青い少年
Holaaa, ¡al fin les traigo la segunda parte de esta historia! 🫶🏻
Lamento la demora, pero espero lo disfruten, muchas gracias por su apoyo 💗
—Oh, hola.
—...Hola, ¿está Uenoyama?—por supuesto que estaba, Mafuyu tonto.
La expresión confundida de Yayoi era lo que tenía en frente y podía sentir como empezaba a ponerse incómodo el ambiente, quien diría que la primera vez que Sato iría a la casa de su novio sería de esta forma, bueno, no era algo que el pudiera adivinar. Por suerte Akihiko logró enviarle su dirección.
—Si, está en su habitación pero...¿sabes que está enfermo? espero traigas una mascarilla por que no se ve bien...—Yayoi sabía quien era Mafuyu, antes solo lo conocía como "el chico tímido de la banda con cabeza de naranja", pero al tener la pasada conversación con Uenoyama y tras una profunda investigación, la sospecha de que tal vez el chico misterioso que se había robado el corazón de su pequeño hermano era nada más y nada menos que ese mismo que estaba en su puerta aumentaba con el tiempo.
—Yo...no, es decir, ¡si!, traigo una.—la universitaria notó su tono nervioso y sonrió.
—De acuerdo, puedes pasar. Mis padres no están en casa así que he tenido que cuidarlo, se pone algo irritable pero no es algo nuevo, es así siempre.—con un ademán le dio entrada al apartamento.
Mafuyu estaba nervioso, tan nervioso que pensó que iba a desmayarse. En ocasiones se imaginaba como conocería el hogar de su novio, si sería divertido o vergonzoso, pero nunca imagino que la primera larga interacción con su familia sería a solas con su cuñada.
Observó las paredes de la sala principal y pudo notar unos cuadros, eran medianos y contenían unas lindas fotos familiares en ellos. Pensó en ir a husmear, pero estaba siendo tan observado por la mayor que solo se mantuvo quieto en su lugar.
—Su habitación es la segunda a la izquierda en ese pasillo. Si son buenos amigos te dejará entrar, si solo eres un conocido probablemente te de una excusa para que te vayas.—la azabache tomo una revista y se acostó en el sofá—No me hago responsable de su comportamiento insoportable, ni siquiera se por que tiene amigos. Como sea, adelante estas en tu casa.—y con esto dejo de poner atención al menor para seguir respondiendo el crucigrama en el papel.
Sato se quedó quieto unos segundos antes de decidir ir a la habitación, ya enfrente de la puerta pensó en si tocar o solo entrar, ¿a Uenoyama le molestaría que tocara? o ¿le molestaría más que entrara sin hacerlo?, era complicado el solo estar ahí, pero era algo que debía hacer, su chico estaba mal y el quería ayudarlo, aunque el peliazul se negara.
unas horas antes
Al terminar la conversación con el mayor, Mafuyu optó por llamar su pareja, luego de dos intentos logró con éxito que contestara.
—¿Ritsu?—un silencio llegó a sus oídos—¿estás bien?
—Sato...hola, lo siento es que estoy...,no muy bien.—y si que se podía notar, el seco y débil tono de voz alarmó al más bajo, podría adivinar que Ritsuka estaba enfermo.
—Si, te escuchas mal, ¿tienes gripe?
—Si...creo que es una pero algo fuerte. No pude dormir bien anoche de la horrible fiebre que me dio, y el jarabe que mi madre compró sabe asqueroso. Me gustaría decirte que me siento mejor pero no es así, creo que tendré que saltarme el ensayo por hoy, lo siento.—Una tos seca se escuchó al otro lado de la línea.
—Le diré a Akihiko que estás enfermo, entenderá que no vayas al ensayo.—Un segundo de silencio se presentó, una idea le paso por la mente, fue rápida pero ingeniosa.—Tu...¿estaría bien si voy a verte?—preguntó el pelinaranja con una voz tímida.
—...Eso sería lindo, pero no quiero que te contagies, lo mejor es que nos veamos luego. De igual forma gracias Mafuyu, tu ve al ensayo y práctica mucho—la tos seguía ahí, casi dejando a Uenoyama sin aliento.—Creo que debería colgar, lo siento me duele un poco la cabeza.—
—Está bien, nos vemos pronto entonces y espero te mejores Ue, te quiero.—
—Te quiero, nos vemos—
Y así la llamada finalizó.
Actualmente
Algo era obvio, Mafuyu hizo caso omiso a la petición de su novio y decidió ir a verlo de todas formas.
Luego de alistarse y pasar a la tienda por un suero sabor a manzana, tomó rumbo al apartamento el cual nunca había visitado.
Se colocó una mascarilla en su rostro, tocó la puerta una vez y entró.
—Yayoi, ya te dije que me dejes en paz, no me siento bien para que vengas a hablar sobre la revista de la semana.—Un bulto en las cobijas atrajo la confundida atención del mayor.
—Lo siento Uenoyama-kun, pero no soy Yayoi.
Ritsuka reconoció la voz de inmediato dándose la vuelta rápidamente. Se quedó mirando al chico de pie con sorpresa.
—Mafuyu, ¿qué haces aquí? Te dije que no quería que te contagiaras.—reclamó haciendo fuerza para no toser.
—Lo sé, pero te escuchabas tan mal en la llamada que me preocupe y decidí venir a cuidarte.—justificó bajando la mirada.
Uenoyama no podía más, odiaba (y amaba) tener un novio tan lindo y convincente, pero que podía decir, era típico de piscis, o eso decía Hiiragi.
—De acuerdo, pero si te enfermas no dejaré pasar la oportunidad de decir "te lo dije".—y así intentó ponerse de pie, acercándose al chico que recién llegó.
Mafuyu dejó la bolsa con lo que había comprado en un pequeño escritorio y se acercó al contrario uniéndose en un cálido abrazo.
—Quiero besarte.—exclamó el mayor fundiéndose en los brazos del azabache.
—No puedes.
—Lo se, pero lo haré en algún momento.—
—Sato...—
El nombrado rio, si se puso la mascarilla fue para darle buena impresión de responsable a su cuñada, pero se la quitaría en algún momento.
—¿Quieres acostarte?
—Si, no aguanto el cuerpo, me duele todo.
—De acuerdo, vamos.
Ambos chicos se recostaron en la cama, Uenoyama con dolor por la estúpida gripe, pero ahí estaba Mafuyu para hacerle mimos.
Lentamente abrió los ojos al notar un temblor entre sus brazos, Mafuyu se acomodó notando como el cuerpo de Ritsuka se movía de manera un poco brusca.
Con su mano alcanzó la frente del azabache notando una muy caliente temperatura.
—Ue, oye...—susurró moviendo al contrario—Despierta Ritsuka, estas ardiendo.—
—Que lindo, gracias.—con una media sonrisa Uenoyama se apartó y acobijo con la sábana.
—Ja, ja, gracioso.-exclamó sarcásticamente el pelinaranja.- Iré a mojar el paño para tu frente, no te muevas.
—¿A donde iría?
Ya con el pañuelo mojado Sato volvió a la habitación, colocando este en la frente de su novio.
—Espero que funcione, estas sudando y tus mejillas se encuentran rojas.
—Duele.—añadió el menor—Duele mucho.
—Lo imagino.—
Ver a su Uechi de esa manera le hizo recordar la vez que el enfermó. Ritsuka amablemente había pasado por su casa a dejar cosas útiles para que se sintiera mejor, luego de su primer beso. Recordó las suaves caricias de su antes solo amigo que aliviaron de cierta forma la presión en su cabeza.
Con su mano, recorrió gentilmente el rostro de su pareja, dando unos masajes en sus mejillas y párpados.
—Me gusta, creo que me dormiré si sigues haciendo eso.
—Sería bueno una siesta, te podría ayudar.
—No te detengas entonces.
Unos minutos pasaron para cuando el peliazul cayó profundamente dormido en su cama, Sato se acercó y besó sus labios rápidamente.
—Eres lindo incluso enfermo, cara de alteza. —
Al salir de la habitación se encontró con Yayoi, la cual preparaba algo de comer en la cocina.
—¿Ya te echó de su cuarto?—preguntó la mayor.
—...No, yo...vine por un poco de agua.—tomó un vaso y lleno la mitad de agua fría, era lo que necesitaba.
—Me sorprende, mi hermano no suele ser tan...paciente.—añadió la azabache—Supongo que le caes muy bien, pero dime...—Mafuyu la miró a los ojos.—¿Enserio te gusta estar con el?
No sabía que responder, temía decir algo extraño y que la hermana de Ritsuka pensara mal. Es decir, su novio no había declarado abiertamente que salía con un chico y el no quería causar problemas.
—Yo...si, su compañía es...amena.—lo más calmado posible lavó el vaso y lo dejo en su lugar.—¿Uenoyama toma medicamento?
—Mi madre le compro un jarabe, pero no lo toma por terco. Si sigue así ya no se a donde llegará.
Sato quedó confundido por sus palabras, así que se atrevió a preguntar.
—¿No es solo gripe?
—Lo es, sin embargo aunque no pasa a menudo, cuando Ritsuka enferma suele empeorar en días, la última vez terminó con una vía en el hospital.
—No lo sabía.—dijo serio.
—Es Ritsuka, el no habla de esas cosas, lo que piensa...o lo que sea. Mi hermano es algo raro.
Uenoyama hablaba con el, sobre su gusto a la música, sus cosas favoritas, historias de niño, incluso algunas anécdotas vergonzosas, pero si lo pensaba bien pocas eran las veces en la que llegó a mencionarle un mal momento.
¿Un problema personal?, no recordaba que su novio le contara sobre eso. Solía llegar a quejarse en cuestiones de la banda, pero, nunca se había dejado de llevar por la confianza y tirar al aire sus más profundas desventuras. Al menos no con el.
Si era honesto, le molestaba un poco el pensar que tal vez Ritsuka no confiaba tanto en el, ¿habrá alguna razón de esto?
—Mafuyu.—el nombrado salió de su trance—¿Eres tu cierto? La persona.
—¿La persona?—los nervios a comenzaban a rasgar su cuerpo.
—Su persona.
—Yo no...—no sabía que decir, ¿lo habrá pillado?
—Como sea.—con una taza Yayoi se dirigió a la sala.—Si se siente muy mal avísame y lo obligaré a tomar ese bendito jarabe.
El chico no logró entender la conversación, fue rápida y entre palabras sentía que hubo algo más. No se detuvo a analizarlo demasiado.
Cuando entró de nuevo a la habitación notó como su novio se encontraba tendido en el suelo. Rápidamente se acercó y tomó del rostro.
—¿¡Ritsuka!?—asustado lo llamó-¿Que haces aquí tirado?
—Lo siento, solo quería ir al baño, pero mis piernas me odian hoy.-sonrió.
—No es chistoso pudiste hacerte más daño.—
Luego de que Mafuyu lo ayudase a llegar al baño y terminara de realizar sus necesidades, ambos regresaron al cuarto.
Ya en la cama ambos chicos se encontraban bajo la tibia sabana.
—Uenoyama.—
—¿Si?—
—Tu...puedes contarme lo que sea.—soltó sin más.—Lo sabes, ¿cierto?
Silencio, un gran y denso silencio aturdió el lugar.
Unos ojos azules conectaron con dos joyas marrones.
—Lo sé.—
—Bien.—
Las palabras se sentían pegadas en la garganta del peliazul, el temor a sonar patético lo seguía y encadenaba, quería contar sus molestia y dolores, quería abrir su corazón y mente al chico que más había querido en sus 17 años.
Tenía miedo.
Pero.
Tal vez solo necesitaba un respiro.
—Discutí con mi madre hace unos días.
Mafuyu decidió callar y escuchar, quería ser de ayuda, quería tomar su mano y no soltarla nunca.
—Ella...no es muy seguidora del mundo de la música, piensa que si me dedico tanto a tocar en la banda nunca seré alguien bueno en la vida.
Sato no se esperaba algo así, siempre creyó que Uenoyama tenía una relación sencilla con sus padres.
—La música, no es solo mi pasatiempo ¿sabes?, para mi es algo mucho más grande que eso.—acomodándose en el pecho del pelinaranja continúo ventilando su incomodidad.—Pasé años de mi vida intentando ser bueno con la guitarra, usando desde vídeos hasta antiguas reproducciones, todo por mi mismo; creí que estaría orgullosa de mi con el tiempo, que me apoyaría.—una suave y pesada lagrima cayó por la pálida mejilla del menor—Me equivoqué.., para mi madre siempre seré un desperdicio de algo bueno que pudo ser mejor.
—Tu eres increíble.—de acuerdo, Mafuyu estaba enojado.-Tu eres un prodigio con la guitarra, con las melodías y hasta algo de letras. ¿Si quiera te ha escuchado? eres genial en lo que haces, amas tocar. Me refiero a que...hiciste una canción completa en veinticuatro horas a partir de un solo tarareo.—Abrazó al enfermo más fuerte hacía su pecho.
—Si tu madre cree que serás un don nadie, pues su mentalidad es realmente errónea. Quizá no sea tan imponente como el ser un doctor o un arquitecto, cosas así, pero tu no dependes de eso para sobresalir, por que te puedo asegurar Uechi, por el helado de melón que amo, que tu sola presencia ya llama la atención.
Con una suave mirada, Sato intentó transmitir todo lo que pensaba al contrario, quería que supiera que lo apoyaba de verdad y que ahí estaría para el.
Por que Mafuyu lo amaba, quizá aún no estaba listo para decirlo, pero lo hacía. Siempre intentaba ser un buen novio, poco a poco abriéndose más a el peliazul, logrando tener una relación prospera para ambos.
—Gracias Sato, te quiero enserio.—sonrió el guitarrista viéndole fijamente.
—Lo que sea por ti...bebé—bromeó el mayor mientras abrazaba al azabache con más fuerza.
—Oye, esa es mi frase.
Una carcajada se escuchó en el lugar, para dar paso al resto de la tarde llena de abrazos, paños fríos en la frente y un poco de apapacho.
Al parecer estar enfermo no era tan malo después de todo, "los dolores valen la pena si van a mimarme así." Así lo pensó el menor, pues ahora que tenía al que el creía el amor de su vida junto a él, no había acción o palabra que pudiese hacerlo sentir bien ni el doble de lo que se encontraba con Mafuyu.
Solo una sonrisa de el, y podía sentir su corazón morir lentamente, sonaba exagerado, pero nada lo es para alguien que esta irrevocablemente enamorado de otro ser humano.
¡Y así concluye esta pequeña serie de "abrazos de secan lágrimas" ! Se que tardé en actualizarlo pero aquí esta, justo a tiempo para el final de Given y no estoy soportando, aún estoy triste, pero díganme, ¿qué opinan del final del manga?👀
De verdad espero que les haya gustado leer esta pequeña historia tanto como a mi escribirla. Creo que si me gusta mucho esto del fanfic, y más si se trata de una de mi parejas favoritas del bl jsjs💗
Cuéntenme, ¿cuál fue su parte favorita?, me encantaría mucho saberlo :)
Ya saben que cualquier critica constructiva será bien recibida🙆🏻♀️
¡Nos vemos en las tiras cómicas!🚀💞
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