Estadía ganada
—¿Quién es esta jovencita? —La abuela regresa a la sala con su tejido en la mano.
Aquella muchacha... Le da la sensación que la ha visto antes.
—Madre ella es tu nieta, Joory.
La anciana se lleva las manos a la boca soltando su tejido.
—Nuestra Joory, la que hemos buscado por años. La encontré mamá. De la manera más imprevista, la atropellé, luego supe su nombre y decidí hacer los exámenes de ADN, y los resultados salieron como quería.
—¡No puede ser! No lo puedo creer —empieza a llorar de la emoción acercándose lentamente a la joven—. Esta linda jovencita ¿es mi nieta?
Joory la mira con ternura, no puede creer que esto esté pasando, desea que no sea un sueño producto de su imaginación. Cuántas veces ha soñado con tener una familia. Siempre mantuvo la esperanza de encontrarla de escuchar que no fue abandonada sino que algo muy malo sucedió, y ahora que resulta cierto le parece difícil de creer.
En cuanto los resultados de los exámenes comprobaron el lazo sanguíneo que mantiene con ese señor, se llenó de alegría.
Había pasado por tanto, y al fin encontró a esas personas que la estuvieron buscando todo el tiempo.
La señora acaricia el rostro de Joory.
—Pero claro que eres mi nieta, si es igualita a Becky. —La abraza con fuerza.
—¡Eso no es cierto! —habla con potente voz, Becky captando la atención de todos—. Yo no tengo ninguna hermana. Ésta andrajosa no puede ser mi hermana.
—Becky —la reta su padre—. No digas eso, ella es tu hermana que se perdió, ¿recuerdas?
—De ninguna manera —responde tajante—. No tengo ninguna hermana.—Les da la espalda subiendo nuevamente las escaleras.
— ¡Becky! —la llama en vano su progenitor.
Joory la mira apenada y un tanto asustada.
—Déjala, está impresionada, necesita tiempo para asimilarlo. Discúlpala Joory, ya verás que pronto te aceptará —se dirige a la muchacha.
—No se preocupe señora —responde sonriente.
—No me digas señora, soy tu abuela.
—Es solo que no me acostumbro. —Bajó la mirada avergonzada. De pronto tiene un padre, una abuela, y una hermana que no la acepta...
—Pronto te acoplarás a tu familia. —El señor Coleman besa su frente y la lleva a presentarla con toda su servidumbre.
Joory queda estupefacta, antes trabajaba para otros y ahora otros trabajarán para ella.
🐝🐝🐝
Las lágrimas empiezan a caer por su mejillas, ni siquiera tiene ganas de llorar, ellas salen por si solas. ¿Qué le ocurre? Se sienta sobre su cama totalmente desconcertada. Su hermana... Su hermana melliza. Imposible... Le parece totalmente inconcebible, fuera de lugar.
— ¿Becky? —llama su padre tras la puerta.
Inmediatamente se pone de pie y camina hacia el balcón secándose las lagrimas.
El señor Coleman entra y observa a su hija, todo esto debe ser difícil para ella, piensa, mientras se aproxima.
—Qué bueno que viniste, tenemos que hablar —empieza la joven sin voltear a verlo.
—Si querida.
— ¿Por qué lo permitiste?
—Hija, todo esto es...
—¿Por qué permites que entren marginales a mi escuela? —lo interrumpe, tomándolo por sorpresa, esperando que hable sobre Joory.
—¿Qué dices? —Se posiciona delante de ella para verla.
—Theo Britter, no quiero que esté en mi escuela. Será expulsado.
—Becky, eso es algo que ahora no...
—Me encargaré de él mañana mismo—lo interrumpe nuevamente, impidiendo que su padre saque el tema de su supuesta hermana.
—Becky aquello no es importante ahora, lo que yo deseo es...
—No quiero a seres insignificantes en mi escuela —continúa evadiéndolo—. Seguiré tomando el control y ...
—¡Becky! —habla con fuerza—.¡Detente, ya es suficiente, no puedes evitar afrontar la realidad! Tu hermana, la que hemos buscado por años, ha aparecido y continúas ignorando esto.
Becky sonríe sin ganas.
—Ya te dije, no tengo ninguna hermana. —Intenta irse, mas su padre la sostiene fuertemente del brazo.
—Ella es tu hermana y debes aceptarla. Solo debes recordar cuan unidas eran y ...
Becky se suelta de su agarre mirándolo por primera vez a los ojos.
—Si deseas ser su benefactor, a mí me da igual. Si deseas tener otra hija, para mí está bien. Pero no digas que es mi hermana, porque no lo es, nunca tuve una hermana ni nunca lo tendré —responde con firmeza dejando a su padre en total desconcierto.
¿Qué pasa con su hija?, ¿será que olvidó a su hermana?
—Espera un momento Becky. —La joven se detiene antes de llegar a la puerta y ve a su padre con mirada despectiva—. Aun no disponemos una habitación para Joory, comparte la tuya por mientras, ¿de acuerdo?
—No lo puedo creer —sonríe sin ganas—. Tengo que alojar en mi habitación a la mendiga. No me interesa ser caritativa, padre.
—Becky por favor. Ella no tiene la culpa de nada, no tuvo la culpa que la hayamos perdido. Es tu hermana por lo tanto...
—Detente. —Levanta la mano—. Dejaré que se quede en mi habitación, pero no es necesario que inventes cosas.
Sin decir mas, sale de su habitación.
Su padre no lo entiende. Bien fue testigo de cuanto ella lloraba por su hermana, pero ahora... ¿Será que la habrá olvidado?
🐝🐝🐝
—¿Trabajarás hoy también? —pregunta Mario mientras caminan por el centro comercial.
Mario siempre arrastra a su amigo a cualquier lado para distraerle, pero es complicado con Theo; es un chico muy preocupado para su edad.
—Sí.
—¿Sabes? Estoy pensando seriamente en trabajar también.
— ¿Trabajar tú? —Theo sonríe de oreja a oreja—. No puedes vivir sin tus tarjetas de crédito.
—¿Qué tan difícil puede ser? Un día de estos buscaré trabajo.
Mario trabajando. Ja. Eso sí sería algo interesante de ver.
—Ver para creer.
—Ya verás que sí. El otro día fui a una tienda de mariscos y me ofrecieron trabajo. En ese tiempo me reí por ello, pero creo que ahora lo aceptaré. Tú que opinas. —Mario gira a su izquierda y no ve a su amigo.
Donde rayos se quedó, desde cuando estuve hablando solo.
Se preginta mientras regresa y no tarda en verlo frente al carrusel
—¿Qué haces aquí viejo? —le pregunta mas no obtiene respuesta.
Theo mira con nostalgia a un niño con su mamá que pasean en el carrusel, de pronto los recuerdos vienen a su mente.
—Vamos a los caballitos mamá. — Theo jala de la mano a su madre.
—¿Quieres subir al carrusel Theo?
—Sí, vamos.
—Bien, pero te daré una condición.
—¿Cuál mamá?
—Ya no separarás las verduras del plato, te las comerás todas, ¿vale?
—Vale.
Madre e hijo suben al carrusel. Las risas invaden el lugar. Nadie es más feliz que aquél niño, aquel niño que quedo atrás y nunca mas volverá.
—¿Theo? Theo. —Lo golpea su amigo volviéndolo a la realidad—. ¿En qué piensas viejo?
—En nada, solo recordaba que tengo mucho trabajo. Adiós te veo luego en casa.
Se va corriendo dejando a Mario en total desconcierto.
Desea estar solo, solo para poder meditar en cuan triste ha sido su vida.
🐝🐝🐝
Joory observa la casa con detenimiento pensando en todo lo que pudo haber disfrutado si no se hubiera perdido.
—Te quedarás en la habitación de Becky mientras preparemos la tuya, ¿de acuerdo? —la sorprende su padre.
—Sí señor.
—No me digas señor —sonríe—. Soy tu padre.
—Aún no me acostumbro —sonríe la joven tímidamente.
—De acuerdo, poco a poco. Vamos te llevo a la habitación de Becky.
Los dos suben entre risas. El señor Coleman la deja y se despide de ella con un beso en la frente.
—Debo salir, volveré luego. Trata de conversar con Becky. Ella es un tanto complicada, pero es buena chica.
—De acuerdo.
—Bien, siéntete cómoda.
Joory curiosea la habitación de su hermana asombrándose por cada cosa. La amplia experiencia iluminada habitación con un enorme ventanal hacia el balcón. Una cama gigante y frente a ella un sofá así de grande también.
De pronto divisa una fotografía donde aparece una señora con una niña que debe tener entre cinco o seis años. Se acerca a ella e intenta tomarla, mas alguien se la arrebata bruscamente.
—Ni siquiera te atrevas. —La mira furiosa Becky.
—Becky yo solo...
Su melliza es algunos centímetros más alta, casi llegando al metro setenta, por lo que la mira desde arriba, aunque no solo en modo literal...
—No te sientas dueña de lo que ves aquí. No te sientas cercana a mí, porque no lo eres, no eres nada mío, ¿entiendes?
—Las pruebas de ADN...
—No creo en esas estúpidas pruebas. No se puede tener algo que no tienes, nunca tuve hermana ni nunca lo tendré, ¿entiendes? Conozco a las de tu calaña que desean como a dé lugar salir de la inmundicia sin el más mínimo esfuerzo.
Joory retrocede alerta.
—Yo no soy así, no digas eso, yo...
—No quiero escucharte más. Ya estás aquí de todos modos. Date un baño y deshazte de esos harapos que llamas ropa —señala el maletín rosa de la muchacha.
—Es que no tengo más ropa.
Becky entra a su armario y toma lo primero que ve.
—Utiliza esto. —Le tira en su cara unas cuantas mudas—. Y pide a mi papá que te compre ropa.
—Gracias.
Joory se baña con lagrimas en los ojos. Jamas se había sentido de ese modo, ¿por qué la trata así? Me ganaré su cariño. Se dice a sí misma. Aunque le cuesta creerlo.
Sale del baño con una toalla envuelta en su cabeza, observa a Becky cepillarse el cabello. Es tan elegante incluso en pijama. Pues como no, hasta su pijama es fina. Se pregunta si ella hubiese llegado a ser así.
—Utiliza la secadora, no quiero que mojes mi sofá.
—¿Eh?
—Dormirás en ese sofá —señala el inmenso mueble color blanco.
—Bien.
Sin decir nada más, Becky se va a dormir, mientras Joory la observa de rato en rato.
La luz del día lastima sus ojos. Becky observa la hora y se alista con lentitud. Baja los escalones y se dirige al comedor topándose con su familia y Joory en la mesa. Hasta se había olvidado de su existencia.
—Buenos días querida —la saluda su abuela.
—Joory irá a la misma escuela que Becky, como en el kinder, ¿lo recuerdas mamá?
—Claro que sí. Eran tan pequeñas.
Becky ignora los comentarios y se limita a desayunar.
—Joory es tan buena estudiante como Becky. Sus calificaciones son impecables. Ayer las obtuve para poder hacer la transferencia.
Su padre la mira orgulloso.
—Mis dos nietas son inteligentes.
—Así es mamá, son inteligentes como su madre.
Becky suelta de golpe el tenedor, y se pone de pie lista para irse, captando la atención de todos, sobre todo de Joory quien la mira asustada.
—Becky espera —la detiene su padre —. Las llevaré a la escuela.
—¿Ir con ella? —La mira con desprecio—. Prefiero ir en autobús.
— ¡Becky! —la reta, mas ésta lo ignora como siempre.
🐝🐝🐝
—Ayer estabas raro —menciona Mario.
Los dos se dirigen a su salón caminando por los corredores luego de dejar sus pertenencias en sus casilleros.
—Solo estaba preocupado, no fue nada —responde Theo con una sonrisa.
—Bueno si tú lo dices. Mira quiénes vienen ahí, Charlotte y Jane, son tan lindas, ¿no lo crees?
Las muchas se acercan cogidas del brazo.
—No sé. —Eleva los hombros como muestra de su poco interés.
—Oye hermano eres tan raro, ¿no será que eres gay? Pensándolo bien, nunca te he visto con ninguna chica.
—No tengo tiempo para esas cosas.
—Pero yo si. —Mario va detrás de las amigas de Becky dejando a su amigo solo.
A unos metros de ahí, se encuentra Joory tratando de ubicar su salón. De pronto divisa a Theo, y no se lo puede creer, entonces se acerca a él lo mas rápido que puede.
—¿Theo Britter? —Lo intercepta causando impresión en él.
— ¿Quién eres? —La mira con recelo.
—Soy yo, Joory. Me ayudaste con los cangrejos el otro día, ¿lo recuerdas?
Theo intenta recordar. La chica de los cangrejos... ¡Claro!
—Claro ya lo recordé —sonríe—. Joory, Joory...
—Coleman —responde presurosa.
—¿Coleman? No recuerdo que ese fuera tu apellido. —Frunce el ceño.
—Lo es.
¿Coleman no es el apellido de la abeja?
—¿En qué piensas? —Lo distrae Joory.
—Pensaba que estabas en otra escuela.
—Igual tú.
—Fui transferido aquí.
—¡Igual yo! Qué bueno que nos encontremos aquí. —El asiente con la cabeza—. Estaba buscando mi salón, pero no lo ubico, ¿me llevas?
—Pues no conozco la escuela muy bien, soy nuevo al igual que tú. ¿En qué grado vas?
—Tercer y último año de secundaria superior.
—Entonces si apellidas Coleman, debes estar en mi salón. Claro la abeja está en mi salón y se apellida Coleman.
— ¿La abeja?, ¿quién es la abeja?
—Vamos ya la conocerás. Aunque debes tener algún parentesco con ella, tienen parecido, además el mismo apellido.
—¿Y por qué abeja?
—Muy pronto lo sabrás —sonríe burlonamente.
🐝🐝🐝
Becky mira hacia la ventana observando a un pajarito cantar. Recuesta su cabeza en su pupitre intentando descansar un poco.
—Buen día Becky —la saluda tan emotivo como siempre Daniel. Ella gira su cabeza hacia el otro lado ignorándolo por completo—. ¿Dormiste bien? —Insiste nuevamente colocándose a su derecha.
—¿Qué quieres? —Se incorpora de golpe, haciendo retroceder al muchacho.
—Solo saludarte y conversar contigo —sonríe.
—De cosas triviales. No me interesa, deja de fastidiarme y ve a tu asiento, no creas porque estudiamos juntos la primaria eres mi amigo.
—¿Entonces que soy para ti? — pregunta nervioso.
—Un simple compañero.
—Por algo se empieza —sonríe de nuevo.
Becky voltea los ojos, indicando a Daniel que se vaya. El pobre se va sonriendo con las esperanzas de siempre. Algún día ganarse el frió corazón de Becky.
Jane y Charlotte ingresan al salón con la compañía de Mario, éste al ver a Becky se aleja inmediatamente de las jóvenes.
—Becky ayer estaba llamándote, ¿por qué no contestabas? —pregunta Jane sentándose en el pupitre contiguo.
—No me fijé —responde seca.
—El campamento escolar se acerca, estoy emocionada —interviene Charlotte—. ¿Esta vez irás Becky?
—No tengo tiempo para ese tipo de viajes. —Saca su libro de arte y ojea las páginas rápidamente.
—Escuché que sería en Escocia, ¿realmente no irás? Te gusta viajar a ese país —comenta Jane.
—Puedo ir en cualquier otro momento.
—Bueno, en fin —suspira la pelirroja.
En seguida ingresan Joory junto a Theo, y Becky los mira desafiantes, sus compañeros observan a la nueva.
Theo la lleva a un pupitre vacío.
—Todos a sus asientos. —Entra también el maestro de geografía—. Por lo visto hay una alumna nueva. Pasa al frente a presentarte.
La muchacha se predispone a obedecer las órdenes.
—Estamos atrasados —interviene Becky—. No hay tiempo de presentaciones.
Joory la mira asombrada por la falta de respeto con el maestro.
—Bien de acuerdo —prosigue el maestro intimidado por Becky.
Joory no comprende y busca explicaciones en Theo.
—Acabas de conocer a la reina — susurra éste desde su pupitre—. La abeja reina.
Esta comprende todo y queda mirando a su hermana con recelo.
Luego de la clase el director ingresa con un montón de papeles en mano, y los alumnos se quejan conociendo lo que vendrá.
—Bueno queridos alumnos, ya saben la razón de mi presencia. Estos son los exámenes sorpresa.
—Oh no —se queja Mario en voz alta.
—Oh si. Deben estar preparados para entrar a la universidad. Alumna nueva estás exonerada de dar la prueba, en tanto a Britter si deseas lo das o no, ¿qué decides?
—Lo daré director —anuncia con firmeza.
—No sabes lo que pides, éstas pruebas son realmente difíciles —le advierte su amigo. Theo solo le sonríe.
—No sabes lo que te espera —susurra Becky para sí misma.
Los exámenes sorpresa, son eso sorpresa donde viene de todo y preguntas rebuscadas.
—Bien, tienen una hora para darlo. Espero buenas calificaciones. —El director empieza a repartir las pruebas.
Algunos ni si quiera desean ver el examen. Mario observa la primera hoja y la mira como si estuviera en chino, pasa a la siguiente esperanzado que comprenda lo que hay en ella, mas ocurre lo mismo, pasa a la siguiente y el mismo resultado, entonces afloja su corbata nervioso.
En menos de media hora Becky resuelve su examen y se pone de pie presuntuosa, seguida por Theo. La joven se lo queda mirando, preguntándose si entrega su examen porque lo terminó o porque no sabe nada, decide quedarse con la segunda opción y sonríe maliciosa.
Ni bien sale del salón, va con su padre que se encuentra en dirección.
—¿Terminaste tu examen tan rápido?—pregunta su padre al verla entrar.
—Ni siquiera deberías sorprenderte.
—Tienes razón.
—Ayer te dije que quería la expulsión del tal Theo Britter.
—Justamente ahora reviso sus calificaciones y son excelentes. —Le muestra los números en la laptop—. Será recibido en cualquier universidad sin ninguna dificultad. ¿Por qué deseas que lo expulse?
—No lo quiero en mi escuela.
—No comprendo la razón. He dejado que expulses a tanto alumno has querido, sin embargo no dejaré que hagas lo mismo con este alumno, es excelente y es un privilegio tenerlo aquí.
—¿Privilegio dices?
—Así es. No hay motivo para expulsarlo. ¿Acaso le temes?
—¿Temerle? —frunce el ceño extrañada.
—Temes que sea mejor que tú.
—¿Mejor que yo? —Se ofende totalmente aludida—. No me hagas reír.
—Bien te propongo algo. Si Britter obtiene menos puntaje que tú, lo expulsaré, sin embargo si obtiene más o igual puntaje que tú, él se quedará, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —habla sin pensar.
—Bien, haré que revisen las pruebas lo más rápido posible, a la hora de salida estarán listas.
—Perfecto —sonríe, viéndose victoriosa.
Sale de dirección y observa a Theo sentado revisando su teléfono, se acerca a él con pasos firmes. Joory intentaba acercarse también a él, mas al ver a su hermana decide esconderse, cerca de los dos.
— ¿Qué tan seguro diste el examen? —suelta de frente Becky , llamando la atención del joven quien al darse cuenta de su presencia se pone de pie sorprendido, verificando que realmente le esté hablando a él—. ¿Sabes que tu estadía en esta escuela está en juego?
— ¿Eh?
—Pedí tu expulsión a mi padre, sin embargo se abstiene. Así que me propuso algo interesante.
—¿Qué cosa? —pregunta curioso.
—Si obtienes más o igual puntaje al mio en el examen, te quedas, pero si sacas menos...
—¿Qué?
—Te vas —sonríe con malicia.
Joory que escucha todo, lleva las manos a su boca. Theo no puede irse.
—Bien —habla con seguridad.
—Hoy es tu ultimo día en San Idelfonso, así que guárdalo en tu memoria para que le cuentes a tus compañeros marginales —sonríe una vez más dejando al joven sin darle oportunidad de responder.
Las horas restantes transcurren con rapidez. El anuncio del resultado del examen, hace reunir a los alumnos de tercer año al patio. El director coloca la primera hoja con los últimos puestos. Como siempre en último puesto Mario.
La segunda hoja contiene resultado de alumnos con puntaje intermedio. Finalmente pega la ultima hoja con los primeros puestos. Becky y Theo llegan al mismo tiempo a ver los resultados, los dos lucen tranquilos, y Joory se muerde las uñas conociendo lo planeado. El señor Coleman llega también.
—Hoja pegada —anuncia el director dando espacio para que los alumnos vean los resultados.
Los dos jóvenes se aproximan con toda confianza. Joory se aproxima también y sus ojos no pueden creer lo que ven, lo mismo ocurre con Theo y Becky.
—Theo se queda —interviene el señor Coleman con una gran sonrisa en su rostro. Theo y Becky se quedan mirando desafiantes.
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