No podía ser verdad, no podía estar en un lugar como éste, siempre creí que estos lugares no existían y todo era invento de las personas para causarle terror a los niños ¿Cómo era posible que estuviera acá? Todo a mi alrededor era oscuro con un tono azul, había niebla por todas partes y habían personas muertas repitiendo una y otra vez como fue la causa de su muerte, era una escena aterradora, también se escuchaban gritos, súplicas y llanto por todas partes, quería salir corriendo pero no había salida.

La chica junto a mí trató de calmarme, al parecer era una buena persona cuando estaba en vida, pero su novio la torturó violandola sucesivamente hasta matarla, una nueva lección para aquellas chicas que lo dan todo por un hombre sin antes ver las consecuencias.

—Mis padres me advirtieron de él — confesó —, pero no les quise hacer caso, cuando me pidió que me acostara con él yo... Yo no pude y el me violó hasta causar mi muerte.

—Ahora estás aquí en busca de venganza — mi pregunta sonó más como una afirmación, por esa razón no respondió.

—¿Cuál fue la causa de tu muerte?

—Soy un aborto fallido.

Mi corazón había dejado de latir, mi piel ahora era blanca, gris, con pequeñas venas verdes y moradas, mi mirada ya no trasmitía brillo, ahora era opaca y llena de odio, me vengaria de mis padres y de todos aquellos que se burlaron de mí por querer ser madre a tan temprana edad. La chica se veía igual o peor que yo, su ropa ensangrentada demostraba lo animal que había sido su novio con ella, era un miserable, ella me llevó a un lugar donde todo era oscuridad eterna, allí hablaría con una persona que me ayudaría a realizar mi venganza y despejar mi alma.

Al llegar, un hombre de unos 24 años me recibió con una frialdad increíble, mis bellos se pusieron de punta al ver sus ojos oscuros como la noche, es como si sus sentimientos fueran dejado de existir congelando su corazón. La chica se fue dejándome sola con aquel hombre, tal vez no era la mejor situación para admirar su belleza, pero no podía evitar sonrojarme con cada mirada, aunque sangre por mis venas ya no corría.

—¿Te crees lo suficientemente valiente para acabar con alguien? — su pregunta me dejó en un silencio repentino. Nunca había matado a alguien, pero para todo hay una primera vez.

—S-Sí — titubear era lo único que sabía hacer en ese momento.

—Veo que no estás tan segura — dijo tomándome de la muñeca — te llevaré al lugar de tu muerte.

Pasamos un gran espejo negro que adornaba la cueva en la que se encontraba aquel hombre, al otro lado estaba mi casa llena de policías y personas tanto conocidas como desconocidas, lloraban por mi cuerpo colgado totalmente muerto, todo iba normal, como yo lo recordaba, pero las palabras de mis padres encendieron llamas en mis ojos.