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La batalla de los destinos entrelazados

(Osiel)

Sentí el poderoso golpe de Gabriela como si fuera una caricia suave. Me sorprendo de la fuerza que he adquirido al absorber tanta energía del sol. Con determinación, pongo mi mano en el pecho de Gabriela y con un leve movimiento la lanzo a una distancia de 100 metros.

Gabriela es arrojada con fuerza, volando a través del aire antes de aterrizar a una distancia considerable. Observo cómo se recupera rápidamente, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y furia. Sé que esta batalla está lejos de terminar.

Gabriela se levanta llena de furia y corre hacia mí para atacar una vez más. Sin embargo, cuando está a unos 50 metros de distancia, utilizo mi poder recién adquirido y lanzo rayos de fuego desde mis ojos, golpeándola con una fuerza abrumadora. El impacto de los rayos la lanza a una distancia de otros 100 metros.

— ¿Cómo has logrado absorber tanta energía en tan poco tiempo, Osiel?— me dice Abner en todo de asombro.

Con una sonrisa en mi rostro, le respondo a Abner, revelando el origen de mi poder.

— El dios Apolo me ha otorgado parte de su energía, Abner. Es gracias a su bendición que he alcanzado este nivel de poder.
— Entonces, ¿los dioses son reales?— pregunta Howard
— Sí, Howard— le respondo— Los dioses son reales y su influencia en nuestras vidas es más poderosa de lo que podríamos imaginar. He sido bendecido con el poder de Apolo, pero también debo enfrentar las responsabilidades y desafíos que esto conlleva.

Gabriela se levanta una vez más, mostrando una gran quemadura en el lugar donde el rayo de fuego de Osiel la golpeó. Con determinación en sus ojos, me acerco a Gabriela y le pregunto:

— Gabriela, ¿vas a decirme dónde tienen secuestrada a Flor?

Gabriela, en respuesta, lanza un rugido desafiante que resuena en el aire. Es evidente que no está dispuesta a ceder y revelar la información que tanto deseo obtener.

Tomando su rugido como un "no", me preparo para enfrentarla una vez más, consciente de que la batalla se intensificará y que debo proteger a Flor a toda costa.

La tensión en el aire se hace palpable mientras Gabriela y yo nos preparamos para una batalla épica. Con mi nueva fuerza y velocidad aumentadas por el poder de Apolo, me enfrento a Gabriela, quien se ha convertido en un monstruo de piel roja y poderes sobrehumanos.

Nos lanzamos el uno contra el otro con una ferocidad desenfrenada. Mis movimientos son rápidos y precisos, esquivando los ataques de Gabriela con facilidad mientras contraataco con golpes rápidos y poderosos. Cada golpe que asesto y cada movimiento que realizo es al menos cinco veces más de lo que era antes de que Apoloe diera parte de su poder.

Gabriela, aunque poderosa, lucha por mantenerse al ritmo de mi velocidad y fuerza mejoradas. Sus ataques son frenéticos y llenos de furia, pero mis reflejos rápidos me permiten esquivarlos y contraatacar con una precisión letal.

La batalla se extiende por minutos interminables, con cada uno de nosotros desplegando nuestros poderes al máximo. El suelo tiembla bajo nuestros pies mientras intercambiamos golpes y movimientos acrobáticos. La energía se arremolina a nuestro alrededor, creando una tormenta de poder y fuerza.

A medida que la batalla progresa, puedo ver la frustración en los ojos de Gabriela. A pesar de su poder, no puede igualar mi velocidad y fuerza mejoradas. Continúo presionando el ataque, aprovechando cada oportunidad para debilitarla.

La lucha se vuelve cada vez más intensa, con explosiones de energía y choques de fuerza que sacuden el entorno. Ambos nos resistimos tenazmente, decididos a prevalecer en esta confrontación épica.

La escena de la pelea se desarrolla en una danza de poder y destreza, con movimientos rápidos y acrobáticos que desafían la gravedad. Cada uno de nosotros busca una ventaja sobre el otro, pero mi velocidad y fuerza mejoradas me permiten dominar el combate.

En un intento desesperado por ganar la batalla, Gabriela lanza una poderosa bola de energía hacia mí. Sin embargo, utilizo mi poder para detenerla en el aire con una sola mano. Con determinación en mis ojos, la devuelvo hacia Gabriela, pero ella logra detenerla con sus dos manos justo antes de que llegue a ella.

La bola de energía queda suspendida en el aire, en medio de la distancia que nos separa. Ambos nos enfrentamos, utilizando nuestro poder para controlarla y empujarla hacia el otro. La presión que ejercemos con nuestros poderes hace temblar la tierra bajo nuestros pies, y un viento extremadamente fuerte se crea a nuestro alrededor.

El choque de nuestras energías es tan poderoso que el entorno se ve afectado. El viento furioso arrastra hojas y escombros, mientras que el suelo tiembla violentamente. La intensidad de la batalla se hace evidente en cada rincón del lugar, mientras luchamos por el control de la bola de energía.

Ambos nos mantenemos firmes, concentrando todo nuestro poder en el enfrentamiento. La tensión en el aire es palpable, y el viento aullando entre nosotros es ensordecedor. Cada uno de nosotros está decidido a superar al otro, a demostrar nuestra fuerza y determinación.

El choque de poderes continúa, la presión aumenta y el viento se vuelve cada vez más feroz. La tierra tiembla bajo la intensidad de nuestra lucha, y el entorno se ve envuelto en una tormenta de energía y fuerza.

Gabriela y yo seguimos luchando con todas nuestras fuerzas por el control de la bola de energía, empujándola y tratando de lanzársela uno al otro. La presión que ejercemos sobre ella se vuelve cada vez más intensa, alimentando la tensión en el aire.

De repente, algo inesperado sucede. La bola de energía comienza a encogerse, haciéndose más pequeña pero más poderosa a la vez. Se reduce su tamaño tres veces, concentrando una cantidad increíble de energía en su interior.

El ambiente se carga de electricidad y la tensión alcanza su punto máximo. En un instante, la bola de energía explota con una fuerza descomunal, liberando una onda expansiva que sacude todo a su alrededor.

La explosión es impresionante, creando una llamarada brillante y envolviendo el área en una nube de polvo y escombros. El impacto es tan poderoso que el suelo tiembla violentamente y el viento se vuelve aún más furioso.

Gabriela y yo somos lanzados hacia atrás por la explosión, sintiendo su fuerza impactar nuestros cuerpos. Ambos caemos al suelo, aturdidos y exhaustos por el poder desatado.

Me levanto del suelo, sorprendido al darme cuenta de que no tengo ni un rasguño. El aura de fuego que me cubre ha actuado como un escudo protector durante la explosión, salvándome de cualquier daño grave. Sin embargo, mi preocupación se dirige hacia mis amigos.

Busco con la mirada a Howard y a Abner, y mi corazón se aprieta al ver a Howard tendido en el suelo, inconsciente. Su armadura Mark 2 ha sido despedazada por la explosión, dejando su cuerpo vulnerable. Utilizando mi súper oído, puedo escuchar que aún respira, pero sus signos vitales son débiles y lentos.

En ese momento, Abner aparece frente a mí, emergiendo de una sombra cercana. Su presencia me reconforta, pero también me recuerda la gravedad de la situación.

— Osiel, si no me hubiera teletransportado a tiempo, habría muerto en la explosión. Fue un ataque devastador.
— Gracias por protegerte a ti mismo, Abner. Pero ahora debemos actuar rápidamente. Lleva a Howard a un hospital de inmediato. Puedo ver que está en estado crítico y necesita atención médica urgente.

Abner asiente con determinación, entendiendo la gravedad de la situación. Se acerca a Howard y lo levanta con cuidado, preparándose para llevarlo a un lugar donde pueda recibir la ayuda necesaria.

— Osiel, los Hijos de Apolo también son médicos— Me dice Abner— Conozco a algunos que podrían brindar la ayuda necesaria para Howard. Déjame encargarme de llevarlo a ellos.

Sin perder tiempo, Abner desaparece junto con Howard inconsciente, llevándolo hacia la ayuda que tanto necesita. Observo su partida con gratitud y esperanza, confiando en que encontrarán la ayuda necesaria para salvar a nuestro amigo.

Mientras tanto, Gabriela se levanta adolorida y con heridas en todo su cuerpo. A pesar del dolor y las heridas sufridas en la batalla, su determinación sigue ardiendo en su interior.

— Aunque esté herida, no me rendiré. Aún tengo fuerzas para luchar— Me dice con determinación

Observo a Gabriela con respeto y una mezcla de preocupación. A pesar de ser enemigos, admiro su valentía y su espíritu indomable.

Gabriela se acerca a mí, lista para enfrentarme nuevamente. A pesar del dolor y las heridas, su furia y sed de venganza no han disminuido.

— Osiel, esta batalla no ha terminado. Aunque esté herida, te mostraré de lo que soy capaz.

La tensión en el aire se intensifica mientras nos preparamos para el siguiente enfrentamiento. El dolor y la determinación se entrelazan en cada uno de nosotros, creando una atmósfera cargada de energía y desafío.

Con desesperación, Gabriela concentra todas sus fuerzas y crea nuevamente una bola de energía. Con un grito de determinación, se la lanza a mí. Sin embargo, puedo percibir que esta nueva bola de energía no es ni la mitad de poderosa que la anterior. La atrapo con mis manos y logro absorberla, sintiendo su energía fluir a través de mí.

— Gabriela, por favor, ya no tienes que luchar. Te pido nuevamente disculpas por lo que ocurrió con tus padres. No puedo cambiar el pasado, pero estoy aquí para hacer lo correcto ahora. Por favor, dime dónde tienen a Flor.

Gabriela, agotada y sin energías, se desmaya. Su transformación se deshace y vuelve a su estado normal. La carga de poder y furia que la había consumido durante la batalla ha agotado sus fuerzas.

Me acerco a Gabriela con cautela, preocupado por su estado. Aunque hemos estado en lados opuestos de esta batalla, no puedo evitar sentir compasión por ella en este momento de vulnerabilidad.

Con cuidado, la sostengo en mis brazos, asegurándome de que esté segura y protegida.

La batalla ha dejado su marca en ambos, pero ahora es el momento de buscar respuestas y encontrar a Flor. Con Gabriela inconsciente en mis brazos, me preparo para enfrentar los desafíos que aún nos esperan.

De repente, escucho una voz familiar llamándome
— mi amor— Giro rápidamente y me encuentro con la visión de Flor, quien yace tirada en el suelo. La sorpresa me embarga, y me pregunto cómo es posible que Flor haya aparecido en este lugar.

Lleno de preocupación, me acerco rápidamente a donde está Flor, asegurándome de que esté bien. Sin embargo, ella me pide que me aleje un poco debido al calor que irradio con mi aura de fuego.

Consciente de la situación, desvanezco mi aura de fuego para poder acercarme a Flor sin causarle daño. Con ternura en mis ojos, me acerco a ella y la beso suavemente, expresando mi alivio y amor por su seguridad.

— Estoy bien, amor— me dice— Solo necesitaba un poco de espacio debido al calor que irradias. Gracias por preocuparte por mí.

Siento un gran alivio al escuchar las palabras de Flor y ver su sonrisa. A pesar de los desafíos que hemos enfrentado, nuestro amor y conexión siguen fuertes.

En medio de la escena de reencuentro entre Flor y yo, alguien comienza a aplaudir, interrumpiendo el momento de felicidad. Una voz vibrante llena el aire, diciendo:
— Muy bien, Osiel. Mi plan para volver a casa está funcionando— Sorprendido, volteo y veo que es el velocista vestido de verde.
— Es hora de que peleemos, velocista.
— Cierto, pelearemos— me dice y boto que sonríe— pero aún no es el momento adecuado.

El velocista continúa hablando, mencionando que ha cumplido con todo lo que tenía que hacer, pero hay algo que no es importante. En un instante, el velocista aparece detrás de Gabriela, atravesando su pecho con su mano vibrante.

— ¡No!— grito horrorizado al ver la escena

El velocista desaparece en un destello negro, moviéndose a una velocidad inalcanzable para mí. Me quedo paralizado, sosteniendo a Gabriela en mis brazos, sintiendo cómo su vida se desvanece.

— Gabriela...— digo con tristeza

La pérdida de Gabriela deja un vacío en mi corazón, y la promesa de venganza se graba en mi mente. Aunque no puedo cambiar lo que ha sucedido, sé que debo seguir adelante y enfrentar al velocista.

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