Todo había sido solo un simple sueño, mis padres se encontraban abrazándome con fuerza tratando de calamar mis nervios, nada era real, ni siquiera el embarazo inesperado... Mentiras, aquí está la historia 😂😂😂

Mi corazón había dejado de latir ¿Acaso una asesina como yo se merecía el paraíso? No tenía tiempo para pensar en ello, mis pensamientos  efímeros no me dejaban en paz, solo quería venganza, esa palabra se repetía una y mil veces en mi cabeza dejándome un sabor amargo en la boca, mi alma envenenada ya no valía ni un centavo, todo el mi se había cubierto de una mancha negra que no se quitaría jamás, le había pedido perdón a Dios un millón de veces, le pedía que me perdonará por las muertes que estaba causando solo por venganza, que sabía que era un pecado hacerlo, pero que no me detendría.

Había cogido a Richard por los hombros y lo había hundido en el agua que con tanta satisfacción había preparado él, se movía tratando de salir y llenar sus pulmones de aire, pero por más que luchara por sobrevivir, yo no lo soltaría por nada del mundo; Por otra parte, una muerte tan simple no se la merecía él, quería que sufriera como yo lo había hecho, que sintiera en carne propio el dolor que le había causado a su hijo y a la novia que decía querer tanto. Sus movimientos eran cada vez menos fuertes, así que lo saqué mientras miraba cómo lo podría rematar, Richard respiraba con dificultad mientras tosía exageradamente, era un idiota y hoy sería el último día que vería la luz.

—Te enseñaré a hacerte cargo de tus propias decisiones — sonreí mientras subíamos hasta el techo del baño.

—¡No por favor! — suplicaba — no era mi intención lastimarte, nunca creo que tendrías el calor para suicidarte.

—¿Suicidarme? — cuestioné irónicamente — no seas tan idiota, Lucí Morgan jamás cometería esa bajeza, yo si sé enfrentar mis errores.

Tomé un cuchillo y su garganta fue mi víctima, con ambas manos trataba de tapar la herida para no desangrarse, pero dejó de hacerlo cuando lo solté y cayó al suelo golpeándose con el borde de la tina, esa fue la causa de su muerte, pero todos pensarían que se había resbalado, cortando su cuello sin querer y yo tendría una gran sonrisa, el golpe había sido tan catastrófico que sus ojos gelatinosos empezaban a salirse de sus cuencas mostrando una escena asquerosa y satisfactoria, así iban cayendo uno a uno hasta llegar a mis padres, para ellos tenía la más terrorífica muerte.

Por último tomé mi guadaña y atravesé el cuerpo de Richard, así su alma sería mía y podría irme a mi nuevo mundo para demostrar que estaba dispuesta a vengarme de todos los que me hicieron daño. Regresé al purgatorio para hablar con aquel hombre, quería saber con ansías quién sería mi próxima víctima.

—Vaya, vaya, vaya — dijo mientras aplaudía — resultaste ser una chica muy ágil y con mucho valor.

—El dolor te hace fuerte en los momentos de decadencia — musité con seriedad — ¿Qué sería de la felicidad sin un poco de tristeza? No sería valiosa.

—Muy bien Lucí — oro mostrándome el espejo negro — ella será tu próxima víctima.

—¿Mía? — pregunté confundida.

—Sí, te sorprenderá lo mucho que tiene que ver con tu muerte.

—¿Qué?