CAPÍTULO 10: SI TE QUIERES MARCHAR
Después de recoger a Nessie de la escuela les propuse ir a comer a algún lugar divertido, para variar. No me gustaba pasar mucho tiempo en casa, la decoración era tan rígida, todo cuadrado, negro y blanco. Según Bella yo mismo había contratado a un decorador minimalista para darle la contra a mi madre.
— ¡Vamos al McDonals!— gritó mi hija saltando, se veía tan contenta que no pude evitar sonreír con ella y acepté.
—Edward, le estás echando demasiado Ketchup a tu hamburguesa— me regañó Bella, pero esa cosa roja sabía muy bien.
—Lo siento— dije aún con la boca llena, ella me miró con una sonrisa, se acercó a mí, me quedé muy quieto porque no sabía lo que haría. Con mucho cuidado llevó sus labios cerca de los míos y lamió la salsa que tenía en la comisura de la boca. Mi cuerpo reaccionó al instante, sentía deseos de hacer lo mismo que habíamos hecho en la oficina, mucho más que eso.
—Mami y papi se quieren, mami y papi se quieren— canturreó nuestra pequeña alrededor de nosotros, eso hizo que mis impulsos de tomar a su madre y besarla hasta quedarme sin aire, se apaciguaran. Debía controlar esa parte irracional de mí.
—Lo siento, es que parecías un vampiro con esa salsa cayendo por tu boca— se disculpó Bella un tanto sonrojada.
—No lo sientas, hazlo cuando quieras— le guiñé un ojo.
Regresamos a casa, tuve que llamar a mi padre para que me ayude con la tobillera, no soportaba el dolor. La caminata con mi familia, los juegos con Nessie, habían hecho que mi tobillo se hinchara. Carlisle vino a vernos, le alegró que todo iba bien. Me cambió esa molesta tobillera por una férula que me mantenía el tobillo sujeto pero estaba cómodamente acolchada, así ya no me dolería tanto.
-Veo que Nessie está muy feliz- me comentó mientras me recetaba unos analgésicos.
-Es tan hermosa- susurré mirando hacia la puerta donde minutos antes mi hija había salido.
-Aunque tu mente no recuerde creo que tu corazón sí. Bella está tranquila, la noto... serena.
-Nos estamos conociendo. Es una mujer muy dulce- sonreí.
-Quizás el cielo tenga un plan para ustedes después de todo- cerró su maletín. –No olvides guardar reposo el mayor tiempo que puedas con los pies en alto. Sé que quieres salir a correr por allí pero procura ser paciente- recomendó.
-Gracias... papá- le sonreí. Su mirada desconcertada dio paso a una sonrisa más amplia. Puso su mano sobre mi hombro.
-No es nada hijo mío- podría jurar que sus ojos brillaron, se humedecieron. No entendía porque.
Conversamos apenas unos minutos, no pudo quedarse más porque le llamaron de la clínica.
Me quedé dormido un rato, luego Nessie me pidió ver unos dibujos animados sobre niños genios que construyen cosas raras. Estábamos de lo más entretenidos cuando llamaron a la puerta. Miré a la ventana, ya había oscurecido. Quise levantarme pero Bella no me dejó, me sonrió y pasó hacia la sala. Además tenía a mi hija sobre mis piernas.
No oí quien era, pasaron los minutos y Bella no volvía. Me sentí inquieto. Con cuidado me levanté, asegurándole a mi pequeña que iba por refrescos. Caminé sin hacer ruido para ver que pasaba.
—No he podido— escuché la voz alterada de Bella.
—Dijiste que vendrías ¿Vas a esperar a que ese maldito te mate o qué?— era la voz del tipo que quiso dispararme en el hospital.
—Edward no va a matarme, él no recuerda nada— Bella parecía molesta con él.
—Un cuerno Bella, ese hombre es peligroso, no me trago su cuento, puedo apostarte lo que quieras a que está fingiendo. Dijiste que lo dejarías— le reclamó.
— ¡No puedo! No voy a separar a Nessie de su padre. Además, Edward ya no es peligroso, no nos hará daño— ella me defendía. Pero hablaban de irse. Bella y él ya habían hecho planes para huir. ¿Sería antes o después del accidente?
— Bella te ofrezco todo lo que tengo. Déjalo ahora, ven conmigo, nos llevaremos a Nessie, la cuidaré como si fuera mía, nada les faltará— no sabía que hacer. Me lastimaba profundamente saber que Bella quería irse. Pero la dejaría irse si eso la hacía feliz. Es más, si ella lo pidiera yo abandonaría en este momento la casa.
—No Jake, no puedo hacer eso— dijo ella tajantemente. Algo en mí se tranquilizó.
—Pero Bella, ¿Acaso no me quieres?— el tono de su voz cambió, ya no reclamaba ni exigía. Ahora apelaba a un sentimiento. Algo en mí pecho empezó a cortarme la respiración.
Entonces era cierto que ellos mantenían una relación. No eran sólo amigos. Bella me estaba gustando más de lo que podía decir, más que todo lo nuevo que había visto desde que abrí mis ojos y no recordaba nada.
Quizás el antiguo Edward, el que habitaba antes en mí merecía quedarse sólo. Pero yo no. No había hecho daño alguno. Sólo quería proteger a Bella y hacerla feliz. Sin embargo, si ella quería a ese hombre... yo no podía ser un obstáculo para su felicidad.
No quise seguir oyendo, ya era bastante el dolor que sentía como para verlas partir. Fui a mi habitación y me encerré. Esperaba que al menos me dijera adiós.
Las horas pasaban y no escuchaba ruidos. Quizás ya se habían ido, quizás ahora estaba sólo en casa. Solo como cuando desperté. Solo por culpa de alguien que no recuerdo.
Me aventuré y salí a comprobar si se habían marchado. Las encontré a ambas dormidas en el sofá. Nessie estaba en el regazo de su madre. Se veían tan tiernas. Por un momento olvidé todos los problemas y me quedé observándolas. Las quería mucho pero tal vez yo era un estorbo para su felicidad. Mi hija me había dicho que no quería a aquel hombre; a lo mejor su madre sí. Debía preguntárselo, dejarla libre, yo no podría hacerla feliz después de todo. No recordaba nada, no sabía hacer nada. Era como uno de esos celulares malogrados, que se han quedado sin programación, sin memoria, sin rumbo. Tampoco podía conseguir un empleo para traer dinero a la casa, como veía que hacían todos los padres en los programas que miraba mi hija. Había olvidado como ser un abogado, no sabía ni que era un juicio.
Debía marcharme. Decidí que apenas me quiten esta férula y pueda caminar sin usar muletas o bastón me marcharé. De seguro podré hacer algo para sobrevivir, llevar cosas, limpiar. Soy fuerte.
—Edward... no te sentí, ¿Quieres cenar?— me ofreció despertándose.
—No tengo hambre gracias ¿Quieres que lleve a Nessie a su habitación?— ofrecí.
—No, todavía no caminas bien, yo lo haré— con cuidado la despertó y ambas caminaron hasta la habitación de la pequeña. Me senté en el sofá, todavía mantenía su calor
— ¿En serio no quieres cenar? Puedo hacer una sopa instantánea o tal vez, quieras chocolate con galletas. Tengo un pastel...—ofrecía con tranquilidad, no veía rastro de tristeza. Tantos años sufriendo al lado de un hombre cruel, tal vez había aprendido a ocultar sus penas.
—No te molestes. Iré a dormir— me levanté y me fui a mi habitación sin voltear a verla. Debía ser fuerte y aceptar que no puedo bridarle nada.
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El pasado no los deja. ¿Podrá Edward recuperar a Bella?
Gracias por leer
PATITO
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