Capítulo 7: Arruinando la fiesta
Punto de Vista de Sucrette:
Hoy es mi segunda sesión de kinesiología de siete para ayudar a adaptar mi cuerpo a la silla y el mantenerme a solas a futuro con la bota ortopédica. Con mi familia decidimos tirar licencia médica a la universidad y que me quede en casa, pues los ejercicios me dejan demasiado cansada y débil para estudiar. Nathaniel ofreció ayudarme con la materia vista esta semana pidiéndole los apuntes a varios alumnos, más los que tiene él del año anterior. Sigo picada por nuestra discusión y no quiero desaprovechar esta oportunidad, deberé tragarme mis palabras por un bien académico mayor. Si no tuviera estas lagunas mentales, oh, si supiera este imbécil.
En fin, descuidando mi inquietud por Amber, estoy en la sala de espera de kinesiología. Mis rodillas quedaron adoloridas ayer, seguro que hoy salgo temblando.
Aquel chico Lerhay... Sus acciones me tienen en un espiral estrepitoso. Quiero saber más de él. ¿Qué problemas tendrá con la rubia? ¿De dónde obtendrá tanto dinero? Estoy tranquila porque al menos sé que ese dinero que donó no le hará falta. Es un encanto, aunque mi amor del pasado me tiene en conflicto y, aparte, Alexy dijo que le gustaba, aunque no sé si se arrepintió ahora que lo rechazaron de frente.
Sucrette 10:23
Oye
Después del rechazo que te dieron
Todavía te gusta Lerhay? Digo, vas a luchar por él?
Alexy 💎 10:27
No creo, lo quiero mucho para seguir hablandole pero no para cuchi cuchi
Aparte se viste muy fuera de moda, no iríamos bien
Creo que buscare a alguien más en el gimnasio
Sucrette 10:31
Wow, quisiera tener tu voluntad para olvidar amores así de fácil
Alexy 💎 10:33
La que no es puta, no disfruta amiga
Fingí toser para retener la risa. Ese peliazul con sus ocurrencias, lo vuelven todo un personaje.
Volviendo al chico militar, él comía las famosas galletas de chocolate que a Ken le gustaban, fue una coincidencia que me hizo doler la cabeza y produjo una paranoia tonta, tal vez no sea para tanto, sin embargo, no puedes contabilizar los últimos sucesos sin quedar con más preguntas que dudas.
La última vez que comí galletas junto a Ken fue horas antes de su accidente, en el primer recreo y consideré que fue especial porque nuestra historia quedó inconclusa.
— Su, ¿podemos hablar cuando terminen las clases?
— ¿No puedes decírmelo ahora? —Cuestioné curiosa.
— Uh, no, es importante —Mordisqueó una de sus galletas, me ofreció una desde el envase. La tomé y la probé con delicadeza.
— ¿Qué es tan importante que no lo puedes decir ahora?
Ken se apartó hacia el lado, parecía mucho más ansioso e inquieto de lo normal.
— Supongo que pronto lo entenderás.
— ¿Ken?
No obtuve respuesta. Ese momento nunca llegó. Al recreo siguiente es cuando ocurrió... ese incidente. ¿Qué clase de mensaje quería comunicar? ¿Por qué esperar hasta la salida? He fantaseado con que sus últimas palabras serían su declaración de amor, tal vez sí hubo algo que jamás me enteraré.
— Sucrette —La voz fuerte de mi mamá me trajo de vuelta a la realidad—. El kinesiólogo te está llamando.
— Sí, sí —Asentí frenética y con mi silla avancé hacia el box de consulta.
El resumen de este día fue que me dieron un bastón, el cual podré usar como apoyo para desplazarme a cortas distancias dentro de mi domicilio. Cada semana me evaluarán, eso sí, en la actualidad la silla seguirá siendo mi medio de transporte dentro de la universidad. Mis brazos arden para controlar la intensidad y lo veloz que se desplaza mi silla por las rampas especiales. En fin, estoy agradecida de obtener una relativa autonomía.
Rosa 🌹 14:56
Holii, cómo te dejó la sesión de hoy?
Te tengo panorama
Sucrette 14:59
Me siento un poco cansada, aunque creo que me siento mejor que ayer
Tengo un bastón para desplazarme dentro de mi casa ahora
Por qué preguntas?
Rosa 🌹 15:02
Hoy en la noche es la fiesta de Amber
Te copió la idea y está pidiendo limosnas para comprarse un nuevo set de maquillaje
Sucrette 15:04
Amber nos odia Rosa
???
Qué vamos a hacer ahí?
Rosa🌹 15:05
Priya quiere que la acompañe a arruinar su fiesta
Te nos unes?
Sucrette 15:09
Y como lo vamos a hacer?
Suena tentador pero tengo miedo de que vuelva a hacerme algo como el otro día 😥
Rosa 🌹 15:12
Seré honesta Sucrette
No sabemos qué haremos, pero haremos justicia por ti, por toda la universidad
Sucrette 15:13
Y por Ken?
Rosa 🌹 15:14
Incluido Ken.
La pobre está podrida con todo lo que le he hablado de él. Rosa me pidió un uber hasta su casa al atardecer y allí me encontré con la chica hindú, que estaba a mitad de proceso de dibujarse sus tatuajes de henna.
— Ese diseño te está quedando hermoso —Destaqué, Priya era realmente habilidosa en esa técnica.
— ¡Sucrette! —Exclamó a medida que soltaba el pincel y me abrazó sin rozarme con su brazo fresco— ¿Cómo has estado?
— En el infierno, un poco más abajo —Bromee y reímos.
— ¿Muy dura la terapia? —Asentí.
— Es por tu bien, amiga —Interceptó Rosa—. Vamos a apoyarte en lo que sea.
— Tenemos que arruinar esa fiesta —Complementé con una sonrisa maliciosa—. Mi cuerpo me lo pide.
— Si vamos a ser caóticas, por lo menos hay que verse divas —La peliblanca me ofreció unas brochas limpias y una paleta enorme de maquillaje, yo las recibí, dejándolas sobre mi regazo.
— No pensé que nos produciríamos para esto —Exterioricé un poco exaltada, no en el sentido negativo.
— Estuve horas diseñando en mi cuaderno el tatuaje que me haría hoy —Añadió Priya.
— Yo estrenaré aros y tú igual —De sus bolsillos, me otorgó un par que estaba bañado en oro blanco.
— Gracias, Rosa.
Ellas lucían tan bonitas con sus vestidos de fiesta, yo llevaba unos pantalones de chándal y una chamarra holgada, mi 'uniforme' desde que tuve mi accidente pues necesito estar cómoda y algo fácil de poner/quitar. Los días calurosos uso falda, aunque hoy corre viento y por ello me coloqué pantalones.
Me puse creativa con el maquillaje e hice un smokey eye con tonalidades rosas y moradas, intercalando matices pasteles en el lagrimal y acabando con un fosforescente. Pegamos piedritas decorativas en nuestros pómulos, lo cual me rememoró a cuando jugaba en la primaria.
Una vez pegué una piedrita color verde en la nariz de Ken en clases, le dije que pegaba muy bien con sus ojos y me miró como un cachorrito indefenso, sin decir nada. Se la dejó puesta hasta que acabó el día. Fue adorable.
Pedimos un uber hacia la casa de la rubia. Debo acostumbrarme a meter y sacar mi silla del maletero de un auto para poder transportarme. Mi estómago se revolvía. He visitado esta casa antes en las sesiones de estudio de Nathaniel, jamás con intensiones malvadas. Ojo por ojo, como dicen.
Debo confesar que me gustó mi look de hoy, aunque para la universidad seguro Li y Charlotte me acorralarían contra la pared, llamándome 'payasa' por no seguir sus tendencias de maquillaje.
Dialogamos mediante susurros dentro del coche nuestro plan.
Arribamos y Priya se quedó afuera, entretanto Rosa cargó mi silla hasta el fondo del salón principal, donde varias mesas apiladas portaban comida y bebidas alcohólicas, mucho más finas que en el evento a beneficio de mi operación. Dios, me atrevo a decir que a ninguno de esta familia le temblaría la mano pagar por otra maleta de maquillaje Dior. La casa estaba llenísima y, para mi suerte, no reconozco a nadie.
Mi mejor amiga me dejó junto a las fuentes de ingresos y ella avanzó hasta la caja que era atendida por, intuyo, la madre de Amber.
— Disculpe, quería decirle que su collar es bellísimo, ¿es jade?
— Oh, sí, es jade y la cadena es de oro puro —Acercó el accesorio hacia la peliblanca.
Saqué del manubrio de mi silla una mochila de escalada y la abrí con cuidado.
— Me parecía, mi madre es joyera y reconozco un jade en esa concentración, ¿viene desde Gales?
— Claro, me compró mi esposo en unas vacaciones hace unos meses atrás, donde...
Ignoré la historia y vertí con rapidez la bandeja de canapés en el bolso, espero no ensuciarlo porque es de Leigh. ¿Las bolsas de pop corn? Yaciendo dentro, igual que las mini pizzas y los mini pastelitos de chocolate... Tiré hasta las aceitunas, ya no le tengo miedo a nada.
Avancé veloz hacia el patio, donde Priya vigilaba, le entregué la mochila y me entregó otra que era de Rosa, con objeto de ahora hurtar bebestibles.
— ¿Quieres bailar, mi chica? —Me pidió un chico tomando el manubrio.
— N-no, gracias —Afirmé mis ruedas para que no me cambiara de sitio—. Tampoco puedo moverme mucho.
— Bien, nos vemos.
Aceleré hacia la mesa, eché dos packs de cervezas a la fuerza, justo a tiempo cuando Amber me reconoció.
— ¿Qué mierda hace la lisiada aquí? —Chilló y mi honesta reacción fue cerrar la mochila, protegiéndola con una mano.
Su madre volteó a mirarme y lo único que se me ocurrió hacer fue escapar, Rosa falló en distraerla por segunda vez, pues fue apartada de encima. En la salida, Priya terminaba un graffitti en el portón que dictaba "aquí vive una bruja capacitista y racista".
— ¡Corre! —Exclamé y ella agarró los manubrios, con la mochila de Leigh en sus hombros, dejando tiradas las latas de spray.
— ¡Vamos a tener que dejar a Rosa!
Huimos por nuestras vidas, en dirección hacia la universidad Sweet Amoris, debido a que esta era el punto de partida. Esperamos alrededor de quince minutos, bastante desesperantes a consecuencia de que Rosalya no atendió nuestras llamadas.
No tenemos ni idea cómo nos alcanzó con tanta calma, hablaba por celular con toda la naturalidad del mundo.
— ¿Qué pasó? —Priya lucía seria.
— Leigh me llamó a mitad de camino —Apuntó el aparato—. De ahí nos vemos, cosita linda, llevo cosas de comer —Lanzó un beso—. Bueno, llamaré un uber hasta mi casa y ahí nos gozamos la comida.
— Ojalá tener tanto dinero para pagar tantos viajes.
— ¿A Leigh no le molesta si ensucié un poco su mochila al echar la comida?
— No creo, Su, traemos un gran botín... Y Priya, créeme que a mí también me duele, pero me niego a caminar cargando todo este peso y Sucrette ya debe estar cansada.
— Confirmo, con el ejercicio de hoy más esto, siento que quedaré musculosa.
Las chicas rieron.
Tengo miedo de regresar a la universidad o de ir a la casa de Nathaniel después de esta operación. En teoría no me pillaron robando, pero el mensaje que dejó la chica hindú y que faltara la comida... Estamos a mano, supongo.
Por mi parte, debo preocuparme de descansar y seguir mi semana de kinesiología. Me muero de ganas por usar mi bastón dentro de casa.
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