01 | Atormentado
El soldado abrió los ojos con dificultad; su visión era borrosa, impidiéndole distinguir algo. Además, sentía un dolor punzante en la totalidad de su cuerpo, mezclado con mareo y acompañado de un zumbido que se había apoderado de su audición. Se encontraba desorientado y no recordaba cómo había llegado allí.
No comprendía el porqué de su malestar físico actual; parecía como si se hubiera roto cada uno de sus huesos. El movimiento brusco de lo que suponía era una carreta lo empeoró.
Ahí fue cuando se preguntó: ¿en qué carreta se encontraba? ¿Aliada o enemiga? Pero la respuesta era más que obvia. ¿Qué clase de idiota dejaría con los pies y manos libres a su enemigo? Este último siempre sería una amenaza a tener en cuenta, sin importar en qué estado se encuentre.
Sintió alivio al percatarse de eso. No obstante, intentó mover su cabeza para visualizar el entorno y comprender mejor la situación.
Su visión borrosa visualizó el cielo grisáceo que se dibujaba frente a él como un lienzo triste y desolador. Enormes nubes negras se veían a la lejanía, pareciéndose más a manchas negras que presagiaban una tormenta venidera.
Quiso moverse una vez más a pesar del dolor en el cuerpo, buscó apoyo en el borde de la carreta, y allí fue cuando se percató: había perdido el dedo pulgar e índice de su mano derecha. Las vendas que cubrían el corte estaban manchadas casi por completo de carmesí, e incluso pequeñas gotas mancharon la madera debajo suyo.
Sintió cómo las pulsaciones de su corazón aumentaron de golpe. Aun no caía en cuenta de lo que sus ojos veían. ¿En verdad había perdido los dedos? ¿Cómo había sucedido? Y lo más importante, ¿cómo haría para poder vivir una vida normal ahora?
Era obvio que algo así podía sucederle; era un soldado, ¿qué esperaba? Incluso debía estar agradecido de tan solo haber perdido dos dedos. Era un precio que estaba dispuesto a pagar por las vidas que había arrebatado... Unas más inocentes que otras... Tal vez esa sería su marca que le recordaría el pecado que había cometido y del cual no podía redimirse, no importaba cuántas vidas intentara salvar después...
Su semblante se volvió frío y oscuro; arrugó su entrecejo y apretó los temblorosos labios, intentando contener la frustración.
El viento sopló en su dirección, llevando consigo un olor desagradable y horrible que le hizo revolver el estómago y casi vomitar. Con bastante entorpecimiento y malestar, se sentó y dirigió su mirada hacia donde soplaba el viento, enfocando su vista todavía borrosa en una carreta que se encontraba a un par de pasos de distancia.
Era una pila de cadáveres. Sabía que esos cadáveres apilados como animales habían sido sus compañeros. Miles de momentos vinieron a su mente, palabras y sentimientos que ahora solo quedarían en su recuerdo. Un nudo se hizo en la garganta, y cinco rostros vinieron a su mente como un rayo, e imploró que no estuvieran allí...
Su respiración se aceleró, e hizo el intento y esfuerzo de recordar para poder evadir todo lo que estaba sintiendo en ese momento, pero solo obtuvo un fuerte dolor de cabeza. Llevó su mano a su frente y sintió un vendaje, lo que le pareció extraño.
Tocó con algo más de brusquedad y pudo sentir una herida vertical y profunda arriba de su ojo. La siguió con la yema de los dedos; el corte continuaba hasta llegar a su barbilla. Movió un poco más los dedos y sintió otra; esa se encontraba a un dedo de distancia de la otra, en su mejilla. Era más pequeña, pero igual de profunda. Debido a eso, palpó al completo su rostro, encontrando varios cortes en su otra mejilla.
Suspiró nuevamente; su cerebro y corazón no podían con tanto...
El zumbido de los oídos se había disipado, y gracias a eso, escuchó un susurro detrás suyo, pero por el tono de voz, supo a quién pertenecía. Con bastante dificultad, se sentó, vio por sobre su hombro y pudo ver a Hange, que parecía haber perdido el ojo, ya que una venda cubría este último.
Estaba feliz de verla, una de las cinco personas que podía tachar de la lista de caídos en combate.
—Al fin despiertas... —murmuró acercándose a él, dejando al compañero que estaba haciendo de cochero. -Si tardabas más en despertar, ibas a terminar en la otra carreta... —bromeó, intentando sacarle una sonrisa a su amigo, aunque en su semblante se podía ver el desánimo.
Levi intentó acomodarse para así dejarle algo más de espacio en ese estrecho lugar, pero fue en vano.
—No te esfuerces de más... Actualmente estás más muerto que vivo, Levi —. Lo ayudó a acomodarse como quería. -—Te preguntaría cómo estás, pero es demasiado obvio...—. Se sentó a su lado y vio a lo lejos el carruaje que llevaba a sus compañeros caídos. —¿Quieres preguntarme por alguien en especial?
Levi esperó por varios segundos, para así poder aceptar con más facilidad la respuesta que estaba seguro que daría.
—¿Mi escuadrón....?
Iba a pronunciar el nombre del comandante, pero por alguna razón no se atrevió.
—Muerto... —dijo sin más, alzando la vista hacia el firmamento que parecía un reflejo de la desolada y triste situación.
El azabache tragó en seco, no dijo palabra alguna y contempló junto a su amiga el lienzo ahora azabache que se pintaba frente a ellos mientras intentaba contener las lágrimas.
—El comandante Erwin también murió —escupió sin delicadeza alguna, como si deseara contarle lo antes posible y librarse del peso de ser una de las pocas personas que sabía. —Después de perder su brazo, decidió seguir liderando el frente. Los enemigos encontraron la ubicación de su campamento y bombardearon la ubicación, nadie sobrevivió... Por eso la pila de cadáveres... Mucho más que lo usual.
Levi dejó de escuchar desde el momento en que Hange había dicho: murió; su mente se encontraba desorientada, perdida en aquellos recuerdos de su mejor amigo, e incluso imágenes que jamás existieron, pero anhelaba que sucedieran, pero que jamás pasarían.
Sintió cómo la boca del estómago comenzaba a quemar; el enorme nudo de su garganta volvió, impidiéndole el habla. Su corazón dolía, como si estuviera siendo estrujado y pisoteado por un tumulto. Su respiración era errática y torpe, sus labios y manos comenzaron a temblar; las llevó a su boca, tapando el grito ahogado que salía de lo más profundo de su ser, sintiendo como si su alma se desgarrara en ese alarido.
Gotas de lluvia comenzaron a caer, mojando su cabellera azabache, encubriendo las lágrimas que caían a cuenta gota.
¡Holis, nueva historia¡ espero les guste.
Es un universo alterno, al de snk, aun así espero sea de su agrado.
¿Les gustó el primer capítulo?
No puse la portada como hago de costumbre al final del primer capítulo o el prólogo porque no me gusta tanto, después haré otra.
Por cierto por si alguna es ARMY les digo que voy a hacer la misma versión, pero adaptada a Yoongi y Jimin, capaz cambie algunos capítulos, pero todavía no sé, capaz y se me hace muy tedioso y no lo hago, capaz algunos si y otros no, para no hacer la historia igual que esta, sigo en duda.
Cuídense.
💜
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