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Abrazando un sueño - Parte 11

Abrazando un sueño - Parte 11 (por Kowin)

Es más que evidente que existe una confabulación entre nuestros líderes militares y la economista. Quedó más que claro cuando Grokel con total impunidad pidió que interrumpiéramos el encuentro. Sólo cuando regresamos pude saber la razón de aquel pedido. El ambiente estaba mucho más calmo. Si bien como grupo se podría decir que los reyes estábamos indignados por el acuerdo de paz, ahora nos encontrábamos un poco más predispuestos a escuchar, como si la comida hubiese amortiguado nuestro enojo.

-"Hubo una vez un hombre llamado Vistrar."- fue lo primero que dijo Suou apenas reanudamos la junta. -"Un hombre que tuvo un sueño loco para su época. Y tal vez si hubiese sido una persona ordinaria y corriente habría abandonado todo lo que poseía por su sueño."- sabíamos lo que estaba a punto de decir, aún así la dejamos continuar. -"Pero él no era ordinario ni corriente, era rey."- hizo una pausa y prosiguió. -"Saben que Vistrar le obsequió aquel sueño loco que tuvo a su propia gente."

"Han pasado siglos desde aquel momento, generaciones enteras se encargaron de construir los cimientos para luego edificar lo que Gran Corona es hoy en día. Conquistaron de sur a norte todo el continente, aceptaron como uno más a aquellos que sobrevivieron a las guerras. Construyeron fortalezas, ciudades, puertos. No porque ese fuera el anhelo que Vistrar les legó, sino porque sabían que era necesario para alcanzarlo."

"El sueño de Gran Corona es a la vez tan simple y complicado. Ustedes quieren hacerse a la mar, explorar el vasto mundo que existe cruzando las aguas. No sólo ir hasta las costas de Geborgo o la Alianza, sino ir más allá. Tener sus propias aventuras, conocer otros países. ¡Ese es su sueño!"- siempre admiramos a Suou por venir del otro lado del mar, su presencia le daba una fortaleza inimaginable a nuestro deseo. No cabían dudas que sus palabras estaban calando hondo en nosotros.

-"Entiendo por qué conquistar Anang parece tan importante para el objetivo final. Controlar todo el continente permitirá que nuestra gente, nuestro pueblo pueda zarpar hacia límites nunca antes vistos y no tener que preocuparse de que su hogar haya sufrido un inesperado ataque de sus vecinos."- volvió a hacer una pausa para mirarnos fugazmente a todos. -"Vistrar apenas quería tener acceso a una costa, para levantar un puerto y de allí ver partir los navíos de su gente. Su visión no implicaba dominar todo el continente."

"Con el tiempo sus sucesores se dieron cuenta que la realidad era otra. Se vieron forzados no sólo a conseguir una playa, sino también a asegurar las fronteras del reino. La conquista entera se hizo un requisito imprescindible para estar más cerca de su sueño. Al igual que sus ancestros, ustedes también tienen la libertad de cambiar la visión de lo que realmente es necesario."

"¿Quieren conquistar Anang? ¿Tomarlo por la fuerza? ¡Adelante! Es todo suyo, no se irá a ningún lugar. Pero quizás esta sea una señal que el destino les está dando, como si de un aviso se tratara, de que allá fuera, en ese vasto mundo que quieren explorar, no todo puede ser superado a fuerza de espadas y lanzas."-

Había terminado de hablar. Permanecimos en silencio, meditando sobre lo que acabábamos de oír. Suou tenía razón, al menos eso pensaba, pero el tratado de paz implicaba un riesgo muy grande y estaba seguro que todos pensaban igual. Quise creer en ella, que sería capaz de convencernos. Por lo que sin vacilar le pregunté:

-"¿Cómo sabemos que Anang no nos traicionará? ¿Que cuando nuestra gente esté allá afuera, ellos no invadirán nuestras tierras?"-

-"Porque ellos sólo quieren paz."- contestó de inmediato sonriendo, como si se tratara de una pregunta tonta la mía. -"En toda su historia, jamás fuimos atacados por ellos. Las veces que han luchado contra Gran Corona fueron porque los invadimos. Además, luego de habernos derrotado tantas veces en el llano tranquilamente pudieron haber intentado recuperar el bosque, pero no lo hicieron."- aguardó un momento en silencio para ver si alguien replicaba, pero al ver que nadie lo hacía agregó: -"Ellos sólo quieren vivir tranquilos. Ellos quieren paz, nosotros la necesitamos."-

Nada más de importancia se dijo, decidimos dar por finalizado el consejo sin pronunciar una opinión decisiva al respecto. Cada uno de los reyes pasamos los siguientes días meditando sobre las palabras de Suou y el tratado de paz. El punto clave de la cuestión y la gran duda que cada uno de los monarcas teníamos eran lo mismo, ¿podíamos confiar en Anang o no? Ciertamente la mercader había tomado su postura desde el primer momento, aún antes de hablar con ellos.

Visto de esa manera, me pregunto si mi decisión fue tomada porque decidí creer en nuestros vecinos o porque aposté por el instinto de nuestra economista. Ocho días nos tomó llegar a una decisión, porque algunos de mis colegas regresaron a sus ciudades mientras otros buscaron su propio lugar para hallar el mejor camino a tomar. Podía comprenderlo, la respuesta que buscábamos no nos afectaría únicamente a nosotros los reyes o al ejército, sino a todas las personas que vivían en nuestro reino.

Cuando por fin nos volvimos a reunir con Suou y los generales llevamos a cabo la votación. Cinco de nosotros estuvimos a favor del tratado, mientras que el resto de los reyes optaron por estar neutrales. Debido a eso la decisión estaba por recaer sobre los generales. Para aprobar o rechazar de manera definitiva bastaba con que la mayoría de nosotros compartiéramos opinión, sólo faltaba uno más.

En ese momento Suou quiso saber que motivos tenían los reyes para continuar indecisos, y al escuchar sus respuestas dijo que era posible hacer algo al respecto. Por su parte el propio general Undigu se ofreció en caso de ser necesario a permanecer en Gran Corona como primera línea de defensa. Vimos la determinación en sus ojos, así también como en los demás generales. Ellos querían firmar la paz. Sharfer fue quien finalmente cedió y dio el apoyo que precisábamos para aceptar de forma oficial la propuesta que nuestra burgués había traído.

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