¡Ahhh! (Bostezo)

Pero que cansado estaba, porque Will tenía que torturarle con el papeleo y lo peor, obligarlo a hacerlo con tinta negra ¡Tsk! No le gustaba ese color tan serio y aburrido, si de por sí era aburrido llenar los informes hacerlo con una tinta poco llamativa más.

Se tuvo que estirar en la mesa para no quedar dormido, cuando terminó salió a dar la vuelta, tenía una detención por llegar tarde y causar un pequeño alboroto al recoger un alma ¡diantres! No era su culpa que ese vitral fuera tan frágil.

Camino un rato por las calles de Londres,estaba aburrido y cansado, sin saber cómo sus pasos le llevaron hasta la antigua funeraria.

El lugar lucia abandonado, con más telarañas que las habituales. Movido por la curiosidad entro, aún había ataúdes, ahora llenos de polvo, camino entre estos hasta llegar a un barril con sal en el fondo, je, no pudo evitar reír al recordar cuando le puso ahí, se adentro al despacho, un viejo escritorio, bitácoras del negocio, un par de libros que le sorprendieron, jamás imaginó que a Undertaker le gustará la poesía, y también habia...

-valla, parece que lo olvidó.

Una de las gabardinas del enterrador se encontraba  en el respaldo de la silla, estaba polvosa y algo sucia, la sacudió un poco y se la probó.

De verdad era alto y más musculoso que él.

-¿Grell?

La voz de Ciel le alertó, el chico y su fiel mayordomo llegaban.

Parece ser que por sus... amígdalas, el chiquillo se había hecho del local del antiguo Shinigami, después de todo el pertenecía a la sociedad de los aristócratas del mal, del cual él era el líder.

Le parecía infame este atropello contra el peli plata pero...

No dijo nada, solo tomo los libros y el abrigo sin que los otros dos se dieran cuenta, para después marcharse a su casa.

-ese mocoso es realmente perverso.

Pensaba mientras lavaba la ropa y remendaba algunos botones.

Al menos debería esperar a que lo agarren.