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Capítulo Doce

¡Que empiece el salseo!

🌻🌻🌻

Desperté gracias a las cinco alarmas que puse en intervalos de cinco minutos. Sino, no lo hubiera logrado.
Eran las ocho de la mañana y me sorprendía el haber dormido tan bien. Es increíble como la pesada rutina de beber los sábados hasta quedar inconsciente ya estaba arraigada a mi cuerpo. Tanto así, que cuando no lo hacía me sentía extrañamente bien y a la vez sentía una ansiedad que no me dejaba tranquila.

Tomé la tenida de ropa que Aarón dejó sobre la cama ayer cuando preparó el cuarto. Era una tenida de mujer y si mal no recuerdo la abuela de Aarón mencionó que tenía una nieta más o menos de mi edad que vivía en otra ciudad y a veces solía quedarse por temporadas, así que supuse era de ella. Me quedaba un poco grande pero daba igual.

Me quité la ropa de Aarón y me puse el cómodo conjunto gris de algodón. Intenté hacer todo de la manera más silenciosa posible. Incluso puse la alarma más temprano de lo normal para no tener que verle la cara a Aarón. Y sí, se que lo tendría que ver en la academia en unas horas, pero ahora seguía molesta con él por su repentino cambio de humor el día de ayer.

Cuando estuve a punto de girar el pomo de su puerta me di cuenta de que no podía hacer eso. No podía jugar a dos bandos, me hacía mal y les hacía mal. A Matthew y a Aarón.
Aarón sabía que estábamos jugando con fuego, y yo no quería quemarme en absoluto. Matthew no se merece que lo traicione de esta forma, nadie lo merece. Y aún así ahora mismo lo estoy traicionando al desear a otro hombre.

Ordené la cama y dejé la ropa de Aarón doblada. Cuando salí al pasillo no pude evitar ver que su puerta estaba entre abierta. Me asomé solo un poco y lo vi, estaba dormido. Realmente parecía un bebé durmiendo. Sus labios estaban entre abiertos y su nariz tan respingada lo hacía ver más tierno aún. Ni hablar de las largas y oscuras pestañas que descansaban en sus innotorias ojeras. Qué envidia.

Cuando me vi a su lado fue tarde, no había podido evitar avanzar para poder contemplarlo mejor. Estaba tapado hasta el cuello y parecía que hubiera pasado frío en la noche, porque estaba totalmente acurrucado entre las mantas. Se veía demasiado vulnerable y tan distinto a como se veía al llegar a la academia con su moto y su chaqueta de cuero, donde todo en el gritaba "ego".

Aarón no era lo que aparentaba. No era como los demás creían, como la psiquiatra creía. Aarón tenía cura y lo sabía muy bien, pero yo no podía dársela en absoluto. Estaba muy rota para eso.

—Alguien te amará... —susurré tocando su rostro. —pero no seré yo.

Me alejé de él. No solo físicamente, sino emocionalmente. Si estaba sintiendo algo por Aarón Beckett debía apagarse ahora mismo.

Salí de la casa silenciosa. Dejar una nota sería inconsecuente, permitir que él me lleve a la academia, masoquista. No estaba para eso.

—Hola Margó —Hablé entrando a la cocina de mi casa. El viaje había sido muy largo en bus. —¿cómo estás?

—¡Lexa! ¿Dónde estabas metida? —exclamó abrazándome. —Estaba preocupada.

—Quisiera no hablar de eso —comenté encogiendome de hombros. —¿y mis hermanos? —pregunté cambiando de tema.

—Oh, ya se fueron a la escuela de verano. —respondió restándole importancia. —¿te vas a la academia?

—Iré a darme una ducha rápida y listo, ¿Me irás a dejar? —pregunté esperanzada. Odio el transporte público, de verdad.

—Sí, no te preocupes. Anda que se hace tarde —Dijo haciendo señas con sus manos para que me fuera. —Y Alexa...

—¿sí?

—Te quiero. —sonrió.

Le di un abrazo apretado. Margó es joven. Tiene treinta y cinco años, la misma edad de mi madre. Se conocen de toda la vida, de hecho fueron amigas hasta que mamá comenzó a equivocar el camino. De todas formas Margó nunca nos dejó a mí ni a mis hermanos, ella ha sido como una madre para nosotros y se que solo por nosotros está aquí cada vez que mamá la llama.

—También te quiero, Margó.

Me separé de ella y me dirigí rápido hacia mí habitación, no quería llorar. Me di una ducha rápida con cuidado de no mojar mis vendas y sí, fue muy difícil pero lo logré. Me vestí como siempre, un pantalón de algodón negro ajustado no del todo, una sudadera blanca básica algo grande para mi tamaño y mis converse negras. Miré mi cabello café al espejo para nada convencida. Lo odiaba.

Tomé una bolsa de género que Margó me regaló y guardé allí la ropa de la prima de Aarón. Aunque me prometí  alejarme de él, debía devolverla. Me acerqué a mí librero y tomé directamente "hush hush". Lo metí a la bolsa solo esperando que Aarón no se enamorase de Patch Cipriano.

Saqué el libro de la bolsa y le escribí un mensaje en la primera página, luego lo volví a guardar satisfecha. Tomé mi mochila negra y salí de mi habitación. Margó me preparó el desayuno y me obligó a comerlo, así que eso hacía. Estaba en paz hasta que recordé.

Matthew.

Terminé de comer el desayuno rápido y corrí a ver mi celular en mi mochila, pero no estaba. No, no, no. Maldita sea, se me quedó en casa de Aarón. ¿Y ahora qué? No podría comunicarme con Matthew.

Me subí al auto con un ánimo deplorable. Esperaba que Aarón me lo devolviera cuando le entregara la bolsa, sino... Tendría otra escusa para hablarle otro día.

—¿no traes tu violín? —preguntó Margó mientras iba a al volante.

—No, ya no toco. Ahora soy vocalista —Hablé entusiasmada. —pero el director me dejó condicional por faltar mucho. —terminé malhumorada.

—No debiste faltar, tú sabes cuanto te costó entrar a la banda, Lexa. —Habló Margó, sabiamente. —No dejes que los problemas que te rodean apaguen tus sueños.

—Quiero morir, Margó. —solté sincera mientras jugaba con el cierre de mi mochila. ¿Entiendes lo que es eso? No seguir respirando, nunca más.

—Alexandra, la vida es bonita. No todo es malo como tu piensas.

—¿no? —pregunté. —Dime algo que me demuestre que la vida no es tan mala. —solté desafiante.

—El amor.

¿Por qué no pensé en Matthew cuando Margó mencionó esa palabra? ¿por qué mis pensamientos se iban directamente al recuerdo de aquellos ojos verdes sobre los míos? Por qué, si Matthew llegó primero, ¿por qué tenía que sentir cosas por ambos? Era inevitable hacer comparaciones entre Aarón y Matthew.

No dije nada más y me bajé del auto luego de darle un beso en la mejilla a Margó. Así con mochila al hombro y bolsa cuidadora del planeta en mano, me dirigí a la entrada de la academia. Casi me caigo de cara al piso cuando vi a un chico ojeroso en la entrada, se veía confundido.

—Hola. —sonreí.

—Casi muero de un infarto. —Habló rápido. —Un chico en motocicleta casi me atropella cuando crucé la calle, juro que no lo vi venir.

—¿estás bien? —pregunté preocupada y molesta. Aarón me iba a escuchar.

—Sí, por suerte. —respondió dándome un leve beso en los labios. Eso me agradó mucho de él y fui yo quien lo atraje a mí para besarlo nuevamente.

Escuché a alguien toser a mi lado y me alejé de Matthew.

—Disculpa, creo que dejaste esto ayer en mi casa.

Abrí los ojos exageradamente y apreté mis puños a mi lado. Oh no, no sé había atrevido. Miré a Matthew con una sonrisa demasiado exagerada y luego miré a Aarón con cara de pocos amigos. Le arrebaté el teléfono de las manos sin ni una pizca de delicadeza.

—Gracias —dije entre dientes y lo vi marcharse mientras sonreía sacarronamente.

—Ah, por cierto —se devolvió. —Se que dormiste bajo el mismo techo que yo, pero deberías haberme saludado para disimular al menos. ¿No crees? —preguntó mientras jugaba con sus llaves.

No dije nada, pero mi cara comenzó a arder de enojo y vergüenza. Aarón sonrió satisfecho y se fue, dejándome en problemas. Claro, él se va y me deja a mí en problemas.

Miré a Matthew quien se veía entre ofendido y molesto. ¿Quién no en su lugar? Quizás estaba imaginando las peores situaciones en su cabeza.

—No pienses nada. No pasó nada. —Hablé rápido. —No es nadie, es un chico de la banda, es nuevo.

—¿Así que te acuestas con los nuevos de la banda? —preguntó sarcástico.

Me dolió su comentario, pero lo dejé pasar. Estaba enojado, era normal que dijera eso. Era mi culpa, jamás debí quedarme en la casa de Aarón.

—Matthew... —Comencé no muy convencida de lo que iba a decir, pero lo dije igual. —Te amo.

¿Se podía amar a alguien en tres semanas? ¿Lo que sentía por Matthew era amor? ¿Lo amaba aunque no creía en sus palabras? No sé, pero Matthew dijo que me ama y aunque yo tenga dudas sobre eso, no puedo dañarlo al no hacer sus sentimientos correspondidos.

—Te amo —aseguré. —Solo estoy enamorada de tí, en mi vida no hay espacio para nadie más.

Matthew sonrió, conforme. Sonreí de la misma forma sintiéndo que estaba haciendo lo correcto y nos besamos por largos segundos. Todo estaba bien. Todo estuvo bien breves segundos, hasta que me volteé y pude ver a Aarón en la entrada, mirándonos lo bastante cerca como para oír nuestra conversación. Todo estuvo bien hasta que me miró dolido, y ese sentimiento si que lo correspondía muy bien.

🌻🌻🌻

Ay, mi bebé :( lo harán sufrir y no podré tolerar eso. 😭

¿Qué les pareció? ¿Les cae bien Matthew?

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