Tal vez...
Estaba hecha un mar de lágrimas, sostenía con fuerza mi vientre mientras me dejaba caer al suelo lanzando las pruebas y el ultrasonido ¿Por qué había sido tan tonta? La prueba de amor no era entregarse a un hombre, una verdadera prueba de amor era querer sin interés, sin esperar nada a cambio. Richard me había utilizado, tenía la fama de haberse acostado con cada una de las chicas del colegio, pero era algo que yo no quería creer, mi grupo de amigas era las únicas que faltaban en su lista, yo había sido la más tonta y la que más fácil había caído.
Dos años tuvo que esperar para que tomara la decisión por mi propia cuenta, nunca me obligó ni me mencionó eso, por eso creí que no era tan importante y que me quería sin importar eso, ahora entiendo que por dentro estaba pidiendo a gritos que pudiera aclararme con él. Me sentía sucia, utilizada y la peor parte, una vida no planeada estaba creciendo dentro de mí.
Me levanté del suelo y con pasos lentos comencé a caminar hacia mi casa, deseaba que mis padres no estuvieran y no empezarán con sus preguntas.
Después de mucho tiempo, por fin había llegado a mi casa y daba gracias ya que mis padres no estaban, entre corriendo hacia mi habitación y me lancé a mi cama rota, adolorido y con los horribles síntomas que me obligaron a levantarme y botar al baño lo poco que había comido.
—¿Hija? — mencionó mi madre con su rostro expresando preocupación — Lucí, dime la verdad.
—¿De qué verdad hablas mamá? — pregunté tratando de no empezar a temblar — ¿Acabaste de llegar?
—No me cambies el tema Lucía — su voz pasó de ser noble, a ser dura — ¿Estás embarazada de tu novio Richard?
—¡No mamá! — grité — no estoy embarazada y Richard ya no es mi novio. Ahora por favor, sal de mi cuarto, quiero estar sola.
Mi mamá hizo caso a mis palabras y salió de mi habitación sin oponer resistencia, yo me senté en la cama sin saber que haría a partir de ahora, si mis padres se enteraban de lo que estaba creciendo en mi vientre, serían capaz de echarme de la casa sin importar a donde iría. Entre lágrimas y pensamientos, mis ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que todo a mi alrededor se volvió negro, me había quedado dormida en medio del llanto.
El grito de mi madre me había hecho despertar de golpe, al parecer se le había hecho una costumbre despertarme con un grito que se oía hasta el otro lado del mundo. Empecé con la rutina de siempre: fui al baño, me duché, me vestí, me cepille, desayuné y después de una breve despedida salí en el bus para el colegio, pero debo confesar que sentía en mi pecho una terrible presión, algo malo estaba a punto de suceder.
Feliz Navidad
Mejor tarde que nunca
😁😘✨🌲
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