Epílogo
Las personas al rededor empezaban a gritar y a alterarse, todos le pedían a mamá que no lo hiciera, que pronto la ayudarían y podría seguir con su vida, pero nadie se imaginaba que la muerte ya rondaba su vida y acabaría con ella en un par de segundos. Yo me encontraba insistiendo para que dijera la verdad, que confesara que ella junto con mi padre me habían asesinado solo porque no había querido abortar, que me habían dicho las palabras más hirientes para un hijo y que sobre todo eso yo había sido un maldito aborto fallido, ella al fin abrió la boca para decir algo, pero solo susurró para recordarme mi resiente error.
—¿Qué se siente haber matado a tu mejor amiga? — me preguntó con una risita molesta — eres una estúpida incluso después de muerta.
—Incluso alguien tan perfecto como la muerte comete errores, pero como siempre los enfrentaré — dije con toda la confianza del mundo —. Lástima que tú no puedas ni con tu propia vida.
—Maldita, mil veces maldito — musitó con enojo — maldigo el día en que te convertiste en un aborto fallido.
—El tiempo se acaba Margaret.
Mi madre al fin habló, todos estaban anonanados y enojados ¿Cómo una madre le podía hacer eso a su hija? ¿Cómo un padre tenía el corazón tan duro para no entender algo tan delicado? ¿Cómo era posible que unos padres odiaran tanto a su hija hasta el punto de matarla? Por un momento hubo un silencio escalofriante, los bomberos habían dejado de apagar el fuego que cada vez era más grande, las personas habían dejado de pedir ayuda y de ayudar, ahora mismo podía afirmar que estaban rezando para que mi madre muriera y pagara por lo que le habían hecho a su hija, por lo que me habían hecho a mí.
Unos minutos más tarde, después de que madre había confesado todo, los policías llegaron al lugar hablando por medio de un parlante asegurándole a mi madre que terminaría en la cárcel por tan terrible crimen, pero ella con una gran carcajada les había asegurado que jamás iría a la cárcel, incluso si para ello debía morir. No sabía en qué momento había pasado todo, pero mi madre había saltado ahorcándose con el lazo que yo sostenía, demoró un minutos en morir, ahora toda la familia Morgan había muerto, pero lo que me deja feliz es que al fin se supo la verdad.
—Lucía Morgan — dijeron al unísono unos guardias del purgatorio — ven con nosotros, tu sentencia se dirá pronto.
—De acuerdo — susurré.
El lugar estaba oscuro, todos los superiores estaban allí, todos me juzgaban con la mira dándome a entender que jamás iría al paraíso, que jamás conocería a mi hijo y sobre todo, nunca le podría agradecer a Eric todo lo que hizo por mí.
—Lucía Morgan — dijo un hombre con voz gruesa y firme — quedas sentenciada a pasar toda la eternidad vagando en el purgatorio sin encontrar salida y la mayoría del tiempo la pasarás en un lugar oscuro donde jamás volverás a ver la luz del sol.
Aquí estoy, en una habitación fría, sucia y oscura, llevo mis manos y pies encadenados como si fuera cometido el peor error de todos, el título de la muerte me lo habían quitado asegurándome que había ofendido ese nombre que con tanto esmero me habían dado, ahora ya no era nada, solo era un... Aborto Fallido.
~Fin~
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