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Libro 3- Todos "Encuentro y desencuentro"

(Flor)
Desperté en la cama, envuelta en las sábanas. A mi lado, el lugar de Osiel estaba vacío, pero aún podía percibir su aroma, un recordatorio de la noche anterior. Me levanté lentamente, sintiéndome extraña, como si algo en mí hubiera cambiado. Un ligero mareo me invadió, pero no era desagradable, era más bien una sensación de ligereza, como si flotara.

Mientras me estiraba, no pude evitar recordar la primera vez que Osiel y yo nos habíamos entregado el uno al otro. En aquel entonces, él estaba enfermo, con el cáncer carcomiendo su cuerpo, y tuve que ser cuidadosa, delicada, temiendo que cualquier movimiento en falso le causara dolor. Pero esta vez, todo fue diferente. Ahora Osiel era más fuerte, más poderoso, pero aún así, se tomó su tiempo, cuidándome con una ternura que me conmovió hasta las lágrimas.

- ¿Estás bien, Flor?- Su voz me sacó de mis pensamientos. Lo encontré de pie junto a la ventana, su silueta recortada contra el amanecer. Su espalda ancha y musculosa estaba tensa, como si estuviera absorto en sus pensamientos.

- Estoy bien- respondí, acercándome a él- Solo estaba recordando.

- ¿Recordando qué?- preguntó, girándose para mirarme. Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y preocupación.

- Nuestra primera vez- confesé, sintiendo cómo mis mejillas se calentaban - Y comparándola con la de anoche.

Osiel sonrió, una sonrisa suave y llena de amor.
- Espero que la de anoche haya sido mejor- dijo, su voz suave y preocupada.

- Lo fue- admití, acercándome a él- Fue... diferente. Pero en el buen sentido.

- Quiero que me disculpes- dijo con voz preocupada

La disculpa de Osiel me tomó por sorpresa.
- ¿Por qué te disculpas?- le pregunté, confundida. Su voz sonaba triste, casi desesperada.

- Por haberte lastimado- respondió, su mirada bajando al suelo. Me aseguré de que me mirara a los ojos cuando le dije
- No me has lastimado, Osiel. Estoy bien.

Pero en lugar de aliviarlo, mi respuesta pareció inquietarlo aún más. Tomó mi mano y me condujo hasta el espejo del cuarto de hotel. Allí, bajo la luz brillante, vi lo que él veía. Moretones. Estaban por todas partes, en mis hombros, mis piernas, mis pechos, mi espalda. Marcas que habían sido dejadas por su fuerza sobrehumana.

- Lo siento, Flor- dijo Osiel, las lágrimas brillando en sus ojos. Su voz temblaba, y podía ver el remordimiento y la culpa en su rostro.

Le tomé la cara entre mis manos, obligándolo a mirarme.
- Osiel, no es tu culpa- le dije, tratando de transmitirle mi sinceridad a través de mis palabras y mi mirada- No sabías que esto pasaría. Y... y no duele. Estoy bien, te lo prometo.

Pero en su mirada vi que mis palabras no eran suficientes para aliviar su culpa. Sabía que tendríamos que trabajar juntos para superar este obstáculo, y estaba dispuesta a hacer todo lo posible para ayudarlo a aceptar su nueva realidad.

- Flor, fue un error- dijo Osiel, su voz temblaba- No deberíamos haberlo hecho. No hasta que aprenda a controlar mi fuerza.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas, y pude ver el dolor y la autorecriminación en sus ojos.
- Te amo, Flor, y me odio a mí mismo por haberte hecho esto.

Ante sus palabras, lo único que pude hacer fue abrazarlo.
- Está bien, Osiel", le susurré, tratando de transmitirle mi apoyo y mi amor- Estoy bien.

Pero él se apartó, sus ojos llenos de angustia.
- No, no lo estás- dijo, su voz llena de desesperación- Puedo verlo, tus huesos... están lastimados.

Fue entonces cuando sentí el dolor. Como si una ola de agonía se hubiera aplazado hasta ese momento, de repente me golpeó con toda su fuerza. Mis huesos gritaban de dolor, y cada moretón se sentía como una quemadura. Me tambaleé, apoyándome en Osiel para no caer. Y en ese momento, supe que teníamos un problema muy serio que enfrentar.

Osiel me sostuvo en sus brazos con delicadeza y me colocó suavemente en la cama. Con una expresión llena de preocupación, me dijo
- Voy a pedir servicio a la habitación para que estés cómoda- Agradecí su consideración y estaba a punto de darle un beso, pero antes de que pudiera hacerlo, se levantó rápidamente.

Confundida, le pregunté
- ¿Ya no volverás a tocarme, verdad?- El dolor en sus ojos fue evidente, pero no respondió. Simplemente se retiró sin decir una palabra.

Me quedé allí, sintiéndome herida y confundida. No entendía por qué se había alejado de esa manera. ¿Acaso ya no quería estar cerca de mí? ¿Había sido demasiado para él?

Las preguntas llenaron mi mente, pero no había respuestas. Solo quedaba la incertidumbre y el dolor de sentirme rechazada en ese momento tan vulnerable. Sabía que tendríamos que hablar y aclarar las cosas, pero por ahora, me quedé sola en la habitación, tratando de comprender lo que acababa de suceder.

Después de unos minutos, Osiel regresó a la habitación con una bandeja de comida. Los empleados del hotel ya habían traído el desayuno. Me sentí un poco aliviada al verlo, pero también preocupada por su reacción anterior.

Osiel, en respuesta a mi pregunta anterior, me dijo con voz firme
- Te amo, Flor, pero nunca volveré a hacer algo que pueda poner en peligro tu vida- Sus palabras resonaron en mi corazón, llenándome de tristeza y comprensión.

Comencé a comer mi comida con tristeza, mientras Osiel permanecía a mi lado en silencio. En ese momento, alguien tocó a la puerta. Era Leonardo, quien había venido a visitarnos.

La presencia de Leonardo en ese momento fue inesperada.

Leonardo entró a la habitación y saludó a Osiel y a mí. Sus ojos se posaron en mí y no pudo evitar notar mi debilidad. Osiel le contó lo que había sucedido, admitiendo su culpa y preocupación por mi bienestar.

Intentando tranquilizarlo, le dije a Osiel
- No te preocupes, no es nada. Pasará- Aunque en mi interior sentía el peso de lo ocurrido, trataba de mostrar fortaleza y optimismo.

Leonardo, con una mirada llena de esperanza, dijo
- Todo estará bien, Flor. Tengo un presentimiento de que en el futuro, Osiel podrá controlar sus poderes y juntos podrán formar una familia- Sus palabras me llenaron de una mezcla de emociones: esperanza, duda y el deseo de que sus palabras se hicieran realidad.

En ese momento, mientras los tres estábamos juntos en la habitación, sentí una chispa de esperanza renacer en mi corazón. Quizás, con el tiempo y la determinación de Osiel, podríamos superar los obstáculos que se interponían en nuestro camino y encontrar la felicidad que tanto anhelábamos.

Después de intercambiar algunas palabras de cortesía, Osiel decidió cambiar de tema y le preguntó a Leonardo sobre el misterio que rodeaba la armadura de Howard.
- Leonardo, ¿cómo fue posible que Howard construyera una armadura capaz de resistir mi fuerza sobrenatural?- preguntó Osiel con curiosidad.

Leonardo se acomodó en su silla y comenzó a explicar
- Bueno, Osiel, Howard es un genio inventor. Utilizó una combinación de materiales innovadores en la creación de la armadura. Uno de ellos es el Yttrio, un elemento químico que posee propiedades magnéticas y de aislamiento excepcionales. Esto le permitió diseñar una armadura que pudiera resistir tu poder sin sufrir daños.

Intrigado, Osiel continuó la conversación
- Pero, ¿cómo consiguió Howard obtener el material necesario para la armadura? ¿Y qué hay del Unobtainium? En la mañana pude escuchar que, desde su oficina, Howard hablo de ese elemento.

Leonardo sonrió y respondió
- El Unobtainium es un material que, como el Yttrio, sacado del Quantumzeno, es conocido por su resistencia excepcional. Howard fue capaz de sintetizar el Quantumzeno utilizando técnicas y conocimientos avanzados. Esta combinación de materiales, el Yttrio y el 'Unobtainium', permitió que la armadura fuera prácticamente indestructible.

Mientras escuchábamos atentamente las explicaciones de Leonardo, nuestra imaginación volaba. Era fascinante pensar en las posibilidades tecnológicas y científicas que existían en ese mundo. Nos quedamos impresionados por la genialidad de Howard y su capacidad para crear algo tan extraordinario.

La conversación continuó durante horas, explorando los detalles de la armadura y las implicaciones de su existencia. Nos maravillamos ante la idea de cómo la tecnología y la inventiva podían cambiar el curso de la historia y abrir nuevas posibilidades para el futuro.

Al finalizar la conversación, nos despedimos de Leonardo con una mezcla de gratitud y emoción.

(Leonardo)
Me detuve en medio del largo pasillo de Industrias QuantumZen, asegurándome de que no hubiera nadie a mi alrededor. La tensión se palpaba en el aire mientras mis ojos escudriñaban cada rincón en busca de señales de intrusos. Finalmente, convencido de mi soledad, avancé con paso firme hacia una sección de la pared y presioné un panel oculto. Con un suave zumbido, una puerta secreta se abrió lentamente, revelando una habitación oculta.

La puerta se cerró detrás de mí, sumiéndome en una penumbra reconfortante. En el centro de la sala, un pedestal brillaba con una luz blanca y enigmática. Me acerqué con cautela y posé mi mano sobre él, sintiendo una extraña energía recorrer mi cuerpo.

En ese instante, un holograma se materializó frente a mí, tomando la forma de una mujer de apariencia serena. "Hola, Leonardo", saludó el holograma con una voz suave pero llena de vida.
— Hola, S.I.R.A— respondí con un dejo de emoción contenida.

La IA sonrió con delicadeza y preguntó: "¿Hay algo en particular que desees saber, Leonardo?". La miré fijamente, mis ojos reflejando una mezcla de determinación y preocupación.
— Quiero confirmar si ha habido algún cambio en la línea del tiempo— confesé.

S.I.R.A. Respondió: "Hasta ahora, no ha habido cambios significativos en la línea del tiempo, Leonardo. Sin embargo, como siempre, estaré vigilante y te informaré de inmediato si algo cambia". Un suspiro de alivio escapó de mis labios, pero mi mirada seguía llena de inquietud.

— Es crucial que nada interfiera en mi regreso a casa— murmuré para mí mismo. Sabía que cada decisión que tomara en el pasado podría tener un impacto en mi futuro. La incertidumbre me mantenía alerta y cauteloso, consciente de que un solo paso en falso podría alterar el curso de los eventos.

En ese preciso momento, S.I.R.A. activó otro holograma, revelando una imagen del futuro. El título del holograma capturó mi atención: "Los vengadores de la justicia desaparecen en una crisis, año 2050". Mis ojos se iluminaron con fascinación y preocupación, mientras mi mente se llenaba de preguntas y conjeturas.

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