En el mundo hay muchas cosas dolorosas, tal vez una caída, un rompimiento con aquella persona que tanto se quería o una palabra fuerte de una persona cercana, pero debo confesar que lo más doloroso que he sentido en mi vida fueron las palabras de mi madre confesando el desagrado hacia a mí. Toda mi vida creí que me querían y que por eso me trataban como una princesa, pero todo era una máscara hacia los abuelos, si mis padres me trataban mal, mis abuelos dejarían de darle una gran cantidad de dinero para usar a su antojo, eso era yo, solo una ganancia.

Mis ojos hinchados y adoloridos de tanto llorar, empezaban a perder la visión, estaba débil y maltratada, la mayor parte de mi rostro dolía y mi alma también, nada podía ser peor o eso creía yo. Solté una bocanada de aire al sentir un lazo rodeando mi cuello, mi cuerpo era arrastrado por toda una habitación mientras yo trataba de que el lazo no me hiciera daño, ponía mis manos en la soga alejandola con fuerza, pero era inútil.

—Te mereces ésto Lucía — mencionó mi padre jalando la soga hacia arriba — ya suficiente teníamos contigo ¿Crees que íbamos a mantener a un bebé hijo de un abierto fallido?

—Déjala Morgan — murmuró mi madre — ya no nos tendremos que preocupar por ninguno de los dos.

—Tienes razón, adiós, aborto fallido — me dio un beso en la frente y cerró la puerta con llave.

Sentía una agonía inefable, mis pulmones rogaban por aire lo más pronto posible, pero lastimosamente no se los podía dar, la soga atada a mi cuello no me dejaba respirar, mis pies no tocaban el suelo y sinceramente ya no había nada que pudiera hacer ¿Por qué papás? Yo solo quería tener a mi bebé y ser querida por ustedes ¿Era eso un delito? La verdad no lo sabía, pero la muerte era lo único que me acompañaría en éste cuarto vacío. Mi cuerpo había perdido la sensibilidad, ya no respiraba como era necesario, mis ojos se habían cerrado para siempre y jamás volvería a ver la luz del día, el frío que recorría mi cuerpo era lo único que podía sentir en medio de la nada.

Todo era oscuro, el frío que sentía por mi columna vertebral hacía que mi cuerpo se estremeciera por completo, estaba tirada en un suelo negro y sucio ¿A dónde había llegado? ¿Acaso había muerto? ¿Estaba en el infierno o en el paraíso? Muchas preguntas para respuestas inexistentes.

—Tú eres Lucí ¿Verdad? — dijo una voz femenina la cual no reconocía — ven — me tomó del brazo y me ayudó a levantarme.

—¿Dónde estoy? — susurré con temor.

—Bienvenida al lugar donde nadie duerme, el lugar al que vienen las almas en busca de venganza — me sonrió haciendo que temiera a un más — bienvenida al purgatorio ¿Lista para vengar tu muerte?

—¿Qué?

Hola mis queridos lectores, aquí empieza la verdadera trama de la historia, así que no se asusten por el cambio, era algo ya planeado.

Gracias por el apoyo
Los quiero 💜💜💜