varias propiedades y de donaciones. El año que pasó, el dinero no fue suficiente porque prácticamente compraste la clínica y falseaste información para quedarte con parte de las propiedades— dijo Alice algo molesta.
— ¿Yo hice eso?— no me asombraba.
—Y en el colmo de la tacañería pasaste el orfanato y el asilo a nombre de tu estudio de abogados—agregó Emmett.
—Hijo sé que ahora no podemos culparte, pero los demás socios no te ven con buenos ojos— dijo mi padre.
—Eso es decir poco. ¡Te odian! Pero los que sí quieren verte muerto son los directores del orfanato y el asilo— dijo Emmett.
—Entonces creo que debo enmendar eso. Debe haber formas para devolver lo que tomé— todos me miraron
—Ahora que te aliaste a los Volturi será muy difícil— sentenció Jasper, que hasta el momento no había hablado.
— ¿Por qué?— pregunté.
—Legalmente tu corporación tiene 4 cabezas. Tú ostentas la mayoría de las acciones pero ellos tienen mucho poder. Y eso sumado a que no recuerdas nada. No sé cómo lograrás devolver el dinero y las propiedades— me miraba decepcionado. Todos estaban cabizbajos y tristes.
—Nadie sabe que perdí la memoria, creo que podrían asesorarme. Redactarme documentos. Firmaré lo que sea— les dije esperando que alguien pudiera ayudarme.
—Podríamos revisar los papeles que tienes, Emmett y Alice entienden de cosas legales, el director del orfanato es abogado, él nos puede ayudar. No te sientas mal Edward, de alguna forma saldremos de esto— mi padre me daba ánimos para seguir.
Regresamos muy tarde a casa, Nessie venía dormida, la acomodé en su cama, estaba tan cansado que sin darme cuenta también yo caí en profundo sueño.
Al día siguiente me desperté temprano, quería ir a la oficina por más papeles. Jessica había enviado todo con respecto a los juicios pero no incluía nada más.
— ¿Bella me acompañarás hoy?— pregunté, quería llevarla conmigo.
—Lo siento Edward, te puedo dejar allí pero le prometí a Esme estar con ella a las diez— se veía algo preocupada.
—Está bien, sólo pasaré por la oficina y pediré los papeles de las propiedades del bufete. Espero que pueda traer todo para estudiarlo.
Bella estuvo ausente y callada todo el camino, seguramente mi madre le había pedido alguna conversación de mujeres y por eso estaba nerviosa. Bajé del auto, casi caminaba sin cojear, la corbata me molestaba y el saco no me dejaba moverme libremente.
Sería sólo un par de horas y me quitaría todo este disfraz. Jessica se sorprendió al verme, los Volturi todavía no habían llegado.
—Jessica, necesito algunos papeles— le ordené al pasar a su lado.
—Edward, ayer te llamé pero no contestabas ninguno de tus celulares. El señor Denali estuvo aquí. Y parece muy molesto, yo le dije que tenías licencia por tu accidente pero no me hicieron caso— parecía asustada.
—Bueno si regresa dile que no deseo verlo, que estoy ocupado— le dije muy serio.
— ¿También para mi estás ocupado?— era la misma rubia que antes había ofendido a Bella y a mi madre. Tanya Denali. Traté de parecer molesto.
— ¿Qué es lo que necesitas? Creí dejarte las cosas claras— le reproché.
—También vine a hablar de negocios. ¿Puede darme una entrevista?— dijo más seria. Asentí y le señalé la oficina, entró antes que yo.
—Jessica si llama mi esposa me la pasas de inmediato. Y si tardo más de diez minutos con esta mujer entras sin tocar con cualquier excusa— le pedí, ella pareció complacida.
Caminé hasta mi escritorio y la encontré sentada en mi sillón. La miré fríamente. A pesar que cruzó las piernas en un obvio intento de provocarme no le presté la mínima atención a su cuerpo.
—Edward, sé que estás jugando al buen esposo ahora. Y entiendo, sin el aval de tu familia no podrás concretar los negocios en Hawai. Pero me muero por estar contigo, me haces falta— se levantó lentamente y caminó hacia mí. Retrocedí instintivamente, esto iba a ser difícil. ¿Cómo decirle a una mujer que no la amaba sin herir sus sentimientos?
—Tanya, siéntate y escúchame— le pedí, obedeció, esta vez en el lugar que le correspondía. Caminé y me senté en mi sillón, me estaba doliendo el pie.
—No quiero lastimarte Tanya pero este accidente me ha hecho recapacitar y he pensado en qué es lo verdaderamente importante en mi vida. Yo amo a Bella y a mi hija. No las cambiaré por nada en el mundo y sólo busco hacerlas felices ahora. No quiero tener nada con nadie más. Nunca.
— ¿Me usaste cierto? ¡Sólo fui un instrumento para llegar a papá! Toda tu palabrería de formar un hogar conmigo y poner todo a mi nombre fue un vil engaño— empezó a gritar desesperada.
Esto era más de lo que podía soportar ¿Cómo alguien podría ser tan descarado y ruin?
¡Cómo odiaba a Edward Cullen! Bueno al Edward Cullen que estaba antes en este cuerpo, porque yo me sentía otra persona y no quería cargar con las culpas de otro.
—Lo siento Tanya. Perdóname si te sientes engañada, no quiero que sufras pero no puedo hacer otra cosa— traté de calmarla
—No creo que lo sientas maldito infeliz, pero lo sentirás, cuando mi padre se entere claro que lo sentirás. Y ya que te crees un hombre de familia a ver cómo te cae esto. ¡Estoy embarazada! Tengo cuatro semanas— salió de la oficina dejándome aturdido y hecho un lío. Esto era muchísimo peor de lo que esperaba. ¿Ahora que les diría a mi familia? ¿Cómo lo tomaría todo Bella? ¿Las perdería a ella y a Nessie? ¿Y qué pasaría con el bebé de Tanya? Ya no sabía cómo luchar contra todo esto. Si me habían dado una nueva oportunidad me lo habían puesto difícil. Eran demasiadas cosas.
Le pedí a Jessica copias de todas las adquisiciones, terrenos y propiedades. Salí de allí antes de que llegaran los otros socios. Tomé un taxi a casa, necesitaba ayuda y pensar muy bien en lo que haría ahora.
Bella me esperaba, su semblante no era bueno. ¿Por qué más problemas? ¿Por qué? ¿Es que acaso alguna extraña fuerza había decidido castigarme? Todos mis actos erróneos del pasado venían a vengarse.
—Edward, necesitamos hablar— dijo tristemente.
—Yo también necesito que hablemos pero empieza tú, no creo que lo mío se compare con lo que vas a decir— le pedí.
—Es que estoy tan avergonzada— rompió a llorar. Me acerqué a abrazarla, ya no quería que vuelva sufrir más.
—Avergonzada ¿Tu? ¿De qué amor?— la acurruqué contra mi pecho, me dolía verla así, esperaba que cuando se enterara de mi noticia no me odiara. La quería tanto.
—Esta mañana, muy temprano, tu madre recibió esto— me alcanzó un dvd, igual al de las películas de Nessie.
Lo miré sin entender. Ella me llevó hacia la sala de estar y lo puso en el equipo. Encendió el televisor y pude apreciar una muy bien editada compilación de ella y su amigo. Fotos, notas escaneadas y una filmación de su encuentro sexual. Parecía que había reunido toda la evidencia para incriminarla. Apagué la reproducción sin terminarla.
El miserable lo había filmado. ¡Qué hombre tan enfermo!
Bella no había mentido, sólo fue un encuentro y no sucedió en un hotel, sino en casa del tipo ese. Apagué el aparato para no seguir viendo.
— ¿Qué dijo mi madre?— pregunté.
—Ella y Alice me han dado su apoyo, Emmett salió a golpearlo, no pude detenerlo pero me muero de vergüenza con tu padre, Rose ha sido dura conmigo. Dice que haríamos bien en separarnos.
— ¡Eso no! Bella, no le hagas caso a Rosalie. Yo no traigo las mejores noticias amor. Tanya vino a verme... dice que está embarazada. Es mejor que lo sepas por mí, llamaré a la familia para ponerlos al tanto, seguro no tardarán en enterarse— Bella permaneció callada, sólo algunas gruesas lágrimas mojaron su rostro.
—Creo que Rose tiene razón. Deberíamos empezar nuevamente, por separado— dijo ella muy despacio, apenas pude oírla.
—No— dije tajantemente. – ¡No quiero perderte! Tú eres mi vida ahora. Desde que desperté te he querido, lo que haya pasado antes no me importa. ¿No podemos darnos otra oportunidad? No te hablo del Edward con quien te casaste, el tonto que lo echó todo a perder, ese que te engañaba. ¡Mírame Bella! Te estoy pidiendo que me des una oportunidad a mí, a este hombre que está ahora contigo. Por favor, te lo ruego. No me importa ese video, no me importa Tanya. Quiero estar contigo, no me dejes por favor— no quería enfrentar esto sólo, no podía dejarla ir. No tendría la fuerza suficiente si ella no estaba a mi lado.
—Edward es demasiado. Todo es tan sórdido. Ya me cansé de luchar. Pronto tendrás un hijo y eso te atará a Tanya. Tu familia ya no me verá nunca como antes— rompió a llorar.
— ¿No lucharás por mí, por nosotros? ¿No me quieres?—pregunté con mucho temor. Tenía miedo de perderla.
—Eso no tiene que ver Edward hay demasiados problemas.
—Pero es lo más importante, dime que no me quieres y me marcharé sin decir ni una palabra más— me levanté decidido, si ella no me necesitaba, si yo no era importante no tenía razón mi presencia. —Dilo, Bella, di que no me amas y dejaré que todo esto termine, que hagas lo que quieras de nosotros.
— ¡No!— gritó ofuscada.
—No que, ¿No me quieres o no quieres decirlo?— pregunté con tristeza.
Me abrazó desesperadamente y me besó. Reaccioné unos segundos después, no sabía cómo interpretar eso. Quizás sólo quería besarme o tocarme y no me amaba. O tal vez era su forma de demostrar que sí me quería. Yo sentía tantas cosas por ella, quería tenerla con desesperación, me quemaba el cuerpo cada vez que la tenía cerca, todo en mi reaccionaba ante su presencia, cómo una máquina que se enciende. La besé, no sabía si después de esto me dejaría, si cambiaría de opinión. No quería pensar más, me concentré en besarla y apretarla a mí, quería quitarle la ropa, sentir su piel, besarla de pies a cabeza.
Pareció leer mi mente, sus manos fueron a mi corbata y deshizo el nudo, siguió con los botones de mi camisa. Sentí sus manos tibias acariciar mi pecho, seguir por mis hombros y espalda, sus uñas me hacían cosquillas. Lentamente y sin deshacer el beso fui quitándole los botones a su blusa, quería romperlos como antes lo había hecho pero me contuve, después me había sentido como un animal, ahora sería más suave con ella.
Acaricié sus pechos por encima del brasiere, eran firmes y redondos, ella se estremeció ante mi contacto. Traté de desabrocharlo por detrás pero no sabía cómo, me desesperaba que no cediera, los besos eran cada vez más frenéticos y ya casi perdía el control. Así que lo rompí, tal vez eso era lo poco quedaba del Edward anterior, mi poco control. Me asusté ante eso, dejé de besarla, me detuve.
—Lo siento— le dije, todavía podía sentir la electricidad en mis manos, en mi entrepierna, quería seguir hasta desfallecer, hacerla mía muchas veces, tantas que me asustaban mis propios pensamientos.
— ¿Qué es lo que sientes?— preguntó confusa.
—Te rompí la ropa otra vez, creo que soy muy torpe, me descontrolo, no quiero parecer un loco, no quiero hacerte daño.
—Continúa, quítame la ropa a pedazos si quieres— me asombré al escucharla, su tono de voz era muy sensual y me estremecí.
—Bella, ¿Y si te hago daño?
—Por favor Edward, tómame— suspiró.
Sin pensarlo dos veces la tomé de nuevo, la besé y lamí su cuello, sus hombros, le quité de un tirón los trozos de brasier que quedaba y me lancé a succionar sus senos, mientras mis manos bajaron a su cintura y poco a poco a sus nalgas. Me sorprendí de mi poca vergüenza como si hacer esto fuera natural para mí. Bella se soltó en mis brazos la sostuve fuertemente, su aroma me envolvía, me enloquecía. Caímos sobre el sofá y me pareció demasiado estrecho, me giré y cayó sobre mí en la alfombra, con un pie empujé la mesita de centro lo más lejos que pude. Volví a besarla, esta vez ella estaba sobre mí como una reina, altiva y sensual, sus pechos eran soberbios, su talle parecía esculpido por algún artista.
Metí mi mano por debajo de su ligera falda, rocé su centro con mis pulgares, mientras mis dedos se deslizaban por su pequeña ropa interior. Quería que se quedara con esa faldita se veía tan apetecible, sólo con esa prenda, lo demás sobraba. Nuevamente mi frenesí por ella volvió y rompí la pequeña tanga que llevaba puesta, sus ojos se volvieron deseosos. La giré rápidamente y quedé encima, sentí sus manos en mi pantalón, le ayudé a quitármelo. Quedé sólo en boxer, ella rozó casi sin querer mí abultada protuberancia, sentí arder mi cuerpo, mis manos se volvieron más impetuosas, busqué su zona más caliente, ella gimió y se abrió a mí. Jugué unos minutos con su zona crítica, cada vez que la tocaba ella emitía pequeños gritos. La sentía más mojada, más dispuesta, ya no resistía las ganas de poseerla de entrar en ella y saciar toda esta desesperación que me consumía. Me quité el boxer, tomé sus manos y las inmovilicé a la altura de su cabeza, me miraba extasiada, sus ojos pedían más, mucho más.
Me posicioné y restregué mi miembro contra su centro que estaba tan caliente y húmedo. Entré en ella de un tirón fuerte y firme, hasta la base misma de mi miembro. Bella gritó, levantó sus caderas, me besaba con desesperación y se aferraba a mi cuerpo.
No demoramos mucho, tal vez porque estábamos muy excitados, arremetí con todas mis fuerzas, ella me urgía más a cada segundo, en un momento en que mis embestidas se volvieron más rápidas, frenéticas, ella clavó sus uñas en mi espalda y me dejé ir, sintiendo que toda mi explosión la inundaba.
Nos quedamos quietos pero yo no dejé de darle suaves besos en su rostro, me acomodé a su lado, ella se veía muy cansada pero me sonrió.
—Te quiero Edward— dijo mirándome con sus ojos húmedos.
—Yo también te quiero Bella. ¿Te quedarás conmigo, pase lo que pase?— quería estar seguro de que no solamente había sido algo físico lo que habíamos tenido.
—Sí. Para siempre— volvió a sonreír. Cerró los ojos un momento, estaba cansada tal vez necesitaba dormir un poco a pesar que sólo era medio día. Me puse de pié y la tomé en brazos. Se sobresaltó.
— ¿Qué haces?— preguntó riendo.
—Pues quiero llevar a mi esposa e hija a almorzar al Mc Donals otra vez, vamos a darnos una ducha— sugerí, aunque ya estaba caminando hacia el cuarto de baño.
—Nos vamos a poner gordos si seguimos comiendo allí, me gustaría cocinar.
—Entonces te ayudo, pero primero un baño— le dije abriendo la llave del agua, ya la había puesto dentro de la ducha. Gritó cuando sintió el agua fría y me arrojó un poco. Empezamos a jugar hasta que estuvimos empapados. Bella graduó el calor y volví a tomarla allí mismo, su cuerpo me atraía de una forma que me hacía enloquecer, sus movimientos sensuales me descontrolaban.
Por la tarde Alice vino a visitarnos para echarle una ojeada a los papeles que saqué de la oficina. Parecía estar más animada.
—Creo que no va a ser tan difícil recuperar algunas cosas, siempre y cuando los Volturi no se den cuenta de lo que planeas hacer, sino de seguro pondrán obstáculos. Y no deben saber que no recuerdas nada o podrían usarlo en tu contra.
—Ayúdame a preparar los papeles necesarios para devolver todo, después de esto me gustaría que Bella, Nessie y yo nos fuéramos de vacaciones o nos mudáramos. No me gusta esta casa— le dije.
—Edward, traje unos papeles de la casa de reposo dónde está Charlie. Sé que Bella sería muy feliz él viniera a verla— pidió.
—Lo que sea por ver feliz a Bella ¿Quién es Charlie?— pregunté tomando un lapicero, había estado ensayando mi firma algunos minutos.
—Es el padre de Bella— dijo ella mirándome otra vez con esa cara de culpa. Recordé lo que mi madre me había contado. Pero no sabía más detalles.
— ¿Qué le hice a él me puedes contar?— le alcancé el documento firmado.
—Muchas cosas, desde alejarlo de Bella, hacer que lo expulsaran de la policía, dejarlo en banca rota y encerrarlo—suspiró mi hermana. Idiota Edward ¿Cómo pudiste?
— ¿Podrías decirle lo que me pasó? No quiero que me mire igual que ustedes— le pedí.
—Ya se lo he dicho. Fui a verlo ayer. Voy cada semana, él siempre me cayó muy bien, a pesar de todo— dijo mirando hacia otro lado.
— ¿Y qué dijo? ¿Todavía sigue molesto conmigo?— pregunté
—Por supuesto, duda de ti, es lógico. Pero le he dado mi palabra que no mientes, que ahora eres bueno. Firma el papel y tendrás mañana a todo mundo contento— dijo saltando en el sofá.
Me agradaba hacer felices a todos, a eso me dedicaría de ahora en adelante, quería cuanto antes dejar las cosas en orden y devolver lo que había tomado.
Sólo me preocupaba el bebé que esperaba Tanya. Él no tenía la culpa de la maldad de los adultos, yo lo querría igual que a Nessi, me preocuparía porque sea feliz pero presentía que eso iba a ser muy difícil.
Y también tenía algunas cuentas que arreglar con cierto sujeto llamado Jacob Black.
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¡Hay que luchar Edward! U.u lo haces muy bien jijiji
Gracias por leer
PATITO
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