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Capítulo Quince

Gracias por sus hermosos comentarios, me alegran la vida.

🌻🌻🌻

No pude dormir bien. Me preocupaban los insomnios que estaba teniendo últimamente, pero ¿Quién puede dormir teniendo la tentación en la habitación de al lado?
Si soy sincera cuando corté la llamada con Matthew quise correr donde Aarón y ahora me estaba muriendo por hacerlo. A pesar de que eran las siete de la mañana.

Me levanté de la cama porque definitivamente no podía seguir durmiendo. Me lavé la cara, cepillé mis dientes y me puse una bata de seda a conjunto con mi camisón de pijama. Dudaba que esto fuera lo correcto, pero aún así no sabía por qué me estaba dirigiendo al cuarto de Aarón.

No quise tocar para no interrumpir su sueño. Tampoco planeaba despertarlo, solo necesitaba contemplarlo y estar cerca de él sin correr el riesgo de besarlo y serle infiel a Matthew. Eso era lo que yo no quería, no quería ser infiel. Iba totalmente en contra de mis principios.

¿Acaso no le estás siendo infiel ya al desear a otro hombre?

Callé mis pensamientos mientras abría la puerta lo más silenciosa posible. Solo iba a mirarlo algunos segundos y eso me bastaba para poder contenerme el resto del día. Lo que yo no me esperaba, es que Aarón estuviera despierto.

Estaba acostado mirando al techo y no llevaba camiseta. Tenía los brazos cruzados detrás de su cabeza y se veía pensativo. Algunos rayos de sol intentaban filtrarse en la habitación pero la cortina oscura lo impedía. La habitación estaba oscura y eso no ayudaba en este momento. Aarón me miró directamente y yo me quedé estática en la puerta.

—Yo... —Balbucee intentando encontrar una excusa. —¿no puedes dormir? —Pregunté nerviosa.

Aarón no me respondió y desvío la mirada al techo. Odiaba cuando no hablaba, el silencio para mí era la peor respuesta.

—¿Estás molesto? —Pregunté insistente. Quería sacarle palabras, pero estaba comenzando a dudar de conseguirlo.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó seco. Se veía molesto y lo entendía. Yo no debería estar aquí.

—Solo quería...

—Nada. —Soltó interrumpiendo mi excusa. Se puso de pie y se acercó a mí. Llevaba un pantalón de pijama holgado y su marcado abdomen al descubierto. —No tienes nada que hacer aquí.

—Pero...

—Tomaste una decisión, Alexandra. —Dijo con voz ronca. Su mandíbula se marcaba muchísimo en su rostro. —Ya la tomaste y lo elejiste a él.

—¡Yo no necesité tomar una maldita decisión! —Hablé elevando la voz. —Matthew y yo tenemos algo, y tú y yo...

—No somos nada. —Finalizó por mí, dándome la espalda. Estaba frustrado y molesto.

—Y tampoco podemos ser algo —Agregué. —Porque no puedo hacerle esto a Matthew. No se trata de una elección, se trata de que él llegó primero.

Aarón soltó un suspiro corto, incrédulo.

—¿Estás segura? —Preguntó volteándose hacia mí. Lo observé fijamente. Sus labios estaban hinchados y su cabello revuelto. No entendí su pregunta, pero no me dejó hablar. —Vete, Alexandra. No vengas a buscarme si luego te irás con él.

Apreté mis puños a mi lado, pero tenía razón. Yo estaba siendo una egoísta y me estaba preocupando de satisfacer mis emociones, sin pensar en las de él. A pesar de que no las tenía para nada claras, me podía hacer una idea de lo que ambos sentíamos.

No pude evitar molestarme, así que me di media vuelta y salí de la habitación, frustrada. Aarón Beckett acaba de mandarme sutilmente a la mierda.

Me di una ducha rápida, no importaba que fueran las ocho de la mañana. Me puse un vestido verde militar ajustado y encima una sudadera holgada color negra que me llegaba hasta los muslos. Tomé mi mochila y bajé las escaleras.

—¿Vas saliendo? —preguntó mi madre cerrando la puerta. Ella venía recién llegando.

—Sí. Estaré con Matthew. —Le avisé, como si de verdad le importara. —¿Cuándo volverán mis hermanos? —pregunté interesada en ellos.

—La próxima semana. Si quieres puedes quedarte en casa de Margó. —Habló mientras se tomaba la cabeza entre sus manos. Resaca, le dicen. —Yo me iré de viaje en unas horas, por cuestiones laborales. Volveré en un par de días.

Asentí asimilando la información. No me sorprendía, de hecho me sorprendía que últimamente haya estado un poco más en casa.

—Con respecto a tu viaje del proyecto de la universidad...

—Alexandra. —me interrumpió, tajante. —No quiero hablar de eso. —Finalizó con los ojos vidriosos.

Le di un abrazo de consuelo asumiendo que tuvo problemas amorosos con su Amante y me despedí de ella. Hace tanto tiempo que no le daba un abrazo que se sintió muy bien, lástima que sus abrazos duraran tan poco y no fueran frecuentes.

—¿y Aarón? —preguntó de pronto, interesada. Me encogí de hombros y apunté las escaleras. Finalmente salí de la casa.

Sentía unos nervios para nada saludables, mi mamá se iba. Aarón y yo solos en una casa solo significaba problemas. Y tensión. Por suerte ahora estaba muy lejos de él y de mi casa, así que lo olvidaría por el momento. Aunque sea solo por un día, quería dejar de pensar en Aarón Beckett.

Subí las escaleras correspondientes y golpeé la puerta blanca. Matthew me abrió la puerta, algo adormilado. Le di un casto beso en los labios y entré. La casa estaba envuelta en música clásica a pesar de ser muy temprano. Miré el objeto de donde provenía la música y era un tocadiscos. ¿quién demonios escucha música en un tocadiscos en la actualidad?

No digo que está mal, me parece perfecto pero, ¿música clásica de ambiente?, hasta el dinero se escuchaba en esta casa. Un tocadiscos como ese no era barato.

—Mi mamá ya quiere conocerte. —Dijo Matthew mientras me llevaba por la casa. —Mamá, ella es Alexandra.

Una señora de avanzada edad sonrió hacia mí. No era una tierna señora de avanzada edad, no. Tenía mil capas de maquillaje que a mi parecer se veían muy mal y estaba frente al espejo del baño mientras se alisaba el cabello rubio barbie.

—Ay, querida... ¡Que gusto conocerte al fin! —Dijo mientras desenchufaba el aparato. Se acercó a mí y me saludó de un beso en la mejilla.

—Hola... —Hablé tímida.

—Lamento ser tan Desubicada, pero tengo que irme al trabajo y voy atrasada. —Dijo moviéndose por aquí y allá y tomando sus cosas. —Para el almuerzo vayan a comer o pidan algo. ¡Cuídense! —Finalizó cerrando la puerta. Miré a Matthew.

—Así es trabajar para el gobierno —Dijo encogiéndose de hombros ante mi mirada. —¿Quieres comer algo?

Asentí y nos dirigimos a la cocina a preparar el desayuno. Matthew sabía cocinar y eso era algo que yo no sabía hacer, así que me impresionó mucho.

—¿por qué viniste tan temprano? —preguntó mientras comía waffles. —Ya sé que me extrañabas, pero, ¿pasó algo?

Ya sabía que se estaba refiriendo a si pasó algo con Aarón. Y la respuesta era sí, pero no quise decirlo. ¿Para qué generar más conflictos?

—No, no pasó nada. Aarón no está interesado en mí, por si eso te preocupa. —Solté tomando de mi café.

—Claro que está interesado en tí —Dijo levantándose y dejando la bandeja en su escritorio una vez que terminamos los waffles. Tomó el café de la bandeja y se devolvió a la cama.

—No, en serio. No lo está —Dije recordando lo de esta mañana.

—Alexandra, eres tan ilusa. —Dijo pidiendo mi taza vacía y dejándola en la mesa de noche. —De tan solo ver como te mira cualquiera se da cuenta de que ese hijo de puta está enamorado de tí.

—¡No le digas así! —Exclamé molesta —No tienes derecho a tratarlo así. —Escupí con fastidio.

—¿Por qué? ¿Te importa? —Preguntó con rencor. —No te estarás enamorando de él, ¿verdad?

No respondí nada. No quería mentirle, porque la verdad a veces duele. Entonces solo lo miré y esta vez dejé que el silencio hablara por mí, o que no dijera nada. Porque después de todo, ni siquiera yo sabía muy bien lo que estaba sintiendo por Aarón.

Matthew no se molestó, al contrario. Comenzó a besarme desesperadamente como siempre lo hacía. Esta vez no pensé en Aarón, ni en lo que sentía. Solo me dejé llevar por el placer que las manos de Matthew recorriendo mi cuerpo me brindaban. Ni siquiera pensé si era lo correcto o no, estaba cegada en deseo, frustración, enojo.

Matthew se subió sobre mí sin aplastarme por completo y se quitó la sudadera que traía puesta. Sentí su miembro rozar mi cuerpo y me invadió un placer que jamás había experimentado en la vida. Por eso quise continuar, porque era algo nuevo para mí. Lo desconocido me atraía en estas instancias.

Matthew besaba y succionaba mi cuello. Sabía que dejaría marcas y no me importaba en ese momento. No estaba segura de nada, excepto de que no quería tener relaciones con Matthew. Quizás la próxima semana sí, pero no en ese momento. La próxima semana será.

Matthew se alejó de mí y sentí su lejanía porque me dejó con ganas. Sabía que lo estaba haciendo a propósito para que yo me entregara por completo a él, pero no era tan tonta. Acomodé mi ropa, mi cabello y me levanté de la cama.

—¿Vamos a almorzar al centro comercial? —Preguntó acomodándose  el pantalón.

—Eh, no —Respondí avergonzada. —Mejor cocina tú.

Me sentía tan avergonzada de lo que acababa de pasar que me acerqué al balcón y respiré profundo. Matthew vivía en la gran ciudad. Yo vivía en una comuna apartada y Aarón vivía en otra comuna igual algo apartada. ¿Por qué siempre pienso en él? De pronto un arrepentimiento me invadió al recordar a Aarón. No debí propasarme con Matthew a pesar de que casi no habíamos hecho nada, porque realmente no lo deseaba, no tanto como a Aarón.

El almuerzo fue silencioso, en realidad no tenía hambre. Mi ánimo decaía considerablemente cuando me ponía a pensar en el desastre que era mi vida.

—Vamos a dar una vuelta al parque antes de que se haga tarde. —Sugirió Matthew. Asentí y tomé mi mochila para luego irme directamente a mi casa.

Frente al edifico de Matthew había un parque muy bonito que era exclusivo para los que vivían en el condominio. El parque era gigante, se notaba  demasiado exclusivo el lugar y por algo estaba apartado. Literalmente el parque era enorme y no era público.

—Ven aquí —Dijo tirándome hacia abajo. Me senté entre sus piernas, dándole la espalda. Él estaba afirmado en un árbol.

—¿por qué no nos tomamos fotografías? —pregunté de pronto. Matthew asintió y me pasó su celular.

Nos sacamos un par de fotografías y abrí whatsapp para enviármelas de inmediato.

—¿Qué haces? Dámelo. —soltó nervioso.

—¿por qué? —Pregunté confundida.—Solo voy a enviarme las fotografías.

Eso hice y luego comencé a bajar, revisando todos los chats. Era torpe a veces pero no estúpida. Bajé hasta el final.

—¿Quién es él? —Pregunté mostrándole una foto de perfil de un chico bastante mayor. Inmediatamente comencé a revisar la conversación. —¿qué lindo eres? —pregunté extrañada mientras leía en voz alta.

—Lexa, basta, no es nada. —Dijo intentando quitármelo.

—¿No es nada? —Pregunté extrañada. —¿Es tu hermano o algo? Porque dudo que halagues de manera tan cariñosa a un amigo.

Salí del chat y comencé a subir. Habían muchos chats con chicas, pero nada extraño. Todas las fotografías mostraban chicas rubias y flacas como un palo. Entré a un chat que me pareció sospechoso.

—¿Me encantó estar contigo? —Pregunté leyendo en voz alta los mensajes. No podía creerlo. —¡¿Qué significa ésto Matthew?!

—¡Es viejo! —Se defendido. —¡No te conocía!

—¡Es de hace dos semanas! —Grité mostrándole las fechas. Dejé el teléfono a un lado y me puse de pie, furiosa.

—Alexandra, perdón... No significó nada. —Dijo intentando atajarme.

—¡Me engañaste, Matthew! —Grité molesta —¡Y yo sintiendome culpable por sentir cosas por Aarón! —Solté, fuera de mí.

Matthew me miró estático. Tarde me di cuenta de lo que dije, pero ya que. No estaba triste, ni sentía ganas de llorar, solo estaba enojada con él por ser tan doble cara. Pero extrañamente no dolía.

Dejó de seguirme. Llamé a Aarón, decidida por él. Esto solo confirmaba que había decidido y muy mal. Marqué unas cuantas veces, pero no me atendió. Se estaba haciendo de noche y sentía el frío en mis piernas.

El bus no se demoró en pasar y por suerte estaba vacío. Me senté al final y tenía un mensaje de Matthew.

"perdóname"

Lo eliminé sin siquiera leerlo y cerré los ojos mientras la música fluía por mis audífonos. Cuando abrí los ojos, ya habían transcurrido los cuarenta minutos de viaje. Toqué el timbre avisando mi paradero y luego caminé algunos minutos hasta llegar a mi casa.

Había un auto blanco aparcado afuera, era pequeño y bonito. El modelo era demasiado tierno para que un chico fuera el dueño, así que inmediatamente comencé a trazar teorías en mi cabezota.

Justo cuando iba a poner la llave en la cerradura la puerta se abrió dejándome ver a una chica alta y curvilinea. Su cabello castaño llegaba hasta su cintura y su ropa era demasiado ajustada a mi parecer. Su camisa hacia que sus grandes pechos sobresalieran de su lugar y no lo encontré agradable a mi vista. Entré a la casa mirándola extraño.

—Alexandra, ¿Verdad? —Habló rápido fingiendo sorpresa. Su voz era desagradable. —Disculpa que haya tenido que pasar en tu casa... Es que Aarón es demasiado salvaje si se lo propone. —Comentó mientras se acomodaba el escote.

—Pasar... ¿qué? —Pregunté confundida. Estaba comenzando a sentirme mal.

—Ay, ya sabes. Lo mismo que tú estabas haciendo —Respondió en una risita estúpida mientras apuntó mi cuello. Inmediatamente lo cubrí con mi mano. —Ay, que desubicada. No me he presentado... Mi nombre es Valentina —Dijo extendiendo su mano.

No la tomé, claro que no lo hice.

—Aarón no es así —Escupí molesta.

—Aarón no es... ¿Cómo? —Preguntó riendo. —Lo siento, es que como lo rechazaste ayer, solito volvió a mí. Si hasta me llamó y todo. Ah, lo hace tan bien —Finalizó soltando un suspiro. Me extrañaba que hablaba como si me conociese de antes.

—Fuera de mi casa. —La corrí sin delicadeza. No podía ser cierto lo que me estaba diciendo.

—No puedes hacer nada. Aarón ya es un hombre y es mío. —Sonrió arrogante. —Tranquila, me encargué de estrenarlo muy bien.

Le cerré la puerta en la cara, no terminando de creer en sus palabras. Corrí escaleras arriba y abrí la puerta de la habitación de Aarón. Sentí mi corazón partirse en dos cuando vi la cama totalmente desecha y escuché la ducha sonando. Cerré la puerta despacio y me dirigí a mi habitación, rendida. Tomé un bolso y comencé a guardar lo básico. Una vez que lo tuve listo bajé las escaleras rápido y cerré la puerta principal detrás de mí.

Aarón se había acostado con Valentina y yo no podía condenarlo. Después de todo, no éramos nada y yo lo rechacé. Matthew me engañó y eso me enojó demasiado, pero Aarón no era nada mío y no lograba entender... ¿por qué dolía como el infierno saber que se acostó con otra chica?

Lo único que quería hacer en esos momentos era desaparecer. Mis lágrimas lo confirmaban.

🌻🌻🌻

Oficialmente quedan diez capítulos para el final.

El próximo capítulo será narrado por Aarón a petición de un girasol que me lo pidió en un comentario. 🥰

Si te gusta la historia deja tu voto, es valioso para mí.

Abrazos.


















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