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1. La carta

𓂃⌁. 🏰 𖧧 ❪ capítulo uno ❫ ๑՞⋆
▱▱ la carta ˖࣪ . ๋࣭ 𓆪

De un momento a otro se encontraba en lo alto de un edificio, era una noche fresca y algo dentro de ella le decía que estaba allí por una razón importante. Observó un poco más a su alrededor para darse cuenta de que ese lugar le era muy conocido, no de sus recuerdos, pero sí de los de alguien más.

A lo lejos pudo observar algo que tenía un aspecto similar al de una gran nube negra acercándose rápidamente y destruyendo todo a su paso, al pasar frente a ella estuvo a punto de caer, pero logró mantenerse firme. Sin su consentimiento, sus piernas comenzaron a moverse hacia la misma dirección que aquella nube. En su intento por alcanzarla, terminó apareciendo en una estación de tren completamente vacía y con aspecto lúgubre.

Frente a ella al lado contrario de los rieles estaba un joven de cabellos oscuros, no lograba enfocar su rostro por completo pero de alguna manera podía sentir la desesperación y el dolor que había dentro de él.

Se acercaba con lentitud hacia él y al estar lo suficientemente cerca lo reconoció como el chico Credence del que le contaban sus abuelos. A penas empezaba a separar los labios para hablar cuando un golpe la interrumpió haciéndola caer sobre los rieles, le siguieron más golpes los cuales le impidieron ponerse de pie y de los que desconocía su origen.

Cuando por fin se habían detenido y creía estar en paz abrió los ojos que en algún momento los había cerrado ante el ataque, y una luz azul brillante la deslumbró. Una vez que su vista se acostumbró a la luz, observó el entorno dándose cuenta de que en verdad se trataba de un círculo de fuego el cuál estaba alrededor de ella, y que ya no estaba en la estación de tren, sino en el centro de lo que parecía ser un templo.

Al levantar su vista se encontró con un hombre de vestimenta elegante negra, y de cabello blanco.

Casi de un salto logró incorporarse y ver que el círculo se cerraba más, el hombre caminó unos pasos hasta tener pocos centímetros de distancia entre ambos y le dedicó una sonrisa maliziosa para luego decir unas palabras:

¿Daremos la vida por esto?

Las palabras resonaban como un eco en su cabeza y el rostro permanecía visible a pesar de que todo lo demás comenzaba a volverse negro mientras una extraña sensación de dolor se apoderada de todo su cuerpo al ser consumida por el fuego.

Abigail abrió sus ojos de golpe aún con la sensación de dolor en su interior y con la respiración agitada, se incorporó con un poco de dificultad para tratar de controlarla y limpiar cualquier rastro de sudor. Mientras se tranquilizaba dió una mirada rápida por su habitación, las paredes adornadas con un tapiz de flores verde pastel estaban muy bien iluminas gracias a la luz que entraba por la ventana y que traspasaba la delgada tela de la cortina. A pesar de que el clima presentaba nubes, algunas brisas frescas y lluvia esos últimos días, la luz del sol aún se hacía presente.

Después de comprobar que todo estaba en orden como siempre, sus ojos se detuvieron sobre su pequeño hurón café y negro: Frank, quien no apartaba su vista de ella y la olfateaba como si no la conociera. Ante ese pensamiento se levantó de la cama apresuradamente y caminó hacia su tocador.

«Otra vez no» suplicó para sus adentros.

Tomó el espejo entre sus manos para verse en él, nuevamente su apariencia estaba ligeramente modificada. En sus ojos aún había rastro de un color azul electrizante en uno y negro en el otro, su cabello volvía a crecer dejando de ser blanco y regresando a su tono castaño.

Dejó el espejo en su lugar y respiro hondo, el relajarse la ayudaba a volver más rápido a su apariencia de siempre, y lo hacía cada que pasaba algo como eso. Volvió a mirarse en el espejo sintiéndose aliviada al ver que estaba de regreso a la normalidad, y sin ningún rastro de lo que había sucedido.

Desde que tenía conocimiento de sus habilidades, las había aprovechado cuando se trataba de escuchar las anécdotas de sus abuelos y de sus padres. Especialmente cuando ellos omitian una parte de la historia, ya que era algo que una niña de su edad no debía de saber según ellos.

Y estaban en lo correcto, pues esas imágenes se repetían en su cabeza por las noches. Ver lo que dos de los magos más tenebrosos habían hecho en su época y a los que su familia se habían enfrentado, era mucho para esa pequeña.

El sonido de su habitación se vió interrumpido por unos golpes en la puerta, seguidos de una voz.

—¿Abi ya estás despierta? —era su hermano, Rolf—. Mamá dice que es hora de desayunar.

—Sí, desperté hace poco —respondió separándose del tocador.

—Bien, entonces te esperamos abajo yo me adelanto —fue lo último que dijo para luego alejarse.

A pesar de que su habitación se encontraba casi arriba de la cocina, el sonido no llegaba hasta ahí y eso era suerte. Ayudó a Frank a bajar de su cama para luego salir y bajar las escaleras junto con él.

La casa era bastante acogedora y grande para ellos cuatro, todas las paredes estaban cubiertas de tapiz, el piso era de una madera muy clara y las escaleras estaban alfombradas, también solía estar iluminada la mayor parte del día. Y ni hablar del jardín trasero, en el cuál se podía pasar las horas sentada sobre el césped leyendo algún libro, o en el invernadero que se encontraba al fondo acompañando a su papá y el cuál tenía un encantamiento de expansión. Razón por la que había una gran cantidad de plantas tanto mágicas como no mágicas, y de las que Abigail solía investigar todo sobre de ellas.

Ya abajo pudo ver a su hermano poniendo la mesa que estaba a un lado de la cocina, a Hayley su mamá terminando de preparar el desayuno, y a Augustus su padre sirviéndose su café mientras leía El Profeta. En cuanto sintieron su presencia voltearon a verla, los tres sonrieron.

—Buen día dormilona —saludó su padre luego de beber de la taza sentandose en su lugar.

—Veo que dormiste muy bien cielo —agregó su madre, quien había vuelto su vista a lo que estaba haciendo.

Abigail asintió y murmuró un «sí» lo suficientemente audible, por supuesto no les diría del sueño, ya que era algo que había perdido importancia desde hacia tiempo.

Tomó un vaso para servirse jugo de calabaza y sentarse, pero entonces unas cartas sobre otra mesita que estaba cerca llamaron su atención. Inmediatamente se acercó con la esperanza de que su carta de Hogwarts estuviera allí, pero no, solo había una carta de sus abuelos maternos y otro tipo de correspondencia. La castaña soltó un suspiro desanimada.

—No desesperes —la animó Augustus—, llegará.

—Recuerda que a mí me llegó a finales del mes hermanita —Rolf le dedicó una sonrisa tranquila—. Además, tiene que llegar junto con mi lista.

El mayor de los hermanos tenía razón, pues había cumplido los once años tres meses atrás. Y aunque sabía que la carta pronto le llegaría —ya que estaban a mediados de julio—, estaba muy emocionada. Les respondió con otra sonrisa regresando nuevamente a la mesa para sentarse, pues su madre ya estaba sirviendo el desayuno.

—Sus abuelos vendrán para la comida niños —dijo terminando de servir.

Antes de que preguntara quienes, Augustus agregó:

—Mis padres.

—¿Eso significa que también viene tía Queenie? —preguntaron con emoción ambos hermanos, y su padre asintió dejando escapar una ligera risa.

Aunque vivían cerca de ellos y se visitaban a menudo, comer juntos siempre era algo que disfrutaban. En especial por los postres que preparaba su tía Queenie.

Durante la comida sus abuelos preguntaron sobre la carta, ante la desanimada respuesta de Abigail también la animaron. Incluso hablaron sobre el tiempo en el que habían tardado sus cartas en llegar, lo cual ayudó.

A mitad de la tarde todos estaban en la sala tomando té y hablando, mientras los hermanos jugaban ajedrez mágico. De pronto el sonido de unos aleteos captaron su atención, Darwin, la lechuza de la familia había entrado por la puerta trasera y se había detenido en una silla.

Pero lo más llamativo era el sobre amarillento que colgaba de su pico, inmediatamente tanto Rolf como Abigail se levantaron de un salto y corrieron hacia la lechuza. El primero en llegar fue Rolf, quien tomó el sobre y en modo de broma lo alejo de su hermana que intentaba quitárselo.

—Niños —Augustus llamó severamente su atención—. Los dos la pueden abrir.

Ambos se detuvieron y el hermano mayor dejó de alejarlo, pudiendo observar mejor. Efectivamente, el escudo de Hogwarts estaba grabado en el pergamino.

—¡Te dije que llegaría! —exclamó con emoción sacudiendo levemente a su hermana por los hombros.

—Bien, entonces apresúrate a abrirlo —pidió Abigail luego de reponerse.

Con prisa pero intentando ser cuidadoso de no romper el sobre, Rolf lo abrió y sacó lo que iba dirigido a él. Luego le entregó el resto a su hermana. Torpemente lo agarró y con los dedos templando de la emoción, desdobló el trozo de pergamino, dejando ver unas palabras escritas con tinta:

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Abigail Scamander
Habitación del fondo, segundo piso
Stanstead Rd. 6
Maiden Newton, Dorset

Querida señorita Scamander:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de un puesto en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,
Minerva McGonagall
Directora adjunta

Director: Albus Dumbledore
(Orden De Merlin, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos).


Dejó escapar un grito de alegría al mismo tiempo que su cabello se tornaba de un azul brillante.

—¡Voy a ir a Hogwarts! —afirmó dando pequeños brincos en su lugar.

—¡Por fin iremos los dos! —su hermano se unió a los brincos para después abrazarla.

Los adultos también se unieron a la celebración abrazándola, y soltando algunas risas enternecidas por aquella escena.

—Mañana iremos todos al callejón Diagon para comprar las cosas —informó Hayley una vez que el ambiente estuvo más tranquilo.

—Y mientras esperamos que este día acabe, sigamos con la celebración —dijo Queenie animada—. Haré el strudel de manzana que tanto les gusta.

La familia se dirigió nuevamente a la cocina para disfrutar del postre que haría su tía, Abigail aún con el cabello azul se quedó al final junto a su abuelo.

—Estamos muy orgullosos de ti —dijo Newt con una sonrisa—, Hogwarts en serio es maravilloso.

—Por lo que he visto, estoy segura —comentó, refiriéndose a sus recuerdos.

Tomó a Frank —que en algún momento de la tarde se había dormido sobre un sofá y apenas despertaba después del alboroto— en sus brazos, y caminó a la cocina para reunirse con los demás mientras esperaban el postre. Después de todo, la espera había valido la pena. Pues iba a asistir a Hogwarts, haría amigos y tendría aventuras. Aunque no las que se imaginaba.

Holaaa

Bien, estoy muy emocionada por empezar este proyecto el cual se me ocurrió a finales del año pasado jsjs. Ya que es mi primer historia del universo de Harry Potter, puede que tenga algunos errores, así que tengan la confianza de corregirme.

¿Me creerían si les dijera que la forma en que llegaron a vivir a la casa, tiene una pequeña historia? Pues sí, la tiene. Y también hice un plano de esta. Así es, soy un tanto detallista para algunas cosillas jaja.

Cómo escribí en las aclaraciones, será fiel a los libros en la mayor parte, pero claramente haré cambios que se adapten tanto a Abigail como a mis ideas.

Y una pequeña aclaración, quizás interactúe más con mi otra cuenta EDM-Dastic Ya que ahí estoy casi todo el tiempo conectada, y aquí solo por mis historias y lo relacionado a ellas.

Bueno, espero les guste la historia. Así que lean, voten, comenten, y acompañenme en  este increíble trayecto.

Los quiere, A.

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