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Siempre vi a Adela como una persona equilibrada y feliz. Recuerdo que cuando comenzamos la universidad, ella estaba tan llena de vida y entusiasmo. Aunque últimamente noté que estaba más reservada, nunca imaginé que estaba sufriendo en silencio. Siempre fue muy privada, pero pensaba que se debía a su naturaleza tranquila. Me duele mucho pensar en cómo las cosas terminaron, especialmente porque nunca me di cuenta de lo que estaba pasando. Adela nunca mostró señales claras de que estuviera pasando por algo tan grave. Si hubiera sabido, habría intentado hacer más para ayudarla.