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¿Qué es la depresión? Para quienes no la han experimentado, la depresión puede parecer una sombra vaga y distante, una de esas cosas que uno entiende de manera abstracta, pero que no llega a tocar de cerca. Es un estado mental y emocional que va más allá de una simple tristeza o melancolía. La depresión se manifiesta como una oscuridad que se apodera de la mente y del cuerpo, una sensación de vacío que consume las energías y los deseos. Aunque no siempre hay una causa aparente, el sufrimiento es muy real para quienes la padecen.

Durante los últimos meses, Adela había abandonado sus estudios, una decisión que no fue fácil ni ligera. La universidad, que alguna vez fue un refugio de sueños y aspiraciones, se convirtió en una carga insoportable. La presión de mantener el ritmo y de cumplir con las expectativas se volvió un peso demasiado grande para sus hombros fatigados. En lugar de enfrentar sus responsabilidades, Adela decidió darles la espalda, buscando escapar a través del abandono.

Su rutina diaria se redujo a una serie de acciones desalentadoras. La mayor parte del tiempo, ella permanecía en la cama, inmóvil y atrapada en un sueño sin descanso. Las horas se deslizaban sin significado, y la línea entre el sueño y la vigilia se desdibujaba. Cuando no dormía, Adela apenas se alimentaba. La comida, que antes le proporcionaba placer y vitalidad, ahora parecía un mero recordatorio de su incapacidad para encontrar satisfacción en nada.

El silencio en la vida de Adela era ensordecedor. En sus visitas al psicólogo, ella se encerraba en sí misma, una fortaleza inexpugnable de emociones reprimidas y pensamientos desconectados. A pesar de la habilidad del profesional para escuchar y ayudar, Adela se mantenía reservada, sin compartir la verdadera profundidad de su sufrimiento. Su diálogo con el psicólogo se limitaba a respuestas mínimas y vaguedades que no revelaban el dolor interno que la estaba consumiendo.

La depresión en Adela se manifestaba en una forma de aislamiento extremo, en la incapacidad para conectar con el mundo exterior y en un abatimiento general que parecía no tener fin. Su mente estaba envuelta en un laberinto oscuro, un lugar donde la esperanza y el propósito se desvanecían. Los esfuerzos por encontrar alivio o motivación parecían inalcanzables, y Adela continuaba navegando por un océano de desesperanza, sin mapas ni brújulas que pudieran guiarla hacia la calma.