Richard ya tenía su camisa desabrochada y la lanzó lejos de nuestras vistas, yo acariciaba su abdomen mis dedos dándome cuenta del tan exquisito novio que tenía. Él llevó sus manos hasta los botones de su pantalón y empezó a quitarlos con rapidez, sus manos también eran torpes, pero eso no fue una excusa para quitar su pantalón y boxer lejos de ahí. Su miembro ya afuera se veía bastante bien, no tenía un pene de treinta centímetros de esos que mencionaban en los libros eróticos, tenía un tamaño adecuado para hacerme gemir y gritar como una loba en celo.

Sus manos deslizaban mis bragas por mis piernas, mis mejillas se pusieron un poco rojas al ver como mi intimidad quedaba expuesta ante él, pero unas cuantas caricias bastaron para olvidar mis últimos pensamiento. Con cuidado abrió mis piernas dejándolas cada una al lado de su cintura, gateo un poco hasta llegar más cerca de mí, con la punta de su miembro comenzó a estimular mi clitoris haciendo que palpitara con gran ritmo.

—Ya hazlo de una vez — jade — por favor.

—¿Segura? — preguntó poniendo su miembro en mi intimidad.

—sí — fue lo único que dije cerrando los ojos con fuerza.

Al principio fue algo doloroso, no lo puedo negar, a pesar de estar bien estimulada, sentía como mi vagina se iba abriendo poco a poco albergando el miembro de Richard. Una vez realizado la peor parte del momento, empecé a sentir sensaciones inexplicables, sentía como mis paredes se humedecían con cada penetración rápida y cuidadosa, un cosquilleo viajan por mi estómago haciendo que perdiera un poco más la cordura.

Richard tomó mis piernas y las puso cada una en su antebrazo, sus manos quedaron a cada lado de mi cintura haciendo que mis piernas quedarán aún más abiertas, volvió a hundir su miembro en mí y comenzó a taladrarme como si no tuviera piedad. Era mi primera vez, pero ya estaba lo suficientemente húmeda como para que su salvajismo no me hiciera daño, yo tomaba las sábanas tratando de controlar mis gemidos y gritos exagerados seguidos por sus gruñidos excitantes.

Su cuerpo al hacer contacto con el mío, creaba un sonido vulgar, mi interior empezó a convulsionar dándome a entender que mi orgasmo estaba a punto de llegar y, así fue, mi líquido transparente salpicó la parte baja del abdomen de Richard mientras yo trataba de recuperarme.

—Feliz primer orgasmo — sonrió guiñandome un ojo.

—Es lo más delicioso que he sentido en mi vida — suspiré con la respiración hecha una mierda.

—Y no será la única vez que lo sientas cariño.

Richard siguió haciéndome suya hasta que su orgasmo hizo presencia. Su liquido blanquecino chocó con mi abdomen haciéndolo ver como un gran espectáculo, limpiamos lo ocurrido, nos vestimos y lo último que sucedió no lo recuerdo, mis ojos ya estaban cerrados entregándome a los brazos de Morfeo.