O1.
El sonido incesante de las manecillas del reloj en el centro del salón de clases, donde la mayoría de los estudiantes se encuentra admirando las hojas de trabajo sobre sus escritorios de manera aburrida, hace a Jungkook querer salir corriendo de ahí cuánto antes. Y es que la ansiedad poco a poco está comenzando a apoderarse de su cuerpo e inegablemente, el mismo joven está cansado; cansado de tener siempre ataques de ansiedad en cualquier momento del día.
Con sus hojas de trabajo en blanco, Jungkook suspira, mientras mueve de arriba abajo su pierna izquierda por debajo de la mesa, sintiendo que en definitiva podría mover más rápido la misma, mas su cuerpo no lo hace.
Moviendo sus ojos de un lado a otro con desesperación, el pelinegro fija por décima vez sus ojos en el único reloj del salón, sin darse cuenta que su profesora ya se encuentra pidiendo las hojas de trabajo.
Fijando el mismo chico su vista en el gran ventanal del salón, y enseguida en el gran paisaje fuera del aula, éste sabe que debe de ir cuánto antes a su lugar seguro o de lo contrario nadie podría calmarlo ya.
Los latidos de su corazón son cada vez más rápidos e inclusive la respiración le comienza a faltar.
Contando primero los minutos y luego los segundos para que el timbre del término de clases suene, el pelinegro de Jungkook contempla a su mejor amigo, que se encuentra a su lado y que le mira más que preocupado, puesto que sabe bien que uno de sus ataques de ansiedad está muy próxima.
ㅡYa casi suena el timbre, tranquilo ㅡsusurra su amigo, mientras estira su brazo y sujeta el antebrazo de su amigoㅡ. Faltan dos minutos.
Sintiéndose aún más ansioso, Jungkook voltea a mirar a Taehyung y enseguida al chico detrás de su amigo; Seokjin, quien gusta de Taehyung desde que entraron a la misma universidad, pero que por temor a ser rechazados por el otro, no sé dicen nada.
ㅡLe gustas ㅡdice con simpleza Jungkook, posando de nueva cuenta su vista en el reloj al centro del salón, que es de un espantoso color doradoㅡ. Deberían decirse el uno al otro lo que sienten ㅡaconseja el pelinegro, al mismo tiempo en que frota sus manos entre sí, por la gran necesidad que tiene de salir del salón.
ㅡMe aterra decirle algo ㅡse sincera por lo bajo Taehyungㅡ. Nuestras madres son mejores amigas. Se ven todos los días, ¿cómo lideare con ello si me rechaza?
Siendo testigo Jungkook de todas las escusas que su amigo y Seokjin siempre se ponen, un poco de su estrés se esfuma, porque definitivamente ellos también sabían que era tener un ataque de ansiedad.
Escuchando el estruendoso sonido del timbre sonar pocos segundos después de aquello, Jungkook toma sus cosas lo más rápido que puede y, tan pronto cómo se le permite, sale corriendo del salón y emprende el paso hacia la biblioteca.
La mente de Jungkook diría totalmente que el trayecto a la misma biblioteca fue eterno, mas la realidad era que había llegado en tan sólo tres minutos.
La biblioteca era por mucho el lugar en donde más se respiraba tranquilidad, pues inclusive el más mínimo ruido se oía por todo el lugar, atrayendo la mirada de todos los que estuvieran alrededor, seguido totalmente de miradas más que furiosas.
Aquel era el único lugar que lograba tranquilizar a Jungkook de cierta manera, sin embargo, tenía que ir con algo de anticipación ante el primer aviso de que su ansiedad venía. Y desde luego, ahora, por esa ocasión ya era tarde para el menor, puesto que la ansiedad ya se estaba apoderando de todo su cuerpo, y que únicamente mejoraría con sus medicamentos, mismos que Jungkook detestaba tomarse o que muchas veces se le olvidaba en casa.
Metiéndose dentro de la misma biblioteca, exactamente en donde sus libros favoritos de romance se encontraban, el pelinegro comenzó a respirar todavía de manera más pesada, al mismo tiempo en que caminaba una y otra vez por el mismo pasillo con total desesperación y ansiedad, claro estaba.
ㅡTodo está bien, todo está bien.
Se repetía una y otra vez Jungkook, sintiendo como su voz se iba quebrando un tanto más por la ansiedad.
Jungkook juraría que la ansiedad era una de sus peores enemigas, debido a que cuando le daba un ataque, todo entorno a su alrededor se esfumaba y no veía nada más fuera de su necesidad y desesperación por sentirse bien, de olvidar su maldito problema.
Y por supuesto que la clara prueba de que Jungkook perdía noción de todo lo que ocurría a su alrededor era que casi todos los días, un hermoso chico de cabello castaño, sudadera negra y pantalón de vestir del mismo color, lo miraba sin falta con total intriga.
ㅡAhí está ese chico otra vez ㅡAcomodándose sobre su lugar, Namjoon miró a Jimin y enseguida al chico del que su primo hablabaㅡ. ¿Qué tendrá?
ㅡEscuche de la propia boca de sus amigos la vez pasada, que ese chico sufre de ansiedad. Casi todos los días sufre un ataque de ansiedad y por lo que oí, se debe a que no suele tomar sus medicamentos ㅡMirando sorprendido a su primo, Jimin se levantó de su lugar y sin pensarlo si quiera dos veces, comenzó a encaminarse hasta el chico de cabello negro, piel de porcelana y fina estampa que con el uniforme de la universidad se veía todavía más atractivo de lo que su rostro denotaba.
Está sufriendo.
Fue lo primero que pensó Jimin y acercándose con aún más rapidez, el mismo castaño de ojos color miel y labios pomposos, fue introduciendo sus brazos no tan largos, desde la parte trasera del cuerpo de Jungkook, rodeando suavemente la pequeña pero fina cintura del mismo chico que no había notado que un hermoso chico de cabello castaño y mirada brillante se acercaba a él, para apresarlo prontamente entre sus brazos y susurrarle lentamente sobre su espalda:
ㅡDéjalo ir, todo está bien.
Cerrando sus ojos calmadamente, controlando su respiración entrecortada y deteniendo su caminar tan ansioso, inexplicablemente, Jungkook empezó a relajarse de poco a poco con aquel abrazo que se le estaba proporcionando. Del mismo modo, los latidos de su corazón comenzaron a disminuir muy despacio y con sus manos ya no tan sudorosas, Jungkook dejo que el cuerpo caliente del chico a sus espaldas, lo siguiera tranquilizando, junto con aquellas palabras que antes habían salido de su boca y que seguían rebotado en su mente, una y otra vez, y que unido con el perfume del mismo chico, el entorno se volvía cada vez menos pesado y abrumador.
Manteniendo todavía sus ojos cerrados, toda aquella ansiedad que abordaba al mismo Jungkook empezó a esfumarse lentamente de su sistema, que segundos después no se volverían nada más que un mal y espantoso recuerdo en la mente del pelinegro. Y, uno muy lindo y grato para el castaño de Jimin, aunque ciertamente para el mismo Jungkook también lo sería, pues todo aquello que lo atormentaba, estaba siendo dejado atrás gracias a un sutil e inesperado abrazo de alguien a quién no conocía, pero que sin duda le agradecía.
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