CAPÍTULO UNO
—¿Se supone que ahora yo debo actuar como el tirano del ex demonio que lo desterraron? —pregunta viendo desde el segundo piso la gran mesa con varios demonios de sexo femenino con el cuerpo que ellas tendrán por siempre.
—Muchas de ellas han estado con él... Sexualmente —alega junto con un pesado suspiro—, ninguna le agradó para tener algo más a excepción de ella —la chica señala a una estrambótica chica sentada—. No la recomiendo, es igual de fuerte que él.
—¿Quién me recomiendas? —pregunta sin quitar la mirada a todas esas chicas sentadas comiendo como si fueran humanas de verdad.
—Todas te superan en poder porque aspiraban a ser la pareja del desterrado, por su poder —hace una mueca de incomodidad—, pero la segunda más fuerte es Aadya, la de cabello blanco y ojos rojos.
—¿Cómo humana?
—Si la entrenan bien podría ser más fuerte que el mismo Satanás y Dios juntos —miente—. Eso solo pasará si la guías bien y ella pone de su parte.
—Perfecto, ella —dice yendo con algo de apuro al primer piso para conocerlas bien.
—Ten en claro que en nuestra forma natural no tiene oportunidad alguna para vencerlos, solo hasta los de cuarto rango —murmura con recelo—, ellos y ellas gozan de exuberante poder, y nosotros no hemos visto ni la mitad.
—Eso ya lo sabía —es lo único que afirma el chico.
Aamon con sus manos, delicadamente sube el vestido de la chica sintiendo su suave y pálida piel, mientras que su mirada no deja de ver la vista del gran escote del vestido que tiene aparentemente la delicada chica.
—¿Qué tocas? —escupe haciendo que sus labios se rocen.
—Tú lo provocaste primero —se mofa.
La chica le clava la punta del cuchillo en su cuello, él solo responde relamiéndose los labios.
—Me vas a ayudar, pero si dices algo a alguien sobre esto —la chica hace una pausa metiendo su mano en el pantalón del chico—, no vives para contarlo.
«Me parece perfecto», piensa el chico sin quitar la mirada de la arrogante chica.
Los que yacen en el piso en una de las tiendas comerciales tienen una muy mala apariencia: Su ropa sucia y rota, piel áspera y con algunos cayos, cuero cabelludo enmarañado, grasoso y seco.
Aamon deja el cigarro entre sus labios y con su dedo índice lo pasa en su antebrazo.
«Fuego, agua, aire, lava...», empieza a leer sus características.
«¿No piensa ayudarme? ¿Entonces para que lo dejo vivir?», se cuestiona la chica mirándolo de reojo.
—¿Recién te han dado tu grimorio o estás llamando a alguien? —pregunta mientras aparece un gran bloque de hielo puntiagudo enfrente de él.
Aamon pasa de nuevo su dedo sin antes seleccionar su cualidad preferida.
—¿En que deseas ayuda? ¿También te entierro a ti? —se mofa poniéndose de pie— De la forma que lo haces es la incorrecta, si los congelas ahí adentro, cuando se descongelen será una bomba de un pestilente olor —alega rascándose la nariz—. Yo digo que mejor los comemos.
La chica voltea a verlo fulminándolo con la mirada.
—Si no quieres, la otra opción es calcinarlos, y si deseas lo hacemos cenizas —sonríe de lado—. La carne de humanos es muy rica, no sé cómo lo dejas pasar.
Muy lejos de Aamon, cerca de la ciudad de Qèkier se encontraba caminando un lindo lobo, pero muy peculiar, respecto a su pelaje.
Mucha gente pensaría que es el alfa de una manada de lobos, por su caminar y energía tan intimidante. Por su mirada y su forma de gruñir –que lleva haciendo desde que entró a la ciudad–.
—Claro, denme la tarea difícil a mí —resopla transformándose en humano—. No debería hacer nada por él, no quiso ayudar al grupo en un inicio ¿Por qué debo buscarlo? —vuelve a gruñir— Aparte ese apestoso pelaje da más calor que la casa de Satanás.
La chica de cabello claro le dedica una mirada desafiante a Aamon junto a una muy amable y genuina sonrisa.
—Deja de hablar tonterías y solo quémalos cuando estén enterrados —demanda la chica acomodándose su hermoso cabello gris claro.
Aamon tiene razón, en parte.
Cuando un humano come a otro humano el poder mágico y la energía de este se transfiere a la persona que se lo come, es decir, tendría más poder mágico, el grimorio de dicha persona caníbal descubriría más rápido hechizos, al igual que trampas, y la energía vital se acabaría con menos facilidad en la persona.
Algo interesante de los grimorios es que sabe detectar cuando las personas cerca de uno son un riesgo –el grimorio detecta el riesgo depende de hechizos desbloqueados y que tan bueno sea la persona usándolos según el historial– y Aamon ya lo ha descubierto con la chica de su lado.
—Buenas noches —se despide el chico tapándose la cara con la capucha de su ramera.
—Que tenga buena noche, joven —agradece el señor por la propina que le ha dejado el joven—, no abuse de su grimorio.
Antes que le dé la espalda a aquel hombre le sonríe, no obstante, la deshace apenas su rostro desaparece del campo visual del hombre.
—¿Dios, me aceptarías si voy? —vacila el chico mientras prende el cigarro— No, no lo harías —niega con la cabeza con una sonrisa juguetona—. Ya lo he hecho una vez...
Mientras él se hacía más preguntas y trataba que Dios lo escuche, nuestro ex demonio seguía haciendo de las suyas en el centro comercial...
—¿Qué haces en la calle tan tarde? —pregunta Aamon.
La chica rueda los ojos y sigue enterrando a las personas.
—Te lo pregunto por tu avanzado grimorio...
«¿Cómo lo puedo asesinar?», se pregunta la chica mirando a todos lados.
La chica mira a todos lados en busca de ayuda para su siguiente plan, ya que, no confía en el hombre de su lado porque es muy sospechoso que ande sin camiseta y sepa cómo cocinar un cadáver y lo proponga como si nada a una persona que recién ve.
Muchas personas en la ciudad saben que allí habitan personas que tienen total conocimiento de los nuevos grimorios y como reescribir sobre ellos para que tengan un nuevo dueño sin que mueran. Hasta saben cómo tener hechizos de habilidades múltiples de muy alto nivel.
—¿Y? Estamos casi al mismo nivel.
—Tú lo has dicho —camina en dirección hacia ella—, casi.
La chica enarca una ceja vacilando.
—Para el poco tiempo que tiene el nuevo grimorio en el mundo —empieza a susurrar y a agacharse para que ambos estén a la misma altura—, tú tienes demasiadas cualidades en el, ¿cómo lo has logrado, cara bonita?
«¿Me debo tomar eso como un cumplido o un insulto?», se ríe internamente la chica conectando su mirada con él.
—¿Qué me dices tú?
—Mi conocimiento sobre los cadáveres los obtuve en la biblioteca —hace saber alejándose de ella.
En la biblioteca de la ciudad siempre hay libros disponibles sobre esos temas, sin embargo, muy pocas personas saben eso, por el impacto que tendría una información como esa si todos se enteran que está disponible para quien quiera sin costo alguno.
«Un ratón de biblioteca con esa apariencia... ¿Y cuál es la parte que contiene la verdad?», se mofa mentalmente la tierna chica.
—¿Y tú cémo obtuviste el conocimiento sobre esto? Se sabe que ya no es fácil matar personas —trata de provocarla.
«¿Cuál es tu truco bajo la manga, cara bonita? ¿Por qué no me terminas de convencer si eres casi igual de hábil que yo siendo humano?», sopesa el chico.
—Cuando uno tiene los medios no es necesario idear un plan muy complejo —asegura, se pasa el dedo por sus labios quitando la saliva del ex demonio que escupió en sus labios con anterioridad—, no te metas conmigo —limpia su dedo en la mejilla izquierda del chico y se acerca para pasar su lengua desde el mentón hasta la punta de la nariz de Aamon— que podría demostrarte de más de una forma que no soy solo una "cara bonita".
Aamon empieza a reír sin parar sabiendo que acaba de ganar un pez gordo. Muy gordo. Ahora solo hace falta que sea el día de la cacería y así lograr su cometido.
—¿Nunca te dijeron que no hablaras con desconocidos porque nunca termina bien y menos si es alguien tan sospechoso como yo?
—¿A qué se debe esto? —pregunta con desdén Aamon.
Sonríe con un cuchillo en mano.
—¿Qué? ¿No te gustan los bosques? ¡Pobrecito! —Se burla— El grandulón tiene miedo a los bosques...
Aamon tensa la mandíbula tratando que ella no salga más de sus estribos de lo que ya está. Además, que sí, tenía miedo, pero no al estúpido bosque, sino a que algún demonio errante o cualquier alma del pandemónium este deambulando por ahí y haga algo peligroso en contra de la chica enfrente de él por la simple razón que ese el territorio de los demonios cuando la puesta de sol empieza hasta que el sol vuelva a salir.
—¿Por qué no contestas mi pregunta?
—Tú estás haciendo lo mismo —afirma tratando de adentrarse más en el bosque y de no perder de vista de nuevo a Aamon.
En otro lugar de la ciudad de la nueva residencia de Aamon dos lobos se encuentran... Lobos muy parecidos y casi del mismo tamaño.
—¿Tú qué? —pregunta haciéndose humano y con el cigarro entre sus labios que tenía con anterioridad.
—Bueno... —se empieza a reír— A mí también me dieron una orden... —se acerca a él con mucha seguridad y frescura, para luego arrebatarle el cigarro— Espero tú también te diviertas, después de todo somos hermanos...
—¡No lo somos, Aston! —grita declinando la afirmación de aquel chico que aún sigue convertido en lobo— Y más te vale no mencionarlo durante todo el camino.
Aston hace un ademán con su pata para que no le tome mucha importancia. Y también porque ya se está cansando que su hermano vocifere cosas que ni al caso.
La chica no le cierra algo.
Si Aamon está frente a ella, y... Al parecer recién le han dado su grimorio –algo que de igual manera es muy sospechoso–. ¿Quién demonios es Cadel?
Verán... Las primeras páginas del grimorio sirven como un tipo de presentación hacia el portador, contiene cosas básicas. Las personas que han tenido contacto físico y que pasan más de tres horas con otra persona pueden ver ese tipo de información. Es algo injusto, pero cuando Aamon no vivía en la tierra lo estipula de esa manera porque no era alguien que le afectara sus decisiones. Y tampoco hay que olvidarnos que era perteneciente al inframundo... Digamos que el perdón, la piedad, la misericordia o cosas similares a eso no existen en ese lugar, es todo o nada.
Es más, cuando uno está peleando por un prolongado tiempo, a menos de diez metros y ya han tenido el mínimo contacto físico se desbloquean las debilidades... En menos de tres horas...
Y creo que para la chica de cabello claro es obvio, como es físicamente Aamon no puede tener una larga lista –es realmente extensa– de puntos débiles o de sus debilidades... Hay muchas incongruencias por parte del grimorio.
«¡¿Thamar?!», la chica se empieza a exasperar en su mente.
Ella ya no sabe cómo reaccionar o ejecutar su plan después de lo que ha visto...
Tres personas diferentes... Y solo dos personas figuran en el grimorio personal de Aamon o eso es lo que esa chica puede ver.
Suspira cansado poniendo en el lomo de Aston a una chica media muerta.
—Más te vale cuidar que no empeore —masculla—, eso puede ser el primer movimiento en el tablero de Aamon respecto a su situación...
Aston voltea a verlo en su forma de lobo con una mirada dominante y sonrisa siniestra.
—Mira tú que Cathan si tiene lealtad a los rangos mayores —se mofa Aston.
Cathan empieza a correr y en ínterin se va convirtiendo en lobo.
Esa pareja de hermanos es muy difícil de entender y lidiar... Pero es peor cuando son enemigos; son mentes maestras, sus jugadas vienen con más jugadas. Es como si estuvieran haciendo un acuerdo, será solo un acuerdo salvo cuando uno mira las cláusulas tiene más de cincuenta de que uno debe cumplir.
Siempre se decía en el inframundo que Aston es el preferido de las personas que ocupan el primer y segundo rango, y Cathan es el proclamado especial del sexto rango por las personas que forman parte del tercer rango en la jerarquía creada y seguida a pie de la letra en el inframundo...
—¿Cuánto más tiempo debo esperar para que me confieses todo? —vocifera la delicada chica como si se tratara de una loca que escapó de un psiquiátrico apenas la internaron.
Aamon se limita a encogerse de hombros, dar media vuelta sobre sus talones y volver por donde vinieron.
Su memoria fotográfica es de mucha ayuda en momentos molestos y sosos como el de ahora.
«Todas las chicas humanas con magia de esta dimensión son iguales, escandalosas y dramáticas por cosas mínimas. Ya me estoy cansando y solo llevo unas horas aquí. Lo peor de todo es que debo permanecer a su lado por un tiempo más...», se mentaliza la realidad.
El verdadero Aamon ya hubiera descubierto su real punto débil físicamente como psicológicamente y apenas termina de idear un plan para destruir a la persona de más de veinticinco formas diferente, una peor que la otra, se hubiera retirado del lugar y hubiera dejado a su víctima sin más.
—¡Tú no te iras de este lugar hasta que me respondas! —con mucho despecho invocando un hechizo de su grimorio.
Dato curioso: Por el desespero lo lanza mal, haciendo que haya grietas en su invocación de hechizos.
—Con el solo hecho que salgas de tus casillas por no responder algo tan trivial como todas tus preguntas —sonríe cuando siente la boca del arma apuntando la parte posterior de su cuello—, ni decir que puedo notar que apenas descubro una de tus fallas como persona en tu actuar frente a mí, te vas a una técnica tan desusada y trivial como asesinar a una persona con un arma —Aamon suelta una sonora risa dando a entender que sigue tomándose toda la situación a cachondeo—. Me hubiera gustado que me ataques con tus avanzados hechizos o algún método obsoleto, no obstante, siempre funciona cuando uno está muy cerca de sus presas.
La chica se empieza a reír como si realmente fuera una desquiciada mental... De nuevo se escucha su voz distorsionada como hace unas horas cuando Aamon la encontró.
Eso le causa una pizca de curiosidad a Aamon... Ese cambio repentino en el tono de su voz y una peculiar deformación en su cuerpo cuando Aamon decide dar la vuelta y sostener su mirada con la de ella.
Su hombro dio la sensación que por unos segundos se hacía más grande y musculado.
Mientras que la chica sigue apuntando al ex demonio con un arma de fuego que ni daño le hará. Los dos lobos lograron hacer una manada improvisada con algunas almas errantes del pandemónium.
—¿Y ese cuerpo?
—No es tu asunto.
—Si el simple nombre de nuestro señor, Aamon —sonríe victorioso—, está de por medio, me incumbe y mucho. Yo soy su fiel seguidor... Y de los pocos que él ha dejado que esté a su lado.
Cathan bufa sin emitir alguna respuesta. Cuando él entró a la ciudad no estaba en sus planes que se encontrara con su parlanchín hermano y/o compañero.
Y si ya empiezan las dudas de a quién creer en el lector... Por el momento solo puedo alegar que, sí son hermanos, pero no de la forma que uno cree. O eso supongo.
Pero creo que es más interesante que niegue la verdad y siga así cuando él no lo ve.
La enseñanza del maligno y su hijo siempre es que la verdad no se puede contradecir, solo tergiversar, los demonios –ya sean varones o mujeres, tengan la forma que tengan, estén donde estén– han aprendido al derecho y al revés de como pervertir la verdad hasta en los peores momentos.
Ellos depravan la verdad, no la niegan.
Aunque eso es obvio. Son demonios, no ángeles ni pertenecen a la casa de Dios. Quien sabe... Tal vez haya algunos que forman parte de ese lado luminoso que menciona la religión y la biblia cada nada.
—Cathan... —murmura con recelo tratando que las almas y demonios errantes convertidas en lobos no escuchen nada, ni por curiosidad— ¿Ella es...?
Cathan lo fulmina con la mirada convirtiéndose en humano y cargando al pequeño cuerpo que con anterioridad se encontraba en el lomo de su hermano.
«Esta es una muy buena pieza para empezar a mover», sopesa Cathan mientras trata de apañárselas para que su hermano aun no lo sepa del todo.
«Venga... Suelta la lengua ya hombre. ¿Hombre? No, tú eres cualquier cosa menos hombre», se empieza a reír el mismo en su cabeza mirándolo.
¿Relación cordial entre ellos? No hay.
¿Treguan entre ambos? Seguirán soñando las personas que deseen eso.
¿Rivalidad entre hermanos? ¡Ding Ding! Como son los favoritos unánimes de las personas que están posicionadas en altos rangos siempre han tratado de demostrar quién es el mejor.
Hasta el momento es una sana rivalidad.
Aun así, Cathan siempre aspira a más. Quiere el cargo que dejó el ex demonio exiliado –Aamon aún no está exiliado del inframundo, ni del pandemónium ni del cielo–, y como ahora está libre tiene más oportunidades a poseer todo ese poder que el ex demonio nunca alardeaba porque es el príncipe del silencio, el rey del silencio es Satanás al a par con Dios.
—Alégrate —afirma Cathan— es una de las hermanas que deben cuidar las puertas que limitan con el pandemónium de cada territorio.
—¿Y la otra?
—¿Crees que yo estaría yendo a buscar a Aamon si tuviera a ambas? —escupe.
«Y por alguna razón más, ¿no?», muestra una sonrisa mezquina.
Tratan de escabullirse por el bosque en su forma humana y dejando libres a las almas que habían transformado por mera apariencia que eran una manada.
Los oídos de Aston se mueven cuando siente que la respiración de Aamon ha cambiado de ritmo abruptamente, era como si hubiera parado de respirar por 10.2 segundos para luego respirar mucho oxígeno y al final su respiración siga con normalidad.
Lo que había percibido Aston, no está tan fuera de la realidad.
Esa variación es por...
—¿Qué? ¿Te crees mucho por quitarme el arma? —desgañita— ¡Aprieta el gatillo a ver si eres muy valiente para matar a alguien tan valiosa como yo!
Aamon le quita el seguro al arma de fuego, pero antes a su cabeza se le vino la realidad de las cosas...
—¡Tu nombre! —demanda subiendo el arma para apuntar en la frente.
—¿Me estás preguntando?
—Exigiendo.
La chica se encoge de hombros con una sonrisa muy... Traviesa... Desde lejos están los espectadores: Cathan y Aston.
—¡Nombre! —vuelve a exigir.
—Cali —refunfuña.
—Ese no —dice airoso Aamon—. Tu nombre real, maldita usurpadora.
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