Richard salió tarde de mi casa, mis padres habían llegado en la mañana y él había tenido que salir por la ventana, no le tomó mucho trabajo, pues anteriormente se había colado por ella simplemente para verme. Mis padres no habían sospechado nada y yo me sentía en las nubes, por la mañana me dolía un poco mi cuerpo, supuse que era normal y no le presté atención, mientras me duchaba con agua caliente, recordaba cada caricia, cada beso, cada sensación inexplicable y una sonrisa tonta se hacía presente en mi boca.

Salí de la ducha y me vestí con cuidado soñando despierta, sí, sonaba muy tonto, pues era algo tan normal en las personas que no había nada nuevo para cortar, pero para mí era algo maravilloso, había sido lo más especial y excitante que había vivido en mi vida. Una vez arreglaba bajé al comedor para hacer la típica rutina de todos los días, desayunar con mi padre mientras mi madre lo regañaba por sacarme mis malas notas en cara.

—Te noto diferente Luci — mencionó mi padre mirándome de arriba a abajo — ¿Te pasa algo?

—No papá, solo estoy feliz — sonreí —, eso es todo.

—No habrás metido la pata Luci ¿Verdad? — comentó mi madre haciendo que me atragantara con un pedazo de piña.

—¿De... De qué hablas mamá? — titube — sabes que lo único importante en mi vida son mis estudios.

Salí de casa una vez que terminé de desayunar y de despedirme de mis padres. En el bus sonreía como una tonta enamorada, mi reflejo se veía en la ventanilla mostrándome como me veía; Feliz, alegre y con unas ganas inmensas de decirle a Sara lo que había ocurrido, Sara no era mi mejor amiga, pero sí era con la que tenía más intimidad y sabía cada uno de mis errores y triunfos.

Al fin había llegado al colegio, me bajé del bus, salí para mí clase y esperé ansiosa a que fuera el descanso, ahí le contaría a Sara todo lo sucedido, tambien debo admitir que me extrañó el hecho de que Richard no había venido a clase, casi nunca faltaba y las pocas veces que lo hacía era porque estaba enfermo ¿Acaso lo había hecho tan mal que lo había enfermado? No, era una inexperta, pero no creo que eso haya sido la razón. La campana del descanso había sonado, tomé a Sara de la muñeca y la arrastré hasta el patio trasero donde no había absolutamente nada.

—Tengo que contarte algo que me pasó — dije con una sonrisa de oreja a oreja.

—Soy todo oídos Luci — masculló poniendo sus manos en los oídos.

—Hice el amor con Richard — susurré.

—¡¿Qué?! — gritó — ¡¿Te acostaste con Ric...?! — la callé poniendo mi mano en su boca.

—¿Acaso quieres que todo el colegio se enteré? — la regañe.

—Perdon, es que me sorprendió — sonrió tímidamente — y dime ¿Cómo fue? ¿Te gustó? ¿Usaron protección? Cuéntamelo todo.

—¿Protección?